domingo, 29 de septiembre de 2019

El cambio en nosotros

El Diario Infobae, en su edición digital, publicó éste artículo de opinión, firmado por el Rabino Alejandro Avruj.

El cambio en nosotros

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Mensaje Rab Ale Avruj - Rosh Hashana
Dijo Winston Churchill“Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y que tampoco quiere cambiar de tema”.
Fanáticos y admiradores de nuestro propio ego, poseedores sistemáticos de la razón, nos cuesta cambiar de opinión, y más aún de tema. Pero lo que más cuesta cambiar, sin dudas, es cambiar.
De acuerdo al calendario judío, nos encontramos iniciando un nuevo año, “Rosh Hashaná”. En cada renovación de ciclo del tiempo –más allá del calendario que sea– solemos pedir por un año distinto, o que cambie la suerte, o la vida, o lo que traiga el nuevo tiempo. Esperamos especialmente cambios, pero en otros: en la política, en la economía, en actitudes de amigos, en respuestas de los hijos, o en iniciativas de los amores. Pero para que el mundo comience un nuevo viaje alrededor del sol, la renovación y el cambio exige un pacto. Un pacto honesto y transparente con nuestra alma.
Justo antes de morir, Moisés propone un último pacto. Hasta aquí, la Torá nos ha traído tres pactos. El primero es el de Dios con Noé una vez pasado el diluvio. Dios llama en Noé como representante de la humanidad, a celebrar un pacto de respeto ante la vida humana entre los humanos. El segundo pacto es con el patriarca Abraham. Este es un pacto acerca de la fe, de saber a Dios. Nace la revolución monoteísta, que 4000 años después de Abraham ha alcanzado a la mayor parte de la humanidad en una diversa gama de formas de conectarse con el Misterio. El tercer pacto es el del Sinaí con Moisés. En la entrega de la Torá, Dios propone la construcción de un modelo de sociedad basada en la dimensión de la espiritualidad. El punto en común en los tres relatos es que es siempre Dios, el que propone el pacto. Noé no buscó comenzar un mundo nuevo. Abraham no pidió ser elegido. Y los israelitas tampoco habían propuesto salir de Egipto, ni mucho menos recibir la Ley.
El pacto que leemos en estos días de cierre del año y que aparece sobre el final del texto de la Torá, es completamente distinto. En un formato que destaca por lo inclusivo, Moisés invoca en el texto a hombres y mujeres, ancianos y niños, desde los príncipes hasta el aguatero y el leñador. “Todos estamos presentes”: los que están y los que no están. Es un pacto transgeneracional, sin diferencias por clases sociales, ni género, ni etaria.
Y el factor diferencial a los pactos anteriores es que no es Dios el que propone el pacto.
Es un momento clave, donde la iniciativa del devenir de la historia pasa de mando. La iniciativa deja de estar en los cielos, para pasar a nuestras manos. El pacto debe darse en y desde nosotros. Es el fin de la niñez espiritual, y el paso a la madurez. Es el fin de una relación casi aniñada con Dios, con la vida o con el Universo.
Como si fuésemos niños, nuestros rezos suelen ser siempre pedidos. Pedimos que Dios, el mundo o en lo que cada uno crea, resuelva, cambie, mejore, o traiga lo que necesitamos.
Pedimos y agradecemos. Pedimos por paz, por los amigos, por el trabajo, por la familia, por lo que sea, pedimos y pedimos. Luego agradecemos si es que llegan nuestros pedidos. Si no llegan, o revemos el gurú, o cambiamos de Templo para ver si nos escuchan más fuerte. Si finalmente tampoco llega lo que pedimos, resolvemos que finalmente Dios no existe. Y lo que muchas veces no existe es nuestra forma de acercarnos o entender nuestro vínculo y nuestro pacto con lo divino.
La fe no es esperar a que Dios aparezca y cambie las cosas. La fe profunda radica en aprender que es Dios el que está esperando que nosotros cambiemos las cosas.
El nuevo pacto exige madurez espiritual. El de dejar de esperar que las soluciones vengan de arriba. El de dejar de comportarnos como niños exigiendo respuestas y soluciones de nuestros padres. Porque los adultos también tenemos padres, pero sabemos que debemos asumir nuestras propias responsabilidades para que sucedan las cosas.
En este último pacto se nos transfiere el compromiso. A partir de ahora la iniciativa es humana y somos nosotros los que tenemos que liderar cualquier cambio. Ya no se trata de quedarnos esperando a que Dios haga lo que necesitamos, sino comprender que es Dios el que está esperando por nosotros.
Esa misma idea de traspaso de iniciativa, es la que logrará que el año cambie, si la aplicamos en nuestras relaciones cotidianas. Implica empezar a hacer nosotros aquello que estamos esperando que hagan los demás. ¿Esperás que te honren? Empezá vos a honrar a los demás. ¿Estás esperando que una persona te felicite? Andá y felicitalo. ¿Querés que tus hijos te agradezcan? Empezá vos, andá y agradeceles. ¿Querés un cambio en la pareja y estás esperando que el otro cambie? Empezá a cambiar vos. ¿Querés que él o ella tenga la iniciativa para renovar la pareja? Arrancá vos. ¿Estás esperando cada día que tu hijo o tu nieto te llame? Mandale un WhatsApp todos los días. ¿Querés que te sonrían? Empezá a reírte más. Como dice el Rebe de Braslov: “Cuando entrás a un lugar con una sonrisa, cambiás el mundo”. Cambiás la energía de cualquier encuentro, y todos sonríen.
No se trata de esperar a que el otro haga algo que quizá no va a hacer, que no se le ocurre o que no le sale, deprimido en el enojo y el fastidio porque no lo hace. Tal como dicen que dijo Ghandi: “Sé vos el cambio que buscás en el mundo”.
Amigos queridos, amigos todos.
Nos dicen los sabios que en estos días, se abre el Libro de la Vida. El Libro en el que están registradas todas nuestras buenas acciones y todas nuestras malas acciones. Ese Libro no es ficción. Existe en verdad. Existe en nuestra mente. Todo queda registrado. Las cosas buenas que hicimos quedan registradas, y cuando las recordamos, nos volvemos a emocionar. De pronto nos vemos sonriendo solos en el auto, y nos sorprende un cosquilleo interno. Porque todo queda grabado en uno. Pero las cosas malas también quedan grabadas, y al recordarlas, nos invade un dolor en el pecho y volvemos a sentir el mismo escalofrío que tuvimos la primera vez. Nos sentimos mal, nos sentimos odiosos con nosotros mismos. Incluso aquello que hicimos creyendo que nadie miraba, también queda registrado. Porque todo se ve, todo queda guardado en el Libro.
Somos nuestros recuerdos, lo que recordamos de los nuestros, lo que recordamos de nuestras acciones, y lo que van a recordar de nosotros después de nosotros.
En palabras de Víktor Frankl“Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos”.
Es por eso que el cambio este año debe ser un trabajo interno. Aprender a recordar bien y trabajar para ser recordados. Para eso, debemos tomar la iniciativa. Dejar de esperar que el mundo o el año cambie y sea mejor, y entender que el mundo y el año están esperando por nosotros.
El autor es Rabino de la Comunidad Amijai y Presidente de la Asamblea Rabínica Latinoamericana del Movimiento Masorti.

Shalom - Un año bueno y dulce

                       

   
   

       
       
       
       
            Un año bueno y dulce




sábado, 28 de septiembre de 2019

jueves, 26 de septiembre de 2019

“La educación es un arma muy importante para la autoestima”. Dr. Valentín Fuster


Valentín Fuster Carulla es internacionalmente reconocido como uno de los médicos y promotores de la educación de la salud más prestigiosos del mundo.

En este vídeo, ante las preguntas de familias, el Dr. Fuster muestra su lado más docente y la necesidad de la promoción de hábitos saludables. Además, comparte sus conocimientos para la mejora de la salud de la población, con especial énfasis en los niños y los jóvenes, y el despertar de vocaciones científicas. Actualmente es Director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en España y director del Instituto Cardiovascular del hospital Mount Sinai de Nueva York (Estados Unidos). Sus investigaciones sobre el origen del infarto de miocardio le valieron el Premio Príncipe de Asturias de Investigación.  Entre los reconocimientos a su labor cabe destacar que el Dr. Fuster es el único cardiólogo que ha recibido los máximos galardones de investigación de las cuatro principales organizaciones internacionales de Cardiología.

La misión del Dr. Valentín Fuster es integrar la investigación con la promoción de la salud a través de la educación. En este sentido, destaca su participación en proyectos de divulgación de la salud para niños y jóvenes como presidente de la Fundación Internacional SHE (Sciencie, Health and Education) o asesor científico en la serie infantil Barrio Sésamo, entre otros. Es autor y coautor de títulos como La ciencia de la salud, Corazón y mente, Monstruos supersanos o La cocina de la salud. "El corazón sirve para dar cantidad de vida; el cerebro, calidad de vida". Con esta frase, el Dr Fuster resume su esperanza en la educación de la salud, y especialmente, en el cuidado de los factores de riesgo cardiovascular, como grandes palancas para el cambio y la mejora integral de la vida de las personas.

Oblivion - Astor Piazzolla - Peter Steiner en trombón, Hsiao Ling Lin en piano y Silver Ainomäe en violoncello

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Asperger, el pediatra nazi que diagnosticó y mandó a la muerte a niños autistas

El Diario La Nación, en su edición digital, publicó este artículo.


Asperger, el pediatra nazi que diagnosticó y mandó a la muerte a niños autistas
Hans Asperger
Hans Asperger Fuente: Archivo


25 de septiembre de 2019  • 15:43

Desde los años 80, la psiquiatría mundial le ha rendido homenaje al pediatra y psiquiatra Hans Asperger al ponerle su nombre a una de las condiciones más conocidas del espectro autista. Sin embargo, el pasado oscuro de este médico ha eclipsado su legado. Asperger, nacido en Viena en 1906, fue un entusiasta nazi que colaboró con el Tercer Reich e incluso diagnosticó a decenas de niños que murieron en un hospital austríaco en nombre de la "pureza de la raza aria".

En base a las investigaciones del médico austríaco, las personas con el síndrome de Asperger son identificadas por poseer una gran inteligencia y dominio sobre un tema concreto, a la vez de tener escasa capacidad para formar amistades y relaciones personales, falta de empatía y alguna torpeza en sus movimientos.
Estas características fueron estudiadas por Asperger mientras trabajaba en el Hospital Infantil Universitario de Viena cuando analizaba el caso de cuatro niños para su tesis doctoral. Él lo llamó "psicopatía autista" y calificó a los menores de "pequeños profesores" gracias a su capacidad intelectual.

Fue en 1981, un año después de la muerte del médico, cuando la psiquiatra inglesa Lorna Wing retomó sus investigaciones y utilizó por primera vez el término " síndrome de Asperger" para referirse a esta variante del autismo.

Mancha oscura
Recientes investigaciones le han dado otro tamiz a lo hecho por Asperger con los niños autistas. El año pasado, la revista "Molecular Autism" publicó un estudio de Herwig Czech, historiador de medicina en la Universidad Médica de Viena, quien analizó las publicaciones de la época nazi de Asperger junto con documentos que no se habían explorado en los archivos austríacos, y los registros de casos de sus pacientes infantiles.
"Estos hallazgos sobre Asperger son el resultado de muchos años de investigación cuidadosa en los archivos. Lo que emerge es que Asperger intentó acomodarse al régimen nazi y fue recompensado con oportunidades laborales", señala Czech.
Según los documentos analizados, Asperger envió a decenas de niños -unos 35- a la clínica Am Spiegelgrund de Viena, para que sean sometidos al programa de eutanasia infantil, bajo el cual se realizaron experimentos que incluían el uso abusivo de barbitúricos para sedar a niños, que eran puestos en jaulas y atados con camisas de fuerza. Sus muertes luego eran registradas como "ocasionadas por neumonía".
Los nazis asesinaron a unos 800 niños en esta clínica entre 1940 y 1945 por considerarlos una "amenaza a la pureza de la raza aria" debido a sus alteraciones mentales, cuyas vidas "eran indignas de ser vividas".
"Creemos que merece ser publicado para exponer la verdad sobre cómo un médico que, durante mucho tiempo, fue visto como único habiendo hecho valiosas contribuciones al campo de la pediatría y la psiquiatría infantil, fue culpable de ayudar activamente a los nazis en sus aborrecibles políticas de eugenesia y eutanasia", señaló uno de los editores en jefe de la revista, Simon Baron-Cohen.
Durante la posguerra, el propio Asperger afirmaba que él había resistido al nazismo y que había rescatado a muchos niños del programa de eutanasia infantil.

"Sádicos y maliciosos"
Pero el estudio de la revista "Molecular Autism" no ha sido el único. El año pasado también se publicó el libro "Los niños de Asperger. Los orígenes del autismo en la Viena nazi" de la historiadora estadounidense Edith Sheffer, quien señala que el médico austríaco legitimó públicamente las políticas de higiene racial, incluyendo las esterilizaciones forzadas y que su cooperación con la eutanasia infantil fue activa y consciente.
Según ambos estudios, Asperger justificaba "la necesidad de medidas restrictivas para los pacientes incurables o que sufren patologías hereditarias". Asimismo, señalaba que las personas con autismo podían ser "excelentes soldados y trabajadores fiables".
Por Gisella López Lenci GDA - El Comercio


domingo, 22 de septiembre de 2019

Cuando la guerra mundial imprevista por Hitler llegó al país: el día en que tres argentinos subieron en secreto al buque alemán Graf Spee

El Diario Infobae, en su edición digital, publicó este artículo, firmado por Juan Bautista "Tata" Yofre.



Cuando la guerra mundial imprevista por Hitler

llegó al país: el día en que tres argentinos 

subieron en secreto al buque alemán Graf Spee

Los detalles y la trastienda de la llegada de la célebre embarcación nazi al Río de la Plata

El “Admiral Graf Spee”, con su bandera desplegada
El “Admiral Graf Spee”, con su bandera desplegada
El 11 de agosto de 1939, tras una larga jornada en el castillo de Fuschl, una finca cercana a Salzburgo, el canciller alemán Joachim von Ribbentrop y su par italiano Galeazzo Ciano fueron al refugio alpino de Adolf Hitler. Habían tenido dos días de conversaciones. En el primero, el yerno de Mussolini trató de explicar que por distintas razones Italia no estaba preparada para la guerra y que solo resistiría algunos meses ante un conflicto general. Y que el ataque a Polonia no quedaría localizado ni mucho menos en aquel país. Al día siguiente, cuenta el intérprete de Hitler, Paul Schmidt, Ciano fue recibido nuevamente por Hitler y éste afirmó con gran seguridad: "Estoy plenamente convencido de que ni Inglaterra ni Francia tomarán parte en una conflagración general…las democracias son inferiores a Alemania y no lucharán"
Tras los encuentros, Paul Schmidt volvió a su residencia de descanso en Norderney, sobre el Mar del Norte. No pasó más de una semana cuando recibió otra importunada llamada telefónica comunicándole que lo pasaría a buscar un avión para llevarlo a Berlín. Nadie sabía la razón de tanto apuro. En su mesa de trabajo del Ministerio de Asuntos Exteriores encontró un sobre sellado. "Era una orden para ir en avión en compañía de Ribbentrop… a Moscú, donde tenía que actuar en las entrevistas con Stalin, no como intérprete, puesto que yo no hablo ruso, sino para ejercer mi segunda función, reteniendo en unos apuntes el curso de las negociaciones y los posibles acuerdos."
El martes 22 de agosto la delegación alemana partió a Moscú a las nueve de la noche en un cuatrimotor Cóndor, FW 200. Mientras se encontraba en pleno vuelo y observaba la tranquilidad del espacio aéreo, Schmidt imaginó que "contrastaba de modo extraño con la tempestad que ya rugía entre bastidores y que, a ritmo acelerado, se iba cerniendo sobre Europa."
En esas horas, Alemania y la Unión Soviética delimitaron las esferas de influencia en la Europa Central mientras sellaban un acuerdo secreto, firmado entre Ribbentropp y Viacheslav Molotov, en el que se repartían el territorio polaco. Al finalizar, Stalin brindó: "Yo sé bien como quiere el pueblo alemán a su Führer; ¡bebo a su salud!".
Mientras Ribbentrop volaba a la Unión Soviética, en su Berghof Hitler explica y justifica con una serie de argumentos, a un centenar de altos oficiales, que había tomado la decisión de ocupar Polonia en primavera. Primero les informa que en esas horas se está cerrando un Pacto de No Agresión en Moscú. Luego dice: "Encontraré, para desencadenar esta guerra, una razón válida que la propaganda deberá explicar. Importa poco, por otra parte, que ésta razón sea o no plausible. El vencedor no debe rendirles cuentas al vencido. No tendremos que decir si hemos dicho o no la verdad. En tiempos de guerra, desde el principio como durante el curso de las operaciones, no es el derecho lo que importa, es la victoria…". Por lo tanto, agrega, se debe "actuar de manera fulgurante. El fin es, lo repito, liquidar Polonia […] aniquilar sin piedad… aunque haya que desencadenar una guerra en el Oeste".
Luego llegaron interminables jornadas, cargadas de mensajes y entrevistas entre Berlín, Roma, Londres y París. El 25, el embajador italiano Attolico llegó a la cancillería con una carta de Mussolini a Hitler: "Es para mí uno de los momentos más dolorosos de mi vida el tener que comunicarle que Italia no está preparada para la guerra". La misiva, según Schmidt, produjo el efecto de una bomba.

Los cancilleres Ribbentrop y Molotov firman el Pacto de No Agresión”. Sonriente observa Stalin
Los cancilleres Ribbentrop y Molotov firman el Pacto de No Agresión”. Sonriente observa Stalin
"Durante los días siguientes (al pacto Ribbentrop-Molotov) –anotó el calificado testigo- se sucedieron los tratos verbales o escritos, sin pausa, con los embajadores en Berlín o los políticos en Londres, París y Roma. Era una especie de teleconferencia entre capitales europeas, para la que utilizaron el teléfono y el telégrafo". Se volvía, además, a repetir la misma escena: se discutía sobre la soberanía de un país que no estaba representado en la mesa de negociaciones. El texto del traductor alemán refleja cierta tristeza al relatar las últimas horas de paz. "Me había dado cuenta –la medianoche del 30 al 31 de agosto- de la farsa que Hitler y Ribbentrop estaban representando", porque simplemente escuchaba las entrevistas y las opiniones privadas de sus jefes cuando los negociadores extranjeros abandonaban la Cancillería.
En la noche del 31, Hitler ya había dado la orden de invadir Polonia a las 05,45 de la mañana del 1º de septiembre de 1939. El domingo 3 de septiembre de 1939, a las nueve de la mañana, el embajador británico Henderson entró al Ministerio de Asuntos Exteriores, sito en Wilhelmstrasse 76, y le entregó a Paul Schmidt el ultimátum británico anunciando el estado de guerra. Una vez recibido, lo llevó a la Cancillería, entró al amplio despacho de Hitler, que estaba acompañado por Ribbentrop, y lo tradujo en voz alta. Al finalizar, el Führer se quedó completamente inmóvil y silencioso. Tras unos segundos, le preguntó a su ministro: "¿Y ahora qué?". El alto funcionario contestó: "Supongo que dentro de una hora los franceses me entregarán un ultimátum idéntico." Detrás de Francia llegaron con el mismo objetivo los embajadores de Australia, Nueva Zelanda y Canadá. El 17 de septiembre la Unión Soviética se apoderó de su parte del territorio polaco. Más tarde invadiría Finlandia.
Como parte de la farsa que se urdía en la Cancillería, el Panzerschiff Admiral Graf Spee salió de la base Wilhemshaven a las 19 del 21 de agosto de 1939 con rumbo al Atlántico Sur. El capitán de navío (Kapitän zur See) Hans Langsdorff lleva un sobre con ordenes secretas. Casi al unísono el acorazado Deutschland sale rumbo al Atlántico Norte. También son ubicados en zonas de tráfico marítimo varios submarinos. Al estallar la guerra, Hitler ordenó a su Armada interceptar las líneas de abastecimiento de Gran Bretaña y Hans Langsdorff tenía como directiva principal ceñirse a las reglas de captura y evitar combate y moverse mucho dentro de su zona de acción. El 1º de septiembre, el mismo día que se invade Polonia y se está por entrar en guerra contra Gran Bretaña y Francia, el Graf Spee es visto en las islas Canarias al lado de su buque de abastecimiento Altmark.

El “Admiral Graf Spee” de frente.
El “Admiral Graf Spee” de frente.
Desde ese momento el Admiral Graf Spee actuó como buque corsario intentando cortar la línea de abastecimientos al Reino Unido de la Gran Bretaña. En esa tarea, la guerra que había comenzado en Europa y que Hitler preveía que los ingleses y franceses no iban a reaccionar llegó hasta América del Sur y las barrosas aguas del Río de la Plata iban a convertirse en campo de batalla –y cementerio—del Panzerschiff (acorazado de bolsillo) clase Deutschland.
El Admiral Graf Spee hundió con diferentes tácticas (entre otras disfrazando el navío) los barcos de bandera británica Newton Beach (5 de octubre se lo captura y el 7 se lo hunde), Ashlea (7 de octubre), Huntsman (10 de octubre se lo captura, el 17 se lo hunde), Trevanion (22 de octubre), África Shell (15 de noviembre), Doric Star (2 de diciembre), Tairoa (3 de diciembre) y Streonshall (7 de diciembre). En total 50.000 toneladas hundidas. Si se observa, fue la mitad del buque gemelo Admiral Scheer pero en ese tiempo su mayor virtud fue la de demandar -o distraer- que las flotas de Gran Bretaña y Francia organizaran diferentes equipos para localizarlo.
 El 1º de septiembre, el mismo día que se invade Polonia y se está por entrar en guerra contra Gran Bretaña y Francia, el Graf Spee es visto en las islas Canarias al lado de su buque de abastecimiento Altmark
El miércoles 13 de diciembre de 1939, tras la batalla con tres navíos de guerra británicos, a las 22.50, el Admiral Graf Spee se refugió en el puerto de Montevideo. Gran parte de la tripulación se encontraba agotada. Al momento de atracar el panorama naval que se encontró Langsdorff no podía ser peor, se había metido en una ratonera. Sabía que los británicos no lo iban a perdonar y que le habrían de lanzar una fuerza renovada para hundirlo. Gran Bretaña necesitaba urgentemente un éxito que levantara su alicaído ánimo y ratificara la conducción de Winston Churchill al frente del Almirantazgo.
El jueves 14, casi al unísono, llegaron a Montevideo, desde Buenos Aires, los agregados navales "concurrentes" de Alemania y Gran Bretaña. Uno era el capitán Dietrich Niebuhr y el otro el capitán H. McCallLos dos entraron en el juego de la guerra diplomática que había estallado en Montevideo. El embajador inglés Eugen Millington-Drake también tiene en cuenta a Michael Powell el jefe de la Inteligencia británica en el Río de la Plata, cuyos hombres entremezclados con los curiosos fotografiaban al Graf Spee desde las pequeñas embarcaciones y en tierra.
 El miércoles 13 de diciembre de 1939, tras la batalla con tres navíos de guerra británicos, a las 22.50, el Admiral Graf Spee se refugió en el puerto de Montevideo. Gran parte de la tripulación se encontraba agotada. Al momento de atracar el panorama naval que se encontró Langsdorff no podía ser peor, se había metido en una ratonera
El viernes 15 de diciembre de 1939 una verdadera multitud acompañó a los féretros de los marinos alemanes al Cementerio del Norte. Los tripulantes del Graf Spee lucían sus uniformes de gala. En el momento de la despedida final todos realizaron el saludo nazi, aunque Langsdorff lo hizo a la manera clásica, se llevó la mano derecha hacia su gorra. Entre tanta gente, no pasaron inadvertidos los marinos de los barcos mercantes británicos con el capitán Dove a la cabeza.

Marinos alemanes bajan del acorazado sus muertos y heridos en Montevideo tras la batalla del Río de la Plata
Marinos alemanes bajan del acorazado sus muertos y heridos en Montevideo tras la batalla del Río de la Plata
El jueves 16 también llegaron a Montevideo tres oficiales de la Armada Argentina "en cumplimiento de la comisión reservada" que les había dado el Director de la Escuela de Guerra Naval, Capitán de Navío Héctor Vernengo Lima. Ellos eran los Capitanes de Fragata:
Juan María Carranza (5º puesto de la Promoción 40). Se retiró en 1949.
Oscar G. Ardiles (3º de la Promoción 45). Pasó a retiro en 1943.
Walter A. von Rentzell (Promoción 46). Más tarde fue Prefecto Naval; Director de Material Naval (1950) y llegó a vicealmirante. Se retiró el 24 de mayo de 1955. Era considerado un oficial "duro pero prestigioso".

El imponente Graf Spee (David Muscroft/Shutterstock)
El imponente Graf Spee (David Muscroft/Shutterstock)
El primer día avistaron al buque alemán desde un remolcador atestado de gente y de "agentes" y al día siguiente subirían a la embarcación y harían un largo informe.
En esas mismas horas el capitán Oscar G. Ardiles de la Armada Argentina se puso en contacto con su amigo personal, el señor Dünhofer, gerente del Banco Alemán en Montevideo, "muy vinculado a la representación diplomática alemana" y luego de ser invitado a almorzar se comprometió a gestionar una visita al Graf Spee.
Ardiles informó: "Nuestra presencia en el cementerio fue notada por el Agregado Naval alemán en nuestro país, lo que permitió que el capitán von Rentzell se pusiera al habla con él por teléfono a fin de reforzar nuestra gestión de lograr una visita al buque".
El informe de los tres capitanes de Fragata argentinos (Carranza, Ardiles y von Retzell) agrega que la solicitud fue aceptada "sin inconvenientes y con gran facilidad". "A las 11.45 del sábado llegó al muelle el Comandante del Acorazado Alemán que estaba en tierra, acompañado por el embajador (Otto Langmann) y el Agregado Naval en nuestro país (capitán Dietrich Niebuhr) y con ellos nos embarcamos en la lancha del Comandante que nos trasladó a bordo. El Agregado Naval Alemán nos presentó al comandante (Langsdorff) como a tres capitanes argentinos amigos personales de él y en cuya discreción podían tener absoluta confianza".
"Langsdorff habló detenidamente con nosotros, dirigiéndose al capitán von Rentzell en alemán, y dijo que el buque no tenía ninguna avería que afectara su poder combativo y que solamente requería las reparaciones necesarias para poder habilitar las cocinas, panadería, lanchas y orificios en el casco", apuntaron.