Hola, soy Leonardo Liberman. Te invito a visitar mi Blog, en el que propongo temas de interés general. Podes mandarme tu comentario al E-mail elmiradornocturno@gmail.com Foto de portada: Magdalena Viggiani.
jueves, 31 de mayo de 2018
domingo, 27 de mayo de 2018
Shalom - Cien años de la comunidad israelita de Barcelona
Descubrimos cada semana los elementos esenciales que crean
la causa y base de la existencia del Pueblo de Israel y su existencia a pesar
de las circunstancias adversas. Estos elementos no dependen de la tierra, el
lenguaje, la cultura, la raza o la herencia genética. El único factor constante
que preservó al Pueblo judío de todas las vicisitudes es la tenacidad con la
cual se adhieren a su herencia espiritual. Y es esta herencia la que Shalom nos
descubre cada domingo a través del análisis sobre temas de actualidad como
ciencia, educación, festividades, cocina medicina, mística…
sábado, 26 de mayo de 2018
Ludwig van Beethoven. Sinfonía Nº 9 en Re Menor Op. 125. Seiji Ozawa.
A continuación, de Ludwig van Beethoven, la Sinfonía Nº 9 en
Re Menor Op. 125, en la versión de los solistas: Anne Schwabing, Barbara Divua,
Paul Gurovuzu, Franz Havurata, junto al Coro de la Opera de Tokyo, y la
Orquesta Saito Kinen, bajo la dirección de Seiji Ozawa.
viernes, 25 de mayo de 2018
110º Aniversario de la inauguración del Teatro Colon de Buenos Aires.
Resumen de la información extraída de la página www.teatrocolon.org.ar
El Teatro Colón de Buenos Aires es una de las salas de ópera
más importantes del mundo. Su rico y prestigioso historial y las excepcionales
condiciones acústicas y arquitectónicas de su edificio lo colocan al nivel de
teatros como la Scala de Milán, la Ópera de París, la Ópera de Viena, el Covent
Garden de Londres y el Metropolitan de Nueva York.
En su primera sede, el Teatro Colón funcionó desde 1857
hasta 1888, año en que fue cerrado para la construcción de una nueva sala. Ésta
fue inaugurada el 25 de mayo de 1908 con una función de Aida de Giuseppe Verdi. En sus inicios,
el Colón contrataba para sus temporadas a compañías extranjeras; a partir de
1925 contó con sus propios cuerpos estables –Orquesta, Ballet y Coro- y sus
propios talleres de producción, lo cual le permitió, ya en la década de 1930,
organizar sus propias temporadas financiadas por el presupuesto de la ciudad.
Desde entonces, el Teatro Colón ha quedado definido como un teatro de temporada
o stagione con capacidad para realizar íntegramente la totalidad de una
producción gracias al profesionalismo de sus cuerpos escenotécnicos
especializados.
A lo largo de su historia, ningún artista de importancia del
siglo XX ha dejado de pisar su escenario. Baste mencionar a cantantes como
Enrico Caruso, Claudia Muzio, Maria Callas, Régine Crespin, Birgit Nilsson,
Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, a bailarines como Vaslav Nijinski, Margot
Fonteyn, Maia Plisetskaia, Rudolf Nureyev, Mijail Barishnikov, a directores
como Arturo Toscanini, Herbert von Karajan, Héctor Panizza, Ferdinand Leitner,
entre decenas más.
También es frecuente que, siguiendo la tradición inaugurada
por Richard Strauss, Camille Saint-Saëns, Pietro Mascagni y Ottorino Respighi,
los compositores vengan al Colón a dirigir o supervisar los estrenos de sus
propias obras.
Varios maestros de primer orden trabajaron aquí
sostenidamente hasta lograr elevadas metas artísticas, como Erich Kleiber,
Fritz Busch, directores de escena como Margarita Wallmann o Ernst Poettgen,
maestros de baile como Bronislawa Nijinska o Tamara Grigorieva, directores de
coro como Romano Gandolfi o Tullio Boni, sin dejar de mencionar a los numerosos
solistas instrumentales y orquestas sinfónicas y de cámara que ofrecieron en
nuestro escenario veladas inolvidables a lo largo de más de cien años de
sostenida actividad.
Finalmente, a partir del año 2010, el Teatro Colón exhibe un
edificio restaurado en todo su esplendor original, dando un marco de
distinguida jerarquía a sus presentaciones.
Por todas estas razones, el Teatro Colón es un orgullo de la
cultura argentina y un centro de referencia para la ópera, la danza y la música
académica en todo el mundo.
El Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires es considerado uno de los mejores teatros del mundo. Reconocido por su acústica y por el valor artístico de su construcción, su actual edificio cumplió 100 años en 2008.
La construcción del nuevo edificio llevó alrededor de 20
años, siendo colocada su piedra fundamental el 25 de mayo de 1890, con la
intención de inaugurarlo antes del 12 de octubre de 1892 en coincidencia con el
cuarto centenario del descubrimiento de América.
El proyecto inicial fue del arquitecto Francesco Tamburini quien, a su muerte en 1891, fue continuado y modificado por su socio, el arquitecto Víctor Meano, autor del palacio del Congreso Nacional. Las obras avanzaron hasta 1894, pero se estancaron luego por cuestiones financieras. En 1904, tras la muerte de Meano, el gobierno encargó al belga Jules Dormal que termine la obra. Dormal introdujo algunas modificaciones estructurales y dejó definitivamente impreso su sello en el estilo francés de la decoración.
El proyecto inicial fue del arquitecto Francesco Tamburini quien, a su muerte en 1891, fue continuado y modificado por su socio, el arquitecto Víctor Meano, autor del palacio del Congreso Nacional. Las obras avanzaron hasta 1894, pero se estancaron luego por cuestiones financieras. En 1904, tras la muerte de Meano, el gobierno encargó al belga Jules Dormal que termine la obra. Dormal introdujo algunas modificaciones estructurales y dejó definitivamente impreso su sello en el estilo francés de la decoración.
A fines de 1907 se
firmó el primer contrato de arrendamiento del Teatro Colón, aunque los trabajos
de terminación del edificio estaban atrasados en relación con la fecha fijada
para la inauguración de la sala, el 25 de mayo de 1908. De todas maneras, en
esa fecha se llegó a realizar la primera función en la sala principal del
Teatro Colón a cargo de la Gran Compañía Lírica Italiana, aunque con algunas
dependencias del edificio inconclusas como el Salón Dorado y las marquesinas de
hierro sobre las calles Libertad y Cerrito.
El edificio, en un estilo ecléctico propio de principios del
siglo XX, abarca 8.202 metros cuadrados, de los cuales 5.006 corresponden al
edificio central y 3.196 a dependencias bajo nivel del pasaje Arturo Toscanini
(aledaño al edificio del teatro, paralelo a la calle Viamonte). La superficie
total cubierta del edificio antiguo es de 37.884 metros cuadrados. Las
ampliaciones realizadas posteriormente, sobre todo las de finales de la década
de 1960, a cargo del arquitecto Mario Roberto Álvarez, sumaron 12.000 metros
cuadrados, llevando la superficie total del Teatro Colón a 58.000 metros
cuadrados.
La sala principal, en
forma de herradura, cumple con las normas más severas del teatro clásico
italiano y francés. La planta está bordeada de palcos hasta el tercer piso. La
herradura tiene 29,25 metros de diámetro menor, 32,65 metros de diámetro mayor
y 28 metros de altura. Tiene una capacidad total de 2.478 localidades, pero
también pueden presenciar los espectáculos alrededor de 500 personas de pie. La
cúpula, de 318 metros cuadrados, poseía pinturas de Marcel Jambon, que se
deterioraron en los años treinta. En la década de 1960 se decidió pintar
nuevamente la cúpula y el trabajo le fue encargado al pintor argentino Raúl
Soldi, que la inauguró en 1966.
El escenario posee una inclinación de tres centímetros por
metro y tiene 35,25 metros de ancho por 34,50 de profundidad, y 48 metros de
altura. Posee un disco giratorio de 20,30 metros de diámetro que puede
accionarse eléctricamente para girar en cualquier sentido y cambiar rápidamente
las escenas. En 1988, se realizaron trabajos de modernización de la maquinaria escénica
en el sector de las parrillas, con el fin de facilitar el manejo de los
decorados y agilizar los cambios de escena.
El foso de la orquesta posee una capacidad para 120 músicos.
Está tratado con cámara de resonancia y curvas especiales de reflexión del
sonido. Estas condiciones, las proporciones arquitectónicas de la sala y la
calidad de los materiales contribuyen a que el Teatro Colón tenga una acústica
excepcional, reconocida mundialmente como una de las más perfectas.
El Teatro Colón realiza las producciones de sus espectáculos en talleres propios que están ubicados en los subsuelos. En 1938 se ampliaron los subsuelos bajo la plaza lateral sobre Arturo Toscanini y se ejecutó un túnel que conectaba los talleres de producción. Ese año fueron habilitados los talleres de Maquinaria, Escenografía, Utilería, Sastrería, Zapatería, Tapicería, Mecánica escénica, Escultura, Fotografía, Maquillaje y Peluquería.
En 1963 se crea el taller de decoración de utilería y
pintado de trajes. Desde 1968 a 1972, según el proyecto del arquitecto Mario
Roberto Álvarez, se encaró una segunda ampliación, avanzando debajo de la plaza
y la calle Cerrito. En este lugar se sitúan los sectores de producción teatral,
talleres escenográficos, salas de ensayos, oficinas administrativas y un
comedor para el personal. Se incorporaron luego la sección técnica de Diseño de
Producción y los talleres de Luminotecnia, Efectos especiales electromecánicos,
y Audio y Video. En 2000 el Poder Ejecutivo de la Ciudad, a través de la
Subsecretaría de Patrimonio Cultural, convoca a la Dirección General de
Infraestructura para elaborar un “Plan Maestro” para la puesta en valor del
edificio y actualización tecnológica de la caja escénica.
Desde su inauguración en 1908 hasta la fecha, la cantidad de
grandes artistas que actuaron en el Teatro Colón es inmensa. Su paso por este
escenario forjó su gran tradición musical y un prestigio reconocido en todo el
mundo. Actuaron compositores como Richard Strauss, Arthur Honegger, Igor
Stravinsky, Paul Hindemith, Camille Saint-Saëns, Manuel de Falla, Aaron
Copland, Krzysztof Penderecki, Gian-Carlo Menotti, Héctor Panizza, Juan José
Castro, Gerardo Gandini y Mauricio Kagel. Diferentes generaciones de directores
de orquesta se presentaron en nuestra sala como Arturo Toscanini, Erich
Kleiber, Fritz Busch, Ernest Ansermet, Wilhelm Furtwängler, Herbert von
Karajan, Tulio Serafin, Leonard Bernstein, Mstislav Rostropovich, Karl Böhm,
Fernando Previtali, Lorin Maazel, Bernard Haitink, Zubin Mehta, Riccardo Muti,
Kurt Masur, Michel Corboz, Riccardo Chailly, Simon Rattle, Claudio Abbado, René
Jacobs y los argentinos Daniel Barenboim, Gabriel Garrido y Miguel Ángel
Veltri, entre otros.
Entre los cantantes, la extensa lista incluye, entre miles,
los tenores Enrico Caruso, Beniamino Gigli, Lauritz Melchior, Mario del Monaco,
Richard Tucker, Wolfgang Windgassen, Alfredo Kraus, Plácido Domingo, José
Carreras y Luciano Pavarotti; las sopranos Claudia Muzio, Lily Pons, Maria
Callas, Renata Tebaldi, Kirsten Flagstad, Victoria de los Ángeles, Joan
Sutherland, Birgit Nilsson, Montserrat Caballé, Eva Marton, Kiri Te Kanawa,
Katia Ricciarelli, Mirella Freni, June Anderson y Renée Fleming; las
mezzosopranos Fedora Barbieri, Marilyn Horne, Teresa Berganza, Christa Ludwig,
Régine Crespin, Frederica von Stade, Waltraud Meier y Cecilia Bartoli; los
barítonos Titta Ruffo, Leonard Warren, Hans Hotter Cornell MacNeil, Hermann
Prey, Sherrill Milnes, José van Dam, Dmitri Hvorostovsky; y los bajos Fiodor
Chaliapin, Borís Christoff, Ferruccio Furlanetto y Samuel Ramey. También
cantaron en el Colón artistas argentinos que han desarrollado una importante
carrera internacional como Delia Rigal, Luis Lima, Raúl Giménez, Ana María
González, Renato Cesari, Ricardo Cassinelli, Gian-Piero Mastromei, Ángel
Mattiello, Carlo Cossutta, Carlos Guichandut, Cecilia Díaz, Paula Almerares,
Marcelo Álvarez, José Cura, Darío Volonté y Virginia Tola.
Entre las primeras figuras de la danza que bailaron en el Teatro Colón se destacan Anna Pavlova, Vaslav Nijinsky, Rudolf Nureyev, Alicia Alonso, Maia Plissetskaya, Margot Fonteyn, Mijail Barishnikov, Vladimir Vassiliev, Antonio Gades y los argentinos María Ruanova, Olga Ferri, Michel Borovsky, José Neglia, Norma Fontenla, Wasil Tupin, Esmeralda Agloglia, Jorge Donn, Julio Bocca, Maximiliano Guerra y Paloma Herrera.
En las temporadas líricas, trabajaron prestigiosos
régisseurs como Ernst Poettgen, Margarita Wallmann, Otto Erhart, Cecilio
Madanes, Roberto Oswald, Jorge Lavelli, Gilbert Defló, Nicolas Joel, Pier Luigi
Pizzi y Hugo de Ana, junto a destacados escenógrafos y figurinistas como
Nicolas Benois, Paul Walter, Aníbal Lapiz, José Luciano Varona, Raúl Soldi,
Guillermo Roux, Ezio Frigerio, Franca Squarciapino y Graciela Galán.
También las principales orquestas del mundo actuaron en el
Teatro Colón, como por ejemplo la Filarmónica de Viena, la Sinfónica de
Filadelfia, la Sinfónica de Nueva York, la Filarmónica de Berlín y la
Philharmonia de Londres.
Destacados solistas instrumentales se lucieron en su escenario, como Martha Argerich, Alfred Brendel, Paco De Lucía, Antonio De Raco, Nelson Freire, Bruno Gelber, Friedrich Gulda, Gidon Kremer, Alberto Lysy, David Oistrakh, Manuel Rego, Narciso Yepes, Itzhak Perlman, Midori, Yo-Yo Ma, Pinchas Zukerman, Mstislav Rostropovich, Ralph Votapek y Misha Maiski, entre tantos otros.
Destacados solistas instrumentales se lucieron en su escenario, como Martha Argerich, Alfred Brendel, Paco De Lucía, Antonio De Raco, Nelson Freire, Bruno Gelber, Friedrich Gulda, Gidon Kremer, Alberto Lysy, David Oistrakh, Manuel Rego, Narciso Yepes, Itzhak Perlman, Midori, Yo-Yo Ma, Pinchas Zukerman, Mstislav Rostropovich, Ralph Votapek y Misha Maiski, entre tantos otros.
Desde 1908 hasta 1925, el Teatro Colón fue organizado con el
sistema de empresas concesionarias ligadas con la Municipalidad de Buenos Aires
por contratos, que determinaban sus obligaciones artísticas y financieras, y
bajo el control de comisiones especiales en las que se trataba de dar representación
a los abonados. Este sistema funcionó hasta el fin de la Primera Guerra, cuando
el público exigía un repertorio que abarcara más que el italiano, el
predominante de las compañías concesionarias.
En 1925 la Municipalidad de Buenos Aires crea los cuerpos
estables del Teatro Colón –la Orquesta, el Coro, el Ballet y el cuerpo técnico–
y durante cinco años se sucedieron temporadas de explotación mixta
(concesionarios-Municipalidad).
En 1931 los ediles porteños decidieron municipalizar de
manera definitiva al Teatro Colón, en forma de servicio público, con patrimonio
propio.
En 1937 se crea la Escuela de Ópera del Teatro Colón, que en
1960 pasará a llamarse Instituto Superior de Arte del Teatro Colón a instancias
de los maestros Alberto Ginastera, Enrique Sivieri y Michel Borovsky.
Instrumento fundamental de la tarea docente del Teatro, el Instituto funcionaba
en diferentes pisos del edificio, dictándose las carreras de Danza clásica,
Canto lírico, Régie, Dirección musical de ópera y Caracterización teatral.
En 1961 se incorpora a las actividades permanentes del Teatro Colón
a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, creada en 1946 y que desde 1950
ofrece ciclos de concierto de abono en esta sala y participa en los
espectáculos del Ballet Estable del Teatro Colón.
En 1969 la Municipalidad de Buenos Aires crea la Ópera de Cámara del
Teatro Colón, conformado su elenco con algunos de los más notables cantantes de
la casa.
En 1989 el Teatro Colón es declarado “Monumento
Histórico Nacional”. En 1990 se crea el Centro de Experimentación del Teatro
Colón, con el fin de promover las actividades artísticas de vanguardia.
A fines de 2006, el Teatro Colón cierra sus puertas para
iniciar un proceso de restauración conservativa, pasando a realizar sus
actividades en salas alternativas de la Ciudad. En 2008 la Legislatura porteña sanciona la Ley de Autarquía
del Teatro Colón que crea el Ente Autárquico Teatro Colón en el ámbito del
Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con personería jurídica propia,
autonomía funcional y autarquía financiera. Su misión es la de “crear, formar,
representar, promover y divulgar el arte lírico, coreográfico, musical
-sinfónico y de cámara- y experimental, en su expresión de excelencia de
acuerdo a su tradición histórica, en el marco de las políticas culturales de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.
En 2010, por decisión del Jefe de Gobierno Mauricio Macri, se
concluyen las obras de restauración encaradas y el 24 de mayo de ese año, con
la Dirección General y Artística es confiada a Pedro Pablo García Caffi, reabre
el Teatro Colón con todo su esplendor
con una función especial que incluyó el acto II la ópera La Bohème y el acto
III de El lago de los cisnes. Ese mismo año la visita de la Orquesta y el Coro
del Teatro alla Scala de Milán bajo la dirección de Daniel Barenboim alcanzó la
cota más alta de las celebraciones por la reapertura a la comunidad de la gran
sala argentina. Se crea el Abono Bicentenario, que convoca a artistas del mundo
de la música de primer orden internacional.
En 2014 se produce la primera edición del Festival de Música y
Reflexión, bajo la dirección artística de Daniel Barenboim, con la visita de la
Orquesta West-Eastern Divan y el ansiado regreso de la gran pianista Martha
Argerich.
En 2015 Darío Lopérfido es designado Director General y Artistico
del Teatro Colón, siguiendo los lineamientos trazados desde la reapertura de la
sala e incorporando una intensa actividad hacia la comunidad y el cruce con
diversas disciplinas artísticas y festivales de la ciudad.
En diciembre de 2015, María Victoria Alcaraz es nombrada
Directora General del Teatro Colón. El objetivo rector de su gestión se centra
en el fortalecimiento de la Institución, a través de la innovación y
modernización en la gestión del Teatro; la incorporación de nuevos públicos y
la formación de nuevas audiencias, invitando a los vecinos de la Ciudad a que
disfruten de la experiencia Colón; recuperando la identidad del Teatro, a
través de la preservación, conservación y valorización de su patrimonio;
incrementando y profundizando la vinculación del Teatro con otras instituciones
artísticas del país y del exterior, manteniendo la excelencia en las propuestas
artísticas. En el área educativa, promoviendo el intercambio con fines
académicos con otras instituciones, articulando los procesos de formación con
el Teatro, con el objeto de lograr la máxima excelencia académica.
A continuación, celebramos el 110º aniversario de la inauguración del Teatro Colón de Buenos Aires, con la Marcha Triunfal de la ópera Aida de Giuseppe Verdi, en la interpretación del Coro y la Orquesta del Teatro Alla Scala de Milán, bajo la dirección de Riccardo Chailly.
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jueves, 24 de mayo de 2018
Bob Dylan
Robert Allen Zimmerman, más conocido como Bob Dylan, nació
en Duluth, Minnesota, Estados Unidos, el 24 de mayo de 1941. Músico, cantante y
poeta.
El sitio www.biografiasyvidas.com publicó este recordatorio
Bob Dylan
(Robert Allen Zimmerman; Duluth, Estados Unidos, 1941)
Cantante y compositor estadounidense de folk y rock, una de las grandes figuras
de la música contemporánea, cuya producción musical lo erigió en un referente
entre los cantautores. Su admiración por el poeta Dylan Thomas le llevó a
adoptar el apellido artístico por el que se hizo popular.
Bob Dylan |
En la década de 1960 creó un estilo propio a partir de la
recuperación de la música folk, a la cual añadió unas letras cargadas de
simbolismo y reivindicaciones, que le convirtieron en un líder para la juventud
contestataria de su país. Canciones como Blowin’ in the Wind, Maters of war o
Talkin’ World War III blues revolucionaron el pop mundial y abrieron nuevos
caminos tanto para cantautores como para bandas de rock. En 1965 recurrió a los
instrumentos eléctricos e inició una serie de bruscos virajes, tanto
estilísticos como espirituales, que le valieron numerosas críticas de los
seguidores más puristas del folk.
Tras un largo período de silencio discográfico, volvió a
llamar la atención con un trabajo recopilatorio grabado en directo y sin
instrumentos eléctricos, Unplugged (1995). Algunos de sus álbumes más
destacados son The freewheelin' Bob Dylan (1963), Blood on the tracks (1975) y
Oh mercy (1989), mientras que Love and theft (2001) y Modern times (2006)
figuran entre sus últimos discos. Nominado en varias ocasiones para el premio
Nobel de Literatura, recibió el preciado galardón en 2016.
Biografía
Robert Allen Zimmerman, más conocido como Bob Dylan, nació
en Duluth, Minnesota (Estados Unidos) el 24 de mayo de 1941. Desde la infancia
mostró un gran interés por la música y la poesía. Vivía en un entorno rural y
conoció de primera mano la música tradicional americana de origen europeo. En
1959 empezó a estudiar en la Universidad de Minnesota, donde entró en contacto
con la llamada música folk y con la canción protesta. Frecuentaba los locales
nocturnos en los que se interpretaba música y pronto empezó a actuar en ellos.
Además, pasaba más tiempo cantando y tocando la guitarra y la armónica que
estudiando.
Fue entonces cuando adoptó su nombre artístico, en homenaje
al poeta americano Dylan Thomas. Bob Dylan abandonó definitivamente los
estudios universitarios y, decidido a dedicarse por completo a la música, en
1961 se trasladó a Nueva York. Allí empezó a cantar en los cafés de Greenwich
Village, donde se reunían los aficionados al folk. El joven cantante llamó la
atención de las más importantes figuras del género, a las que admiraba y que
pronto lo consideraron uno de los suyos.
Con sus guitarras, banjos, tambores y armónicas, los
cantantes folk de los años sesenta iban de la mano con la expansión de los
movimientos por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam. Músicos
como Pete Seeger, Peter, Paul and Mary o Joan Baez, en general jóvenes comprometidos
blancos de clase media y urbanos, estaban convencidos de que con canciones
podían combatir el comercialismo, la hipocresía, la injusticia, la desigualdad
y la guerra. También Bob Dylan transmitía con sus letras de alto contenido
poético mensajes que daban un nuevo sentido a la música popular. Sus canciones
de protesta no sólo reflejaban los sentimientos de la gente hacia los temas
contemporáneos, sino que los creaban, ganándose el título de la voz de su
generación.
Joan Baez y Bob Dylan (1963) |
Una elogiosa crítica aparecida en The New York Times le
abrió las puertas del mercado discográfico: la discográfica Columbia Records le
ofreció grabar su primer disco, titulado Bob Dylan (1962). En este primer
vinilo alternó canciones del repertorio folk y blues e incluyó dos temas
propios. Bob Dylan fue bien recibido por la crítica y el público y ya mostraba
las características esenciales de su estilo: mezcla de las distintas
tradiciones musicales populares americanas (especialmente el folk de origen
europeo y el blues afroamericano) y gran importancia de las letras de las
canciones.
En 1963 se publicó el segundo disco de Bob Dylan, The
Freewheelin’ Bob Dylan, que fue un gran éxito. De entre las canciones que
contenía este álbum destaca Blowin’ In The Wind, convertida muy pronto en un
auténtico himno generacional. Esta canción se cantaba en las manifestaciones
pacifistas y a favor de los derechos civiles de la población afroamericana y
fue rápidamente traducida a diversos idiomas. Dylan se había convertido en una
figura de proyección internacional. Su tercer disco llegó en 1964 y el título,
que lo es también de una de las canciones que contiene, expresa el sentir de
una época: The Times They Are A-Changin’; es decir, Los tiempos están
cambiando.
La imagen de Dylan como cantautor comprometido y figura
importante de la canción protesta cambió con su siguiente disco, aparecido en
1965 y titulado Highway 61 Revisited, que incluye el tema Like a Rolling Stone.
Esta canción, un auténtico exponente de genuino rock-and-roll, marcó el inicio
del Dylan rockero, aunque no dejara de conceder gran importancia a las letras.
En el Festival de Folk de Newport, ante la sorpresa y disgusto del público,
actuó acompañado por una guitarra eléctrica y amplificadores: no volvería a ser
invitado. Lo que estaba haciendo Dylan era revolucionar la idea de música folk,
ampliando sus posibilidades. El 1 de junio de 1966 conquistó Europa desde el
Olympia de París. El 29 de julio de este mismo año sufrió un accidente de moto,
tras el cual desapareció de la vida pública durante dos años.
En 1970 se estrenó la película El precio del fracaso,
dirigida por Sidney J. Furie y con banda sonora de Bob Dylan. Tres años después
llegó a la gran pantalla un nuevo filme con música de Dylan, Pat Garret y Billy
The Kid, dirigida por Sam Peckinpah y en la cual el cantante interpretaba un
pequeño papel. En 1975 rodó su única película como director, Renaldo y Clara, y
tres años después apareció en un documental firmado por Martin Scorsese titulado
El último vals. Para este último trabajo, el director americano se basó en el
histórico concierto de despedida de The Band, el grupo que entre mediados de la
década de 1960 y mediados de la siguiente acompañaba a Bob Dylan en muchos de
sus recitales. El concierto tuvo lugar el Día de Acción de Gracias en
Winterland, San Francisco, y en él participaron, además de Dylan y The Band,
músicos notables como Eric Clapton, Neil Young y el batería de The Beatles
Ringo Starr, entre otros.
Las canciones de Dylan de la década de 1980 responden, en su
mayoría, a sus inquietudes religiosas, y sus letras adquieren una notable
profundidad. No vivía entonces su momento de mayor popularidad, aunque los
veinticinco años de carrera musical no pasaron por alto ni a su discográfica ni
al público. Así, en 1985 apareció un quíntuple álbum antológico, Biograph, que
contenía versiones inéditas de algunas de sus canciones.
Dylan fue durante años un referente generacional, y llegó un
momento en que los textos de sus canciones empezaron a interesar seriamente a
la intelectualidad de la época. El gran poeta del movimiento beat Allen
Ginsberg no dudó en mostrar su admiración por Dylan refiriéndose a él como “un
importante bardo americano del siglo XX cuyos textos han influido a generaciones
en todo el mundo, lo cual le hace acreedor del premio Nobel”. De hecho, desde
1996 y año tras año, el escritor y profesor de literatura Gordon Ball
postularía a Dylan para la concesión de este importante premio, y la primera
vez lo hizo a instancias de Ginsberg, fallecido en 1997.
A lo largo de su carrera ha recibido premios como el doctor
honoris causa por la Universidad de Princeton, diversos Grammy y el Lifetime
Achievement Award como reconocimiento a su trayectoria artística. Comendador de
la Orden de las Artes y las Letras francesas, en 2001 recibió un Óscar a la
mejor canción original y un Globo de Oro por Things Have Changed, tema incluido
en la banda sonora de la película The Wonder Boys, dirigida por Curtis Hanson.
En 2006 recibió dos nuevos premios Grammy por Modern Times, disco editado ese
mismo año y galardonado como mejor álbum de folk contemporáneo. Además recibió
por una de las canciones de este trabajo, Someday Baby, el reconocimiento como
mejor solista de rock.
En los últimos años Dylan ha participado en la banda sonora de nuevas películas como Miedo y asco en Las Vegas, de Tery Gilliam (1998), y Anónimos, de Larry Charles (2003), en la que también intervenía como actor encarnando a una vieja gloria de la música encerrado en prisión. Pero también su vida y su obra han interesado a directores de cine importantes, como Martin Scorsese, que en 2005 realizó un documental titulado No Direction Home. Dos años después llegaba a la gran pantalla un filme en el que Dylan no intervenía directamente pero que estaba basado en su vida, I’m Not There, dirigido por Todd Haynes. El filme, que contaba con el beneplácito del artista, fue presentado en el Festival Internacional de Cine de Venecia en agosto de 2007.
Si algo le faltaba a Bob Dylan para acabar de forjar su
leyenda, era la publicación de su autobiografía. Chronicles Volume One vio la
luz en 2004 y supuso todo un acontecimiento literario internacional. En junio
de 2007 se hizo pública la concesión del premio Príncipe de Asturias de las
artes al cantante. Entre los candidatos figuraban el compositor Andrew Lloyd
Weber, los arquitectos Frank Gehry y Rafael Moneo, así como la pianista Maria
João Pires. El jurado se decidió por Dylan por su condición de “mito viviente”
y por haber sido “el faro de una generación que tuvo el sueño de cambiar el
mundo”. Se subrayó “la austeridad en las formas y la profundidad en los
mensajes” en las canciones del músico estadounidense.
El cantautor fue uno de los grandes ausentes en la ceremonia
de entrega de los premios, el 26 de octubre en el Teatro Campoamor de Oviedo.
Envió, sin embargo, un escueto mensaje en el que agradecía la concesión del
galardón. Ese mismo mes se publicaba una retrospectiva de su obra en tres
discos compactos que recogían más de cuarenta años dedicados a la música. Pocos
días antes Dylan había asistido, en una sinagoga de Atlanta, a la celebración
del Yom Kippur, el Día del Perdón. Allí rezó y mostró públicamente su retorno
al judaísmo de sus orígenes familiares.
A continuación, celebramos el cumpleaños de Bob Dylan, con una de sus canciones: Thunder On The Mountain.
A continuación, celebramos el cumpleaños de Bob Dylan, con una de sus canciones: Thunder On The Mountain.
miércoles, 23 de mayo de 2018
Los cazanazis alemanes, una lucha contra el reloj y la muerte
El Diario La Nación, en su edición digital, publicó este artículo
Sin embargo, muchos nazis se sentaron en el banquillo y
algunos terminaron en prisión.
Los cazanazis alemanes, una lucha contra el reloj y la
muerte
El fiscal Jens Rommel, director de la Oficina Central de Investigación de los Crímenes del nazismo Fuente: AFP |
22 de mayo de 2018 • 11:59
LUISBURGO, Alemania.- En la ciudad alemana de Luisburgo, un
pequeño equipo de investigadores rastrea en todo el mundo a los últimos
criminales nazis vivos, una carrera urgente contra el reloj y la muerte.
"Juntamos las pequeñas piezas de información, como si
fueran un puzzle, para averiguar quién estaba ejecutando qué rol, desde qué
fecha hasta qué fecha" explica el fiscal Jens Rommel.
Desde 2015, Rommel dirige la Oficina Central de
Investigación de los Crímenes del nazismo, mientras los últimos perpetradores,
cómplices, testigos y supervivientes del nazismo, están muriendo.
La sede de la Oficina de Investigación de los Crímenes del nazismo Fuente: AFP |
Una vez que todos los responsables hayan muerto, Alemania podrá cerrar
la parte judicial de este capítulo negro de su historia, en el que el régimen
nazi ordenó el exterminio de seis millones de judíos y cientos de miles de
otros grupos durante el Holocausto.
Durante décadas, el gobierno y el sistema judicial alemán
parecieron tener poco apuro para buscar a los involucrados en el nazismo. Pero
en 2011 se produjo un cambio histórico, con la condena a cinco años de prisión
de John Demjanjuk, que trabajó en 1943 como guardia en el campo de exterminio
de Sobibor (Polonia), entonces un territorio ocupado por los nazis.
Esta sentencia abrió la vía a procesar por complicidad a
cualquiera que hubiera trabajado en los campos de concentración, desde soldados
a contables.
Antes de este juicio "nunca pusimos el ojo en los
engranajes más pequeños de la máquina", dice el abogado Andrej Umansky,
autor de un libro sobre el Holocausto en Europa del Este.
Desde entonces el cambio legal dio una oportunidad "de
dar voz a las víctimas, a sus familias y a sacar a la luz los hechos",
asegura.
De Moscú a Buenos Aires
El equipo de Rommel, compuesto por cinco fiscales, dos
jueces y un policía, investiga por todo el mundo en busca de la verdad.
Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos nazis huyeron a
América del Sur, entre ellos uno de los arquitectos del Holocausto, Adolf
Eichmann, que terminó en Buenos Aires .
La ficha de Adolf Eichmann Fuente: AFP |
Allí fue secuestrado por un comando israelí en 1960, gracias
a la información del fiscal alemán Fritz Bauer, que actuó indignado por la
falta de avances judiciales en su propio país.
Para los nazis menos conocidos, el equipo de Rommel recurre
a los archivos.
"Todos los barcos que llegaban [a América de Sur]
fueron registrados. Hemos revisado todas las listas de pasajeros y
tripulantes", explica Rommel.
También revisaron los registros de inmigración, las demandas
de naturalización en la Argentina y los datos de la embajada alemana.
Adolf Eichmann, en 1962, durante su juicio en Israel tras ser capturado por el Mossad en la Argentina Fuente: Archivo |
"Le debemos a la historia" y a los millones de
víctimas "la lucha contra el olvido", dice Peter Haeberle, un
funcionario del ministerio de justicia regional del estado de
Baden-Wurttemberg, donde está Luisburgo.
Críticas
El equipo no ha escapado a las críticas, como las del
diario Die Welt, que denuncia el presupuesto a veces exorbitante de
sus misiones. Otros critican el pequeño número de criminales que comparecen
hasta la justicia.
Hasta 2012, cerca de 6498 personas habían sido condenadas
por su papel en el Holocausto. En Luisburgo, el equipo de investigadores tiene
1,7 millones de fichas guardadas por orden alfabético en cajas de metal. Se
trata de la única base de datos de los criminales nazis y de los crímenes que
se les atribuyen.
La ficha de Josef Mengele Fuente: AFP |
En las fichas figuran todos los nazis identificados hasta
ahora -desde Hitler hasta los soldados rasos o los asistentes que les ayudaron-
así como el lugar de los crímenes.
Es el caso Josef Mengele (ficha 3 AR-Z 95/59), conocido como
el "Ángel del
muerte", el médico de
Auschwitz que realizó horribles experimentos con los presos. Mengele murió en
1979 en Brasil tras haber evitado durante toda su vida la captura y la
justicia.
José Antonio de Mello, de la morgue de San Pablo, muestra a los medios la calavera de Josef Mengele en Embú, Brasil, en 1985 Fuente: Archivo |
"Tenemos que aprovechar cada día si queremos tener la
oportunidad de llevar a alguien más ante la justicia", dice Rommel.
Agencia AFP
Jean Françaix
René Jean Désiré Françaix nació en Le Mans, Francia, el 23 de mayo de 1912 y murió en París, Francia, el 25 de septiembre de 1997. Compositor.
Nació en el seno de una familia de músicos, a los 18 años
ganó su primer premio de piano en el Conservatorio de París. Estudió composición
con Nadia Boulanger. Su obra de juventud, el Concertino para piano, de 1932,
fue un éxito inmediato.
Compuso cerca de 200 obras entre piezas para instrumentos
solos, escribió varios conciertos, incluido un concierto para piano, un
concierto para dos pianos, dos conciertos para violín y un concierto para clarinete
y flauta, obras vocales como el Oratorio, el Apocalipsis de San Juan y una
cantata para mezzo-soprano y cuerdas o los Tonton Déploration,
obras
para instrumentos de viento, entre ellos dos cuartetos de saxofones. La música de piano incluye
clavecín, ocho danzas exóticas para dos pianos, una misa de boda y una sonata
de piano, y también compuso música para una docena de películas.
Su obra combina elegancia e ingenio, y actualmente, su
música tiene éxito en países como Alemania, Japón y los Estados Unidos.
A continuación, recordamos a Jean Françaix, con el Trío para
Cuerdas, compuesto en 1933, en la versión de Veronika Eberle en violín, Amihai
Grosz en viola y Sol Gabetta en violoncello.
martes, 22 de mayo de 2018
Juan Arvizu
Juan Nepomuceno Arvizu Santelices nació en Querétaro, México, el 22 de mayo de 1900 y murió en México, el 19 de noviembre de 1985. Cantante.
El sitio www.todotango.com
publicó este recordatorio firmado por Néstor Pinsón
El bolero como género comenzó a transitar su camino a fines
del siglo XIX. Se cuenta que en 1911, un sastre cubano, Pepe Sánchez,
aficionado a la música, compuso “Tristezas”, luego llamado “Me entristeces
mujer” o “Un beso”, no hay coincidencias entre los historiadores con el título,
pero sería el primer bolero.
El tango y el bolero siempre han tenido una estrecha relación, tanto por la forma que nacieron como por su desarrollo. No es exagerado decir que, de alguna manera, han colaborado entre uno y otro. Fueron numerosos los cantores de boleros que incluyeron tangos en sus repertorios. Así como también, los autores y compositores tangueros que participaron en la creación de páginas románticas e, incluso, dirigiendo conjuntos que acompañaban las actuaciones y grabaciones de muchos de sus intérpretes.
Entre las legendarias voces del bolero, Juan Arvizu merece un espacio propio por su larga relación con nuestro país y con el tango. Llegó a Buenos Aires contratado para la inauguración de LR1 Radio El Mundo, hecho ocurrido el 29 de noviembre de 1935. La relación fue pactada por un mes y medio, pero se extendió por la notable aceptación que obtuvo del público, a tal punto que sentó aquí su residencia. Permaneció 18 años en la Argentina, siendo el punto de partida de sus numerosas giras al exterior.
En su inmenso repertorio (los eruditos en el tema calculan en alrededor de dos mil el número de sus grabaciones), figuran buena cantidad de tangos y ritmos afines como valses y milongas, claro que, en la mayoría de los casos, por su estilo tan personal, suenen abolerados.
Algunos de los títulos son: “Prohibido”, “Pecado”, “Verdemar”, “Plegaria”, “Si dejaras de quererme”, “Qué fácil es decir”, “Señor juez”, “Arrepentimiento, “Salud dinero y amor”, “Nuestra casita”, “La cumparsita”, “Mi Buenos Aires querido”, “Madreselva”, “Caminito”, “Una canción”, “Sinceramente”, “Corrientes y Esmeralda”, “Lágrimas de sangre”, “No cantes ese tango”, “Nido gaucho”, “Tengo mil novias”, “Cada vez que me recuerdes”, “Mi único amor”.
Nació en Querétaro, Méjico, donde vivió ayudando a su padre en su tarea de radiotelegrafista. De pequeño, fue alentado por la mamá para estudiar vocalización, solfeo y armonía, cantando además, en un orfeón infantil.
A los 22 años, se radicó en el Distrito Federal y allí continuó sus estudios con José Pierson, cantor y declamador —luego se convertiría en maestro y director de compañías de ópera—, quien tuvo bajo su tutela, a famosos intérpretes de la canción popular como Jorge Negrete, José Mojica, Alfonso Ortiz Tirado, Pedro Vargas, Juan Pulido entre otros.
Dos años más tarde se produjo su debut en el Teatro Esperanza Iris, en una obra lírica titulada La Sonámbula. Sus cualidades naturales, su potente registro de tenor —que supo controlar, ya famoso, en buena cantidad de temas románticos—, llamaron la atención de otros directores y del público. Rápidamente, se fueron reconociendo sus virtudes siendo, en muchas ocasiones, aclamado de pie al terminar sus presentaciones.
A raíz de su éxito se ganó el interés de la industria fonográfica, el primer sello fue Brunswick, en el que debutó en 1928, con la grabación de “Varita de nardo”, de Joaquin Pardavé. A continuación, intervino en la Victor que lo incluyó en su nómina. Más adelante, registró su voz en otra discográficas, hasta convertirse en uno de los cantores con más discos de la historia de la música latinoamericana.
En 1930, fue convocado para la inauguración de una emisora en su país, la Radio XEW y en 1942, viajó a Norteamérica para la misma gestión, esta vez con la Cadena de las Américas de la Columbia Broadcasting. Participó en varios films, en México y en Cuba, que tenían simples argumentos al solo efecto de presentar sus canciones.
Un logro increíble del cantante fue descubrir a un pianista de anémicos cabarets y de prostíbulos que, a su lado, se transformó en la mayor figura del bolero en toda América, lo llamaban El Flaco de Oro (tenía una cicatriz desde la comisura izquierda de su boca hasta la mitad de la mejilla, producto de un impacto con una botella rota), se trataba de Agustín Lara.
De más está decir quién fue Agustín Lara y lo que significó para la música, sin lugar a dudas, uno de los más grandes creadores del continente. Pero lo notable, es que comenzó a crecer componiendo y acompañando a Arvizu desde el piano. No sólo engrosó el repertorio del amigo, más adelante lo hizo para los más famosos intérpretes, trascendiendo fronteras, basta nombrar “Granada”, “Solamente una vez” y “María Bonita” (dedicado a María Félix con quien se casó en 1945).
Arvizu vivió algunos años en Chile y también en Colombia, cuando decidió volver a su país no tuvo la recepción esperada, el paso del tiempo lo había postergado, vivía otra generación con gustos y estilos de vida distintos.
En 1967, decidió tomar descanso, su vida había sido un traqueteo permanente, la tranquilidad llegó después de una extensa vuelta, en Querétaro, la ciudad que lo vio nacer.
Dicen que fue en Buenos Aires, donde lo bautizaron El Tenor de la Voz de Seda.
Sobre notas de Hernán Restrepo Duque y Ricardo Risetti, de su libro De Corazón a Corazón, editorial Corregidor 1994.
A continuación, recordamos a Juan Arvizu, con uno de sus exitos: Vereda Tropical.
Arthur Conan Doyle
Arthur Ignatius Conan Doyle nació en Edimburgo, Escocia, Reino Unido, el 22 de mayo de 1859 y murió en Crowborough, Reino Unido, el 7 de julio de 1930. Escritor y médico.
El sitio www.biografiasyvidas.com publicó
este recordatorio
Arthur Conan Doyle
(Edimburgo, 1859 - Crowborough, Reino Unido, 1930) Novelista
británico. De familia escocesa, estudió en las universidades de Stonyhurst y de
Edimburgo, donde concluyó la carrera de medicina. Entre 1882 y 1890 ejerció
como médico en Southsea (Inglaterra). Para redondear sus magros ingresos
publicó una novela de intriga, Estudio en escarlata, que se convertiría en el
primero de los sesenta y ocho relatos en los que aparece uno de los detectives
literarios más famosos de todos los tiempos, Sherlock Holmes.
En un momento de auténtica inspiración, basándose en el
copotragonismo de caballero y escudero en Don Quijote de la Mancha, modelo que
tantos novelistas han seguido, Arthur Conan Doyle creó al doctor Watson, un
médico leal pero intelectualmente torpe que acompaña a Sherlock y escribe sus
aventuras. En julio de 1891 empezó a publicar en la revista Strand Magazine las
andanzas de su personaje, inspirado parcialmente en uno de sus profesores de la
universidad, que abogaba por seguir estrictos razonamientos deductivos en todos
los órdenes de la vida.
En 1893, harto de Sherlock, decidió darle muerte en la
ficción junto a su enemigo mortal, el maligno profesor Moriarty; pero a causa
de la presión de sus lectores, debió resucitar al detective en 1902, con El
sabueso de los Baskerville. Doyle adornó a su personaje con ciertos rasgos muy
reveladores de los estereotipos de la clase alta victoriana: afición a la
cocaína, destreza en la música (sobre todo con el violín), bruscos accesos de
euforia y de melancolía, misoginia y, por supuesto, patriotismo al servicio
indiscutible del imperio inglés.
De este fervor da cuenta su apasionada escritura de panfletos y artículos a favor de su país en la guerra de los boers, como La guerra en Sudáfrica (1900), y también los seis volúmenes titulados The British Campaign in Flanders (1916-1919). Además de las novelas de intriga, Doyle practicó aceptablemente el género histórico en Michael Clarke (1888), La compañía blanca (1890) o Rodney Stone (1896), así como el drama en Historia de Waterloo (1894). Son curiosas sus incursiones en la ciencia-ficción: The Lost Word (1912) y The Poison Belt (1913).
El autor sufrió una crisis tras la muerte de su hijo mayor en las trincheras de la Primera Guerra Mundial y se dedicó, con la energía que lo caracterizaba, a difundir el espiritualismo, sobre todo en The Wanderings of a Spiritualist (1921) y The History of Spiritualism (1926). Cuatro años antes de morir publicó su autobiografía, Memorias y aventuras.
Las novelas de Sherlock Holmes han suscitado un culto de gran arraigo tanto de los lugares e indumentarias del personaje como de su ficticio domicilio en Londres. Existe una vasta cantidad de publicaciones pseudoeruditas que se ocupan del excéntrico personaje. Dentro de la historia de la novela detectivesca, Holmes es en muchos aspectos heredero de Augusto Dupin, protagonista de los tres relatos de Edgar Allan Poe (Los crímenes de la calle Morgue, El misterio de Marie Rogêt y La carta robada) que supusieron la fundación del género. Junto con Agatha Christie, Arthur Conan Doyle es considerado el maestro de la edad clásica de la narrativa policial.
A continuación, recordamos a Arthur Conan Doyle, con un fragmento de una filmación de 1927, donde habla sobre Sherlock Holmes y el espiritismo.
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