lunes, 29 de abril de 2013

Pedro Vargas


Pedro Cruz Mata, conocido en el mundo artístico como Pedro Vargas nació en San Miguel de Allende, Guanajuato, México, el 29 de abril de 1906 y murió en Ciudad de México el 30 de octubre de 1989.

De orígenes humildes, su madre lo envió a la iglesia desde los siete años para que fuera monaguillo y formara parte del coro.

Inmediatamente el maestro de la capilla reconoció que había una voz nueva y extraordinaria y fue él quien le dio las primeras lecciones de canto y le enseñó a tocar el órgano.

En 1920, a la edad de 14 años, llegó a la Ciudad de México y de inmediato empezó a cantar en los coros de varias iglesias y ofreciendo serenatas.

Fue en el Colegio Francés de La Salle, donde después de escucharlo, le ofrecieron una beca para realizar la escuela secundaria, clases de piano y solfeo; ahí permaneció hasta terminar el bachillerato.

En la casa de Pierson entró en contacto con Jorge Negrete, Alfonso Ortiz Tirado y Juan Arvizu.

José Mojica lo recomendó con Alejandro Cuevas y el maestro al escucharlo, se ofreció también a darle lecciones sin cargo.


Con Cuevas estudió canto, movimiento escénico, italiano y francés y el domingo 22 de enero de 1928 debutó como Turiddu en la ópera Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni en el teatro Esperanza Iris.

Pietro Mascagni
Esa misma noche recibió dos ofertas: una para cantar El Barbero de Sevilla de Rossini, con la famosa soprano Ángeles Otein y la otra firmar para una gira por Estados Unidos de un año como uno de los solistas de la orquesta de Miguel Lerdo de Tejada.

Después de sopesar los pro y contra de ambas ofertas, aceptó la segunda. 

Hasta ahí llegó su carrera operística y su amistad con el maestro Cuevas, que nunca le perdonó a su alumno el haber escogido el canto popular como forma de expresión.

Pedro Vargas debutó por los micrófonos de la NBC en 1928 y por la XEW el 20 de septiembre de 1930. 

En México mantuvo por 13 años su programa El estudio Raleigh de Pedro Vargas.

En 1932 firmó con la Víctor un contrato que duró más de cincuenta años, durante los cuales grabó más de 3.000 canciones.


En su primera visita a Buenos Aires grabó para el sello Víctor dos temas de su autoría: “Porteñita mía” y “Me fui”, con el acompañamiento musical de Pepe Agüeros en piano y el violín del legendario Elvino Vardaro.

Luego de participar de un importante concurso y por sus condiciones vocales, fue contratado como intérprete oficial de Agustín Lara.


Ese fue un paso más decisivo de su carrera después de haber cambiado la ópera por la canción popular.

Pedro Vargas estrenó prácticamente todas las canciones de Agustín Lara para voz masculina entre 1930 y 1936, año en que el joven tenor inició su carrera como solista independiente.


Entre sus agradecimientos a Lara nunca olvidó mencionar el desarrollo de la memoria, ya que Lara sólo le permitía leer la letra de cada canción por dos veces y a la tercera ya debía cantarla de memoria.

En 1933 viajó a Cuba, país al que siguió visitando periódicamente y que llegó a considerar como su segunda patria: "A Cuba le debo haber sentido por primera vez el cariño de un público que no fuera el de mi país".

En 1938 triunfó en Puerto Rico y así su vida artística no fue más que una cadena de triunfos.


Refiriéndose a su carrera radial decía: “Gracias a la radio debute en la televisión por la CBS de New York en 1951 acompañado por la orquesta de Percy Faith.

Percy Faith
En enero de 1952 Pedro Vargas debutó en La Voz Dominicana, circuito al que regresó en julio de 1954.

Años después se presentó en el Hotel Embajador y finalmente, el 24 de octubre de 1973, se despidió del público dominicano con un estupendo concierto en el Auditórium del Palacio de Bellas Artes.


Cantó en los más prestigiosos teatros del mundo y cuando el 21 de septiembre de 1981 ofreció un concierto patrocinado por la OEA en el “Kennedy Center for the Performing Arts” donde fue homenajeado por Alejandro Orfila, Secretario General de la OEA.


Con su estilo original y fácilmente reconocible, con su inconfundible manera de decir la canción marcó varias generaciones de cantantes de América.

Con su apariencia impasible exprimía de cada canción la última gota del romanticismo sin teatralidad ni afectación. En su voz y estilo la canción nunca fue banal.

El 20 de marzo de 1964 cantó un concierto en el Carnegie Hall de New York, con un éxito ya hoy legendario.


En el cine mexicano debutó en 1936 cantando Flores negras de Sergio de Karlo en Los chicos de la prensa. Apareció en unas 70 películas, incluyendo El caballo de mi general', de 'Walt Disney.

La voz de Pedro Vargas era de tenor lírico, su logro no descansaba tanto en agudos excepcionales como en su poder de transmitir, en su capacidad de comunicar emociones muy hondas, ancestrales, que no dejaba transparentar en su rostro impasible, estoico.


Su carisma y su presencia escénica era impresionante, aunque siempre mantuvo la serenidad del recitalista nato. 

Su ejemplo para la posteridad radica en su modestia y en ese saber mantenerse en el ámbito de sus posibilidades.

Pedro Vargas falleció por complicaciones de diabetes mientras dormía y sufrió un paro respiratorio, el 30 de octubre de 1989, en la Ciudad de México, a la edad de 83 años.




A continuación tres momentos de su carrera artística en TV.