domingo, 26 de noviembre de 2017

"Operación final: La captura y el juicio de Adolf Eichmann" Adolf Eichmann, una saga de horror y espionaje con sede argentina

El Diario Clarín, en su edición digital, publicó este artículo, firmado por Paula Lugones






"Operación final: La captura y el juicio de Adolf Eichmann"
Adolf Eichmann, una saga de horror y espionaje con sede argentina

En el Museum of Jewish Heritage de Manhattan, Clarín visitó la exhibición que documenta cómo fue atrapado el genocida nazi que vivió en Buenos Aires.

Cabina original con vidrio antibalas que se usó en el juicio en Tel Aviv/ Foto Adriana Groisman
Era la noche del 11 de mayo de 1960. Un grupo de espías del Mossad, el servicio secreto israelí, circulaba en un coche por la calle Garibaldi, en San Fernando, y se detuvo frente a una parada precisa de colectivo. Su presa debería arribar en la unidad de las 19.30, como lo hacía puntualmente todos los días, de regreso de su trabajo en la fábrica Mercedes Benz. Pero esa noche no llegaba. Estaba oscuro, hacía frío, y los agentes siguieron esperando con nervios de acero. Pasadas las 20, el hombre que esperaban al fin descendió a paso lento del transporte y comenzó a caminar por un descampado rumbo a su precaria casa a pocos metros de allí.

Consciente de que estaba por protagonizar un momento histórico, uno de los agentes fue hacia él y le dijo, en castellano: “Momentito, señor”. Y cuando el hombre, asustado, retrocedió, los agentes se abalanzaron sobre él y lo metieron en el auto. Una vez adentro, el jefe del comando, Rafi Eitan, comenzó a palpar al secuestrado en busca de ciertas cicatrices que lo identificaban. Cuando las encontró, dijo las palabras que todos esperaban: “Estoy seguro de que es Eichmann”.



Así, en la Argentina, era capturado el criminal nazi responsable del exterminio de millones de judíos en campos de concentración -que vivía con el nombre falso de Ricardo Klement-, y que luego fue llevado en secreto a Israel para ser juzgado y condenado a muerte por sus crímenes. 57 años después, en Nueva York, se exhibe hoy una serie de objetos fundamentales de ese operativo que conmovió al mundo y que la Argentina denunció como una violación de soberanía.

La muestra Operación final: la captura y el juicio de Adolf Eichmann, que se puede ver hasta el 22 de diciembre en el Museum of Jewish Heritage de Manhattan, reúne artículos impactantes que tardaron décadas en salir a la luz: utensilios personales del jerarca nazi y distintos documentos, mapas, cámaras, fotos, patentes falsas que se usaron para su captura en las afueras de Buenos Aires, pero también la cabina blindada donde permaneció mientras lo juzgaban en Jerusalén.

Documentos falsos que usó el equipo de Mossad que capturó a Eichmann en Buenos Aires/ Foto Adriana Groisman.
Con estos objetos y documentos recién desclasificados y recursos multimediáticos de impacto, la exhibición revela los detalles de una de las grandes tramas del espionaje del siglo XX y también el juicio de uno de los más sanguinarios criminales de guerra de la historia.
Cuando los espías del Mossad habían recorrido más de un kilómetro con Eichmann a bordo, se detuvieron para cambiar las patentes del auto por otras falsas y lo llevaron a una de las casas que habían alquilado que serviría de aguantadero hasta que lo pudieran sacar del país.

El servicio secreto israelí estaba haciendo este operativo sin que el Gobierno argentino supiera nada porque Israel temía que nunca le dieran el permiso para extraditar al nazi. El plan era embarcar a Eichmann en un vuelo de la compañía aérea israelí El Al, que había llegado a la Argentina por el 150 aniversario de la Revolución de Mayo.

Según relata el propio jefe del comando -hoy de 90 años- en un video en la exhibición, el 21 de mayo el nazi fue disfrazado de asistente de vuelo y luego dormido con la inyección de un poderoso anestésico. Así, con los ojos tapados con una especie de antiparras y con pasaporte falso a nombre de un ciudadano israelí, lo subieron a bordo del avión y lo sentaron con un médico del Mossad al lado. Cuando aterrizó en Israel, luego de una escala en Senegal, el operativo había concluido. Lo esperaba el juicio.

Buena parte de la saga de espías puede reconstruirse gracias al curador de la exhibición, el agente israelí retirado Avner Avraham, que descubrió hace unos años en los archivos del Mossad unas cajas con objetos desconocidos de la misión. Avraham recopiló todos los elementos y sumó la cabina antibalas donde fue juzgado para la muestra que tuvo su debut en el parlamento israelí, antes de venir a suelo estadounidense.

Cédula de identidad de Ricardo Klement, el nombre que adoptó en Argentina/ Foto Adriana Groisman.
“La captura y el juicio de Eichmann es una historia importante en sí misma”, dice Avraham a Clarín sobre el valor de esta exhibición. “Además, es una historia de espías del Mossad, una de las agencias más importantes y profesionales del mundo, y mucha gente viene atraída por eso. Otro de los secretos de esta muestra es que los objetos no son copias o réplicas sino documentos reales. Por ejemplo, tenemos el pasaporte que Eichmann tenía en su bolsillo cuando fue llevado al avión”. Allí figura con el nombre de Ze'ev Zichroni, ciudadano israelí.

Entre los documentos de la muestra también se cuentan el pasaporte con el que Eichmann ingresó a la Argentina, a nombre de Ricardo Klement, la cédula de identidad de nuestro país y el carnet que lo muestra como trabajador de la empresa Mercedes Benz.

El museo es un tesoro para los amantes de las tramas de espionaje. Entre decenas de objetos se ve en una vitrina la cámara Leica 35mm con la que un espía fotografió al nazi cuando sospechaban que podía ser Eichmann. También se muestran esas fotos y el sobre con los negativos de una casa de revelado de la calle Florida.

Carta de Eichmann pidiendo clemencia/ Foto Adriana Groisman.
En otro lugar destacado hay un mapa de San Fernando donde se ve la calle Garibaldi y sus alrededores y el terreno donde vivía el genocida prolijamente marcado con resaltador. Otro croquis a mano alzada esquematiza cómo se iba a concretar el operativo.

También se exhibe la máquina portátil de duplicar llaves que utilizó el comando y, dentro de una vieja valija marrón, otro artefacto para fabricar las patentes falsas que luego fueron utilizadas en el operativo. En otra vitrina se observan algunos objetos personales que encontraron en la casa de Eichmann, como un peine, una navaja, una boquilla y un juego de llaves.

Además hay documentación sobre la participación de Eichmann en el genocidio. Se ve su firma estampada en protocolos donde se habla de la “solución final” y la cantidad de judíos a ser eliminados.

Pero quizá lo más impactante llega casi al final del recorrido de la muestra: la cabina blindada original donde Eichmann permanecía encerrado durante el juicio que comenzó en abril de 1961 en Jerusalén, por el exterminio de 6 millones de judíos.

Gracias a una minuciosa e inédita reconstrucción de imágenes y sonido originales de ese proceso que tuvo en vilo al mundo, se pueden ver, a la derecha, a las víctimas mientras relatan las atrocidades a las que habían sido sometidas y también a los jueces. A la izquierda, está el público mientras escucha en shock los testimonios. En la cabina, en el medio, se ve la imagen de Eichmann, algunas veces con gesto displicente, otras apretando con fuerza los labios. El impacto de la reconstrucción es verdaderamente electrizante. Los visitantes se sientan en silencio, algunos con ojos humedecidos, ante ese hito que marcó el siglo XX.

Durante el juicio, Eichmann dijo que sólo obedecía órdenes superiores y pidió clemencia, en una carta de puño y letra que también se exhibe en la muestra de Nueva York. Fue ahorcado el 31 de mayo de 1962.

Avner Avraham, un ex Mossad como curador

Para Avner Avraham, espía israelí retirado de 52 años y el curador de la muestra “Operación final”, el caso de Adolf Eichmann se ha convertido en una obsesión. “Como fui parte del Mossad, para mí esto es como una misión, es realmente la historia de mi vida. Cada mañana me levanto y hablo sobre Eichmann”, explica a Clarín.

Avraham se encuentra estos días en Buenos Aires como asesor de producción de una película sobre el caso que se está rodando en los escenarios reales y cuenta que ha recorrido ya varias veces los lugares por donde circulaban los protagonistas. Por ejemplo, visitó los cafés cerca del Obelisco, donde el entonces jefe del Mossad, Isser Harel, se reunía en secreto con los espías para coordinar los detalles. También el negocio donde antes funcionaba el laboratorio de la calle Florida donde los agentes revelaban sus fotografías, y las casas donde Eichmann estuvo oculto.

Revela que recibe con frecuencia testimonios y objetos vinculados al criminal nazi: “Es una historia que continúa, que no tiene fin y quiero que el mundo la conozca”. Recordemos que por estos días se filma en Buenos Aires Operation Finale, una película sobre el caso Eichmann. Actúan de protagónicos Ben Kingsley (Gandhi) y Oscar Issac (Star Wars).