domingo, 14 de febrero de 2016

Francesco Cavalli


Pier Francesco Caletti, más conocido como Francesco Cavalli, nació en Crema, Italia, el 14 de febrero de 1602 y murió en Venecia, Italia, el 14 de enero de 1676. Compositor, organista y cantante italiano.

El sitio www.biografiasyvidas.com publicó este recordatorio

(Pier Francesco Caletti; Crema, actual Italia, 1602-Venecia, 1676) Compositor italiano. Hijo del maestro de capilla de la catedral de Crema, fue su padre quien le procuró sus primeros conocimientos musicales. 

A instancias de su protector Federigo Cavalli -de quien tomaría el apellido en 1639, siguiendo la costumbre de la época-, en 1616 entró como cantor en la capilla de San Marcos de Venecia, donde prosiguió su formación bajo la dirección de Monteverdi.


Desde ese momento hasta su muerte, Cavalli permaneció ligado durante toda su carrera a esta catedral, de la que fue nombrado maestro de capilla en 1668 y para la que escribió el grueso de su producción sacra. 

La proliferación de teatros de ópera en la ciudad de los canales orientó, sin embargo, su trabajo creativo hacia este género teatral, con una cuarentena de títulos entre los que sobresalen Le nozze di Teti e di Peleo (1639), L'Ormindo (1644), Giasone (1649), La Calisto (1652), Serse (1655) y Ercole amante (1662), esta última compuesta por el músico y estrenada en París a instancias del cardenal Mazarino.


A continuación, recordamos a Francesco Cavalli, con la ópera La Calisto, en un prólogo y tres actos, sobre un libreto de de Giovanni Faustini, con el siguiente reparto: Calisto/Eternita - Maria Bayo; Gioce - Marcello Lippi; Mercurio - Hans Peter Kammerer; Endimione - Graham Pushee; Diana/Destino - Louise Winter; Linfea - Alexander Oliver; Satirino/Furia - Dominique Visse; Pane/Natura - Barry Banks; Silvano - Reinhard Dorn; Jiunone - Sonia Theodoridou; Furia - Robin Tyson, junto a la Orquesta Concerto Vocale, dirigida por Rene Jacobs.


La historia está basada en el mito de Calisto, seguidora de Artemisa, según la cuenta Ovidio en Las metamorfosis.

Faustini relata como Giove (Jove, Júpiter, Zeus), rey de los dioses, se enamora de la belleza de la ninfa Calisto. Desde que Calisto juró castidad en honor a la diosa Diana, Giove la intenta seducir transformándose en su diosa. La esposa celosa de Giove, Giunone (Hera, Juno), realiza su venganza convirtiendo a Calisto en una osa. Giove finalmente rescata a Calisto convirtiéndola en la constelación de la Osa Mayor.

El libretista cambia la historia de Ovidio de diversas maneras. Según Ovidio, Calisto se da cuenta rápidamente del engaño y lucha contra Giove (por lo tanto la "seducción" es de hecho una violación). En la versión de Faustini, sin embargo, Calisto está totalmente engañada y abrumada por el placer de sus experiencias con “Diana”. Este dispositivo ayuda a mantener la tensión de la trama a través de varias aventuras, También destaca el patetismo de la situación de Calisto, haciendo la unión tradicional de la pareja protagonista al final mucho más plausible. 

Para centrar la historia en Giove y Calisto de manera clara, Faustini hizo sólo una referencia de pasada a su hijo Arcade (Arcas). En Ovidio, Giove interviene sólo en el momento en el que Arcade está a punto de matar a la osa Calisto sin saber que es su madre: Giove los transforma a ambos en constelaciones (siendo su hijo la Osa Menor).

En la segunda parte de la trama de La Calisto, Diana, la diosa de la luna, y Endimione, un joven bello pastor y astrónomo, se enamoran. Pero Pan (Pan), dios de los bosques, también se enamora trágicamente de Diana. Para dar rienda suelta a sus celos, él y su banda de sátiros capturan a Endimione y le amenazan con matarle. 

Diana rescata a Endimione, y viven siempre dentro de la felicidad platónica (por respeto a los votos de castidad de ella). Para contrarrestar los elevados sentimientos de Diana y Endimione, Faustini inventa una subtrama cómica: Linfea (Lymphea), una joven ninfa de Diana, siente curiosidad por aprender sobre el amor, pero rechaza las ofertas de Satirino (el Joven Sátiro), un seguidor de Pan. Una batalla de ninfas y sátiros sobreviene, en la que las ninfas acaban triunfando echando a los sátiros fuera.
  
Prólogo

La Cueva de la Eternidad. L’Eternità (Eternidad) se sienta en un trono rodeado por la Serpiente de la Eternidad. La Natura (Naturaleza) se dirige a las almas puras de los no nacidos, y los prepara para su viaje a la Tierra como “carros” de cuerpos humanos; ella les advierte que deben controlar sus sentidos y seguir el camino de la virtud para que puedan ser inmortalizados por la Natura y escritos en el Libro de la Eternidad. Il Destino (el Destino) entra y pide que Calisto sea admitida en el cielo como una constelación. L’Eternità lo acepta; los tres se unen en la proclamación de “Calisto está ascendiendo a las estrellas”.

Acto I

Bosque desecado Se abre el telón sobre las consecuencias de un cataclismo: el loco viaje de Fetonte (Phaëthon) en el carro de Apolo (el sol). Para proteger la Tierra de la aniquilación, Giove mata a Fetonte con un rayo y reduce la tierra a una ruina humeante. Al principio de la ópera, Giove y Mercurio descienden desde el Monte del Olimpo para reparar los daños. Giove, sin embargo, pronto se distrae por la visión de la belleza de la ninfa Calisto. Ella estaba vagando por el bosque en busca de agua y se lamenta del estado seco y árido de la tierra. Giove trata de cortejarla, mostrando sus poderes: ordena que las aguas fluyan en una fuente seca. Mercurio y Giove prometen sus placeres celestiales si se somete. Pero Calisto, una discípula de la diosa virgen Diana, tiene un voto de castidad; ella rechaza las insinuaciones de Giove y se marcha muy ofendida. Mercurio, el dios de la decepción, le propone una ingeniosa solución: Giove se debe disfrazar de Diana, a la que Calisto debe obedecer. Se van a preparar el engaño. La sedienta Calisto vuelve a beber a la fuente. Refrescada, celebra su vida de libertad y soledad. Giove, disfrazado de Diana, se aproxima y la invita a un juego de besos; Calisto accede de buen agrado. Como ambos salen del escenario, Mercurio informa al público que el engaño es la clave para encontrar el placer en el amor.

Bosque verde El pastor / astrónomo Endimione entra, desgarrado por emociones contradictorias. Se alegra por la rapidez del crecimiento de los cultivos en la tierra, pero lamenta de su amor sin esperanza, no declarado de Diana. Se encuentran cuando ella estaba cazando con su banda de vírgenes. Diana revela al público que ama en secreto a Endimione, a pesar de su voto de castidad. Con el corazón encogido, ella le despide. Calisto llega a un estado de éxtasis tras su reciente encuentro con la falsa Diana, y con alegría se acerca a la verdadera Diana. La diosa, sin embargo, se horroriza cuando Calisto le cuenta sus actividades con ella y le echa del grupo de vírgenes. Calisto se va, con el corazón roto y confundida.

Linfea, la compañera de Diana, una joven y curiosa ninfa, afirma al público que quiere saber cómo son los hombres en la cama. Satirino, un joven sátiro, le escucha y ofrece sus servicios. Linfea le rechaza disgustada, llamándolo “hombre-cabra”; él responde con amabilidad. Imitando a los mayores, Satirino cuenta al público que a las mujeres que dicen que no son hipócritas se les debería enseñar una lección. Pan, el dios de los pastores, luego aparece con su compañero Silvano. Canta sobre su amor hacia Diana y lamenta la pérdida de los afectos de ella. Silvano y Satirino hacen la promesa de descubrir el nuevo amante de Diana y matarlo. El cómodo Pan canta una canción de cuna mientras se prepara para su siesta. Cuando el acto finaliza, seis osos salen de los bosques y bailan.

Acto II

La Cima del Monte Liceo. Endimione sube hasta la cima de la montaña para mirar a su amada Diana, que aparece en el cielo como una luna creciente. Canta sobre la belleza de la luna y se queda dormido. Diana desciende para mirarle mientras duerme. Soñando, él la abraza y cuando se despierta se encuentra entre sus brazos. Se confiesan el amor que sienten el uno por el otro. Diana se va, dejando a Endimione en una renovada agonía. Satirino, que estaba espiando todo el encuentro, comenta con ironía sobre la inconstancia de la feminidad y corre a decírselo a Pan.

La llanura del río Erimanto. Cuando a Giunone (Hera) le llegan los rumores de que su marido Giove ha estado jugando por el campo otra vez, pronto se da cuenta de la verdad cuando conoce a Calisto y oye su triste historia. Giunone y Calisto se esconden cuando Giove (disfrazado de Diana) aparece alardeando con Mercurio de los placeres de los que ha disfrutado con Calisto. Cuando ella corre hacia la falsa Diana, la abraza cálidamente, para consternación de Giunone. Giove le dice a Calisto que espere fuera a la espera de más besos. Mientras tanto Giunone se revela y pregunta a la falsa diosa aproximándose. “Ella” replica que no hay nada malo en unos besos castos entre chicas. Giunone se va con una advertencia. Giove decide ignorar los celos de Giunone; él y Mercurio aconsejan a los hombres no dejar a sus esposas interferir en la búsqueda del placer.

Endimione llega, regocijándose en su nuevo amor; abraza a la falsa Diana, que se divierte al descubrir el secreto de Diana. Pan y sus compañeros les sorprenden juntos; Giove y Mercurio emprenden una rápida huida, dejando a Endimione ante los sátiros. Satirino se exaspera por la locura de su amor. Cuando Linfea aparece, sigue buscando a un compañero, y decide castigarla con “la más dulce de las venganzas”. Llama a sus compañeros para secuestrarla; ella llama a sus amigas. En la batalla contra los sátiros, las ninfas resultan vencedoras.
  
Acto III

La fuente del río Ladón Sin descanso y a la espera de Giove dentro de Diana, Calisto juega a hacer eco a través de la fuente. Giunone llega llena de rabia y celos, acompañada por las Furias y convierte a Calisto en una osa. Giunone luego lamenta la situación de las mujeres cuyos maridos son infieles. Sale del escenario instando a las mujeres del público a que tomen venganza. Mercurio y Giove (quien ha vuelto a su forma original) acuden en ayuda a la pobre Calisto: Mercurio aleja a las Furias. Giove restaura a Calisto de propio cuerpo y revela que él, no Diana, era su amante. 

A pesar de que no se puede deshacer el hechizo de Giunone de forma permanente, Giove promete que, cuando Calisto muera, la elevará a las estrellas. Agradecida por su rescate y humillada por esta muestra de su divino “creador”, Calisto le corresponde su amor. Giove le ofrece ver una visión del futuro y acaban ascendiendo al cielo con Mercurio.

Pan y Silvano arrastran a Endimione y le amenazan con la muerte y la tortura si no renuncia a Diana pero él se niega. Diana finalmente aparece y le rescata, rechazando los intentos de volver a ganar su afecto por parte de Pan. Éste y Silvano se van difundiendo en voz alta sobre la “lujuria” de Diana. Endimione y Diana declaran su amor, comprometiéndose a conformarse sólo con besos.

El Empíreo En la escena apoteósica final, Giove enseña a Calisto las glorias que le esperan en el cielo. Calisto vuelve a su vida como osa, acompañada por Mercurio y protegida por el amor de Giove.