viernes, 30 de agosto de 2013

Ludwig van Beethoven. Sinfonía Nº 5 en Do Menor Op. 67.




La Sinfonía Nº 5 en Do Menor Op. 67, de Ludwig van Beethoven, fue compuesta entre 1804 y 1808. 


La obra tuvo un largo proceso de maduración, y los primeros esbozos datan de 1804 tras haber terminado la Tercera Sinfonía, sin embargo, Beethoven debió interrumpir su trabajo en la Quinta para preparar otras composiciones, incluyendo la primera versión de Fidelio, la Sonata para piano Appassionata, los cuartetos de cuerdas Rasumovsky Op. 59, el Concierto para violín, el Concierto para piano Nº 4, la Cuarta Sinfonía y la Misa en do mayor. 


En esta etapa, su vida personal estaba marcada por la angustia que le causaba el aumento de su sordera, pero ya había entrado en un imparable proceso de “furia creativa”.


La obra fue encargada por el conde Franz von Oppersdorff, en junio de 1807, complacido por su pedido anterior, la Sinfonía Nº 4.


Beethoven le dedicó la partitura a dos de sus patrones y amigos, al príncipe Joseph Franz von Lobkowitz y al entonces conde Andrey Razumovsky, y el conde von Oppersdorff no le volvió a comisionar más obras.


La 5º sinfonía integró un extenso concierto de cuatro horas en el que Beethoven, en su doble condición de solista y director, dirigió el estreno de La Sexta Sinfonía Op. 68, el aria Ah, perfido! Op. 65, el Gloria de la Misa en do mayor Op. 86, el Concierto para piano Nº 4 Op. 58, la Quinta Sinfonía, Op. 67, el Sanctus y el Benedictus de la misma misa, una improvisación para piano tocada por Beethoven y la Fantasía coral, Op. 80.


El estreno de estas obras, se produjo el 22 de diciembre de 1808 en el Theater an der Wien y hubo poca respuesta crítica.


El concierto tuvo lugar en condiciones adversas, la orquesta no tocó bien, sólo tuvo un ensayo previo, y en un punto, debido a un error de uno de los músicos en la Fantasía coral, Beethoven detuvo la interpretación y comenzó de nuevo. 


El auditorío era muy frío y la longitud del programa terminó por agotar al público. 


Sin embargo, un año y medio después, otra ejecución generó una crítica entusiasta de E.T.A. Hoffmann en el Allgemeine Musikalische Zeitung, describió la música con imágenes dramáticas: Luces radiantes son lanzadas hacia la profunda noche de esta zona, y entonces advertimos en las sombras gigantescas que, oscilando hacia adelante y hacia atrás, se acercan hacia nosotros y destruye todo lo que hay dentro de nosotros excepto la angustia del eterno anhelo - un anhelo que en cada placer que surge en sonidos jubilosos termina por hundirse y sucumbir. Sólo a través de este dolor, que, mientras va consumiendo mas no destruyendo al amor, a la esperanza y la alegría, intenta hacer estallar nuestros pechos con un lamento total lleno de voces de todas las pasiones, y vive en nosotros y somos cautivados por los guardianes de los espíritus.


A continuación, de Ludwig van Beethoven, la Sinfonía Nº 5 en Do Menor Op. 67, en versión de la West-Eastern Divan Orchestra, dirigida por Daniel Barenboim, en el Royal Albert Hall de Londres, el 23 de Julio de 2012.

Yábor


En Siempre Argentina Conexión Español, conversamos con Yábor, el destacado cantautor uruguayo, sobre sus presentaciones en Buenos Aires.

Conducción: Leonardo Liberman / Puesta en el aire: Celso Miño - Jorge Falcone








jueves, 29 de agosto de 2013

Edith Stein - La Séptima Morada.




Edith Stein, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, nació en Breslau, Alemania, el 12 de octubre de 1891 y murió en Auschwitz, Polonia, el 9 de agosto de 1942. Filósofa, mística, religiosa carmelita, mártir y santa alemana de origen judío.

Estudió en la Universidad de Gotinga, donde cursó “Germanistik und Geschichte”, Germanística e Historia, y atraída por la fenomenología trascendental, se convirtió en discípula del célebre filósofo Edmund Husserl.

En Gotinga, se acercó por primera vez al catolicismo y en 1915, conmovida por los desastres de la primera guerra mundial, se enlistó en la Cruz Roja como enfermera: “ahora mi vida no me pertenece. Todas mis energías están al servicio del gran acontecimiento. Cuando termine la Guerra, si es que vivo todavía, podré pensar de nuevo en mis asuntos personales. Si los que están en las trincheras tienen que sufrir calamidades, porqué he de ser yo una privilegiada?”

El hospital donde servía fue cerrado en 1916 y Edith reanudó sus estudios filosóficos con Husserl, y en 1917, presentó su tesis doctoral “Sobre el problema de la Empatía”, tema que le sugirió Max Scheler, y posteriormente sus escritos “Causalidad Sentiente” e “Individuo y Comunidad”, en donde buscó justificar filosóficamente la nueva psicología naciente. 

Varios de los filósofos discípulos de Husserl se convirtieron al catolicismo.

En 1921 leyó la autobiografía de Santa Teresa de Ávila, obra que fue determinante para su conversión definitiva al catolicismo. 

En enero de 1922, Edith fue bautizada y el 2 de febrero del mismo año, recibió la confirmación.

A partir de su conversión al catolicismo inició una nueva etapa en su pensamiento filosófico. 

Se dedicó intensamente al estudio de las obras de santo Tomás de Aquino y del beato Duns Escoto. 

Sin negar su primera etapa como pensadora y filósofa, escribió “Potenz und Akt”, un estudio profundo acerca de los primeros principios metafísicos del ser: el acto y la potencia y de qué manera se desvelan éstos en el ser humano.

Posteriormente propuso “Endliches und Ewiges Sein”, Ser Finito y Ser eterno",  su obra magna, en la que desarrolló toda una metafísica inspirada en la filosofía de Santo Tomás y la fenomenología de Husserl.

Otros trabajos preparados por Edith Stein fueron, “Una investigación sobre el estado”, “Introducción a la Filosofía” y “La estructura de la persona humana”, curso que impartió en el Instituto de Pedagogía Científica en Münster, Westfalia en 1932.

En 1933, después de dar cursos y conferencias sobre el tema de la mujer y la pedagogía, ingresó al Convento de las Carmelitas Descalzas de Colonia, donde tomó el hábito de dicha orden, con el nombre de Sor Teresa Benedicta de La Cruz. 

El 31 de diciembre de 1938 fue enviada al Convento de Echt en Holanda, ya que las carmelitas de Colonia pensaron que, siendo Holanda neutral y país de refugiados políticos, Edith podría vivir allí segura.

El 1 de julio de 1939, su hermana Rosa, también convertida al catolicismo, llegó al Convento de Echt y acompañó luego a Edith en la muerte.

El 10 de mayo de 1940, las tropas de Hitler ocuparon Holanda, y se consideró la posibilidad de trasladar a Edith Stein y su hermana Rosa al Convento de Le Pâquier, en Suiza.

El 13 de enero de 1941, los obispos holandeses publicaron una carta pastoral en la que se manifestaron contrarios a que los católicos adhirieran al partido nazi.


El 1 de septiembre se dispuso que todos los judíos en territorio alemán o bajo su dominio, debían llevar una estrella amarilla y en el mes de noviembre, Sor Teresa Benedicta de La Cruz redactó una de sus obras más famosas, Ciencia de la cruz.

    “Bien está el venerar al Crucificado en imágenes y fabricar crucifijos [...] pero mejor que las imágenes de madera y piedra se conviertan en imágenes vivas.”


En abril de 1942, Edith y Rosa fueron “fichadas” por la Gestapo, como represalia de los nazis, a la misión pastoral de los obispos holandeses que luchaban en contra de la deportación de judíos.

Edith Stein fue arrestada junto a su hermana Rosa el 2 de agosto de 1942 por la Gestapo y llevada con otros religiosos y religiosas al campo de concentración de Amersfoort, y días más tarde al de Westerbork en Holanda.

Posteriormente fue trasladada al campo de exterminio nazi de Auschwitz. 

La llevaron a la barraca 36, fue marcada con el Nº 44.074 de deportación. 

Murió como judía y mártir de la fe católica a los 51 años de edad, víctima del tóxico Zyklon B, en la cámara de gas.

Su cuerpo sin vida fue calcinado con leña en agosto de 1942 y las cenizas fueron arrojadas en el campo adyacente.



"No se puede adquirir la ciencia de la Cruz más que sufriendo verdaderamente el peso de la cruz. Desde el primer instante he tenido la convicción íntima de ello y me he dicho desde el fondo de mi corazón: Salve, OH Cruz, mi única esperanza".

Edith Stein - Sor Teresa Benedicta de La Cruz





En 1962 se inició su proceso de beatificación, considerada por el catolicismo mujer hija de Israel, Mártir por la fe en Cristo y Víctima del exterminio judío.

El Papa Juan Pablo II encabezó la ceremonia de beatificación de Edith Stein en Colonia, Alemania, el 1 de mayo de 1987.



En esa oportunidad expresó: "Nos inclinamos profundamente ante el testimonio de la vida y la muerte de Edith Stein, hija extraordinaria de Israel e hija al mismo tiempo del Carmelo, sor Teresa Benedicta de la Cruz; una personalidad que reúne en su rica vida una síntesis dramática de nuestro siglo. La síntesis de una historia llena de heridas profundas que siguen doliendo aún hoy...; síntesis al mismo tiempo de la verdad plena sobre el hombre, en un corazón que estuvo inquieto e insatisfecho hasta que encontró descanso en Dios". 

Posteriormente, el 11 de octubre de 1998, la canonizó en la Basílica de San Pedro en Roma, y la declaró co-patrona de Europa el 12 de julio de 1999, en el marco de la apertura del Sínodo de Europa.

Placa recordatoria en el Convento de Colonia, Alemania

“Yo sólo deseo que la muerte me encuentre en un lugar apartado, lejos de todo trato con los hombres, sin hermanos de hábito a quienes dirigir; sin alegrías que me consuelen, y atormentada de toda clase de penas y dolores. He querido que Dios me pruebe como a sierva, después de que Él ha probado en el trabajo la tenacidad de mi carácter; he querido que me visite en la enfermedad, como me ha tentado en la salud y la fuerza; he querido que me tentase en el oprobio, como lo ha hecho con el buen nombre que he tenido ante mis enemigos. Dígnate, Señor, coronar con el martirio la cabeza de tu indigna sierva.”


Edith Stein - Sor Teresa Benedicta de La Cruz 
 

A continuación, la película completa en italiano con subtítulos.




miércoles, 28 de agosto de 2013

Karl Böhm


Karl August Leopold Böhm nació en Graz, Austria, el 28 de agosto de 1894 y murió en Salzburgo, Austria, el 14 de agosto de 1981.

Director de orquesta de gran relevancia en el repertorio germánico mayormente en obras de Mozart, Beethoven, Richard Wagner y Richard Strauss con las orquestas filarmónicas de Viena, Berlín y Dresde. 

A continuación la última entrevista realizada por el Diario El País de Madrid, España, publicada el 25 de agosto de 1981.


martes, 25 de agosto de 1981

Karl Böhm, en su última entrevista: "Dirigir es para mí una auténtica cura de rejuvenecimiento"


«Dirigir es para mí una auténtica cura de rejuvenecimiento », afirmaba el famoso director de orquesta austriaco Karl Böhm, recientemente fallecido, en unas declaraciones aparecidas póstumamente en el semanario alemán Stern.
Karl Böhm, que falleció el 14 de agosto en Salzburgo (Austria), a la edad de 87 años, pasará a la historia de la música por sus geniales interpretaciones de Richard Strauss y de Wolfgang Amadeus Mozart.
Sin embargo, según confiesa él mismo, de joven fue un incondicional wagneriano que despreciaba al autor de La flauta mágica.
Su posterior pasión por Mozart se la debe a Bruno Walter, de quien escuchó algunas interpretaciones ejemplares, como él las califica, del compositor de Salzburgo.
Preguntado por el contraste entre la manera tan expresiva de dirigir a Mozart que tenía Walter y su propia ejecución, carente de pathos, Böhm responde que la suya es una concepción radicalmente moderna de la música mozartiana. Böhm ataca, sin embargo, las pretensiones de fidelidad al Mozart original por parte del también director Nikolaus Harnoncourt.
«Cambiar los tiempos es maltratar a Mozart», afirma el maestro austriaco. « Las interpretaciones de Harnoncourt nada tienen que ver con el auténtico Mozart».
En cuanto a los colegas a quienes admira, Böhm cita a Carlos Kleiber (un hombre genial, pero dificil, un soñador), y también a Leonard Bernstein, de quien dice que es «un músico grandioso», pero que tiene, sin embargo, un estilo totalmente distinto de dirigir: frente a la economía de gestos de Böhm, Bernstein se desmelena y gesticula, para acabar empapado de sudor.
El compositor que más le ha impresionado de toda la historia musical de Europa es Alban Berg, autor de Wozzeck. «Es para mí», dice Böhm, «la más importante de todas las obras compuestas en este siglo». Bóhm no tuvo el honor de estrenarla, pero fue el primero en llevarla a Buenos Aires y a Nápoles.
Con relación a su representación en esta última ciudad, Böhm refiere una anécdota muy llustrativa de su famosa impaciencia con lo músicos. «En Nápoles, por más que yo me esforzaba, los músicos no acertaban con el pasacalle de esa genial obra abstracta que es Wozzeck. Como tampoco servían de nada mis insultos, desesperado arrojé la batuta y me marché de la sala. Al cabo de algun tiempo, vinieron a mi cuarte los músicos principales de la orquesta y me pidieron de rodillas, entre sollozos, que volviera con ellos. Cuando por fin lo hice, la orquesta entera se levantó para aplaudirme».
Como contraste, Böhm elogia la infinita paciencia de su colega y amigo Herbert von Karajan: «Es admirable cómo tranquiliza a los músicos y sabe esperar hasta que por fin consigue exactamente el tono que desea».
La Filarmónica de Viena
De todas las orquestas por él dirigidas, Böhm amó a su Filarmónica de Viena, a la que dirigió por vez primera en 1933 y con la que confiesa haber mantenido desde entonces una larga y armónica relación niatrimonial. «Juntos conseguimos», dice entusiasmado, «algunas interpretaciones de Bruckner, Beethoven Y Mozart que, sin temor a exagerar, pueden calificarse de excepcionales». No hay nada mejor para un director que conocer a todos y, cada uno de los músicos de su orquesta, explica Böhm al evocar sus conciertos al frente de la Filarmónica de Viena.
A Böhm se le reprochó que no hubiese emigrado durante el nazismo, como hicieron otros músicos. El justifica su permanencia en Alemania, en Dresole, por necesidades económicas y por motivos familiares.
Después de la guerra se entabló contra él un proceso de desnazificación y se le prohibió actuar durante dos años. Böhm se defiende: «Nunca fui miembro del Partido Nacionalsocialista. Aquellos fueron unos años terribles; ni siquiera se me permitió dar lecciones de música».


 
Seguidamente y para finalizar este recordatorio, de Wolfgang Amadeus Mozart, la Sinfonía Nº 25 en Sol Menor K. 183, en versión de la Orquesta Filarmónica de Viena, dirigida por Karl Böhm.



Ludwig van Beethoven. Sinfonía Nº 4 en Si Bemol Mayor Op. 60.




La Sinfonía Nº 4 en Si Bemol Mayor Op. 60, de Ludwig van Beethoven fue compuesta en 1806. 

Cuando la corte viajó a la Casa de Verano del príncipe Lichnowsky, el conde Franz von Oppersdorff, que era pariente de Lichnowsky, concertó un encuentro para conocer a Beethoven, y al escuchar la Sinfonía Nº 2 en Re mayor, le gustó tanto, que le ofreció una buena cantidad de dinero para que le compusiera una sinfonía.

Beethoven comenzó a trabajar, usando el modo alegre su Segunda Sinfonía y en la dedicatoria se podía leer al “noble silesiano conde Franz von Oppersdorf”.

Hay quienes sostienen que las sinfonías impares de Beethoven son majestuosas, mientras que las pares son tranquilas. 

En el caso de la Sinfonía Nº 4, contrasta con la inmensamente heroica Sinfonía Nº 3 y con la grave Sinfonía Nº 5. 

Robert Schumann dijo que esta obra era “una esbelta doncella griega entre dos gigantes nórdicos” y esto es justificado, porque cuando Beethoven escribió esta obra, disfrutaba de la etapa más tranquila de su vida.

A continuación, de Ludwig van Beethoven, la Sinfonía Nº 4 en , en una versión grabada por la Orquesta Filarmónica de Viena, conducida por Christian Thielemann, en la Musikverein de Viena, en 2009.



Ludwig van Beethoven. Sinfonía Nº 3 en Mi Bemol Mayor, Op. 55, Heroica.


La Sinfonía Nº 3 en Mi Bemol Mayor, Op. 55 de Ludwig van Beethoven, denominada Heroica, está considerada como el amanecer del romanticismo musical, puesto que rompe con varios esquemas de la tradicional sinfonía clásica y estuvo inicialmente dedicada a Napoleón Bonaparte.

Beethoven admiraba los ideales de la Revolución francesa encarnados en la figura de Napoleón, pero cuando éste se autocoronó emperador en mayo de 1804, supuestamente Beethoven se disgustó tanto que borró el nombre de Bonaparte de la página del título con tal fuerza que rompió su lápiz y dejó un agujero rasgado en el papel. Se considera que dijo: “¡Ahora sólo... va a obedecer a su ambición, elevarse más alto que los demás, convertirse en un tirano!”. 

Cuando la obra se publicó en 1806, Beethoven le dio el título de “Sinfonía heroica, compuesta para festejar el recuerdo de un gran hombre”. 

Se ha dicho que Beethoven se refería a la memoria de la naturaleza de Napoleón, que una vez fue digna.
Beethoven empezó a componerla hacia 1802, durante su estancia en Heiligenstadt, y la finalizó entre la primavera de 1803 y mayo de 1804. 

La primera audición privada se produjo probablemente hacia el mes de agosto de ese mismo año, en casa del príncipe Joseph Franz von Lobkowitz, a quien finalmente fue dedicada. 

La primera ejecución en público fue ofrecida en el Theater an der Wien de Viena el 7 de abril de 1805 con el compositor a la batuta y fue publicada por la Cámara de Artes e Industria de Viena con el número de opus 55 el año 1806, con una dedicatoria para el príncipe. En su dedicatoria y como subtítulo aparece el nombre Bonaparte.

Retrato de Ludwig van Beethoven, Joseph Mähler, 1804.

Un momento particularmente sublime ocurre en el primer movimiento justo antes de la reexposición, cuando una trompa sola se “adelanta” entrando con el tema principal, en una leve disonancia con el resto de los instrumentos, cuatro compases antes de la “verdadera” entrada. El discípulo de Beethoven, Ferdinand Ries, reseñó entonces:

"El estreno de la sinfonía fue terrible, pero el trompista hizo bien lo que tenía que hacer. Yo estaba sentado cerca a Beethoven y, creyendo que había entrado mal, le dije: "¡Condenado trompista! ¿Acaso no sabe contar? Esto suena espantosamente mal". Pensé que mis oídos se iban a desencajar. Beethoven no me lo perdonó durante mucho tiempo".

A continuación, de Ludwig van Beethoven, la Sinfonía Nº 3 en Mi Bemol Mayor Op. 55, Heroica, en versión de la
New Philharmonia Orchestra, dirigida por Otto Klemperer.