sábado, 30 de noviembre de 2013

Wilhelm Furtwängler




Gustav Heinrich Ernst Martin Wilhelm Furtwängler nació en Schöneberg, Berlín, Alemania, el 25 de enero de 1886 y murió en Baden-Baden, el 30 de noviembre de 1954. Director de orquesta y compositor.


Pasó su infancia en Schwabing en Múnich donde recibió educación musical desde muy pequeño con Josef Rheinberger, Max von Schillings, Conrad Ansorge y Felix Mottl.


Desarrolló un temprano amor por la música de Beethoven, compositor al que permaneció estrechamente ligado durante toda su vida. 



A los veinte años, al tiempo que debutaba como director, ya había compuesto varias obras que no fueron bien recibidas, y decidió concentrarse en la dirección.


En su primer concierto, dirigió a la Orquesta Kaim, la actual Orquesta Filarmónica de Múnich, en la Sinfonía Nº 9 de Anton Bruckner. 


Poco después obtuvo puestos de dirección en diversos teatros de Múnich, Lübeck, Mannheim, Frankfurt y Viena, antes de asegurarse un empleo en la Staatskapelle de Berlín y en la Staatsoper Unter den Linden, en la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig y también en la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Berlín de la que fue su regente hasta finales de la Segunda Guerra Mundial.


Fue también director musical de la Orquesta Filarmónica de Viena, del Festival de Salzburgo y del Festival de Bayreuth, donde dirigió producciones entre los años 1927 y 1944.



Cuando los Nazis llegaron al poder en 1933, Furtwängler fue muy crítico hacia ellos y se atrevió a dirigir obras de Félix Mendelssohn, que estaba prohibido y en 1934, no se le permitió dirigir el estreno de la ópera Mathis der Maler de Paul Hindemith.
 
Por esa razón y a modo de protesta, renunció a su puesto en la Ópera de Berlín, la actual Staatsoper Unter den Linden, en el que estuvo un año.

En su tiempo Furtwängler fue tratado relativamente bien por los nazis; era un ícono cultural,  tenía un prestigioso perfil y era una figura cultural importante.

Furtwängler siempre rechazó hacer el saludo nazi, e incluso hay imágenes en las que se lo ve limpiando su mano después de saludar a Goebbels. Su rechazo al Partido Nacionalsocialista prevaleció hasta su muerte.


En la disputa entablada entre Joseph Goebbels y Hermann Göring por el dominio de la cultura, Furtwängler fue utilizado como arma contra el ascendente joven austríaco Herbert von Karajan, afiliado al partido nazi.



Los conciertos dirigidos por Furtwängler eran frecuentemente transmitidos por radio a las tropas alemanas para elevarles la moral, si bien estaba limitado por las autoridades en lo que se le permitía dirigir. 


Hacia 1944 ya era visto con malos ojos por las autoridades nazis y el 28 de enero de 1945, luego de un concierto en Viena con la Orquesta Filarmónica de esa ciudad, Furtwängler se fue a Suiza.


Se conserva la grabación de ese concierto en el que dirigió la Sinfonía Nº 2 de Brahms, y está considerada como una de sus grandes versiones.

En su doble proceso de desnazificación, primero en Viena y luego en Berlin, se lo acusó de apoyar al nazismo al permanecer en Alemania, tocando en actividades del partido nazi. 



Sin embargo, Furtwängler aclaró todos los cargos y como parte de su discurso final en ese proceso dijo:


"Yo sabía que Alemania se encontraba en una terrible crisis; me sentía responsable por la música alemana, y que era mi misión el sobrevivir a esta crisis, del modo que se pudiera. La preocupación de que mi arte fuera mal usado como propaganda ha de ceder a la gran preocupación de que la música alemana debía ser preservada, que la música debía ser ofrecida al pueblo alemán por sus propios músicos. Este público, compatriota de Bach y Beethoven, de Mozart y Schubert, aun teniendo que vivir bajo el control de un régimen obsesionado con la guerra total. Nadie que no haya vivido aquí en aquellos días posiblemente pueda juzgar cómo eran las cosas. :¿Acaso Thomas Mann [quien fue crítico de las acciones de Furtwängler] realmente cree que en la Alemania de Himmler a uno no le debería ser permitido tocar a Beethoven? Quizás no lo haya notado, pues la gente lo necesitaba más que nunca, nunca antes anhelaba tanto oír a Beethoven y a su mensaje de libertad y amor humano, que precisamente estos alemanes, que vivieron bajo el terror de Himmler. No me pesa haberme quedado con ellos".


Citado en The Furtwängler Record de John Ardoin.


Después del proceso de desnazificación del que fue exonerado en 1946 volvió a dirigir en 1947 en Salzburgo y Lucerna, en enero de 1948, en Paris, Londres y Berlin. 


En abril de ese año dio ocho conciertos en el Teatro Colón de Buenos Aires y luego en Italia y Austria. Su visita a Chicago en cambio fue boicoteada por artistas que lo acusaron de colaboracionismo.


En los primeros años de la década de 1950 desarrolló febril actividad, estrenó las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss con Kirsten Flagstad en Londres, grabó para la RAI El anillo del nibelungo en La Scala de Milán, regresó a Buenos Aires, El Cairo, Edimburgo, Viena, Lucerna, Berlín y dos conciertos en Caracas. Además, grabó el célebre registro de Tristán e Isolda para el sello EMI en Londres.


En 1953 se repuso de una grave pulmonía pero volvió a contraerla en un viaje en tren y murió en 1954 en Baden-Baden. Sus restos descansan en el cementerio de Heidelberg.



Furtwängler tenía una técnica de dirección única y los videos que se conservan, muestran sus gestos que parecen tener poca relación con el ritmo musical y por su estilo no ortodoxo, los músicos quedaban hipnotizados por su estilo de dirigir. 


Fue exponente de una manera subjetiva e hiperexpresiva de entender la interpretación orquestal, y uno de los que mejor supo expresar la grandeza épica y la emoción interiorizada de las grandes páginas del repertorio romántico y romántico tardío germano, de los que fue un maestro indiscutible. 


Furtwängler apoyó la música del siglo XX y fue conocido por dirigir los estrenos de obras modernas, como el Concierto para Orquesta de Béla Bartók, Paul Hindemith, Arnold Schönberg, Hans Pfitzner y Richard Strauss, entre otros.


Muchos críticos y comentaristas lo consideran entre los más grandes directores de la historia.



A continuación una película documental sobre la vida de Wilhelm Furtwängler, de Jan Schmidt Garre en colaboración con Georg-Albrecht Eckle, subtitulada en español. Producción 2004.