lunes, 27 de febrero de 2017

Mildred Bailey


Mildred Rinker, más conocida como Mildred Bailey, nació en Tekoa, Washington, Estados Unidos, el 27 de febrero de 1907 y murió en Nueva York, Estados Unidos, el 12 de diciembre de 1951. Cantante.

Educada en Spokane, Washington, donde conoció a Bing Crosby, cantó en cabarets locales y trabajó ocasionalmente en Seattle, posteriormente se trasladó a la Costa Oeste y cantó en una emisora de radio en la ciudad de Los Ángeles.

Comenzó a cantar en la banda de Paul Whiteman, a partir de 1929 fue su primera vocalista, y alcanzó mucha popularidad. En 1932 logró un éxito enorme con su personal versión de Rockin' Chair. En 1933 abandonó la orquesta, se casó con el xilofonista Red Norvo, y en 1936 formaron un nuevo grupo.

Mildred Bailey poseía una voz clara, suave y bellamente modulada, ideal para la radio y la industria musical, pero su figura robusta le impidió cualquier posibilidad de pasar al mundo del cine. 


Sus inseguridades en relación con su peso, sumadas a su sensación de ser postergada por en figuras emergentes como Ella Fitzgerald y Billie Holiday, la sumieron en una creciente depresión.

En 1939 dejó el grupo, su matrimonio entró en crisis, y en 1943 se separaron. Su forma instintiva de cantar ya no le daba la seguridad de otros tiempos, y su salud comenzó a deteriorarse.

Su carácter irascible la fue alejando de los empresarios, que ya no la contrataban. A comienzos de la década de 1940 se trasladó a vivir al campo en el norte del Estado de Nueva York, pero a finales de esa misma década se mudó a un apartamento en la ciudad. 

En 1949 su estado de salud era muy grave y de su hospitalización se hicieron cargo sus amigos Bing Crosby y Frank Sinatra. En 1950 realizó su última sesión de grabaciones.



A continuación, recordamos a Mildred Bailey, con All Of Me, junto a la Orquesta de Paul Whiteman. Grabación realizada el 1 de diciembre de 1931.


domingo, 26 de febrero de 2017

La historia del criminal nazi entregado a un periodista por el precio de tres caramelos

El Diario Infobae, en su edición digital, publicó este artículo.


La historia del criminal nazi entregado a un periodista por el precio de tres caramelos

Walter Kutschmann fue otro asesino SS refugiado y protegido en la Argentina. Pero en 1975 alguien interrumpió con un grito sus días entre Wagner, rosas y ovejeros alemanes. Una segunda entrega de los criminales nazis escondidos en Sudamérica en primera persona, escrita y vivida por Alfredo Serra


Por Alfredo Serra 25 de febrero de 2017
Especial para Infobae

En la Alemania nazi a Walter Kutschmann le decían “el carnicero de Riga”. Aquí ya en su estadía segura en Buenos Aires, primero en CABA y luego en Miramar, provincia de Buenos Aires. Allí, todos lo consideraban “un buen vecino”.

"¿Un peso, dice? ¿Un peso moneda nacional?". Y dijo que sí.
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Wulencka, Ucrania, 28 de abril de 1941. Un brumoso sol de primavera ilumina la verde colina. Temblando, veinte profesores polacos judíos y sus familias, arrancados de su patria, esperan la muerte.
El pelotón de fusilamiento, rígido, en posición de firme, sugiere una línea de Federico García Lorca sobre la Guardia Civil en los criminales días del Generalísimo Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España por la gracia de Dios. Título que apenas agitaba su helada sangre de serpiente.
Pero el ejecutor, el amo de los verdugos, camina de un lado a otro: sabe que el suspenso aumenta el terror. Es alto, marcial en el uniforme negro de Schutz-Staffel (S.S.), y ha llegado su gran momento: la Bluttorden, la orden de sangre, que lo hará por mil años, como ha prometido el fracasado pintor austríaco Adolf Hitler, glorioso e inmortal.
Por fin, antes de que el barro mancille sus altas y relucientes botas, negras también, ordena fuego. Luego, como quien cuenta reses sacrificadas, hace el inventario: sesenta cadáveres, contando mujeres y niños. Misión cumplida.

Hitler y sus acólitos hacia 1934. En el círculo, Walter Kutschmann, quien tras la guerra se ocultó y vivió en la ciudad de Miramar, provincia de Buenos Aires.

"El Fürher sabrá agradecerlo", piensa. Walter Kutschmann tiene 27 años. Es el miembro 404.651 del Partido Nazi, y su doble S lo entroniza como cuerpo de élite. No es un cualquiera, y ése no será su último crimenEn el invierno de 1945, el sueño del milenio nazi ha terminado. La ciudad de Dresden parece arrasada por un terremoto. Berlín, un aquelarre. De Hitler y su mujer, Eva Braun, sólo quedan cenizas, incinerados -su última voluntad- después de suicidarse. Pero él, Walter Kutschmann, ha sobrevivido, eludiendo las balas aliadas y sin atreverse a morder la cápsula de cianuro: el rápido final urdido por Hitler para sus monstruos ante el derrumbe del Tercer Reich.
Busca, como tantos, y gracias a los pasaportes argentinos en blanco derramados por el peronismo, el más seguro de los refugios: Buenos Aires. Se emplea en una empresa alemana: Osram. Ocupa un escritorio en el segundo piso de Bernardo de Irigoyen 330, y pasa largos y grises años controlando la calidad y el precio de lámparas eléctricas, filamentos de tungsteno, vidrios y cajas de cartón. Un refugio perfecto para esfumarse y eludir la mano implacable del cazador de criminales nazis, Simon Wiesenthal.
Desde luego, ya no se llama Walter Kutschmann. Sus tarjetas dicen "Peter R. Olmo", y para sus compañeros es simplemente "Don Pedro". La letra R significa "Ricardo". Nadie, hasta 1975, lo reclama

En rigor, apenas existe más allá de su oficina y de las varias casas que cada tanto alquila en algunos barrios porteños para borrar aun más sus huellas.

Nazis en Argentina: Klaus Altmann, sanguinario comandante SS; Walter Kutschmann, oficial a cargo de un grupo de exterminio; Eduard Roschmann ordenó ejecutar a miles de judíos

Pero un día entre sus serenos días de Wagner, rosas y perros fieles, sólo habitados por los fantasmas del ayer, la larga y paciente mano del cazador, el hombre que sobrevivió a once campos de concentración, lo delata. Se abre una investigación de fórmula: el país que lo amparó, como a tantos, sigue siendo cómplice. La empresa Osram lo separa "hasta que su identidad sea aclarada". Y Kutschman desaparece.

Allí se inicia mi investigación, en dónde no sólo pongo en juego mi largo oficio; sino también -y en especial- mi convicción moral de castigo a La Bestia. Los primeros treinta días sólo suman fracasos. El fantasma, como tal, es inasible. Pero una tarde de verano, ya listo para dejar la redacción, alguien se anuncia en la portería y pregunta por mí bajo un nombre que desconozco y un argumento tentador: "Tengo una información que puede interesarle".  Lo recibo. Tiene unos 35 años. Está muy bien vestido: impecable traje beige y corbata.

-Soy un industrial textil de Junín. He leído algunas de sus notas, y sé que anda detrás de Kutschmann.
Es cierto.
-No creo que lo encuentre. Está bien encaminado, pero le faltan datos clave. Y yo los tengo…
Lo escucho.
-No todavía. Eso tiene un precio.
Lo siento, pero no estoy autorizado a comprar información. Soy un simple redactor, y a esta hora no hay en la editorial un jefe a quien consultar.
-No se preocupe. La suma que quiero no es alta.
Pero aun así…
-Yo quiero un peso.
¿Un peso moneda nacional?
-Sí. Un peso.

Busco en uno de mis bolsillos y le doy un peso. Total, si se trata de un delirante, poco pierdo…

-No. Quiero que me lo paguen en la caja, y a cambio de un recibo. Una operación en regla.
Miro el reloj. Son las seis menos cuarto de la tarde, y la caja de la editorial Atlántida cierra a las seis. Bajamos un piso al trote: edificio antiguo, muchos escalones. Le explico el problema al cajero, no menos asombrado que yo. Pero la operación se cumple. Recibe la ridícula suma, firma un recibo con un nombre seguramente falso, y recién entonces escribe en mi libreta de apuntes dos datos esenciales.

Kutschmann fue fotografiado por primera vez en 1975. El periodista Alfredo Serra lo descubrió en Miramar. Confesó su identidad, pero siguió libre muchos años más.


Yo tenía una pista: el criminal de guerra vivía en Miramar. Pero "el industrial textil de Junín" -posiblemente un service judío que por alguna razón no podía o no debía actuar- describió el edificio costero… ¡y el auto del personaje! Un Mercedes Benz de la década del 50, gris. Acaso el único de Miramar. Al irse me dijo: "Si lo encuentra, tenga cuidado. Le va a tirar los perros encima. Los secuaces que lo protegen también son asesinos fugitivos".

Esa misma noche, con el fotógrafo Ricardo Alfieri (h), me embarco en un ómnibus. Destino: Miramar. Nos alojamos en un hotelucho como simples turistas. Al alba del otro día, desde un taxi, montamos guardia esperando al auto y al hombre. Y la taba grita "¡Suerte!". Algo después de las once de la mañana vemos el auto. A lo lejos, pero inconfundible. Con su teleobjetivo, Alfieri lee la chapa: C465177. Avanza a baja velocidad. Frena a veinte metros de nuestro mangrullo.

Baja. Pantalón gris, camisa leñadora a cuadros marrones y amarillos, canoso, gruesos lentes, zapatillas deportivas, una bolsa de feria en la mano derecha. Camina hasta un sencillo edificio de tres pisos, con la llave en la otra mano. Antes de que la haga girar, salgo del auto, corro a zancadas, y le grito a sus espaldas: "¡Kutschmann!".

Salta como si hubiera pisado una serpiente.
-¿Quién es usted? ¡Yo no soy ese hombre! Me llamo Pedro Ricardo Olmo.

Soy Alfredo Serra, periodista. Y usted es Walter Kutschmann. Ya es tarde para negarlo.
-¡Usted! ¡Usted es el hombre que destruyó mi vida con las notas que publicó!
Según Simon Wiesenthal, usted destruyó muchas más. ¿Se acuerda de las colinas de Wulencka? ¿Se acuerda de que lo llamaban "el carnicero de Riga"? Hable…
-No puedo hablar. No quiero publicidad. Vuelva en marzo, cuando mis abogados ya hayan completado el alegato de mi defensa, y lo recibiré.
Para mí, marzo es la eternidad.
-Si hablo, usted me entrega a mis asesinos. Pero de todas maneras, soy un hombre muerto…
Por fin, entre altivo y vencido, acepta el diálogo. Lentamente bajamos a la playa. Para entonces, la cámara de Alfieri lo ha capturado en más de veinte tomas: el fantasma tiene cara y cuerpo. La entrevista es previsible: preguntas directas, respuestas esquivas.
¿Cómo entró al país? ¿Quién le dio el pasaporte? ¿Quién lo protege? -Etcétera.
De pronto, aterida -desmintiendo a enero, la mañana es gélida-, al borde de la histeria, llega su mujer: "Dígale a los asesinos que vengan con dos balas. Una para mí y otra para él", dice, abrazándolo.

La mujer de Kutschmann, Gerlada de Olmo, interrumpió la entrevista de Serra en Miramar


Insisto.
¿Niega sus crímenes, Kutschmann?
-Aquello era una guerra. Cumplí órdenes. Pero no tuve nada que ver con las cámaras de gas ni con las matanzas de judíos.
Es curioso. Hace tres años, en Bolivia, Klaus Altmann, Barbie, me dijo lo mismo…
No quiso hablar más y remontó la playa hacia su departamento del tercer piso, fumando el enésimo cigarrillo, que prendía con un encendedor de plata.
Recordé aquello de los perros. Corrimos al hotel, pagamos, y en la ruta, a dedo, nos zambullimos en un ómnibus que iba a Mar del Plata. Era enero de 1975. Publicamos la entrevista, las fotos, el paradero, todas las señales. Pero recién… ¡en noviembre de 1985, en Florida, provincia de Buenos Aires, agentes de Interpol lo capturaron!
Empezó una larga serie de chicanas legales para impedir su extradición y su segura condena. 

Pero antes, la muerte cerró el capítulo. Su corazón claudicó el 30 de agosto de 1986 en el Hospital Fernández. La policía argentina, a pesar del grueso expediente de denuncia, jamás se dio por enterada.
En aquella tarde de verano, cuando sucedió la enigmática negociación, con un peso moneda nacional apenas era posible comprar tres caramelos.


Shalom - El día internacional de las familias


Descubrimos cada semana los elementos esenciales que crean la causa y base de la existencia del Pueblo de Israel y su existencia a pesar de las circunstancias adversas. Estos elementos no dependen de la tierra, el lenguaje, la cultura, la raza o la herencia genética. El único factor constante que preservó al Pueblo judío de todas las vicisitudes es la tenacidad con la cual se adhieren a su herencia espiritual. Y es esta herencia la que Shalom nos descubre cada domingo a través del análisis sobre temas de actualidad como ciencia, educación, festividades, cocina medicina, mística…

Flash Mob en México


sábado, 25 de febrero de 2017

Eduardo Fabregat


En Dios Me Liberman, programa que se emite por FM Nacional Rock 93,7, conversamos con Eduardo Fabregat, sobre su libro Vicentico, recientemente editado por Ediciones B.

Conducción: Leonardo Liberman / Coordinación: Guillermo Cabezudo / Puesta en el aire: Ulises Mendoza




Quien quiera encontrar referencias o rumores sobre la estabilidad de su pareja o alusiones a su forma de vestir o su peinado deberá dirigirse a otro lado.

Este es un libro que habla sobre todo de música (con todas las dificultades que ello implica), hecho desde el respeto, el cariño y la admiración hacia un soldado de la canción que nos ha dado un buen puñado de pequeños momentos para sentir que estamos vivos, para emocionarnos, para compartir, para escuchar y para cantar, y en ese acto hacernos más felices. Mejorarnos la vida un poco cada día.

Se ha escrito bastante sobre Los Fabulosos Cadillacs, pero nunca hasta ahora se había puesto el foco en su cantante, dueño de una carrera solista pacientemente construida y con varios hitos en su haber. En base a entrevistas propias, un pormenorizado rastreo del archivo y el análisis de una carrera llena de matices, Eduardo Fabregat reconstruye esa historia, que va más allá de lo musical y que hace al retrato de un artista que hizo de la libertad su único norte: discos, películas, encuentros con músicos de todo estilo, conciertos, premios y giras, en el recorrido de un soldado de la canción que es mucho más que un hacedor de hits para varias generaciones.

Eduardo Fabregat es periodista gráfico y radial y musicalizador.

Trabaja en el medio desde 1986. En gráfica escribió en las revistas SexHumor, 13/20, Pan y Circo, Rock Tercer Mundo, Mix, Bacanal y Rolling Stone, entre otras.

Fue corresponsal en Argentina de la División Noticias de MTV Latino, y para esa cadena realizó en 1995 la producción periodística y entrevistas del documental Mejor hablar de ciertas cosas – 30 años de rock argentino, en colaboración con el periodista Víctor Pintos. Realizó coberturas especiales para el noticiero Semana Rock, conducido por el periodista argentino Javier Andrade y emitido a toda Latinoamérica a través de MTV.

Condujo y musicalizó diversos programas para FM La Tribu, FM Supernova y FM Spika. Ganó un Premio Eter en 2013 como columnista y co-conductor del programa “Territorio Comanche” en FM Nacional Rock. Desde 2010 conduce y musicaliza el programa “Rebeldes, Soñadores y Fugitivos” en AM 750, donde además es curador del ciclo de shows “Rebeldes, Soñadores y Fugitivos en vivo – De la radio al escenario”, dedicado a presentar bandas de la escena independiente. Fue coordinador editorial de libros de rock para Editora AC. Dictó talleres privados de periodismo de rock, y fue docente del curso “Musicalización” en la academia Artilaria. Realizó las liner notes para una serie de discos de Bob Marley editada por Página/12.

Trabaja desde 1992 en el diario de circulación nacional Página/12, donde fue editor jefe del Suplemento NO y desde hace diez años se desempeña como Editor Jefe de la sección Cultura y Espectáculos.

Prensa: María Estomba Ediciones B


Gustav Mahler. Sinfonía Nº 2 en Do Menor Auferstehung, Resurrección.


A continuación, de Gustav Mahler, la Sinfonía Nº 2 en Do Menor Auferstehung, Resurrección, en la versión de Rachel Daddio soprano, Clara Osowski mezzo soprano, el Coral de Minnesota, y la Orquesta Sinfónica Metropolitana de Minnesota, todos bajo la batuta de Wiliam Schrickel. Presentación realizada en la Iglesia Luterana Central de Minneapolis, Minnesota, el 24 de noviembre de 2013.


viernes, 24 de febrero de 2017

Michel Legrand


Michel Jean Legrand nació en París, Francia, el 24 de febrero de 1932. Compositor y cantante.

A los 10 años ingresó en el Conservatorio de Música de París, a partir de 1953 y durante 7 años estudió con Nadia Boulanger. Sus inclinaciones musicales lo llevaron siempre a escribir las letras de sus canciones e interpretarlas.

Tras el éxito de su primer álbum Amo a París, se relacionó con varios grandes del jazz como Miles Davis y John Coltrane en su siguiente álbum Legrand jazz.

Comenzó a trabajar en música para cine donde obtuvo éxitos resonantes, no sólo compuso canciones pegadizas, también material orquestal de fuerte sentido lírico.

En 1963 compuso la música para el film Los paraguas de Cherburgo, que se convirtió en un clásico del cine musical europeo, y la primera película cantada y protagonizada por la joven Catherine Deneuve.

En las décadas de 1980 y 1990 acompañó con su banda a estrellas como Björk, Ray Charles, Diana Ross, entre otras grandes figuras, como así también con cantantes de ópera como Jessye Norman, Kiri Te Kanawa y Natalie Dessay.

Escribió la música de más de 200 películas y de series de televisión, ganó el Premio Oscar de la Academia de Hollywood en 3 oportunidades y 5 premios Grammy.


A continuación, celebramos el cumpleaños de Michel Legrand, con uno de sus más grandes éxitos: Los paraguas de Cherburgo. Presentación realizada en el Festival de Jazz de Montreal, en 2001.


lunes, 20 de febrero de 2017

Shalom - Un año más Tu Bishvat


Descubrimos cada semana los elementos esenciales que crean la causa y base de la existencia del Pueblo de Israel y su existencia a pesar de las circunstancias adversas. Estos elementos no dependen de la tierra, el lenguaje, la cultura, la raza o la herencia genética. El único factor constante que preservó al Pueblo judío de todas las vicisitudes es la tenacidad con la cual se adhieren a su herencia espiritual. Y es esta herencia la que Shalom nos descubre cada domingo a través del análisis sobre temas de actualidad como ciencia, educación, festividades, cocina medicina, mística…

       

Aniversario del estreno de la ópera La leyenda de la ciudad invisible de Kítezh y la doncella Fevróniya, de Nikolái Rimski-Kórsakov.


La leyenda de la ciudad invisible de Kítezh y la doncella Fevróniya es una ópera en cuatro actos con música de Nikolái Rimski-Kórsakov y libreto en ruso de Vladímir Belski. Se estrenó en el Teatro Mariinski en San Petersburgo el 20 de febrero de 1907. El argumento está basado en una combinación de dos leyendas rusas: la de Santa Fevróniya de Múrom y la imaginaria ciudad de Kítezh, que se hizo invisible cuando fue atacada por los mongoles.


A continuación, de Nikolái Rimski-Kórsakov, la ópera La leyenda de la ciudad invisible de Kítezh y la doncella Fevróniya, en la versión de Mikhail Kazakov como el Príncipe Yuri Vsévolodovich, Vitaly Panfilov en el papel de Knyazhich Vsevolod, Tatiana Monogarova es Febronia, Mikhail Gubsky cantó el rol de Grisha Kuterma, Gevorg Akobián es Fedor lana de cordero, Marika Gulordava encrnó el papel de Servant, Gianluca Floris y Marek Kalbus son dos de las mejores personas, Riccardo Ferrari como Guslar, Stefano Concolini interpretó a Medvedchikov, Alessandro Senes en un mendigo, junto al Coro y Orquesta del Teatro Lirico di Cagliari, dirigidos por Alexander Vedernikov.


Las fuentes de esta leyenda se remontan a la literatura popular rusa del siglo XIII, época de la invasión y terrible dominio de los mongoles. Destaca, por una parte, la figura de Fevronia, verdadera protagonista de la obra, personaje angelical criado en la soledad del bosque y conocedor del lenguaje de la naturaleza y, por otra parte, la historia de la legendaria ciudad de Kítezh, en la que se habría refugiado el gran príncipe ruso Yuri (Yuri II de Vladímir) con sus últimas fuerzas. 

Su hijo Vsévolod se enamora de Fevronia y se prometen en matrimonio. Cuando el séquito nupcial llega al arrabal de la Pequeña Kítezh, cerca del río Volga, los mongoles los atacan por sorpresa, lo arrasan y entre los rehenes se llevan a Fevronia y al borracho y desgraciado Grishka Kutermá. 

Este, amenazado de tortura, indica a los mongoles el camino hacia la Gran Kítezh, la ciudad elevada sobre un lago, mientras ella ruega a Dios que la convierta en invisible.

Al llegar los mongoles allí, se levanta una espesa niebla, las campanas comienzan a sonar por sí solas y la ciudad desaparece. Tras la muerte de Vsévolod defendiendo Kítezh, Fevronia salva a Grishka – que ha enloquecido–, a pesar de que él la había calumniado. Los mongoles huyen, atemorizados, debido al reflejo de la ciudad invisible en la superficie del lago. 

El espectro del príncipe conduce a su prometida –muerta en medio del bosque– a la Kítezh ideal, una especie de paraíso solo accesible para las almas puras, donde son acogidos por Yuri y la población y se celebran las bodas en la catedral.


La música acompaña y exalta, en una atmósfera espléndidamente sugerente, los aspectos místicos y de exaltación patriótica de la ópera, música inspirada en buena parte en los cantos populares rusos y también en la liturgia ortodoxa. 

sábado, 18 de febrero de 2017

Marcelo Fernández Bitar


En el programa Dios Me Liberman, que se emite los sábados por FM Nacional Rock 93,7 conversamos con Marcelo Fernández Bitar, sobre su último libro SODA STEREO, LA BIOGRAFIA TOTAL, publicado por Sudamericana, Penguin Random House Grupo Editorial.

Conducción: Leonardo Liberman / Puesta en el aire: Ulises Mendoza / Coordinación: Guillermo Cabezudo


Marcelo Fernández Bitar es periodista especializado en música popular. Se desempeñó como Secretario de Redacción del diario El Cronista y Editor de Espectáculos en los diarios Perfil y Crítica. Asimismo se desempeñó como Secretario de Redacción de las revistas Rock & Pop, Pelo y La Mano. Fue corresponsal en Argentina de la revista Billboard. Publicó los libros Historia del Rock en Argentina en 1987, Soda Stereo, la biografía en 1990, Historia del Rock en Argentina, edición ampliada en 1993. Durante 2007 acompañó a Gustavo Cerati, Charly Alberti y Zeta Bosio durante toda la gira de Soda Stereo y escribió Diario de gira, un relato detallado del reencuentro de esa banda. Es socio de APTRA y ACE. Actualmente es Subeditor de Espectáculos en el diario Tiempo Argentino y colabora con la revista Billboard Argentina.

Muchos escribieron sobre Soda Stereo, pero pocos conocieron tanto a la banda como Marcelo Fernández Bitar. En los 80, durante la incandescente explosión del rock argentino que cambió para siempre el panorama musical latinoamericano, la acompañó de los sótanos del under a los estadios más grandes del país. En los 90, asistió al corazón de la reinvención sonora del grupo y presenció el último concierto en Venezuela y en Buenos Aires. En los 2000, vivió la trastienda del ya célebre retorno y documentó todo en el libro histórico Diario de gira. Y ahora -cuando la figura de Gustavo Cerati alcanzó su dimensión mítica definitiva y la música de Soda es parte del patrimonio continental- reconstruye, con el testimonio de quienes formaron parte del círculo más íntimo, los momentos más emblemáticos, los episodios más desconocidos y las decisiones más audaces.

Modernos, sónicos, clásicos, Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti impusieron canciones, ropa, cortes de pelo, modos de componer, de tocar, de cantar, e incluso de encarar el inmenso fenómeno que los rodeaba. Este libro, que no ha parado de crecer a la par de la masividad y el reconocimiento que consiguieron, recrea por primera vez la verdadera historia de la banda que cambió la manera de escuchar y ver el rock en castellano no solo en Argentina sino en toda Latinoamérica.

Prensa: Cecilia Sarthe. Penguin Random House Grupo Editorial.


Gustav Mahler. Sinfonía Nº 2 en Do Menor Auferstehung, Resurrección.


A continuación, de Gustav Mahler, la Sinfonía Nº 2 en Do Menor Auferstehung, Resurrección, en la versión de Hanni Mack-Cosack soprano, Hertha Töpper contralto, el Ensemble Vocal Stuttgart, el Coro Bach de Stuttgart, junto a la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart, dirigida por Carl Schuricht. Grabación realizada el 17 de abril de 1958.




viernes, 17 de febrero de 2017

Aniversario del estreno de la ópera Madama Butterfly, de Giacomo Puccini.


Madama Butterfly es una ópera en tres actos con música de Giacomo Puccini y libreto en italiano de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basada en parte en el cuento Madame Butterfly de John Luther Long, y en la novela Madame Chrysanthème de Pierre Loti.

El estreno se produjo el 17 de febrero de 1904, en el Teatro Alla Scala de Milán, con una muy mala recepción del público y la crítica. Esto se debió en gran medida a que se acabó tardíamente y al tiempo de ensayo inadecuado. Puccini retiró la ópera y la reescribió notablemente, dividiendo el segundo acto en dos y haciendo otros cambios.

La segunda versión revisada, se estrenó en Brescia el 28 de mayo de 1904 y conquistó a la audiencia. En la Argentina se estrenó el 2 de julio de 1904 en el Teatro de la Ópera, y en 1908 se presentó en el recientemente inaugurado Teatro Colón, a lo largo de 29 temporadas.


A continuación, la ópera Madama Butterfly de Giacomo Puccini, en la versión de Yasuko Hayashi como Madama Butterfly, Hak-Nam Kim en el rol de Suzuki, Peter Dvorsky en el papel de Pinkerton y Giorgio Zancanaro como Sharpless, junto al Coro y la Orquesta del Teatro Alla Scala de Milán, bajo la conducción de Lorin Maazel.


La acción se desarrolla en Nagasaki a finales del siglo XIX.

Acto 1

En 1904, B. F. Pinkerton, un oficial de la Armada estadounidense a bordo del USS Abraham Lincoln, toma una casa sobre una colina en Nagasaki, Japón, para sí y su prometida, la quinceañera Cio-Cio-San, apodada Butterfly. Por intermedio del casamentero Goro, el marino ha arreglado su matrimonio con la muchacha. Ella ve ese vínculo como un compromiso de por vida, pero para Pinkerton sólo se trata de una aventura fuera de su país. Como las leyes de divorcio japonesas son muy laxas, su secreta intención es divorciarse de la joven nipona una vez que encuentre la esposa estadounidense adecuada. La boda tendrá lugar en la casa, y Butterfly está tan animada por casarse con un estadounidense que antes se convierte secretamente del budismo al cristianismo. Su tío Bonzo, un monje budista, descubre la conversión, va a la casa, maldice a la joven y ordena a todos los invitados que se vayan, lo que hacen todos al tiempo que reniegan de ella. Butterfly y Pinkerton se casan de todas formas, y tienen su apasionada primera noche de amor (dúo Vogliatemi bene).


Acto 2

Tres años después, Butterfly está a la espera del regreso de Pinkerton, quien partió a Estados Unidos poco después de la boda. Su criada Suzuki intenta convencerla de que él no volverá, pero ella no la escucha. En un apasionado intento por convencerla de lo contrario, Butterfly canta su gran aria (Un bel dí vedremo). Goro (el casamentero que arregló el matrimonio) sigue intentando casarla de nuevo, pero ella no lo escucha tampoco, pese a la pobreza extrema que atraviesa. Sharpless, el cónsul norteamericano, llega a la casa con una carta que le ha enviado Pinkerton, en la que le pide que le explique a Butterfly que él volverá a Japón, pero no con la intención de estar con ella. Él comienza a leer la carta pero no puede decidirse a acabarla pues Butterfly se altera demasiado al oír que Pinkerton regresa. Con el fin de prepararla para la verdad, Sharpless le pregunta qué haría con su vida si Pinkerton decidiese no volver jamás. Con seriedad impetuosa, Butterfly responde que sólo podría volver a divertir a la gente con sus canciones, o bien, morir.

Cuando Sharpless trata de convencerla de que se case con el rico Yamadori, un príncipe que la pretende, Butterfly le revela que tuvo un hijo de Pinkerton, producto de su noche de bodas, y argumenta que el marino podrá olvidarla a ella pero no a su hijo. Dado que Pinkerton ignora por completo los hechos, el alarmado cónsul promete informar a Pinkerton del asunto y a la vez trata de persuadir a la joven a casarse con Yamadori. Ella le ordena retirarse, pero el diplomático permanece en la casa y ve cómo Butterfly, desolada, toma al niño en sus brazos y canta su dolorosa aria "Che tua madre dovrá", en la que explica que sin dinero y sin un marido que la proteja ella tendrá que pedir dinero en las calles o cantar; que hará todo menos "ese oficio deshonrado" (que puede interpretarse como prostitución). En su delirio y desesperación la joven dice preferir acabar con su vida. Conmovido, Sharpples pregunta con dulzura al niño su nombre; Butterfly responde por él: "su nombre es Dolor". Sharpples se retira y la joven corre a observar con un catalejo por la ventana hacía el océano. Al divisar la bandera de la nave estadounidense "Abraham Lincoln" (el barco que dirige Pinkerton), siente triunfar su amor por verlo volver y le pide a Suzuki que llenen el espacio con flores de todo tipo, para que la llegada de Pinkerton sea en primavera como él había prometido. Aquí comienzan los pasajes más tristes de la ópera. Expectantes, Suzuki, Dolore y Butterfly esperan toda la noche la llegada del barco. Al amanecer, Butterfly cae rendida y duerme.


Acto 3

Suzuki se despierta por la mañana; Butterfly duerme. Llegan Sharpless y Pinkerton, junto con Kate, la nueva esposa estadounidense del marino. Han venido porque, al enterarse de la existencia del hijo deciden recogerlo para criarlo en los Estados Unidos. Cuando Pinkerton ve cómo Butterfly ha decorado la casa para su regreso, se da cuenta de que él ha cometido un gran error. Admite que es un cobarde y no puede enfrentarse a ella, de manera que Suzuki, Sharpless y Kate le dan la noticia a ella. Ella se muestra conforme con entregar al niño si Pinkerton viene él mismo a verla. Mientras tanto, ella pide perdón ante una estatua de Buda, se despide de su hijo y le tapa los ojos (Tu tu piccolo iddio). Luego se retira a sus habitaciones y se clava el cuchillo de su padre. Tambaleante, besa a su hijo y muere. Pinkerton se apresura a entrar, pero es demasiado tarde.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Michael Praetorius


Michael Praetorius nació en Creuzburg, Alemania, el 15 de febrero de 1571 y murió en Wolfenbüttel, Alemania, el 15 de febrero de 1621. Compositor y organista.

El sitio www.biografiasyvidas.com publicó este recordatorio

Michael Praetorius (Creuzburg, 1571-Wolfenbüttel, 1621) Compositor y teórico musical alemán. Se formó en Frankfurt del Oder, donde fue organista de la iglesia de Santa María. A partir de 1593 entró a formar parte de la capilla del duque de Brunswick. Su obra, seguidora de la ortodoxia luterana y característica del contrapunto, acusa la influencia de la música italiana. Es autor de Syntagma musicum (1614-1619), tratado descriptivo e histórico sobre la música religiosa antigua.



A continuación, recordamos a Michael Praetorius, Puer natus in Bethlehem, en la versión del Coro Monteverdi de Würzburg, y el Ensemble Monteverdi, bajo la batuta de Matthias Beckert.


martes, 14 de febrero de 2017

Günter Wand


Günter Wand nació en Elberfeld, Wuppertal, Alemania, el 7 de enero de 1912 y murió en Ulmiz, Suiza, el 14 de febrero del 2002. Director de orquesta.

Inició su formación en el Conservatorio de Colonia donde tuvo como profesores a Philip Jarnach en composición y Paul Baumgartner en piano. Siguió sus estudios en Munich donde recibió también clases de dirección orquestal de Franz von Hösslin.

Luego de su graduación, trabajó durante un año como maestro preparador en Erbelfeld y allí debutó como director con la representación de una opereta de Robert Stolz. Posteriormente trabajó como maestro preparador y director durante cuatro años en el Teatro de la Ópera de Allenstein, donde dirigió más de 600 representaciones operísticas y conciertos, donde adquirió una gran experiencia además de un extenso repertorio.

Tras un breve paso como director en Detmold, en 1939 fue nombrado segundo director de la Ópera de Colonia, al tiempo que dirigió algunos conciertos por Alemania. Posteriormente fue ascendido al puesto de primer director en dicha institución. 


En 1944 abandonó el cargo por los bombardeos aliados. Se instaló en Salzburgo en calidad de director de la Orquesta del Mozarteum. Luego de la guerra, regresó a Colonia y retomó la dirección de la ópera hasta 1948. También se hizo cargo de la Orquesta Gürzenich de Colonia, la misma formación orquestal de la ópera, pero para ofrecer conciertos sinfónicos.

Günter Wand desarrolló una gran labor en favor de la música contemporánea, estrenó obras de Arthur Honegger, Oliver Messiaen y Paul Hindemith entre otros autores. Su vinculación con la Orquesta Gürzenich se mantuvo hasta 1974, alternando dicha labor con el trabajo docente impartido en el conservatorio y con una extensa actividad como director invitado por toda Europa y en la URSS.

En 1951 dirigió las 9 sinfonías de Ludwig van Beethoven al frente de la Orquesta Sinfónica de Londres en el Covent Garden, donde obtuvo un triunfo arrollador, y también fueron habituales sus apariciones en Munich como director invitado de la Filarmónica. Durante las décadas de 1950 y 1960, realizó una gran cantidad de grabaciones con la Orquesta Gürzenich que fue muy apreciada en Francia, Inglaterra y los Estados Unidos.

Entre 1974 y 1982 estuvo al frente de la Orquesta Sinfónica de Berna, y  realizó una brillante carrera internacional como director invitado. En 1977 empezó a grabar, con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia las sinfonías de Franz Schubert y Anton Bruckner, que fueron muy bien recibidas por la crítica. La grabación de la 5º sinfonía de Anton Bruckner tuvo tan buena acogida, que se impuso como de referencia.


En 1982 Wand fue nombrado director de la Orquesta Sinfónica de la Radio del Norte de Alemania, Hamburgo, con la que realizó unas grabaciones muy apreciadas de la obra sinfónica de Ludwig van  Beethoven y de Johannes Brahms, aparte de un nuevo ciclo sinfónico de Bruckner.

Desde 1982 colaboró con la Orquesta Sinfónica de la BBC de Londres, de la que llegó a ser su principal director invitado. En 1989 debutó en Estados Unidos, con la Orquesta Sinfónica de Chicago con gran éxito de crítica y público que afianzó su prestigio internacional como director. 

A partir de entonces Wand colaboró estrechamente con la Orquesta Filarmónica de Berlín, con la que realizó un buen número de grabaciones. Además de su actividad como director de orquesta, compuso música para ballet y canciones con acompañamiento orquestal.



A continuación, recordamos a Günter Wand, con su interpretación de la Sinfonía en Re Menor Nº 3 de Anton Bruckner, al frente de la Orquesta Sinfónica de la Radio del Norte de Alemania.



lunes, 13 de febrero de 2017

Eileen Farrell


Eileen Farrell nació en Willimantic, Connecticut, Estados Unidos, el 13 de febrero de 1920 y murió en, Park Ridge, Nueva Jersey, Estados Unidos, el 23 de marzo de 2002. Soprano.

En 1942 debutó en la Radio CBS con un concierto, donde pronto presentó su propio programa. Durante los años 1947-1948, recorrió los Estados Unidos como cantante de concierto, y en 1949 hizo una gira por Sudamérica.

En octubre de 1950 ofreció en Nueva York un recital que fue aclamado y le aseguró un reconocimiento inmediato. Ese año, cantó el papel de Marie, en versión de concierto de la ópera Wozzeck, de Alban Berg. Posteriormente el Maestro Arturo Toscanini la contrató para una representación de la Novena Sinfonía de Beethoven con la Orquesta Sinfónica de la NBC.


donde dobló la voz de la protagonista Eleanor Parker, que interpretó el papel de la soprano australiana Marjorie Lawrence, en las secciones cantadas. También en ese año cantó en versión de concierto, la ópera Medea de Luiggi Cherubini en el Town Hall, de Nueva York.

En 1956 debutó en la ópera de San Carlos, en Tampa, Florida, como Santuzza en la ópera Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni, al año siguiente debutó con la Ópera Lírica de Chicago y en 1958, con la Ópera de San Francisco.

Posteriormente realizó una presentación en Spoleto, Italia, con la Orquesta de Louis Armstrong, interpretando el repertorio de jazz, con tal suceso, que emprendió una carrera paralela como cantante popular.


A lo largo de la década de 1960 fue una solista habitual con la Orquesta Filarmónica de Nueva York dirigida por Leonard Bernstein y Víctor de Sabata. También fue una de las cantantes favoritas de Thomas Schippers.

El 6 de diciembre de 1960 debutó en el Metropolitan Opera House de New York, con la ópera Alceste, de Christoph Willibald Gluck. En la temporada 1962 – 1963 cantó el papel de Maddalena en Andrea Chénier, de Umberto Giordano, con Franco Corelli y Robert Merrill. Permaneció en la compañia a lo largo de la temporada 1963– 1964, cantando en 44 oportunidades. En marzo de 1966 regresó para realizar sus dos últimas interpretaciones como Maddalena.

En la década de 1970 se dedicó a la docencia. Fue profesora de música en la escuela de música de la Universidad de Indiana, en Bloomington. Desde 1983 hasta 1985, fue profesora de música en la Universidad de Maine en Orono. 


También hizo varias grabaciones de blues y jazz al final de su carrera y cantó el papel de la madre superiora en la versión discográfica de The sound of music con Frederica von Stade. En 1999 publicó sus memorias, Can't Help Singing, No puedo evitar cantar.

Eileen Farrell fue una auténtica soprano dramática con una voz muy poderosa capaz de sutilezas dignas de una soprano lírica, podía cambiar cómodamente a cantar como intérprete del repertorio popular. Fue muy admirada como cantante de ópera, aunque prefería la sala de conciertos, y la radio más que el teatro. Fue una cantante wagneriana que nunca cantó una ópera de Wagner en escena, sólo extractos y escenas en versión de concierto. Dejó una cantidad importante de grabaciones, tanto en vivo como en estudio, de arias de ópera y clásicos del Jazz.
  


A continuación, recordamos a Eileen Farrell, con dos interpretaciones: el aria Suicidio, de la ópera La Gioconda, de Amilcare Ponchielli, junto a la Orquesta Filarmónica de New York, dirigida por Leonard Bernstein, y la canción But Not For Me, de George Gershwin.