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Foto de portada: Magdalena Viggiani.
Philip David Charles Collins, más conocido como Phil
Collins, nació en Chiswick, Middlesex, Reino Unido, el 30 de enero de 1951. Baterista, cantante,
compositor, productor y actor.
Phil Collins, una de las figuras más emblemáticas y
celebradas de la música, el legendario cantante, compositor, baterista y
productor británico ha dejado una marca indeleble en la cultura pop durante sus
cinco décadas de carrera, tanto como miembro de Genesis como artista solista
que encabeza las listas. Considerado durante mucho tiempo como uno de los
artistas con mayores ventas de todos los tiempos, el miembro del Salón de la
Fama del Rock and Roll también se encuentra entre los más condecorados, con múltiples
premios GRAMMY®, Ivor Novellos, BRIT y un premio de la Academia a su nombre.
Pero lo que es quizás más impresionante es su capacidad para llegar a tantos
fanáticos, a través de fronteras y generaciones, con una serie de éxitos que se
han arraigado en la conciencia colectiva, incluidos "Against All Odds
(Take a Look at Me Now)", "Sussudio", "You'll Be in My
Heart" y, quizás la más famosa, "In the Air Tonight", que no
solo es una de las canciones más perdurables de finales del siglo XX , sino que
también presenta una de las rupturas de batería más reconocibles de la música.
El impacto de la carrera de casi 50 años de Phil Collins es
imposible de medir. Como baterista, ha sido considerado durante mucho tiempo
uno de los mejores en su oficio por grupos como Modern Drummer y Rhythm.
Mientras tanto, su musicalidad ha influido en un gran número de colegas,
incluidos los fallecidos Taylor Hawkins (Foo Fighters) y Neil Peart (Rush), así
como Charlie Benante de Anthrax. Como cantautor, su obra atemporal ha sido
adoptada por generaciones de fans (desde Ice T y Ben Gibbard de Death Cab for
Cutie hasta Alicia Keys y Lorde, por nombrar algunos), mientras que sus
canciones han sido versionadas y sampleadas por decenas de artistas. Más allá
de su trabajo con Genesis, Collins ha vendido aproximadamente 150 millones de
álbumes en todo el mundo, lo que lo convierte en uno de los artistas con
mayores ventas de todos los tiempos. También sigue siendo uno de los tres
únicos artistas (incluidos Paul McCartney y Michael Jackson) que han vendido
más de 100 millones de álbumes tanto como solistas como con sus respectivas
bandas.
A lo largo de su carrera, Collins ha sido reconocido por sus
indelebles contribuciones al canon de la música pop, tanto como solista como
miembro de Genesis. Entre otros honores, su trabajo en solitario le ha valido
ocho premios GRAMMY®, un premio de la Academia, seis premios BRIT y seis
premios Ivor Novello. En 1999, recibió una estrella en el Paseo de la Fama de
Hollywood y fue incluido en el Salón de la Fama de los Compositores cuatro años
después, mientras que en 2010, fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and
Roll como miembro de Genesis.
A continuación, celebramos su cumpleaños, con uno de sus
grandes éxitos: In The Air Tonight.
William Havergal, más conocido como Havergal Brian, nació en
Dresde, Staffordshire, Reino Unido, el 29 de enero de 1876, y murió en Shoreham-by-Sea,
Sussex, Reino Unido, el 28 de noviembre de 1972. Compositor, libretista y
organista.
El sitio www.labrujulaverde.com
publicó este recordatorio firmado por por Jorge Álvarez.
Havergal Brian, el músico autodidacta que compuso la
sinfonía más larga de la Historia, por Jorge Álvarez
28 Sep, 2018
El mundo de la música está lleno de curiosidades y
anécdotas, algo a lo que no escapa el de la música clásica. En este último se
encuadra Havergal Brian, un compositor inglés que tiene el récord de haber hecho
la sinfonía más larga de la historia, con aproximadamente dos horas de
duración. Se titula Sinfonía Nº 1 en Re Menor porque además se trata de la
primera que compuso -otras posteriores son más breves-, aunque es más conocida
por el nombre de The Gotic (Gótica).
Havergal Brian nació en 1876 en Dresde, que en este caso no
es la ciudad alemana sino un distrito de Stoke-on-Trent, conurbación situada en
Staffordshire (Inglaterra) que ha dado otros hijos ilustres como Edward
John-Smith (el capitán del Titanic), pero, curiosamente, varios de ellos
también son músicos: el cantante Robbie Williams y el bajista de Motörhead,
Lemmy Kilmister. En realidad Brian no se llamaba Havergal sino William; adoptó
ese otro nombre tomándolo de una familia de músicos locales que hacían himnos
religiosos.
Era de clase obrera, por lo que no fue más que a la escuela
primaria y luego tuvo que ponerse a trabajar, no recibiendo formación musical;
fue él mismo quien, siguiendo su vocación, aprendió por su cuenta y consiguió
ejercer de organista en una iglesia. En 1895 quedó extasiado al asistir a un
concierto de la obra El rey Olaf, del entonces muy exitoso Edward Elgar, y se
interesó por la música clásica de nuevo cuño que empezaba a oírse entonces:
Richard Strauss, Grancille Bantock (con quien entabló amistad), etc.
Y se lanzó a componer sus propias obras. Su primer éxito fue
la Suite Inglesa, que obtuvo resonancia especial al ser seleccionada para
interpretarse en los Proms (un ciclo de conciertos orquestales diarios que
programa el Royal Albert Hall -aunque entonces era en el Queen’s Hall- en la
segunda mitad del verano y que son muy populares porque aparte de clásica tocan
temas del cine y TV). De hecho, Brian se convirtió en un notable músico
emergente que, sin embargo, no podría mantener esa línea a causa de su compleja
personalidad, algo misántropa.
Pero de momento estaba en la cresta de la ola, recibiendo
multitud de ofertas. Una de ellas le llegó en 1907 del magnate Herbert Minton;
muy suculenta pero a cambio de dedicarse exclusivamente a componer. Brian
aceptó y se entregó a la tarea pero no supo gestionar aquella etapa triunfal y
no tardó en aplazar sus trabajos para disfrutar de los placeres de la vida que
le proporcionaba su acomodada posición. Así, se sucedieron viajes, banquetes y
holganza hasta que un affaire con una sirvienta llamada Hilda Mary Hayward
provocó una crisis.
Su matrimonio se rompió y buena parte de los ingresos tuvo
que dedicarlos a pagarle una pensión a su exmujer (desde 1898 estaba casado con
Isabel Priestley, que le había dado cinco hijos), si bien a cambio la relación
con Hilda se volvería estable y la convertiría en su esposa en 1933, teniendo
con ella otros cinco vástagos. Pero esa nueva situación de recursos limitados
le obligó a centrarse otra vez en la composición, pasando de dejarlo todo a
medias a escribir notas estajanovísticamente.
Por eso hoy se le tiene por uno de los músicos más
prolíficos que han existido (aunque no el que más porque ese récord lo tiene el
alemán dieciochesco Georg Philipp Telemann, que superó las tres mil obras).
Instalado en Londres, sólo interrumpió el ritmo para intentar alistarse en el
ejército cuando estalló la Primera Guerra Mundial pero una lesión en la mano
pospuso ese objetivo hasta 1915, en que formó parte de la Fuerza Expedicionaria
Canadiense como auditor. Después de la contienda, ante la falta de ofertas,
reorientó su profesión entrando a trabajar como crítico musical.
Desempeñó esa labor en publicaciones especializadas como el
diario The Bristish Bandsman o la revista Musical Opinion, de la que llegó a
ser editor en 1927. Se le daba bien escribir y su estilo era sarcástico, lo que
ha llevado a compararle con Bernard Shaw. Ahora bien, su trabajo como crítico
no impidió que continuase componiendo. De hecho, antes de centrarse en las
palabras en vez de en las notas, la guerra le sirvió de inspiración para
componer una ópera, The Tigers; no sería la única porque décadas después
firmaría otras cuatro.
Y es que tras retirarse en 1940 retomó las partituras e hizo
todo tipo de piezas, como conciertos para violín y violonchelo, canciones,
conciertos para piano y orquesta de cámara, suites… Sin embargo, donde
realmente se sintió a gusto fue en la sinfonía, lo que plasmó nada menos que en
treinta y dos de ellas. La mayoría, veintidós, fueron tardías, escritas a
partir de la segunda mitad de los años cincuenta por el éxito que tuvo en 1949
la Sinfonía nº 8 en Si bemol, al ser redescubierta y programada por la BBC.
Pero para entonces las hacía más cortas, de uno o dos movimientos.
Este dato es importante porque, como decíamos al comienzo,
las anteriores eran muy largas. En eso se llevó la palma la primera, la Gótica,
que consta de seis movimientos divididos en dos partes. Trabajó en ella entre
1919 y 1927, después de una conversación con el director de los Proms, Henry
Wood, en la que hablaron de escribir una suite que reviviera instrumentos
musicales en desuso. Para poder escribir todo lo que quería, Brian necesitó
partituras enormes, con pentagramas de mayor tamaño del habitual. Tuvo que
presentar los movimientos por separado y, curiosamente, los tres primeros
resultaron premiados en un concurso.
Y es que, prefigurando el estilo romántico y de ambiciosa
orquestación que caracterizaría al compositor -influencia de la Sinfonía nº 8
de Mahler, apodada De los Mil por la cantidad de instrumentistas que
necesitaba-, la Gótica es una colosal obra coral que alude temáticamente al
estilo artístico homónimo de la Baja Edad Media, el de las grandes catedrales
ojívales, y su repercusión en el desarrollo cultural de la Humanidad. También
es deudora del Fausto de Goethe y al final hay una dedicatoria a Richard
Strauss.
La primera parte es exclusivamente instrumental, a cargo de
una orquesta de un centenar de intérpretes y dura unos tres cuartos de hora
ininterrumpidos, mientras que la segunda, de una hora de duración, incorpora
coros para la interpretación de un imponente Te Deum que además de orquesta
requiere órgano y otros instrumentos que ya no se usaban, al igual que estilos
del pasado como el fabordón o la polifonía medievales. Toda esta desmesura
provoca que la Gótica sea una obra de difícil interpretación y cuando se hace
suele ser reduciendo el número de músicos participantes.
Quizá por eso su estreno tuvo que esperar a 1961, en el
Westminster Central Hall, aunque se trató de una función más bien amateur; la
primera profesional fue cinco años más tarde en el Royal Albert Hall, que
además la BBC transmitió por radio recuperando así del olvido la figura del
autor. La música de éste vivió entonces una segunda edad de oro, con discos,
conciertos, estudios sobre su obra y hasta la publicación de un par de
biografías. Eso sí, un esplendor no generalizado entre el gran público sino
limitado a cierto número de incondicionales.
Entre ellos, sólo un colega de profesión: Leopold Stokowski.
El resto consideraba a Brian un compositor correcto pero poco más, deudor en
exceso de clásicos como Wagner, Mahler, Bach, Bruckner y otros, así como de la
música militar y popular victoriana, aunque en ello siempre por detrás de
Elgar. De todas formas, cuando Brian fue redescubierto en 1966 era ya
nonagenario y es posible que parte de ese éxito postrero se debiera a la
simpatía que despertaba un venerable anciano. De hecho, tras morir en 1972
volvió a segundo plano, aun cuando algunas de sus creaciones todavía se
estrenaban por esas fechas. Pero retiene su récord de sinfonía más larga.
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con la Sinfonía Nº 1 en Re Menor, Gótica, en la versión de la Orquesta
Sinfónica de la Radio Eslovaca, y el Coro y la Orquesta Filarmónica eslovaca, dirigidos
por Ondrej Lénard.
Luis de Pablo Costales (Bilbao, 28 de enero de 1930),
compositor vanguardista vasco de música serial y aleatoria, integrante con
Cristóbal Halffter y otros de la Generación del 51 ('Nueva Música').Por
cortesía de Luis de Pablo
Premio Nacional de Música 1991 y catedrático del Auditorio
de Madrid. Presidió Juventudes Musicales Españolas (1960-1963), organizó la I
Bienal de Música Contemporánea de Madrid (1964), dirigió con su grupo 'Alea' el
primer laboratorio de música electrónica en España, y creó la primera obra
musical con el ordenador IBM (1966) en el Centro de Cálculo de la Universidad
de Madrid.
Sus primeras composiciones, influidas por Falla, Debussy,
Bartók y Mompou, datan de los años 50,
y el estudio posterior de la técnica compositiva de Olivier
Messiaen, así como la meditación del 'Doctor Fausto', de Thomas Mann, le
trasladaron a sus primeras obras vanguardistas.
Ha representado a España en el Festival de la Sociedad
Internacional de Música Contemporánea (SIMC) 1967 de Praga, y ese año contrató
en exclusiva con ediciones Salabert, de París. Ha impartido enseñanzas acerca
de su obra en el Instituto Torcuato di Tella en Argentina, y en 1971 regresó a
España como profesor de Análisis de Música Contemporánea del Conservatorio de
Madrid. Ha sido tambiéne profesor en Buffalo, Albany y Nueva York (EEUU),
Canadá y Alemania entre 1973 y 1975, en el Instituto Sueco para la Cultura y en
los cursos de música española de la Academia Chigiana de Siena.
Presidente de la sección española de la SIMC desde 1981, y
consejero artístico del Festival de Lille (1982), en abril de 1983 estrenó
'Kiu', primera de sus óperas, en el Teatro de la Zarzuela. Medalla de Oro de
Cruz Roja Española 1983, salió editado con tal motivo el disco 'El sonido de la
guerra', y ese mismo año fue nombrado director del Centro para la Difusión de
la Música Contemporánea. En 1984 formó parte del comité para el proyecto de la
construcción de la Opera de La Bastilla, en París.
Elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando en febrero de 1989. Fue finalista del premio Príncipe de Asturias de
las Artes 1990, 1995 y 1996. Galardonado con el Premio Nacional de Música 1991,
representó ese año su concierto 'Sueños' para piano y orquesta, en Parma y
Bolonia.
Con la puesta en marcha del renovado Teatro Real, entró a
formar parte en 1995 de la Fundación Teatro Lírico, donde ocupó una plaza de
patrono correspondiente al Ministerio de Cultura, cargo del que dimitió con
otros patronos en 1996. Ese año pasó a formar parte de la Junta Directiva de la
SGAE.
Es Caballero de las Artes y la Letras concedido por el
Gobierno francés (1973), premio Luigi Dallapicolla (1979), Medalla de Oficial
de la Orden de las artes et la letras (1986) del Gobierno francés, Medalla de Oro
al Mérito en las Bellas Artes españolas (1986), Medalla de la ciudad de Rennes
(1988), Medalla de Oro de la ciudad de Lille (1989), Premio Popularidad diario
'Pueblo' 1967, Premio Comúsica 1991, Premio de la Comunidad de Madrid 2002 y
Arthur Honegger 2003 al conjunto de su obra. Es doctor 'honoris causa' 1977 por
la Universidad Complutense de Madrid.
El compositor Luis de Pablo depositó en la Caja de las
Letras del Instituto Cervantes un legado que permanecerá guardado hasta el día
de su fallecimiento. Es una de las personalidades que deja un objeto personal
en la antigua cámara acorazada de la sede central del Instituto.
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con Nubilus, en la versión de Taller Sonoro.
Rostom Sipan Bagdasarian, más conocido como David Seville,
nació en Fresno, California, Estados
Unidos, el 27 de enero de 1919, y murió en Los Angeles, California, Estados
Unidos, el 16 de enero de 1972. Cantante, compositor, productor y actor.
Ross S. Bagdasarian (27 de enero de 1919 - 16 de enero de
1972) fue el hombre responsable de la creación de Alvin y las Ardillas, así
como el cantante, compositor y actor de voz original de Alvin, Simon, Theodore
y Dave.
Ross nació en Fresno, California, ciudad que, según sus
propias palabras, describió como " una ciudad de tamaño medio con una
población de 90.000 habitantes". Además de haber nacido allí, también
había asistido a la escuela en Fresno: primaria, secundaria y preparatoria.
Hasta que en un año miserable en la universidad, el aburrimiento se apoderó de
él. Quería ser actor, y el hombre a cargo, al que muchos llamaban "el
profesor", le aconsejó que empezara pintando algunas paredes de un verde
intenso. Ross le dijo que quería ser actor y luego lo dejó. En 1927, se hizo
famoso con su familia. Se había saltado el tercer grado.
Trabajó en el campo de la uva como su padre, Dickran H.
Bagdasarian, y a los 16 años, mientras conducía un camión cargado de uvas desde
el viñedo hasta la planta de envasado, escribió su primera canción. La llamó
"Nuts to You", aunque un conocido suyo afirmó que no era lo que se
llamaría una "balada". Cuando Ross la recordó, pensó que era una
canción. Tenía palabras y música cuando la cantaba, tenía espíritu, pero no era
una "balada".
Después de dejar la universidad, Ross decidió que si quería
ser actor, lo mejor era ir a un lugar donde se hicieran interpretaciones. En
Fresno no había mucha actuación. En 1939, a la edad de 20 años, Ross se fue a
Nueva York, directamente al Theatre Guild. Después de tres días, pudo ver a
Theresa Helburn, una de las directoras del Theatre Guild, que le había hecho
preguntas importantes sobre su experiencia en el teatro. La respuesta más
importante que Ross le había dado fue que "era el mejor actor nato que
había visto nunca". Ross había conseguido el papel de repartidor de
periódicos griego cantante en "The Time of Your Life", y todas las
noches salía y cantaba "When Irish Eyes are Smiling", además de las
seis o siete líneas que tenía con Eddie Dowling.
No se robó el espectáculo con su actuación, pero dos semanas
después le dieron el papel de director de escena y se puso en marcha. Durante
ese verano, fue asistente de dirección de escena de un espectáculo llamado
"Loves Old Sweet Song". El espectáculo había terminado en tres
semanas, justo a tiempo para que Ross saliera de gira con "The Time of
Your Life". Fue durante ese período que había regresado a Fresno con su
famoso primo, William Saroyan, y mientras estaban en Nuevo México comenzó a
cantar una canción en la que había estado pensando. Se llamaba "Come On-A
My House". A Saroyan le gustó y lo ayudó a terminarla.
Poco después de que terminara el programa, Ross fue llamado
al ejército y pasó los siguientes cuatro años en la Fuerza Aérea como operador
de la torre de control. Había visitado casi todas las capitales europeas
mientras estuvo en la Fuerza Aérea y había hecho bien su trabajo, aunque, como
él mismo cita, "no hizo nada heroico, excepto la vez que evité que Sam
Williams entrara en un lugar prohibido y, por lo tanto, le ahorré un doloroso
viaje al médico". Ross regresó a Fresno cuando salió del ejército. Volvió
a dedicarse a las uvas porque buscaba una vida limpia y pensó que los viñedos
eran la respuesta. Conoció y se casó con una chica maravillosa, Armen
Kulhanjian, y, como forma de presumir ante ella, se diversificó y alquiló
sesenta acres de tierra, todos de uvas, para hacer una pequeña fortuna y
demostrarle que su elección había sido acertada.
Había trabajado duro con las uvas y cuando llegó la época de
la cosecha, tenía las sesenta hectáreas de uvas más bonitas que nadie había
visto jamás. El mercado había caído antes de que empezaran y tuvieron que
regalar las uvas. Ante la insistencia de Armen, ella y Ross se fueron a Los
Ángeles con dos hijos, Ross Bagdasarian, Jr. y Carol Bagdasarian, y una canción
inédita llamada "Come On-A My House". Ross pasó el siguiente año y
medio silbando, cantando y pisoteando la letra y la música de la canción para
todo aquel que quisiera escucharlo. Dave Barbour y Peggy Lee le habían dicho
que no era la época del año adecuada para una canción como esa. Frankie Laine
había dicho que no tenía sentido intentar grabar una canción como esa porque
las cosas en dialecto simplemente no la conseguirían. Y así fue con muchas
otras hasta que, de alguna manera, Rosemary Clooney hizo un disco de ella y las
cosas finalmente se soltaron.
Ross siguió escribiendo canciones y también empezó a hacer
papeles en películas. Las
canciones, además de "House", son "Oh, Beauty", "He
Says Mm Hmm", "The Girl with the Tambourine", "What's the
Use?", "Don't Nice Don-a-Fight", "Yy-yup" y "Shepherd
Boy", todas publicadas y grabadas. Las películas habían sido un 7
en número, de las cuales las mejores habían sido las dos últimas, por las
mejores, como él cita, " quiero decir que había participado en ambas".
No esperaba que ganaran ningún premio allí o en el extranjero, y estaba
bastante seguro de que él mismo tampoco ganaría. Las películas eran "Destination
Gobi", de 20th Century Fox, donde interpretó el papel de Paul Sabatello, y
la aún inédita "Alaska Seas" para Paramount, donde interpretó el
papel de Joe, el tripulante de Jim.
Carrera
Bagdasarian, Sr. utilizó $190 de los últimos $200 que tenía
su familia para comprar una grabadora de última generación que cambiaba la
velocidad de las voces. Después de experimentar con los cambios realizados en
un piano, grabó su propia voz cantada a la mitad de la velocidad y la reprodujo
a velocidad normal, que más tarde se convertiría en la voz de The Chipmunks. Usando esta técnica, grabó
"Witch Doctor" en 1958. Aunque esta técnica de voz fue creada y
utilizada en "Witch Doctor", no se le atribuye a las Ardillas hasta
"The Chipmunk Song".
Bagdasarian, Sr. pensó en llamar al grupo "The
Chipmunks" después de haber grabado "The Chipmunk Song". Un día,
mientras conducía su automóvil, una ardilla saltó frente a su automóvil,
"desafiándolo a pasar", como dijo su hijo Ross Bagdasarian, Jr. en
una entrevista. Pensó en la audacia del animal y eso se convirtió en la base de
Alvin. Los nombres de Alvin, Simon y Theodore vendrían de sus compañeros de
trabajo.
Como su verdadero nombre no cabía en un 45, Bagdasarian Sr.
adoptó el nombre artístico de David Seville, que surgió de su amor por una
ciudad llamada Sevilla en España. Prestó su voz a las tres ardillas, así como a
Dave en The Alvin Show y a la música asociada con la serie.
Trabajo cinematográfico
Además de luchar como compositor, Ross Sr. también apareció
de manera habitual en películas durante los años 50, en papeles muy pequeños y
papeles de extra silenciosos para intentar complementar el dinero que no ganaba
realmente como compositor. Las películas fueron "La ventana indiscreta",
"El mayor espectáculo del mundo", "Viva Zapata!", "El
orgulloso y el profano", "Tres personas violentas", "Sangre
caliente", "Los seis profundos" (que tuvo la primera escena en
la historia de Estados Unidos en la que se hablaba armenio) y "La horquilla
del diablo".
Una película en la que Ross Sr. tiene un papel muy pequeño
es la película de 1953 sobre la Segunda Guerra Mundial, Stalag 17. Durante los
comentarios de la película, se le mencionó por iniciar The Chipmunks, escribir
"Come On-A My House" con Saroyan, volverse lo suficientemente rico
como para dejar de ser un extra y la comida armenia supuestamente lo estaba
matando.
El show de Alvin
Aunque The Alvin Show duró una temporada, la serie fue única
en varios sentidos. No se utilizó una pista de risas para indicar a la gente
cuándo reírse, ya que Ross pensó que si el programa era divertido, la audiencia
no necesitaría que se le indicara que se riera. The Alvin Show tampoco contenía
violencia. Durante la época, la violencia de dibujos animados era muy popular,
como se vio en muchos programas de los años 60, como Tom y Jerry, Los
Picapiedra y Los Supersónicos. Teniendo en cuenta que Las Ardillas comenzaron
como un grupo musical, Ross creó el programa como una hora de comedia musical,
utilizando nuevas canciones para cada episodio.
Después de la muerte
Tras su muerte en 1972, las Ardillas empezaron a ganar
popularidad de nuevo con las repeticiones del programa de los años 60 y la
chispa de una canción de "Chipmunk" a altas horas de la noche. Un
disc jockey aceleró un disco popular llamado "Call Me" y afirmó que
era la canción más nueva de las Ardillas, lo que dio inicio a una chispa de
finales de los años 70 y el resto es historia.
Con esta nueva chispa, Ross Bagdasarian, Jr. revivió a las
Ardillas en 1980 con el estreno de Chipmunk Punk. Bagdasarian, Jr. también
dedicó la primera película CGI a su padre. En un cartel que aparece en los
créditos finales de la película Alvin y las Ardillas de 2007 se puede leer:
"Esta película está dedicada a Ross Bagdasarian, Sr., quien estuvo lo
suficientemente loco como para inventar tres ardillas cantantes hace casi 50
años".
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con Come On-A My House, en la voz de Rosemary Clooney, y La canción de las
Ardillas, en The Ed Sullivan Show, en 1958.
El 27 de enero se conmemora el aniversario de la liberación
del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau. Para conmemorar
esta fecha, hoy les decimos SHALOM desde el gueto de Lodz, el segundo gueto más
grande después del de Varsovia y el último gueto en Polonia.
El 25 de junio de 2006 un comando de terroristas de Hamas se infiltró en territorio israelí desde la Franja de Gaza y sorprendió a un tanque israelí cerca de la frontera; mató a dos de sus tripulantes, tomó prisionero al tercero, y se lo llevó secuestrado a Gaza. Se trataba del soldado Gilad Shalit, de 19 años.
Shalit estuvo secuestrado en Gaza cinco años, sin que nadie lo pudiera ver ni hablar con él, ni siquiera la Cruz Roja.s by
Finalmente, en 2011, y luego de lo que llegó a convertirse en un debate nacional, Israel logró su liberación, a cambio de poner en libertad a más de mil detenidos árabes palestinos, entre ellos 300 terroristas condenados a prisión perpetua por haber asesinado ciudadanos israelíes en actos de terrorismo. Allí una de las razones del debate: muchos de los familiares de las víctimas de esos hechos no querían ver liberados a los asesinos de sus seres queridos.
Tras la liberación de 1027 detenidos, Hamas festejó, y también tomó nota: para recuperar un solo ciudadano Israel había accedido a liberar más de mil detenidos, muchos de ellos condenados judicialmente por múltiples asesinatos.
El dilema de negociar con tu asesino
Israel tiene un fuerte fundamento para justificar estas acciones: el valor de la vida es el valor supremo, y no hay nada que no se pueda o deba hacer por salvar aunque más no sea la vida de una sola persona. Pero también Israel ha hecho intercambio de detenidos por cuerpos de soldados muertos. En esos casos ya no se trata de preservar la vida, sino de lograr que “todos vuelvan a casa”... incluso ya muertos, para ser enterrados junto a los propios, de acuerdo a la tradición, y para que sus deudos puedan despedirlos.
El cumplimiento de ese mandato, así como hacer todo lo posible para repatriar incluso los cuerpos de civiles o soldados muertos, implica, como en el caso del soldado Shalit, tener que superar un dilema ético no sólo difícil sino tremendamente doloroso. No es un dilema en abstracto: entre los detenidos liberados por Israel en aquel intercambio para recuperar a Shalit, estaba Yahya Sinwar, condenado a prisión perpetua por varios asesinatos. Ya liberado, al poco tiempo se convirtió en uno de los líderes de Hamas y fue uno de los autores intelectuales de la masacre del 7 de octubre de 2023, en la que Hamas asesinó a más de 1200 israelíes en un sólo día, llevándose además 240 personas secuestradas.
Cuando Israel tiene que negociar con los líderes de Hamas, está negociando con quienes tienen por objeto, anhelo y misión declarada asesinar a la mayor cantidad de judíos posible, y hacer desaparecer al Estado de Israel (y a los ocho millones de judíos que viven allí). Esa es la esencia de Hamas, tal como está declarada sin ambigüedades en su propia Carta fundamental.
En ese contexto, para Israel, negociar con Hamas y lograr la liberación de los rehenes es equiparable a quien debe negociar con el secuestrador de un hijo, sin saber si el hijo está vivo o no, ni en qué condiciones está. ¿Es eso realmente un “acuerdo” o lisa y llanamente, una extorsión?
Proliferan en estos días las voces de quienes intentan trazar una equivalencia entre las personas liberadas por Hamas y por Israel, y en calificar al operativo puesto en marcha como un “intercambio de rehenes”. Leemos esa frase en los titulares de algunos medios de comunicación. Se trata de un error, consciente o no, perturbadoramente inmoral: las personas que Israel puso y está dispuesta a poner en libertad para lograr la liberación de los cautivos del 7 de octubre, son todas personas que se encontraban en prisión, detenidas y juzgadas en procesos legales por haber cometido delitos graves, incluidos homicidios y violaciones, en su gran mayoría contra civiles. Las personas secuestradas por Hamas no cometieron ningún crimen; fueron raptadas, mantenidas en un interminable cautiverio en las peores circunstancias imaginables y sometidas a maltratos de los que tal vez nunca se llegue a tener una real dimensión.
Las personas liberadas o a liberar por Israel, mientras están detenidas en una cárcel, tienen el amparo de la ley y las garantías de un estado de derecho: abogados, alimentación, vestimenta, higiene, cuidados de salud, visitas de sus familiares, de la Cruz Roja y de organismos internacionales; la posibilidad de estudiar, de que sus casos sean juzgados y revisados por jueces de instancias superiores, entre tantas otras. Sus familiares saben dónde están, y cómo están, todo el tiempo.
Las personas secuestradas por Hamas, además de ser víctimas de un crimen de guerra, llevan más de un año y tres meses en un cautiverio del que, si llegan finalmente a salir vivos, seguramente les llevará el resto de sus vidas poder recuperarse. Nadie sabe dónde ni cómo están, y ni siquiera es del todo clara la información de cuántos de los rehenes ya han fallecido en cautiverio. Algunos de ellos fueron asesinados a sangre fría cuando el ejército israelí estaba cerca de rescatarlos. La afamada Cruz Roja no tuvo contacto -ni hay registros de que lo haya intentado- con ninguno de los rehenes durante todo este tiempo -lo que tampoco fue exigido ni reclamado por ninguna organización internacional de derechos humanos.
Aunque cueste creerlo, a pocas horas de un nuevo Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, cuando se cumplen 80 años de la liberación del campo de exterminio montado por los nazis en Auschwitz, asistimos nuevamente a la confección por parte de asesinos de listas con nombres. Nombres de judíos y judías a ser salvados, o repatriados ya muertos en el peor de los casos, con las que además ejercen el terror psicológico hasta último momento.
La familia argentina-israelí Bibas fue secuestrada el 7 de octubre, incluido Kfir, un bebé de 9 meses que hoy debería tener dos años. No se sabe si él y su familia aún están vivos, pues Hamás no ha dado ninguna información.
Pactar con terroristas y asesinos que desprecian la vida, de propios y ajenos, nunca puede, a largo plazo, arrojar resultados ni legal ni moralmente aceptables. Hoy, Israel no tiene otra alternativa, pues todos los rehenes deben ser rescatados lo antes posible, aunque esto implique ceder a las extorsiones de Hamas y liberar asesinos.
Mientras que los rehenes sólo ansían el abrazo de sus seres queridos y retomar sus vidas, los terroristas puestos en libertad, mientras Hamás siga activa, y tal como pasó con Sinwar, seguramente volverán a intentar acabar con la vida de más ciudadanos judíos. Es que, debería quedar claro, esto es una tregua, un alto el fuego, pero ciertamente no un “intercambio de rehenes”.
Abogado de la AMIA. Autor del libro El odio a los judíos. Pasado y presente de una amenaza global