jueves, 28 de marzo de 2013

Astor Piazzolla



Astor Pantaleón Piazzolla nació en Mar del Plata, 11 de marzo de 1921 y falleció en Buenos Aires el 4 de julio de 1992.

Fue uno de los músicos de tango más importantes del siglo XX y su marca perdura en el tiempo.


Estudió en París armonía y música clásica y contemporánea con la compositora y directora de orquesta francesa Nadia Boulanger.


En su juventud tocó y realizó arreglos orquestales para el bandoneonista, compositor y director Aníbal Troilo. 

Cuando comenzó a hacer innovaciones en el tango en lo que respecta a ritmo, timbre y armonía, fue muy criticado por los tangueros de la “Guardia Vieja”, ortodoxos en cuanto a ritmo, melodía y orquestación.
 


Cuando en los años cincuenta y sesenta los tangueros ortodoxos, que lo consideraban “el asesino del tango” decretaron que sus composiciones no eran tango, Piazzolla respondió con una nueva definición: “Es música contemporánea de Buenos Aires". 

Sus obras no eran difundidas por las radios y los comentaristas seguían atacando su arte. 

Los sellos discográficos no se atrevían a editarla. Lo consideraron un snob irrespetuoso que componía música híbrida, con exabruptos de armonía disonante.
En 1954 declaró a una revista:"Sí, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no. Creen en el farolito, yo no. Si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás. Yo voy a seguir adelante, a pesar de ellos”.


A continuación una presentación en vivo en Alemania

1 comentario:

Laura Schwartz dijo...

de Angel Acebey:
Homenaje

(a Astor Piazzolla)

Sin rima ni métrica a considerar,
perdónenme la audacia,
para mi admiración expresar
a un compositor genial,
y mi homenaje espontáneo y sincero
a Astor Piazzolla rendir.

El pájaro herido de lejos llegó,
la vida con crudeza lo castigó,
le costó trinar, le costó volar
y aún, terminar le costó, para su descanso lograr.
La mezcla de clásico, típico y universal,
lo impulsó en su vuelo a lo genial
y su tango moderno y real
lo hizo entre los cultores del tango
un autor revolucionario, trasgresor, terrible y audaz.
Su asombro y alegría de siempre niño
y su fantasía de músico genial
lo convirtió en un ave que siempre ha de volar.

Y en el instante del vuelo final,
cuando lo busca la que nunca lo ha de atemorizar,
la novia eterna del hombre en su triste caminar,
le mostrará a ella su sonrisa de niño terrible,
“mezcla rara de penúltimo linyera
y de polizonte en el viaje a Venus”,
y aún le reclamará:
“Quiéreme así, píantao, píantao, vení, volá,, volá!

Cuando la muerte se lo lleva y no lo deja respirar,´
él piensa en su nonino, su fuelle y su tierra natal,
y como vivió con lealtad y alegría
a su convicción de músico creador,
nos muestra en la hora en que partía
lo grande del hombre, del artista, del ciudadano y del autor.

Y en su último suspiro hecho armonía,
se permite el artista genial,
el último homenaje a su patria querida,
expresarlo en su tango universal.

Contrabajeando se va,
hecho un Tango del Ángel,
luciéndose en Las Cuatro Estaciones Porteñas
y triunfal en una Rapsodia Porteña,
dice, Buenos Aires, aquí no se acaba,
se armó, por siempre con mi música tanguera aquí estaré
píantao, píantao!