viernes, 25 de mayo de 2018

110º Aniversario de la inauguración del Teatro Colon de Buenos Aires.


110º Aniversario de la inauguración del Teatro Colon de Buenos Aires.

Resumen de la información extraída de la página www.teatrocolon.org.ar

El Teatro Colón de Buenos Aires es una de las salas de ópera más importantes del mundo. Su rico y prestigioso historial y las excepcionales condiciones acústicas y arquitectónicas de su edificio lo colocan al nivel de teatros como la Scala de Milán, la Ópera de París, la Ópera de Viena, el Covent Garden de Londres y el Metropolitan de Nueva York.

En su primera sede, el Teatro Colón funcionó desde 1857 hasta 1888, año en que fue cerrado para la construcción de una nueva sala. Ésta fue inaugurada el 25 de mayo de 1908 con una función de Aida de Giuseppe Verdi. En sus inicios, el Colón contrataba para sus temporadas a compañías extranjeras; a partir de 1925 contó con sus propios cuerpos estables –Orquesta, Ballet y Coro- y sus propios talleres de producción, lo cual le permitió, ya en la década de 1930, organizar sus propias temporadas financiadas por el presupuesto de la ciudad. 

Desde entonces, el Teatro Colón ha quedado definido como un teatro de temporada o stagione con capacidad para realizar íntegramente la totalidad de una producción gracias al profesionalismo de sus cuerpos escenotécnicos especializados.

A lo largo de su historia, ningún artista de importancia del siglo XX ha dejado de pisar su escenario. Baste mencionar a cantantes como Enrico Caruso, Claudia Muzio, Maria Callas, Régine Crespin, Birgit Nilsson, Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, a bailarines como Vaslav Nijinski, Margot Fonteyn, Maia Plisetskaia, Rudolf Nureyev, Mijail Barishnikov, a directores como Arturo Toscanini, Herbert von Karajan, Héctor Panizza, Ferdinand Leitner, entre decenas más. 

También es frecuente que, siguiendo la tradición inaugurada por Richard Strauss, Camille Saint-Saëns, Pietro Mascagni y Ottorino Respighi, los compositores vengan al Colón a dirigir o supervisar los estrenos de sus propias obras. 

Varios maestros de primer orden trabajaron aquí sostenidamente hasta lograr elevadas metas artísticas, como Erich Kleiber, Fritz Busch, directores de escena como Margarita Wallmann o Ernst Poettgen, maestros de baile como Bronislawa Nijinska o Tamara Grigorieva, directores de coro como Romano Gandolfi o Tullio Boni, sin dejar de mencionar a los numerosos solistas instrumentales y orquestas sinfónicas y de cámara que ofrecieron en nuestro escenario veladas inolvidables a lo largo de más de cien años de sostenida actividad.

Finalmente, a partir del año 2010, el Teatro Colón exhibe un edificio restaurado en todo su esplendor original, dando un marco de distinguida jerarquía a sus presentaciones.

Por todas estas razones, el Teatro Colón es un orgullo de la cultura argentina y un centro de referencia para la ópera, la danza y la música académica en todo el mundo.

El Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires es considerado uno de los mejores teatros del mundo. Reconocido por su acústica y por el valor artístico de su construcción, su actual edificio cumplió 100 años en 2008.

La construcción del nuevo edificio llevó alrededor de 20 años, siendo colocada su piedra fundamental el 25 de mayo de 1890, con la intención de inaugurarlo antes del 12 de octubre de 1892 en coincidencia con el cuarto centenario del descubrimiento de América. 


El proyecto inicial fue del arquitecto Francesco Tamburini quien, a su muerte en 1891, fue continuado y modificado por su socio, el arquitecto Víctor Meano, autor del palacio del Congreso Nacional. Las obras avanzaron hasta 1894, pero se estancaron luego por cuestiones financieras. En 1904, tras la muerte de Meano, el gobierno encargó al belga Jules Dormal que termine la obra. Dormal introdujo algunas modificaciones estructurales y dejó definitivamente impreso su sello en el estilo francés de la decoración.

A fines de 1907 se firmó el primer contrato de arrendamiento del Teatro Colón, aunque los trabajos de terminación del edificio estaban atrasados en relación con la fecha fijada para la inauguración de la sala, el 25 de mayo de 1908. De todas maneras, en esa fecha se llegó a realizar la primera función en la sala principal del Teatro Colón a cargo de la Gran Compañía Lírica Italiana, aunque con algunas dependencias del edificio inconclusas como el Salón Dorado y las marquesinas de hierro sobre las calles Libertad y Cerrito.

El edificio, en un estilo ecléctico propio de principios del siglo XX, abarca 8.202 metros cuadrados, de los cuales 5.006 corresponden al edificio central y 3.196 a dependencias bajo nivel del pasaje Arturo Toscanini (aledaño al edificio del teatro, paralelo a la calle Viamonte). La superficie total cubierta del edificio antiguo es de 37.884 metros cuadrados. Las ampliaciones realizadas posteriormente, sobre todo las de finales de la década de 1960, a cargo del arquitecto Mario Roberto Álvarez, sumaron 12.000 metros cuadrados, llevando la superficie total del Teatro Colón a 58.000 metros cuadrados.

La sala principal, en forma de herradura, cumple con las normas más severas del teatro clásico italiano y francés. La planta está bordeada de palcos hasta el tercer piso. La herradura tiene 29,25 metros de diámetro menor, 32,65 metros de diámetro mayor y 28 metros de altura. Tiene una capacidad total de 2.478 localidades, pero también pueden presenciar los espectáculos alrededor de 500 personas de pie. La cúpula, de 318 metros cuadrados, poseía pinturas de Marcel Jambon, que se deterioraron en los años treinta. En la década de 1960 se decidió pintar nuevamente la cúpula y el trabajo le fue encargado al pintor argentino Raúl Soldi, que la inauguró en 1966.

El escenario posee una inclinación de tres centímetros por metro y tiene 35,25 metros de ancho por 34,50 de profundidad, y 48 metros de altura. Posee un disco giratorio de 20,30 metros de diámetro que puede accionarse eléctricamente para girar en cualquier sentido y cambiar rápidamente las escenas. En 1988, se realizaron trabajos de modernización de la maquinaria escénica en el sector de las parrillas, con el fin de facilitar el manejo de los decorados y agilizar los cambios de escena.

El foso de la orquesta posee una capacidad para 120 músicos. Está tratado con cámara de resonancia y curvas especiales de reflexión del sonido. Estas condiciones, las proporciones arquitectónicas de la sala y la calidad de los materiales contribuyen a que el Teatro Colón tenga una acústica excepcional, reconocida mundialmente como una de las más perfectas.


El Teatro Colón realiza las producciones de sus espectáculos en talleres propios que están ubicados en los subsuelos. En 1938 se ampliaron los subsuelos bajo la plaza lateral sobre Arturo Toscanini y se ejecutó un túnel que conectaba los talleres de producción. Ese año fueron habilitados los talleres de Maquinaria, Escenografía, Utilería, Sastrería, Zapatería, Tapicería, Mecánica escénica, Escultura, Fotografía, Maquillaje y Peluquería.

En 1963 se crea el taller de decoración de utilería y pintado de trajes. Desde 1968 a 1972, según el proyecto del arquitecto Mario Roberto Álvarez, se encaró una segunda ampliación, avanzando debajo de la plaza y la calle Cerrito. En este lugar se sitúan los sectores de producción teatral, talleres escenográficos, salas de ensayos, oficinas administrativas y un comedor para el personal. Se incorporaron luego la sección técnica de Diseño de Producción y los talleres de Luminotecnia, Efectos especiales electromecánicos, y Audio y Video. En 2000 el Poder Ejecutivo de la Ciudad, a través de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural, convoca a la Dirección General de Infraestructura para elaborar un “Plan Maestro” para la puesta en valor del edificio y actualización tecnológica de la caja escénica.

Desde su inauguración en 1908 hasta la fecha, la cantidad de grandes artistas que actuaron en el Teatro Colón es inmensa. Su paso por este escenario forjó su gran tradición musical y un prestigio reconocido en todo el mundo. Actuaron compositores como Richard Strauss, Arthur Honegger, Igor Stravinsky, Paul Hindemith, Camille Saint-Saëns, Manuel de Falla, Aaron Copland, Krzysztof Penderecki, Gian-Carlo Menotti, Héctor Panizza, Juan José Castro, Gerardo Gandini y Mauricio Kagel. Diferentes generaciones de directores de orquesta se presentaron en nuestra sala como Arturo Toscanini, Erich Kleiber, Fritz Busch, Ernest Ansermet, Wilhelm Furtwängler, Herbert von Karajan, Tulio Serafin, Leonard Bernstein, Mstislav Rostropovich, Karl Böhm, Fernando Previtali, Lorin Maazel, Bernard Haitink, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Kurt Masur, Michel Corboz, Riccardo Chailly, Simon Rattle, Claudio Abbado, René Jacobs y los argentinos Daniel Barenboim, Gabriel Garrido y Miguel Ángel Veltri, entre otros.

Entre los cantantes, la extensa lista incluye, entre miles, los tenores Enrico Caruso, Beniamino Gigli, Lauritz Melchior, Mario del Monaco, Richard Tucker, Wolfgang Windgassen, Alfredo Kraus, Plácido Domingo, José Carreras y Luciano Pavarotti; las sopranos Claudia Muzio, Lily Pons, Maria Callas, Renata Tebaldi, Kirsten Flagstad, Victoria de los Ángeles, Joan Sutherland, Birgit Nilsson, Montserrat Caballé, Eva Marton, Kiri Te Kanawa, Katia Ricciarelli, Mirella Freni, June Anderson y Renée Fleming; las mezzosopranos Fedora Barbieri, Marilyn Horne, Teresa Berganza, Christa Ludwig, Régine Crespin, Frederica von Stade, Waltraud Meier y Cecilia Bartoli; los barítonos Titta Ruffo, Leonard Warren, Hans Hotter Cornell MacNeil, Hermann Prey, Sherrill Milnes, José van Dam, Dmitri Hvorostovsky; y los bajos Fiodor Chaliapin, Borís Christoff, Ferruccio Furlanetto y Samuel Ramey. También cantaron en el Colón artistas argentinos que han desarrollado una importante carrera internacional como Delia Rigal, Luis Lima, Raúl Giménez, Ana María González, Renato Cesari, Ricardo Cassinelli, Gian-Piero Mastromei, Ángel Mattiello, Carlo Cossutta, Carlos Guichandut, Cecilia Díaz, Paula Almerares, Marcelo Álvarez, José Cura, Darío Volonté y Virginia Tola.

Entre las primeras figuras de la danza que bailaron en el Teatro Colón se destacan Anna Pavlova, Vaslav Nijinsky, Rudolf Nureyev, Alicia Alonso, Maia Plissetskaya, Margot Fonteyn, Mijail Barishnikov, Vladimir Vassiliev, Antonio Gades y los argentinos María Ruanova, Olga Ferri, Michel Borovsky, José Neglia, Norma Fontenla, Wasil Tupin, Esmeralda Agloglia, Jorge Donn, Julio Bocca, Maximiliano Guerra y Paloma Herrera.

En las temporadas líricas, trabajaron prestigiosos régisseurs como Ernst Poettgen, Margarita Wallmann, Otto Erhart, Cecilio Madanes, Roberto Oswald, Jorge Lavelli, Gilbert Defló, Nicolas Joel, Pier Luigi Pizzi y Hugo de Ana, junto a destacados escenógrafos y figurinistas como Nicolas Benois, Paul Walter, Aníbal Lapiz, José Luciano Varona, Raúl Soldi, Guillermo Roux, Ezio Frigerio, Franca Squarciapino y Graciela Galán.

También las principales orquestas del mundo actuaron en el Teatro Colón, como por ejemplo la Filarmónica de Viena, la Sinfónica de Filadelfia, la Sinfónica de Nueva York, la Filarmónica de Berlín y la Philharmonia de Londres. 


Destacados solistas instrumentales se lucieron en su escenario, como Martha Argerich, Alfred Brendel, Paco De Lucía, Antonio De Raco, Nelson Freire, Bruno Gelber, Friedrich Gulda, Gidon Kremer, Alberto Lysy, David Oistrakh, Manuel Rego, Narciso Yepes, Itzhak Perlman, Midori, Yo-Yo Ma, Pinchas Zukerman, Mstislav Rostropovich, Ralph Votapek y Misha Maiski, entre tantos otros.

Desde 1908 hasta 1925, el Teatro Colón fue organizado con el sistema de empresas concesionarias ligadas con la Municipalidad de Buenos Aires por contratos, que determinaban sus obligaciones artísticas y financieras, y bajo el control de comisiones especiales en las que se trataba de dar representación a los abonados. Este sistema funcionó hasta el fin de la Primera Guerra, cuando el público exigía un repertorio que abarcara más que el italiano, el predominante de las compañías concesionarias.

En 1925 la Municipalidad de Buenos Aires crea los cuerpos estables del Teatro Colón –la Orquesta, el Coro, el Ballet y el cuerpo técnico– y durante cinco años se sucedieron temporadas de explotación mixta (concesionarios-Municipalidad).

En 1931 los ediles porteños decidieron municipalizar de manera definitiva al Teatro Colón, en forma de servicio público, con patrimonio propio.

En 1937 se crea la Escuela de Ópera del Teatro Colón, que en 1960 pasará a llamarse Instituto Superior de Arte del Teatro Colón a instancias de los maestros Alberto Ginastera, Enrique Sivieri y Michel Borovsky. Instrumento fundamental de la tarea docente del Teatro, el Instituto funcionaba en diferentes pisos del edificio, dictándose las carreras de Danza clásica, Canto lírico, Régie, Dirección musical de ópera y Caracterización teatral.

En 1961 se incorpora a las actividades permanentes del Teatro Colón a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, creada en 1946 y que desde 1950 ofrece ciclos de concierto de abono en esta sala y participa en los espectáculos del Ballet Estable del Teatro Colón.

En 1969 la Municipalidad de Buenos Aires crea la Ópera de Cámara del Teatro Colón, conformado su elenco con algunos de los más notables cantantes de la casa.

En 1989 el Teatro Colón es declarado “Monumento Histórico Nacional”. En 1990 se crea el Centro de Experimentación del Teatro Colón, con el fin de promover las actividades artísticas de vanguardia.

A fines de 2006, el Teatro Colón cierra sus puertas para iniciar un proceso de restauración conservativa, pasando a realizar sus actividades en salas alternativas de la Ciudad. En 2008 la Legislatura porteña sanciona la Ley de Autarquía del Teatro Colón que crea el Ente Autárquico Teatro Colón en el ámbito del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con personería jurídica propia, autonomía funcional y autarquía financiera. Su misión es la de “crear, formar, representar, promover y divulgar el arte lírico, coreográfico, musical -sinfónico y de cámara- y experimental, en su expresión de excelencia de acuerdo a su tradición histórica, en el marco de las políticas culturales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.

En 2010, por decisión del Jefe de Gobierno Mauricio Macri, se concluyen las obras de restauración encaradas y el 24 de mayo de ese año, con la Dirección General y Artística es confiada a Pedro Pablo García Caffi, reabre el Teatro Colón  con todo su esplendor con una función especial que incluyó el acto II la ópera La Bohème y el acto III de El lago de los cisnes. Ese mismo año la visita de la Orquesta y el Coro del Teatro alla Scala de Milán bajo la dirección de Daniel Barenboim alcanzó la cota más alta de las celebraciones por la reapertura a la comunidad de la gran sala argentina. Se crea el Abono Bicentenario, que convoca a artistas del mundo de la música de primer orden internacional.

En 2014 se produce la primera edición del Festival de Música y Reflexión, bajo la dirección artística de Daniel Barenboim, con la visita de la Orquesta West-Eastern Divan y el ansiado regreso de la gran pianista Martha Argerich.

En 2015 Darío Lopérfido es designado Director General y Artistico del Teatro Colón, siguiendo los lineamientos trazados desde la reapertura de la sala e incorporando una intensa actividad hacia la comunidad y el cruce con diversas disciplinas artísticas y festivales de la ciudad.

En diciembre de 2015, María Victoria Alcaraz es nombrada Directora General del Teatro Colón. El objetivo rector de su gestión se centra en el fortalecimiento de la Institución, a través de la innovación y modernización en la gestión del Teatro; la incorporación de nuevos públicos y la formación de nuevas audiencias, invitando a los vecinos de la Ciudad a que disfruten de la experiencia Colón; recuperando la identidad del Teatro, a través de la preservación, conservación y valorización de su patrimonio; incrementando y profundizando la vinculación del Teatro con otras instituciones artísticas del país y del exterior, manteniendo la excelencia en las propuestas artísticas. En el área educativa, promoviendo el intercambio con fines académicos con otras instituciones, articulando los procesos de formación con el Teatro, con el objeto de lograr la máxima excelencia académica.


A continuación, celebramos el 110º aniversario de la inauguración del Teatro Colón de Buenos Aires, con la Marcha Triunfal de la ópera Aida de Giuseppe Verdi, en la interpretación del Coro y la Orquesta del Teatro Alla Scala de Milán, bajo la dirección de Riccardo Chailly.