Hola, soy Leonardo Liberman.
Te invito a visitar mi Blog, en el que propongo temas de interés general.
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Foto de portada: Magdalena Viggiani.
Hoy les presento el 5º programa de La Música de Todos Los
Tiempos, dedicado a Felix Mendelssohn, con la Cantata La primera noche de
Walpurgis Op. 60, el Concierto para Violín y Orquesta en Mi Menor Op. 64, y la
Sinfonía Nº 4 en La Mayor Op. 90, Italiana.
Hacé click en el reproductor para escuchar el programa.
Ana María González Tardos nació en Xalapa-Enríquez, Veracruz, México, el 31 de
agosto de 1918, y murió en
Ciudad de México, el 18 de
junio de 1983. Cantante.
De niña se hizo conocida en su barrio por su voz, y por como
interpretaba las canciones de moda. Posteriormente su familia se trasladó a la Ciudad de México. Allí se inició como cantante
en un programa de aficionados de la estación XEB. Tuvo éxito en el programa, y
la contrataron para cantar en el Teatro Salón Lírico. En
1941, acompañó a Agustín Lara
en una gira por Sudamérica, y en Buenos Aires estrenó el famoso bolero Solamente
una vez. En una oportunidad comentó: “Estando
en Buenos Aires, Lara compuso uno de los boleros que más contribuyeron a mi
fama en todo el mundo: «Solamente una vez», que le dedicó a José Mojica, uno de
los grandes cantantes líricos de México, que entonces había anunciado su
decisión de retirarse al mundo religioso. Entonces me lo dio para que lo
estrenara en un programa de Radio Belgrano, durante una mañana del mes de junio”. El 13 de mayo de 1948, estrenó el chotis Madrid, de Agustín
Lara, en la emisora Radio Madrid. “Yo estaba preparando un viaje a España, mi
primer viaje. Un locutor amigo mío me dijo que Lara tenía un buen tema. Se
refería, claro está, al chotis. Hablé con Agustín Lara y le pareció bien que yo
lo estrenara. «Será tu tarjeta de presentación en España», me dijo. Y así fue.
En Radio Madrid, acompañada por una gran orquesta de cuarenta profesores,
dirigida por el maestro Tejada, lo estrené. Fue un éxito inmediato, el cual no
me abandonó jamás. Desde entonces no he podido quitarlo de mi repertorio. En
todas partes me lo piden”.
A continuación, la recordamos en el día de su nacimiento,
con uno de sus grandes éxitos: Solamente una vez.
Luis Enríquez Bacalov fue un pianista, compositor y director
de orquesta argentino nacionalizado italiano, nacido en Buenos Aires,
Argentina, el 30 de agosto de 1933 y fallecido a los 84 años en Roma, Italia el
15 de noviembre de 2017, conocido por sus bandas sonoras para el género
Spaghetti Western que brilló en la década del 60 y principios del 70, como
Sugar Colt (1966), El oro de los Bravados (1970), Gran duelo al amanecer (Il
grande duello, 1972) y, la más famosa, Django (1966) con Franco Nero. Los temas
principales de estas dos obras fueron utilizadas por Quentin Tarantino en Kill
Bill (2003) y Django (2012). La capacidad de Bacalov para la melodía se combinó
con cierta influencia del sonido de Ennio Morricone para este género. También
incursionó en el poliziotesco, el género policial italiano de la década del 70,
con obras como Milán, calibre 9 (Milano calibro 9, 1972) y Il poliziotto é
marcio (1974), y estuvo nominado al Oscar por la adaptación musical de El
Evangelio según San Mateo (1964) de Pasolini. Adquirió prestigio como autor de
canciones para Rita Pavone y se encumbró cuando Federico Fellini lo eligió para
reemplazar a Nino Rota para musicar La cittá delle donne (1980). Destacó su
trabajo en A cada uno lo suyo (A ciascuno il suo, 1967) de Elio Petri. Ganó el
Oscar en 1994 por su partitura de El cartero (Il Postino, Michael Radford).
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con En bicicleta, fragmento de la Banda de Sonido de la película El Cartero.
Helge Anton Rosenvinge-Hansen, más conocido como Helge Roswaenge,
nació en Copenhague, Dinamarca, el 29 de agosto de 1897, y murió en Múnich,
Alemania, el 17 de junio de 1972. Tenor.
Fue químico de profesión, y tenor autodidacta inspirado por
Enrico Caruso. Se perfeccionó con la que se convertiría en su esposa, la
soprano húngara Ilonka Holndonner. Debutó en 1921 como Don José en Carmen en
Neustrelitz. Entre 1924 y 1926 se incorporó al elenco de la Opera de Basilea, y
entre 1927 y 1930, a la Opera de Colonia. En 1927 debutó en la Wiener
Staatsoper y entre 1929 y 1945 formó parte de la Staatsoper de Berlín. Entre
1932 y 1939 cantó en el Festival de Salzburgo, y en el Festival de Bayreuth
como Parsifal entre 1934 y 1936. Ese año debutó en Covent Garden, Milán,
Copenhague, Estocolmo, Bruselas, Ámsterdam, Múnich, Hamburgo y Dresde. Hacia el
final de la Segunda Guerra Mundial, por sus simpatías con el régimen nazi, fue
detenido y deportado, primero a Moscú y luego a Leningrado. Cuando fue liberado
se instaló en Zúrich donde trabajó como químico. En 1949 retomó su carrera en
Viena, en la Wiener Staatsoper y la Volksoper. En 1951 recibió el Golden Ring
en la Staatsoper, honor compartido solo por Birgit Nilsson. En 1959 se retiró
en Viena, en la Sala del Musikverein. En 1963 y 1964 realizó una gira por
Estados Unidos, donde cantó en el Carnegie Hall, y en el Madison Square Garden.
Posteriormente se dedicó a la enseñanza en Múnich. Fue un famoso Parsifal, y
Walter en Los maestros cantores de Núremberg, de Richard Wagner, Otelo, y Radames
en Aida, de Giuseppe Verdi, Calaf en Turandot, de Giacomo Puccini, Florestan en
Fidelio, de Ludwig van Beethoven, y Tamino en La flauta mágica, de Wolfgang Amadeus
Mozart entre otras.
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con el aria Gott, welch Dunkel hier, de la ópera Fidelio, de Ludwig van
Beethoven, con acompañamiento orquestal.
Cecilia Levit produce semanalmente este programa que se
emite por Radio Sefarad.
Gela Seksztajn, arte en el gueto de Varsovia
TRIBUTO: HISTORIAS QUE CONSTRUYEN MEMORIA DE LA SHOÁ –
Tributo quiere dar a conocer en esta oportunidad la vida de Gela Seksztajn, una
artista en el Gueto de Varsovia. Más de 300 obras fueron encontradas y
rescatadas del olvido. Hoy se encuentran en diferentes museos de Polonia e
Israel. Gela se formó en la Escuela de Arte de Cracovia y tuvo contacto con
intelectuales judíos -como su mentor Israel Yehoshua Singer- quienes ayudaron a
la artista a exponer sus obras antes de la guerra.
Gela, junto a su esposo Izrael -uno de los principales
colaboradores de Emanuel Ringelblum- y Margalit, su bebé de apenas 20
meses,dejó un legado incalculable.
¿Cómo se ha podido salvar su trabajo? Una historia entrañable, que duele, pero
que todos merecemos conocer. Como dice la letra de la sintonía “Lirhot et
hahor” “ver la luz”, Gela se llena de luz con nuestro recuerdo.
Hacé click en el reproductor para escuchar el programa.
Agustín Cipriano Irusta, nació en Rosario, Santa Fe,
Argentina, el 28 de agosto de 1903, y murió en
Caracas, Venezuela, el 25 de abril de 1987. Actor, cantante, letrista y
compositor.
El sitio www.todotango.com
publicó este recordatorio firmado por Orlando del Greco.
Sus comienzos fueron en su ciudad natal con el padre de
Libertad Lamarque, pero en forma rudimentaria. Al tocarle el servicio militar
lo llevan a Santiago del Estero y en el regimiento de esa ciudad al que le tocó
servir, encuentra al gran Andrés Chazarreta como maestro de los soldados
analfabetos, teniendo en él a su profesor de canto y guitarra.
Todo lo que asimiló allí con Chazarreta lo aprovechó en la
vida civil formando algunos conjuntos hasta desembocar en un trío con don
Alfredo Eusebio Gobbi y Roberto Fugazot, ya en la Capital Federal, para quedar
sólo el dúo Irusta-Fugazot y actuar, entre muchos locales, en el Teatro
Nacional y grabar en discos Victor por 1926. (Injusto sería olvidar a su primer
compañero de dúo: Francisco Graciadío).
Estuvo luego con Francisco Canaro, quien lo lleva, en 1927,
a Europa formando el que sería mundialmente famoso trío Irusta-Fugazot-Demare
que debutaría a fines de ese año en España y recorrería parte del viejo mundo y
América en diversas giras de grandiosos éxitos.
En el cine debutó precisamente en la madre patria con las
películas Boliche y Ave sin rumbo junto a sus compañeros Lucio Demare, Roberto
Fugazot y Rafael Iriarte y en las cuales hizo sus primeras armas en el cine
Lucas Demare, hermano de Lucio.
La primera película argentina en que intervino fue Ya tiene
comisario el pueblo, año 1936, junto a Paquito Bustos, Aída Sportelli, Fugazot
y otros. En el auge del séptimo arte argentino actuó en muchas cintas en roles
principales junto a nuestros mejores artistas: Puerta cerrada, Cantando llegó
el amor, El matrero, Fortín Alto, Nobleza gaucha, Yo conocí a esa mujer, Tres
hombres del río, Buenos Aires a la vista, El pecado de Julia.
También hizo cine en México, y en España de nuevo: La otra,
La guitarra de Gardel, Bajo el puente, La hija del payaso, Mujer.
Tuvo larga actuación como cantor en América y Europa, solo,
en dúos o tríos, por muchas ondas radiales y en salas teatrales.
Hizo teatro con Francisco Canaro en las comedias musicales
La patria del tango y Mal de amores, teatros Buenos Aires y Politeama, años
1936 y 37 respectivamente, y El patio de La Morocha con Troilo y Castillo. A
los años, trabajó en televisión.
Fue muy buen compositor, oficio en el que se inició por 1926
con las tonadas “Chilecito” y “Qué importa [c]” que grabara el dúo Ruiz-Acuña.
Antes de imponerse como cantor, fue actor con Milagros de la Vega, Carlos
Parelli, Enrique Muiño, etc.
Su amigo Carlos Gardel le llevó al disco las que obtuvieron
mayor fama: el vals “El trovero (Yo te imploro)” que compuso con el gran
violinista Rafael Tuegols; “Tenemos que abrirnos”, hecho con otro cantor,
Alberto Acuña; “Dandy” con sus compañeros del trío y “Reproche” con la
colaboración de Fugazot.
En la nómina de sus composiciones se encuentran otras
famosísimas: “Sorbos amargos”, “Mañanitas de Montmartre”, “Lupe”, “Mi musa
campera”, “Escúchame”, “Dónde”, “Cansancio”, “Guitarra [b]”, “Rosario de Santa
Fe”, “El boyero”, “Por el camino adelante”, “Soy muchacho de la guardia”, “Dos
vidas”, “Mi pálida vecina”, “Yaraví”, “Rodando”, “Esta pena es mía”, “A cara o
cruz”, “Distancia”, que además de contar con la colaboración de los citados,
secundáronle Nolo López, José González Castillo, Lito Bayardo, Miguel A.
Camino, Pedro Polito, Antonio Graciani, Joaquín Dicenta, Alberto Puértolas.
Excelente colega del gran Carlitos vivió con él en Europa
como aquí felices momentos que recordó siempre en anécdotas de sano humor y
sabor ciudadano: «Por 1927 vino a buscarnos a mí y a Fugazot para que fuéramos
a cantar al stud de Maschio en un asado en honor de la gente que cuidaba y
preparaba su caballo Lunático. Nos ofreció 100 ganadores si el caballito ganaba
el domingo siguiente, pero no ganó y por indicación de Maschio jugamos a la
yegua La Guapa desquitándonos en parte Gardel y nosotros dos de la amargura
anterior.
«La vida nos reunió en Madrid meses después actuando yo con
Demare y Fugazot y él, Carlitos, en salas del empresario José Campúa. Nos
reuníamos en la peña criolla de allí y nos hacía escuchar a media voz sus
nuevas canciones; nosotros hacíamos lo mismo y gustó tanto de nuestros tangos
“Dandy” y “Reproche” que le pedí los grabara, complaciéndome al llegar a
Barcelona.
«Si no me hubiera atrevido a ese pedido quizás esos tangos
dormirían para siempre», dijo.
Irusta nació en Rosario (provincia de Santa Fe) el 28 de
agosto de 1903 y falleció en Caracas (Venezuela) el 25 de abril de 1987.
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con uno de sus éxitos: Dandy.
A continuación, de Piotr Ilich Tchaikovski, el Concierto
para Piano y Orquesta Nº 1 en Si Bemol Menor Op. 23, en la versión de Khatia
Buniatishvili, y la Orquesta Filarmónica de Israel, dirigida por Zubin Mehta.
Thérèse Maria Léonie Gendebien, más conocida como Léo
Marjane, nació en Boulogne-sur-Mer, Francia, el 27 de agosto de 1912, y murió
en Barbizon, Francia, el 18 de diciembre de 2016. Cantante.
Debutó en el cabaret Le Shéhérazade. Su registro de contralto
la favoreció para interpretar distintos géneros. En la década de 1930
tuvo gran éxito con la canción La chapelle au clair de lune. Durante la
ocupación alemana, fue una figura del cabaret L'Écrin con la canción
Seule ce soir. Otro de sus éxitos fue L'arc
en ciel, la versión en francés de Over the Rainbow. Después de la Liberación no pudo retomar su carrera pese
a haber sido exonerada de los cargos, y se retiró a mediados de la década de
1950 para dedicarse a la crianza de caballos. Inspriró a varias intérpretes
como Juliette Gréco y Jacqueline Francois.
A continuación, la recordamos en el día de su nacimiento,
con uno de sus grandes éxitos: Vous qui passez sans me voir.
Luis Misón nació en Mataró, España, fue bautizado el 26 de
agosto de 1727, y murió en Madrid, España, el 13 de febrero de 1766.
Compositor.
El sitio www.dbe.rah.es
publicó este recordatorio firmado por Paulino Capdepón Verdú.
Luis Misón
Biografía
Misón, Luis. ¿Barcelona?, c. 1720 – Madrid, 13.II.1766.
Compositor e instrumentista.
Considerado el padre de la tonadilla escénica, Luis Misón
fue uno de los compositores e instrumentistas más emblemáticos de la España del
siglo XVIII.
Apenas se conocen datos sobre sus años de juventud aunque
hoy día puede confirmarse casi con total seguridad su origen catalán. A
temprana edad fijó su residencia en Madrid y, gracias a su dominio del oboe y
la flauta, tuvo la oportunidad de ingresar en calidad de en la Real Capilla a
partir del 27 de junio de 1748: en la Nueva Planta y Reglamento del 18 de marzo
de 1749 ya figuraba en cuarto lugar en el escalafón de los “cuatro obues que
también tocarán flauta”, o en la plantilla de 1756, en la que figura junto a
Manuel Cavazza, Francisco Mestres y Juan Mestres; asimismo trabajó para
importantes casas nobiliarias afincadas en Madrid, para teatros como el del
Buen Retiro (en cuya orquesta participó al menos entre 1747 y 1758), o en las
orquestas que se desplazaban en algunas ocasiones a los Reales Sitios de
Aranjuez.
Pero sin duda, Luis Misón brilla con luz propia en su
vertiente como compositor. Se trata de uno de los autores españoles más
prolíficos del siglo xviii, especialmente en lo que a música escénica se
refiere. Gozó de tal reconocimiento que veinte años después de su
fallecimiento, el 22 de marzo de 1789 se interpretó en el teatro de los Caños
del Peral un concierto de obras para dos flautas compuestas por él.
Gran amigo de Tomás de Iriarte, cultivó asimismo la amistad
de José Cadalso y Félix María Samaniego, el cual lo citó en su fábula El tordo
flautista: “Era un gusto el oír, era un encanto / a un tordo, gran flautista;
pero tanto / que en la gaita gallega / o la pasión me ciega / o Misón le
llevaba mil ventajas”.
La extraordinaria afición que la Casa Real sintió por la
tonadilla escénica durante su edad de oro propició que se mandase copiar para
su archivo gran parte de las interpretadas en los coliseos madrileños del
Príncipe y de la Cruz. El musicólogo Antonio Martín Moreno afirma que el duque
de Alba y su hijo, el duque de Huéscar, invitaron frecuentemente tanto a Misón,
como a José Herrando con el fin de que participasen en las academias musicales
que organizaban cada cierto tiempo. Gracias a los trabajos de investigación
efectuados por José Subirá conocemos que los citados nobles atesoraron un gran
archivo musical, en el que seguramente se encontrarían diferentes obras
dedicadas a los dos integrantes de la casa de Alba. El propio Subirá nos
informa asimismo que la mencionada casa ducal dedicó una colección, hoy día
extraviada, de doce sonatas para flauta travesera.
Aunque el compositor Antonio Guerrero ya había escrito
alguna tonadilla, se ha atribuido la paternidad del género a Luis Misón en la
génesis de la tonadilla, por ser el primero que la dota de personalidad propia
y por sentar las bases para su futuro desarrollo. La primera obra que merece
tal apelativo se debe a Misón, se remonta a 1757 y se compuso con motivo de una
función del Corpus: se trata de la obra Una mesonera y un arriero, publicada
por Subirá en reducción para voz y piano; en esta tonadilla se relatan los
amores de una mesonera y un gitano vagabundo (papeles que fueron asumidos por
las célebres actrices Teresa Garrido y Catalina Pacheco, “la Catuja”). Rafael
Mitjana confirma que los intentos de Misón por crear un nuevo género escénico
fueron de tal envergadura y trascendencia que lo sitúan por encima de sus
contemporáneos, incluido José de Nebra: en sus tonadillas “había una semilla
fecunda, susceptible de ser desarrollada y que posteriormente lo fue sin
llegar, de todas formas, a su completo crecimiento. Este artista se limitó a
tomar como tema una simple escena de carácter popular ya despojada de toda la
música que contenía”.
Tras el éxito cosechado por su primera tonadilla escribió
Los pillos, para dos voces masculinas. Una de sus aportaciones más
significativas estriban en las innovaciones rítmicas y en el acento melódico,
lleno de gracia y sabor: en opinión de Mitjana se trata de “música
profundamente nacional y directamente inspirada en el gusto popular”.
La mayor parte de las obras de Misón se conservan en el Real
Conservatorio Superior de Música de Madrid, la Biblioteca Municipal de Madrid y
en menor medida en la Biblioteca Nacional de Madrid.
Obras de ~: Comedias: El poder de la amistad; La sirena de
Tinacria; Mesope y Polifonte.
Entremeses: Cantillana; El alcalde chinela; El tribunal de
la moda; La locura de Ayala; La visita de Paca; Lo que es antaño es hogaño; Los
celibatos; Los locos caseros.
Sainetes: Contra gustos no hay disputas; El codicioso
burlado; El cumpleaños de Mariana y el robo de Ayala; El festejo ridículo; El
gracejo en la demanda, todo es una mojiganga; El gusto de la moda; El paso de
Progne; La codicia rompe el saco; La ensaladilla; La jaula de payos; La moda en
el teatro; La pragmática; La ronda de la verdad; La tienda de café; Las
máscaras; Los molineros; Sin título.
Tonadillas: A cantar va gustosa; El abandono; El amolador;
El arriero y el miguelete; El chasco de la carta de Juan Aprieta; El chasco del
cofre; El compositor; El corazón; El cortejo; El discurso fingido; El doctor;
El equívoco; El examen de Espejo; El galerero y la peregrina; El gallego
fingido y enamorado y una dama fingida; El gigante; El maestro de baile; El
maestro de música y una señorita; El médico de fama; El mosquetero de la silla
y de la espuerta; El mozo de compra disfrazado; El novato; El peluquero
burlado; El relojero; El sacrificio de indios; El sacristán, el payo y su
mujer; El sastre borracho; El sueño de los pastores; El tiempo de doña Urraca;
El vejete disfrazado; La almohadilla; La amorosa; La cama, un paje y un ciego
de las enigmas; La cárcel; La carta para el parte; La chasco del arriero y la
mesonera; La chinesca; La cocinera; La criada y el pobre del hospicio; La
maestra de niñas; La mesonera y el arriero; La pastolerita; La pastoral del
sueño; La pastorcita; La queja a los mosqueteros; La queja; La visita de
Bastos; La viuda; Las cabezas de peluca; Las campanas; Lo que pasa en la calle
de la Comadre el día de la Minerva; Los cazadores; Los ciegos y el petimetre;
Los ciegos; Los jardineros; Los letrados fingidos; Los maestros; Los negros;
Los pastores; Los pillos; Los pillos, una dama y un trompetero; Los poetas de
viejo; Los mayordomos de Griñón; Mal haya la fortuna; No me llamo Entramoro;
Oigan cómo llora; Silencio a todos pide; Un arriero, un hortera y un mercader;
Un arriero, un muchacho y un hipócrita; Un barquero y una pastora; Un calesero
y dos mozas; Un memorialista, un sargento y una dama; Una peregrina y un majo;
Un palurdo, un ganso y una limera; Un pastor y una pastora; Un petimetre de
oficina, una dama y un paje; Un petimetre, un majo y un tostonero; Un tambor
francés; Un vizcaíno, un indiano, un gallego, un mercader, una tapada y un
negro; Una graciosa de compañía y un compositor de viejo; Una maja, un albañil
y una bollera; Una maja, un alcalde, dos abogados y un escribano; Una mujer y
dos sacristanes; Una viuda, un caballero y una vieja; Ya llegó la fortuna; Yo
me acuerdo algún día.
Zarzuelas: Eco y Narciso; El triunfo de amor; Píramo y
Tisbe.
Música de cámara: Concierto para dos flautas traveseras;
Seis sonatas a flauta trabesiera y viola obligadas, hechas para el Exmo. Sr.
duque de Alba.
Bibl.: E. Cotarelo y Mori, Don Ramón de la Cruz y sus obras.
Ensayo biográfico y bibliográfico, Madrid, Imprenta de José Perales y Martínez,
1899; J. Subirá, La música en la casa de Alba, Madrid, 1927; Tonadillas
teatrales inéditas, Madrid, Tipografía de Archivos, 1932; La tonadilla
escénica. Sus obras y sus autores, Barcelona, Labor, 1933; Historia de la música
teatral en España, Barcelona, Labor, 1945; M. Martín, “La flauta de pico y la
flauta travesera en el siglo xviii en España”, en Revista de Musicología
(1985), págs. 115-118; A. Martín Moreno, Historia de la música española. 4.
Siglo xviii, Madrid, Alianza, 1985; A. Gallego, La música en tiempos de Carlos
III, Madrid, Alianza, 1988; L. Siemens, “Una sonata para flauta y bajo
atribuible a Luis Misón (s. xviii)”, en Revista de Musicología, XV, 2-3 (1992),
págs. 761-773; F. Cabañas Alamán, “Misón, Luis”, en E. Casares Rodicio (dir.),
Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. VII, Madrid,
Sociedad General de Autores y Editores, 2000.
Paulino Capdepón Verdú
A continuación, lo recordamos en el día de su bautismo, con
la Sonata en La Menor, en la versión del conjunto La Fontegara.
Durante más de siete décadas, Martin Adler atesoró
una foto en blanco y negro en la que aparecía como un joven soldado
estadounidense con una amplia sonrisa junto a tres niños
italianos impecablemente vestidos a los que salvó mientras los nazis se retiraban hacia el norte en 1944.
El lunes, el veterano de la Segunda Guerra Mundial, de 97 años,
se reunió con los tres hermanos -ahora octogenarios- en persona por primera vez
desde la guerra.
Adler tendió la mano para tomar las de Bruno,
Mafalda y Giuliana Naldi durante el alegre reencuentro en el
aeropuerto de Bolonia, tras un viaje de 20 horas desde Boca Ratón (Florida). Entonces, al igual que hizo cuando
era un soldado de 20 años en el pueblo de Monterenzio, repartió
tabletas de chocolate estadounidense.
"Miren mi sonrisa", dijo Adler sobre el esperado
reencuentro, que fue posible gracias al poder de las redes sociales.
Martin Adler a su llegada a Italia para el reencuentro con Giulio, Mafalda y Giuliana Naldi. Foto: AP
Fue un final feliz para una historia que fácilmente podría
haber acabado en tragedia.
Escondidos en una canasta
La primera vez que el soldado y los chicos se vieron, en
1944, sus tres rostros asomaron de una enorme canasta de mimbre donde
su madre los había escondido cuando se acercaban los soldados. Adler creía que
la casa estaba vacía, así que apuntó su ametralladora a la cesta cuando oyó un
ruido, pensando que un soldado alemán se escondía dentro.
"La madre, Mamma, salió y se puso delante de mi arma
para impedir que disparara", recuerda Adler. "Puso el estómago contra
el arma y gritó: '¡Bambini! ¡Bambini! ¡Bambini!’ mientras me
golpeaba el pecho″, recordó Adler.
"Fue una verdadera heroína, la madre, no yo. La madre
fue el verdadero héroe. ¿Se imaginan lo que es ponerse delante de un arma y
gritar '¡Niños! ¡No!’?" dijo.
Adler todavía se estremece al recordar que estuvo a pocos
segundos de abrir fuego contra la canasta. Y después de todas estas décadas, todavía
tiene pesadillas sobre la guerra, dijo su hija, Rachelle Donley.
Martin Adler posa junto a Giulio (izq.), Mafalda (der.) y Giuliana Nald. Foto: AP
Los niños, que tenían entre 3 y 6 años cuando se conocieron,
eran un recuerdo feliz. La compañía de Adler se quedó un tiempo en el pueblo
y él los visitaba para jugar con ellos.
Giuliana Naldi, la más pequeña, es la única de los
tres que recuerda el hecho. Recuerda que salió de la cesta y vio a Adler y
a otro soldado estadounidense, que ya ha fallecido.
"Se reían", recuerda Naldi, que ahora tiene 80
años. "Estaban contentos de no haber disparado".
Giuliana Naldi, la más pequeña, es la única de los tres que recuerda el hecho. Foto: AP
Ella, en cambio, no comprendía cabalmente lo cerca que
habían estado del peligro.
"No teníamos miedo de nada", dice.
También recuerda el chocolate que les dio el soldado, que
venía en un envoltorio azul y blanco.
"Comimos mucho de ese chocolate", rió.
El lugar donde los cuatro se tomaron aquella foto. Foto: AP
Durante el confinamiento por el COVID-19, Donley decidió
utilizar las redes sociales para tratar de localizar a los niños de
la antigua foto en blanco y negro, empezando por grupos de veteranos de América
del Norte.
Finalmente, descubrió la foto el periodista italiano Matteo
Incerti, que había escrito libros sobre la Segunda Guerra Mundial. Pudo
rastrear el regimiento de Adler y el lugar al que estaba destinado a partir de
un pequeño detalle de otra fotografía.
La foto sonriente se publicó entonces en un diario local, lo
que permitió descubrir la identidad de los tres niños, que para entonces ya
eran abuelos.
Apretón de manos de Martin Adler y Giuliana Naldi. Foto: AP
Tuvieron una reunión por video en diciembre
y esperaron a que la flexibilización de las restricciones de viaje por la
pandemia hiciera posible el vuelo transatlántico.
"Estoy muy feliz y muy orgullosa de él. Porque las
cosas podrían haber sido muy distintas en un segundo. Gracias a que él dudó, ha
habido generaciones de personas", dijo Donley.
La buena suerte de lo sucedido no se le escapa a la nieta de
30 años de Giuliana Naldi, Roberta Fontana, que forma parte de una familia de
seis hijos, ocho nietos y dos bisnietos que descienden de los tres chicos
escondidos en la canasta de mimbre.
Martin Adler frente a la casa donde encontró a los chicos. Foto: AP
"Saber que Martin podría haber disparado y que nadie de
mi familia existiría es algo muy impactante", dijo Fontana. "Es muy
emotivo".
Durante su estancia en Italia, Adler pasará un tiempo en el
pueblo donde estuvo destinado, antes de viajar a Florencia, Nápoles y Roma,
donde espera conocer al papa Francisco.
"Mi padre tiene muchas ganas de conocer al papa",
dijo Donley. "Quiere compartir su mensaje de paz y amor. Mi padre es todo
paz".
Tras iniciarse en el mundo de la música mediante las
lecciones de piano de su madre Enriqueta, fue matriculado en el Conservatorio
de Valencia en 1913, donde estudió con los profesores Juan Cortés y el padre
Francisco Peñarrocha. Sus incuestionables cualidades lo hicieron merecedor del
Premio Extraordinario de Piano al final de sus estudios en Valencia en 1916.
Ese mismo año se trasladó a Madrid para continuar su
formación. Estudió con Joaquín Turina y con Stefiani, entre otros, y entró en
contacto con el mundo artístico, en el que formó parte de la peña del Círculo
de Bellas Artes del maestro Tomás Bretón y conoció a músicos como Andrés
Segovia, Francisco Costa o Gaspar Cassadó. En París perfeccionó su técnica
pianística con Wanda Landowska y con Joaquín Nin.
Ya en los últimos años de formación empezó una exitosa pero
corta carrera de pianista, como solista y como acompañante de instrumentistas y
cantantes.
Cabe destacar los conciertos realizados en el Círculo de
Bellas Artes y en la Sociedad Filarmónica de Madrid (1917), en la Residencia de
Estudiantes, y también en París en la sala Gevau (1918).
Como pianista profesional, realizó diversas giras musicales
por varias ciudades de España, Europa y América del Sur. En Portugal se integró
en el sexteto Benetó, donde actuó en Figueira da Foz y en otras ciudades
portuguesas. Con las sopranos Geneviève Vix y Colèthe Chambry actuó en
sociedades musicales españolas como las de Madrid, Oviedo, Zaragoza, Vigo,
etc., en 1919. La gira musical sudamericana incluyó ciudades como Buenos Aires
y Rosario (Argentina), Montevideo (Uruguay) y Bogotá (Colombia), donde acudió
como pianista acompañante del violinista Francisco Costa gracias a la empresa
de conciertos Quesada & Grassi (1920).
Su trayectoria como pianista se vio truncada de forma
traumática, debido a un derrame sinovial sufrido en la muñeca de la mano
derecha. Recurrió, sin éxito, a los mejores especialistas europeos buscando
solución, pero finalmente tuvo que retirarse del mundo de la interpretación.
Como sustento de vida obtuvo plaza de funcionario en el
Cuerpo de Telegrafistas del Ministerio de Industria y compaginó su nueva
profesión con la crítica musical en diversos diarios. Empezó con alguna
colaboración en el Diario de Valencia, y en 1923 entró a formar parte de la
redacción del diario vespertino La Voz Valenciana. En este diario trabajó hasta
el año 1931 cuando, después de sus primeros éxitos como compositor lírico,
abandonó la crítica musical.
Contrajo matrimonio con Clotilde Lloret Cámara y fruto de
esta unión tuvo dos hijos: Mario y Leopoldo, conocido familiarmente como Polín.
En 1924 empezó para Leopoldo Magenti su labor como
compositor lírico. Compuso la música de la zarzuela El amor está en peligro,
cuya letra fue escrita por los periodistas de La Voz Valenciana Federico Miñana
y Fausto Hernández Casajuana, estrenándose en el teatro Serrano de Valencia el
25 de abril de 1924 y que interpretó, entre otros, el barítono Federico
Caballé.
Con la zarzuela La portuguesiña, estrenada en 1925, Magenti
empezó su tarea compositiva de forma profesional y fruto de este trabajo fueron
las obras, Las chicas del music-hall (1929), El niño del arroyo (1930) o Una
noche en París (1930). Pero la obra que marcó al maestro como compositor lírico
con reconocimiento nacional fue la zarzuela El ruiseñor de la huerta (1929),
con letra del pastor-poeta Julián Sánchez Prieto. Esta obra se compuso en 1928,
pero se estrenó un año después en el teatro Victoria Eugenia de San Sebastián
el día 18 de abril de 1929. La temporada siguiente, esta obra fue representada
en el teatro de la Zarzuela de Madrid, el 5 de abril de 1930. La gran
repercusión de esta zarzuela hizo que fuera representada en muchas ciudades de
España y América por diferentes compañías líricas. Este éxito y el cambio de
residencia del maestro Magenti a Madrid hicieron que empezara una esplendorosa
época de composiciones de las que hay que destacar las zarzuelas La labradora
(1932), La Barbiana (1933), o Juan del Mar (1935).
En el verano de 1936, mientras preparaba en Valencia la
ópera valenciana L’Horta Vella, con letra del escritor Ramón Andrés y
Cabrelles, el inicio de la Guerra Civil le impidió regresar a Madrid y tuvo que
permanecer en Valencia, donde finalmente fijó su residencia.
En 1940, compuso y estrenó su única banda sonora: La Última
Falla, película dirigida por Benito Perojo. Al año siguiente consiguió plaza de
catedrático de Piano en el Conservatorio de Valencia, sustituyendo al que fue
su profesor Juan Cortés por fallecimiento. De su labor docente surgieron
músicos como Mario Monreal, Amando Blanquer y Salvador Seguí, entre otros.
Magenti alternó la docencia de Piano con la composición de
obras y con la dirección de compañías líricas, que representaron sus obras por
muchas ciudades de España. A esta segunda etapa como compositor lírico
corresponden las obras El marquesito o Los veinte iguales y La novia
desconocida o La condesita.
En 1946 compuso y estrenó la revista musical valenciana de
más éxito hasta aquel momento: La Cotorra del Mercat, con libreto en valenciano
del escritor Francisco Barchino. Esta revista se representó más de mil
quinientas veces por distintos teatros de Valencia, así como en Barcelona y, en
su versión castellana, en Murcia. La obra trataba la actualidad de la sociedad
valenciana mediante el diálogo de la veleta del Mercado Central con forma de
cotorra y el águila de la iglesia de los Santos Juanes, próxima al Mercado.
Como compositor sinfónico, Magenti escribió obras para
orquesta y para banda. Pasodobles y suites fueron, sobre todo, su legado. La
obra sinfónica más conocida y que llega hasta la actualidad a representarse en
numerosas ocasiones por las bandas es la suite Estampas mediterráneas. En ella
se incluyen cuatro movimientos que tratan de reflejar de manera impresionista
cuatro escenas de las tierras bañadas por el Mediterráneo como Baleares,
Valencia, Alicante y Cataluña.
En la etapa final de su vida, Magenti compuso, además de
revistas y operetas, otras piezas menores que se hicieron muy populares en
Valencia, como el Himne al primer marqués del Túria, Himne de la Coronació de
la Mare de Déu del Puig y Himne al Gremi d’Artistes Fallers.
El maestro Magenti murió en Valencia el 22 de julio de 1969
a los setenta y cuatro años.
La evolución compositiva del maestro Magenti responde a
diversas etapas, desde la inicial, con zarzuelas y composiciones posrománticas
neoclásicas hasta las más contemporáneas dentro del mundo lírico, como la
opereta y la revista. Su música recoge mayoritariamente melodías del folclore
valenciano, sin dejar de lado las estructuras de música popular, como
pasodobles y canciones.
Obras de ~: Líricas: El amor está en peligro, 1924; La
portuguesiña, 1925; Las chicas del music-hall, 1929; El ruiseñor de la huerta,
1929; El niño del arroyo, 1930; Una noche en París, 1930; La Barbiana, 1932;
Solera pura, 1933; La labradora, 1933; Juan del Mar, 1935; L’Horta Vella, 1936;
El marquesito o Los veinte iguales, 1940; La novia desconocida o La condesita,
1942; La pelotari, 1945; La Cotorra del Mercat, 1946; La cría de la cotorra,
1947; Mi padre, tu padre, su padre, 1956; ¡Bomba va!, 1968. Obras sinfónicas:
Estampas mediterráneas, 1952; Canción y danza eslava, 1954; Evocaciones, 1958.
Obras para banda: La muntanyeta d’Alberic, 1911, Comenge, 1912; Sevilla, 1912;
La corría de toros, 1913; Juan Cortés, 1915; Soy española, 1928; Cançó de
l’horta, 1930; Entrada de Moros-Dansa mora, 1946; Les falleres, 1947; Ole que
sí-El brindis del torerillo, 1959; Les sèquies morunes, 1960. Obras para piano:
Danza negra, 1907; Lluvia de estrellas, 1909; Serenata española, 1912; Añoranza
sentimental, 1930. Himnos: Himne de la Coronació de la Mare de Déu del Puig,
1954; Himne al primer marqués del Túria, 1957; Himne al Gremi d’artistes
fallers-L’artista faller, 1962. Canción ligera: El iluso Cañizares o Schotis
del cu-cu, 1906; Pequeño lied, 1925; El schotis de las olas, 1925; El amor es
como el vino, 1928; De la noble España, 1928; El perdón, 1928; Una lágrima de
mujer, 1943; Primavera en Viena, 1945; Mallorca bella, 1965; Tuya es mi vida,
Primer amor de mi vida, ¡Que me da!, Tongorrongo, No dudes más, Too está
cambiao, Cantando en Benidorm, década de 1960. Banda sonora: La última falla,
1939-1940.
Bibl.: A. Salazar, La música actual en Europa y sus
problemas, Madrid, José María Yagües Editor, 1935; M. Valls Gorina, La música
española después de Manuel de Falla, Madrid, Revista de Occidente, 1962; M.ª Á.
Arazo, “Leopoldo Magenti... cuenta su vida”, en Las Provincias, febrero de
1968; A. Salazar, La música en España: desde el siglo xvi a Manuel de Falla,
Madrid, Espasa Calpe, 1972 (Colección Austral); VV. AA., Gran Enciclopedia de
la Región Valenciana, Valencia, 1973; E. López-Chávarri Andújar y J. Doménech
Part, Cien años de música valenciana: 1878-1978, Valencia, Caja de Ahorros,
1978; J. Climent, Historia de la música contemporánea valenciana, Valencia, Del
Cenia al Segura, 1978; E. López-Chávarri Andújar, Cien años de historia del
Conservatorio de Valencia, Valencia, Conservatorio Superior de Música, 1979;
VV. AA., El libro de la zarzuela, Barcelona, Ediciones Daimon, 1982; E.
López-Chávarri Andújar, Breviario de Historia de la Música Valenciana,
Valencia, Piles, 1985; J. Ruvira, Compositores contemporáneos valencianos,
Valencia, Edicions Alfons el Magnànim, 1987; J. Climent, Historia de la música
valenciana, Alborada-Valencia, Rivera Mota, 1989; VV. AA., Historia del cine
valenciano, Valencia, Editorial Prensa Valenciana, 1991; VV. AA., Historia de la
música en la Comunidad Valenciana, Valencia, Editorial Prensa Valenciana, 1992;
E. López-Chávarri Andújar, Compositores valencianos del siglo xx, Valencia,
Generalitat Valenciana, 1992; M. Honegger, Diccionario Biográfico de los
grandes compositores de la música, Valencia, Espasa Calpe, 1994; R.
Arnau-García, Compendio Histórico de Alberic y sus hijos, Alberic, Ajuntament,
1997; R. Brines, La Valencia de los años 40, Valencia, Carena Editors, 1999;
VV. AA., Banda Municipal de Valencia. Cien años de música, Valencia, Palau de
la Música, 2003; S. Astruells Moreno, La Banda Municipal de Valencia y su
aportación a la historia de música valenciana, Valencia, Universitat, Servei de
Publicacions, 2003; VV. AA., Gran Enciclopedia de la Comunitat Valenciana, Valencia,
Editorial Prensa Valenciana, 2005; VV. AA., Diccionario de la música
valenciana, Editorial Iberautor Promociones Culturales SRL i IVM, 2006; M.
Olmos Gil, Leopoldo Magenti, músic alberiqueny (1894-1969), Valencia,
Ajuntament d’Alberic (València), Regidoria de Cultura i Educació, DL, 2009; R.
Polanco Olmos, La crítica musical en la prensa diaria valenciana (1912-1923),
Valencia, Universitat, 2009.
Manuel Olmos Gil
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con El ruiseñor de la huerta, en la versión de la Banda Sinfónica Unión
Musical, dirigida por Enrique Artiga Francés.
Hoy les presento el 4º programa de La Música de Todos Los
Tiempos, dedicado a Felix Mendelssohn, con el Trío para Piano, Violín, y
Violonchelo Nº 1 en Re Menor Op. 49, el Rondo Brillante en Mi Bemol Mayor Op.
29, los 6 Lieder Op. 71, y la Obertura de Concierto Sueño de una noche de
verano Op. 21.
Hacé click en el reproductor para escuchar el programa.
Felix Josef von Mottl nació en Unter Sankt Veit, Austria, el
24 de agosto de 1856, y murió en Múnich, Alemania, el 2 de julio de 1911. Director
de orquesta y compositor.
(Unter-St-Veit, 1856 - Munich, 1911) Director de orquesta y
compositor austriaco. En 1866 entró en seminario de la Capilla imperial de
Löwenburg como niño soprano, y desde 1870 estudió teoría musical con Bruckner
-quien le fomentó el interés por la música de Wagner-, y composición y
dirección con Joseph Hellmesberger en el Conservatorio de Viena. En 1876, y por
mediación de Hans Richter, fue director asistente de la tetralogía wagneriana
en una de las primeras ediciones del festival de Bayreuth, junto a Anton Seidl
y Herman Zumpe, y participó en sucesivas ediciones del mismo con estrenos de
óperas de Wagner, entre ellas Tristán e Isolda (1886), Tannhaüser (1891) y El
Holandés errante (1901).
Mottl fue director musical del Ringtheater de Viena durante
1878, y entre 1881 y 1903 lo fue también de la ópera de Karlsruhe (Alemania),
como sucesor de Dessoff. Allí hizo famosas sus interpretaciones del repertorio
wagneriano. También dirigió óperas de otros compositores contemporáneos suyos
como Berlioz (Béatrice et Bénédict, en 1888, y la primera producción de Les
Troyens en 1890) o Chabrier, con quien le unía una gran amistad y de quien
dirigió las óperas Gwendoline en 1889 y Le roi malgré lui al año siguiente,
además de orquestar su Bourrée fantasque.
Fue invitado para dirigir óperas en el Covent Garden
londinense, donde cosechó grandes éxitos en obras como Carmen, La Flauta Mágica
o Sigfrido. Asistió al director Alfred Hertz en el estreno americano de
Parsifal en 1903, a pesar de las objeciones de la familia Wagner, que se oponía
a cualquier representación de obras del compositor fuera de Bayreuth. En 1903,
Mottl fue nombrado director general de música de la Ópera de Múnich y director
del Conservatorio de música de dicha ciudad. En esa época interpretó versiones
de Norma de Bellini, L´elisir d´amore de Donizetti y Pelléas y Mélisande de
Debussy. En 1905 estrenó la Sinfonietta de Max Reger.
Sus propias composiciones incluyen la ópera en tres actos
Agnes Bernauer, estrenada en Weimar en 1880 gracias a la protección de Franz
Liszt, y otras óperas como Eberstein (1881) y Fürst und Sänger de 1893, ambas
estrenadas en Karlsruhe.
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con
el arreglo para orquesta de la Fantasía en Fa Menor D.940 de Franz Schubert, en
la versión de la Orquesta Sinfónica Americana, dirigida por Leon Botstein.
La maestra que salvó a 600 chicos de los nazis y murió en
Auschwitz
Henriëtte Pimentel, directora de un jardín de infantes en
Ámsterdam, fue una de las tantas mujeres que en silencio y sin armas lucharon
en la resistencia
Henriëtte Pimentel en los tiempos en que era directora de un jardín y ocultó niños judíos para evitar que fueran a los campos de concentración COLECCIÓN MUSEO HISTÓRICO JUDÍO/ÁMSTERDAM
LA HAYA.- “Hasta la noche y sé bueno”, le dijo Lena Blitz,
una madre judía holandesa, a su hijo Salomon, de seis años, al despedirse en el
jardín de infantes de Ámsterdam al
que asistía. Era el 17 de noviembre de 1942, Países Bajos estaba ocupado por el
Ejército alemán y Lena fue detenida al llegar a su trabajo en una empresa
textil. Conducida al Hollandsche Schouwburg, un teatro de la ciudad
donde se agrupaba a los judíos antes de la deportación, su marido, Louis
Muller, acudió de inmediato. Antes, se aseguró de que Salo –así llamaban al
niño– era llevado a casa de sus tíos.
Esa noche, sin embargo, fue trasladado por las tropas
invasoras al mismo edificio que sus padres. Aturdido, los vio a lo lejos y
quiso hablarles, pero una cuidadora lo sacó a toda prisa. Llorando desesperado,
entró en la guardería de enfrente, dirigida por Henriëtte Pimentel
(1876-1943), que se ocupaba de estos pequeños hasta que eran enviados
con sus familias a los campos de concentración y aprovechó esa posición
para salvar de ese destino a muchos de ellos. Entre ellos, el pequeño Salo
Muller, que ha cumplido ya 85 años y se hizo muy popular en los años sesenta
como fisioterapeuta del Ajax de Ámsterdam, con jugadores como Johan Cruyff o
Johan Neeskens.
Judía sefardita de origen portugués, pionera de la atención
infantil, maestra y enfermera, se calcula que Pimentel ayudó a salvar
la vida de unos 600 niños antes de morir en Auschwitz.
La ONG internacional B’nai B’rith acaba de honrarla como “judía
salvadora de judíos”, en un acto celebrado el 25 de julio en el Museo
de la Resistencia Holandesa, en el que se entregó una distinción a dos
nietas de uno de sus hermanos. El reconocimiento a su labor ha renovado el
interés por la aportación de las mujeres a la resistencia, oscurecida en el
relato histórico.
La ONG internacional B’nai B’rith acaba de honrarla como
“judía salvadora de judíos”, en un acto celebrado el 25 de julio en el Museo de
la Resistencia Holandesa
Pimentel era la penúltima de los siete hijos de un tallador
de diamantes cuya familia, originaria de Portugal, llegó a España en 1398. En
1680 emigraron a Ámsterdam desde Málaga. Pimentel siguió cursos de magisterio y
enfermería, abogó por el voto femenino y trabajó en jardines de infancia desde
los 17 años. En 1926 fue nombrada directora de la Guardería y Centro de
Formación de Cuidados Infantiles, abierta en la capital y financiada por la
comunidad judía, aunque un 25% de los niños no lo eran.
Residía en el propio local y durante la ocupación le
ofrecieron esconderse, pero siguió adelante por responsabilidad moral: para
ocuparse de los menores dejados allí temporalmente por los nazis.
Guerreras olvidadas
La historiadora Marjan Schwegman señala que
muchas mujeres como Pimentel tuvieron un papel muy importante y poco valorado
en el rescate de niños judíos por parte de la resistencia. Fue un trabajo
callado y humanitario, “menos visible y espectacular que los asaltos y
sabotajes de los hombres”. Por fortuna, la percepción de su lucha está cambiando
y ahora hay más inclinación por casos como el suyo “y por los de otras mujeres
cuyas biografías se están recuperando”, explica por teléfono.
La historiografía actual incluye en la resistencia acciones
civiles, no solo armadas, y la experta calcula que “del total de cerca de
500.000 personas activas en las redes de la resistencia en Países Bajos, un 30%
fueron mujeres. Ellas atendieron las necesidades diarias de las 350.000
personas escondidas de los nazis en territorio nacional, 28.000 de los cuales eran
judíos”. Entre los demás fugitivos había resistentes, estudiantes y docentes
que rechazaron lealtad al régimen nazi, o ciudadanos llamados a trabajos
forzados.
Añade Schwegman que las mujeres fueron más modestas después
de la guerra, pero, en su momento, “falsificaron documentos, buscaron comida y
escondites e hicieron de correo, un trabajo indispensable”. De ahí que
considere necesario ajustar su imagen de lo que fue esta lucha para que se
añada, asimismo, “la contribución de varones sin armas que ayudaron a la gente
y han pasado también desapercibidos”.
Según sus investigaciones, en Francia e Italia, otros países
invadidos, se repite el fenómeno de valorar menos el esfuerzo de las mujeres
resistentes.
Las mujeres fueron más modestas después de la guerra,
pero, en su momento, “falsificaron documentos, buscaron comida y escondites e
hicieron de correo, un trabajo indispensable”
Salo Muller recuerda que el día del arresto de su madre fue
a jugar a casa de sus tíos. Por la noche llamaron a la puerta. “Era una redada,
pero como mi prima tenía escarlatina, los soldados no entraron para evitar el
contagio. Cuando se iban, asomé la cabeza y los uniformados me trasladaron al
Hollandsche Schouwburg, situado en el corazón de la comunidad judía local. Vi a
mis padres un momento, y ya nunca más”, recuerda en conversación telefónica.
Pasó cuatro días y cuatro noches llorando en la guardería creyendo
que ellos seguían en el teatro, “pero los habían llevado al campo de
tránsito de Westerbork, en el noreste de Países Bajos”, explica. Por ahí
salían los transportes camino de los campos de concentración. “Del miedo, me lo
hice todo encima en la cama, que tenía barrotes para que no bajara”.
La cuarta noche, Henriëtte Pimentel lo acompañó hasta la
puerta, donde esperaba su tío. Apostados al otro lado de la calle, los
guardianes alemanes del teatro no les vieron marchar y ahí empezó su escapada.
Estuvo refugiado en ocho casas; como él mismo indica, “se podía ocultar a un
judío por dinero, por amor a Dios o por solidaridad con el prójimo, y los
acogidos no siempre eran bien tratados”. En unos hogares le pegaron y
castigaron. En otros, lloraba tanto que lo sacaron para no despertar sospechas.
Estuvo en la ciudad y en el campo; padeció asma y eccema;
convivió con cristianos y con judíos ortodoxos. “A un joven que pretendió
denunciarme lo mató, ante mis propios ojos, el granjero que me escondía y tuve
que huir”, dice, con voz sombría. Al final, lo recogió un matrimonio mayor en
una granja, en Frisia, en el norte del país. Una pareja que lo cuidó como si
fueran sus abuelos.
Red de apoyo
La salida de los niños de la guardería que se salvaron
precisó de un cuidadoso trabajo administrativo. Si los padres daban permiso, el
nombre de los pequeños era borrado de las listas donde aparecían junto a su
familia. Había una red de apoyo, y Pimentel se ocupaba de entregarlos a la
resistencia lo antes posible. “Conocido como La Crèche, el centro
ya no existe y era un modelo de atención e higiene. No se casó para no perder
su derecho a trabajar, como tampoco lo hicieron sus tres hermanas, muertas en
campos de concentración. Solo sobrevivieron dos de sus hermanos”, afirma por teléfono
Esther Shaya, coautora de una biografía sobre la maestra.
Pimentel contaba con una asistente social que visitaba a los
padres; un médico revisaba a los pequeños y también a las cuidadoras. “Muchas
familias eran pobres y recibían un subsidio para llevar a sus hijos al centro,
y Pimentel se ocupó de que los niños comieran lo suficiente y tomasen aire para
evitar el raquitismo. Ya entonces, contaba las calorías necesarias para ello, y
había gimnasia adecuada a partir de los dos años y masajes para los bebés.
También organizó un curso de formación que despertó interés a escala
internacional”, asevera la escritora.
Añade que por allí pasaron en total unos 5000 menores y
pudieron rescatar a cerca de 600, “pero las mujeres de la resistencia
supervivientes quedaron difuminadas en la vida doméstica posterior”.
El truco del tranvía
En la misma calle de la guardería había una escuela de
preparación de profesorado cuyo director, Johan van Hulst, trabajó con Pimentel
para escamotear a los pequeños. Lo hacían de varias maneras. La calzada es
amplia y circulaban –como ahora– los tranvías en ambas direcciones. Con los
niños algo mayores, se aprovechaba el paso del vehículo para sacarlos porque
los guardas nazis solo estaban en la puerta del teatro. “Con el tranvía no veían
bien el centro infantil, y algunas veces hasta subían los críos con el
acompañante para bajar poco después”, continúa Shaya.
Como los jardines traseros de la escuela y el centro
infantil estaban conectados, “los más pequeños eran pasados por ahí y metidos
en bolsas, cestas o maletas. El portador salía luego por la puerta de la
escuela de profesores para despistar, y se los llevaba en bici para ocultarlos
a través de las redes de acogida”.
En el caso de los bebés, el procedimiento era desgarrador.
Shaya cuenta que momentos antes de que los padres fueran llevados al campo de
Westerbork, “se les daba un muñeco envuelto en un arrullo”. Habían otorgado su
consentimiento para ocultar al hijo, y por extraño que parezca, “los soldados
contaban el número de personas, pero no controlaban qué llevaban las madres en
brazos.
El transporte se hacía de noche, y dos cuidadoras que
sobrevivieron me han contado sus pesadillas al recordar el momento de la
entrega del muñeco tapado”. La operación de salvamento infantil duró nueve
meses y la guardería fue cerrada el 29 de septiembre de 1943. Para entonces,
Pimentel ya había sido deportada junto con los 70 niños que atendía. Murió
en Auschwitz el
17 de septiembre, a los 67 años. Los pequeños corrieron igual suerte.
La operación de salvamento infantil duró nueve meses y la
guardería fue cerrada el 29 de septiembre de 1943. Para entonces, Pimentel ya
había sido deportada junto con los 70 niños que atendía.
Pasó el tiempo, Salo cumplió 10 años con los que consideraba
sus abuelos adoptivos en Frisia y un día su tía acudió a recogerlo terminada la
guerra. Volver a Ámsterdam le supuso un fuerte choque emocional, y se quedó a
vivir con sus tíos y con su prima. Cuando estaba ya consiguiendo encajarse de
nuevo en la ciudad, la Cruz Roja confirmó que sus progenitores habían sido
asesinados en 1943, en Auschwitz. “Yo había cumplido 12 años y fue terrible. A
partir de entonces, llamé papá y mamá a mis tíos, y hermana a mi prima. Me
hacía sentirme mejor”, dice.
Lena, la madre de Salo, tenía 23 años al morir. Louis, el
padre, 27. Después de su etapa en el Ajax, tuvo su propia consulta de
fisioterapia durante tres décadas. Gracias a su tesón, la compañía nacional de
ferrocarriles holandesa ha indemnizado a los supervivientes del Holocausto
transportados entre 1942 y 1945 en tren a Westerbork. Casado con Conny, cuyos
padres perecieron en las mismas circunstancias, tienen dos hijos y cinco
nietos.
Leonard Constant Lambert nació en Londres, Reino Unido, el
23 de agosto de 1905, y murió en su ciudad, el 21 de agosto de 1951. Compositor,
crítico y director de orquesta.
Nacido: 23 de agosto de 1905 - Londres, Inglaterra
Murió: 21 de agosto de 1951 - Londres, Inglaterra
El notable compositor inglés, (Leonard) Constant Lambert,
nació en Londres como hijo del pintor australiano de origen ruso George
Washington Thomas Lambert. Aislado en enfermería durante largos períodos cuando
era niño debido a su mala salud, Lambert aprovechó este tiempo para leer voraz
y estudiar música intensamente. Primero fue educado en Christ's Hospital. Fue
un prodigio, escribiendo obras orquestales desde los 13 años. En 1922, Lambert
ganó una beca para el Royal College of Music de Londres, donde estudió de 1915
a 1922 con RO Morris, composición con Ralph Vaughan Williams (a quien Lambert
admiraba pero no emuló) y George Dyson (a quien Lambert detestaba). Al
principio, Lambert se hizo amigo de los compositores William Walton y Philip
Heseltine (también conocido como Peter Warlock), e hizo algunos arreglos desde
la Fachada de W. Walton. La influencia del enfoque de W. Walton se puede ver en
obras muy tempranas de Constant Lambert, como la fábula infantil Mr. Bear
Squash-you-all-flat (1924). Sin embargo, fue la música de Franz Liszt y Duke
Ellington la que tuvo el impacto más profundo en Lambert. Las inflexiones de
jazz se pueden encontrar en muchas de las piezas que Lambert escribió antes de
1931, incluido el Concierto para piano (1924), Concierto para piano y nueve
jugadores (1931), Sonata para piano (1928) y el corto Elegiac Blues.
(1927) Lambert escribió en memoria de la desafortunada diva
del vodevil Florence Mills. Los motivos rusos y el ejemplo de Igor Stravinsky
también tuvieron un gran impacto en Lambert, y su ballet Romeo & Juliet
(Montecarlo, 4 de mayo de 1926), encargado por Diaghilev, fue la primera obra
de un compositor británico en ser puesta en escena por los Ballets. Rusos.
También escribió Pomona (1927) para Nizhinska. Estas primeras asociaciones con
la danza resultaron decisivas, ya que pasó la mayor parte de su vida como
director y compositor de ballets. El enamoramiento de Lambert por la reina del
cine mudo chino-estadounidense Anna May Wong llevó a la composición de sus
delicados Ocho poemas de Li-Po (1927). En 1927, Lambert compuso The Rio Grande,
partitura para coro, piano, metales, cuerdas y percusión (a un texto de
Sacheverell Sitwell). Este trabajo resultó un gran éxito, pero ayudó a
establecer la imagen de Lambert como un compositor de música entretenida pero
insustancial. En 1932-1935 compuso su principal 'mascarada' coral y orquestal
Summer's Last Will and Testament (después de la obra del mismo nombre de Thomas
Nashe). Después de la decepcionante recepción de esta obra, que resultó pasada
de moda tras la muerte del Rey (Jorge V), consideró que había fracasado como
compositor y completó solo dos obras importantes en los dieciséis años
restantes de su vida.
Después de que sus esfuerzos posteriores más serios no
lograron afianzarse en el público, Constant Lambert recurrió a la crítica
musical. Contribuyó con artículos sobre música a laNación e Himno (desde 1930)
y al Árbitro Dominical (desde 1931). También escribió el provocativo libro
Music Ho!: A Study of Music in Decline (Londres, 1934), un tomo pesimista y
mordaz que presagiaba un futuro sombrío para la música de concierto del siglo
XX. Este libro todavía se considera una herramienta vital y valiosa para el
estudio de la música artística de las décadas de 1920 y 1930.
Mientras tanto, Constant Lambert se convirtió en director de
la Sociedad Carmargo para la presentación de producciones de ballet (1930). A
finales de la década de 1930, Lambert se estaba labrando una reputación como
director y, a partir de entonces, su producción como compositor decayó. Estuvo
fuertemente asociado con el ballet y cofundó la Vic Wells Company con Ninette
de Valois (1931), y permaneció en esa capacidad después de que se convirtiera
en el Sadler's Wells Ballet y el Royal Ballet, hasta que renunció en 1947.
Luego fue nombrado uno de los sus directores artísticos (1948), y
posteriormente lo realizó en su primera visita a Estados Unidos (1949). También
apareció en el Covent Garden de Londres (1937; 1939; 1946-1947), fue director
asociado de los conciertos London Promenade Concerts (1945-1946), dirigió
conciertos de ISCM en Inglaterra, y con frecuencia dirigió presentaciones
televisivas a través de la BBC.Horóscopo (1937). Sin embargo, este trabajo
estableció aún más firmemente a Lambert como una trivialidad neoclásica en la
mente de sus pares y entre los críticos que no sabían nada de las composiciones
de Lambert de 1920. Lambert finalmente volvió a la composición seria en 1951
con el escandaloso ballet de tres actos Tiresias, que estuvo tan
"caliente" que su estreno fue censurado. El editor de Lambert, Oxford
University Press, lo rechazó. Esto vino como un golpe final, agrio al
compositor pesimista, que rápidamente murió dos días antes de cumplir 46°
cumpleaños, el resultado de una condición diabética no diagnosticada agravada
por años de beber duro.
Constant Lambert fue uno de los músicos más talentosos de su
generación. Provenía de la misma generación de músicos británicos que
produjeron W. Walton, Tippett, Warlock y Spike Hughes; sin embargo, su música
no se parece en nada al estilo de estos compositores. En las obras de jazz de
Lambert, se le puede ver como un predecesor de las piezas serias y de gran
formato escritas por compositores de jazz como Keith Jarrett y Chick Corea a
partir de la década de 1970. Su otra música es igualmente inspirada, original y
vale la pena redescubrirla.
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con El Rio Grande, en la versión de Carlos Mena, contratenor, Ilona Timchenko
en piano, y el Coro y la Orquesta de Radio y Televisión Española, dirigida por Adrian
Leaper.