|
Monumento al Prisionero Desconocido, en el Campo de Concentración de Dachau, Alemania. |
La Shoá fue la persecución y el asesinato sistemático,
burocráticamente organizado y auspiciado por el Estado alemán, de
aproximadamente seis millones de judíos por parte del régimen nazi y sus
colaboradores.
Los nazis llegaron al poder en Alemania en enero de 1933, y se
consideraban una “raza superior”. Los judíos fueron catalogados como “inferiores”,
y una amenaza extranjera para la llamada comunidad racial alemana.
En 1933, la población judía de Europa ascendía a más de
nueve millones, y la mayoría de los judíos europeos vivía en países que la
Alemania nazi ocuparía o dominaría durante la Segunda Guerra Mundial.
Para 1945, los alemanes y sus colaboradores habían asesinado aproximadamente a
dos de cada tres judíos europeos como parte de la “Solución final”: la política
nazi para asesinar a los judíos de Europa.
Desde los primeros años del régimen nazi, las autoridades
alemanas persiguieron a quienes por sus comportamientos, no se ajustaban a las
normas sociales prescritas.
|
Placa Recordatoria, en el interior del Monumento inaugurado en 1967, dentro del Campo de Concentración de Dachau, Alemania. |
Miles de oponentes políticos, incluidos comunistas,
socialistas y sindicalistas, así como disidentes religiosos, homosexuales, o
personas con discapacidad, fueron perseguidos por oficiales de la policía
alemana.
Las autoridades alemanas establecieron numerosos campos de
trabajos forzados, tanto en el denominado Gran Reich Alemán, como en
territorios ocupados por los alemanes, para personas no judías a quienes los
alemanes buscaban explotar laboralmente.
Entre 1941 y 1944, los nazis, deportaron a millones de
judíos desde Alemania, los territorios ocupados, y los países de muchos de sus
aliados del Eje, hacia los guetos y los centros de exterminio, donde fueron
asesinados en cámaras de gas diseñadas especialmente para tal fin.
A medida que las fuerzas aliadas se trasladaban por Europa
en una serie de ofensivas contra Alemania, empezaron a encontrar y liberar a
prisioneros de los campos de concentración, así como a los prisioneros que
estaban en el camino en marchas forzadas desde un campo hacia otro. Las marchas
continuaron hasta el 7 de mayo de 1945, el día en que las fuerzas armadas
alemanas se rindieron incondicionalmente a los Aliados.
Para los Aliados occidentales, la Segunda Guerra Mundial
finalizó en Europa oficialmente al día siguiente: el 8 de mayo, mientras que
las fuerzas soviéticas anunciaron su “día de la victoria” el 9 de mayo de 1945.
Los crímenes cometidos durante el Holocausto, devastaron a
la mayoría de las comunidades judías de Europa, y eliminaron totalmente a
cientos de comunidades judías de los territorios ocupados de Europa Oriental.
A continuación, Partizaner Lid, Himno de los Partisanos, en la interpretación de Java Alberstein.
Partizaner Lid, Himno de los Partisanos, con letra de Hirsh
Glik, y música de Dimitri Pokras.
Nunca digas que vas tu último camino
aunque los días azules se oculten tras cielos plomizos;
todavía va a llegar el momento soñado
y resonará nuestro paso: ¡Aquí estamos!
Desde el país de las nieves al de las palmeras
aquí estamos, con nuestro dolor, con nuestra pena,
y donde haya caído una gota de nuestra sangre
brotarán nuestro heroísmo, nuestro coraje.
El sol del mañana dorará nuestro hoy
y el enemigo se esfumará como el ayer,
pero si demora en aparecer el sol
vaya por generaciones como consigna esta canción.
Esta canción fue escrita con plomo y sangre;
no es el canto libre de un pájaro salvaje;
entre el desplomarse de muros quebrantados
lo cantó un pueblo con armas en las manos.
Nunca digas entonces que vas tu último camino
aunque los días azules se oculten tras cielos plomizos;
todavía va a llegar el momento soñado
y resonará nuestro paso: ¡Aquí estamos!
Traduccción del ídish, Eliahu Toker