sábado, 30 de abril de 2022

El Mirador Nocturno – Radio / Cecilia Levit presenta: Tributo a Yehoshua Shojot.

Cecilia Levit produce semanalmente este programa que se emite por Radio Sefarad.

Yehoshua Shojot: a corazón abierto

TRIBUTO: HISTORIAS QUE CONSTRUYEN MEMORIA DE LA SHOÁ, CON CECILIA LEVIT – Yehoshua Shojot nació el 3 de noviembre de 1933 en la aldea de Telz, Polonia. Su madre, Reisel Shochat, era viuda y regentaba una pequeña posada. Cuando los alemanes ocuparon Telz el 25 de junio de 1941, Reisel y sus hijos huyeron de la ciudad. Domicella Pagoita, la cuidadora lituana de la familia se mantuvo en contacto con los Shochat y buscó diversos escondites para Reizel, Yehoshua y su hermano Jaim. Yehoshua estuvo escondido a lo largo de tres años y pasó por 14 casas. Cuando acabó la guerra y cayó el Telón de Acero, Yehoshua permaneció en Lituania, estudió ingeniería electrónica en Kovno, se casó y tuvo dos hijas. En 1972 logró llegar al Estado de Israel y allí vivió junto a toda su familia. Domicella fue reconocida como Justa entre las Naciones por Yad Vashem en el año 2006.

Hacé click en el reproductor para escuchar el programa.

Robert Schumann. Sinfonía Nº 3 en Mi Bemol Mayor Op. 97, Renana. Paavo Järvi.

Hadi Karimi

A continuación, de Robert Schumann, la Sinfonía Nº 3 en Mi Bemol Mayor Op. 97, Renana, en la versión de la Orquesta Sinfónica NHK, dirigida por Paavo Järvi.

Vitillo Ábalos

Víctor Manuel Ábalos, más conocido como Vitillo Ábalos, nació en Santiago del Estero, Argentina, el 30 de abril de 1922, y murió en Buenos Aires, Argentina, el 19 de octubre de 2019. Folclorista, músico, letrista, compositor, cantante y bailarín.

El sitio www.razafolklorica.com publicó este recordatorio.

FOLKLORE ARGENTINO

La historia de vida de Vitillo Abalos



Vitillo Ábalos, durante sus 97 años vivió actuando, bailando y tocando. Este emblema del folclore argentino, nació el 30 de abril de 1922 en Santiago del Estero. Dedicando toda una vida como folclorista, músico, letrista, compositor, cantante y bailarín.

El es el penúltimo de los cinco hermanos Ábalos, en 1933 se inició en el camino de la música al incorporarse a la compañía infantil de Andrés Chazarreta en donde aprendió a bailar cuarenta tipos de danzas folclóricas argentinas. También fue integrante de Los Hermanos Ábalos, durante casi sesenta años y luego continuó con El patio de  Vitillo Ábalos.

Los cinco hermanos Ábalos

Conformaron el quinteto musical en 1939, el 31 de mayo debutaron en el Consejo Argentino de Mujeres. Con el espectáculo Patios Provincianos, Vitillo era el bombisto del grupo. En 1941 abrieron la peña “Achalay”, en el subsuelo de la confitería Versalles. En 1942 debutaron en Radio El Mundo y se impusieron a nivel nacional al componer “Carnavalito quebradeño”, también se presentaron en televisión en Nueva York, Estados Unidos. Estuvieron dos meses de gira en Japón y también fueron de visita al Vaticano, entre otros hechos trascendentales de la carrera de los hermanos Ábalos. Algunas de sus obras musicales son: Agitando pañuelos, Chacarera del rancho, Nostalgias Santiagueñas, Zamba de los yuyos, entre otras.

El patio de Vitillo Ábalos

Es un espectáculo itinerante creado por Vitillo en 1998, con un conjunto de artistas conformado en piano, quena y charango, guitarra, voz y danza. El nombre de este proyecto alude precisamente al patio de la casa de los Ábalos en Santiago del Estero, donde se realizaban encuentros musicales. Justamente en estos espectáculos se canta, baila, toca el bombo, se habla de folclore y de anécdotas vinculadas a la música argentina. En el año 2009, se completó la grabación del CD referente al repertorio del patio de Vitillo.

En la actualidad

Desde el año 2013 tiene un programa radial en una FM de la ciudad de Buenos Aires, donde todos los sábados conduce el programa “Alforjas Criollas”. En el mismo año por el canal Encuentro con el apoyo del ministerio de Cultura de la Nación y de la Gobernación de Santiago del Estero, se estrenó una serie de 10 microdocumentales con ideas y producción a cargo de sus sobrinos-nietos.

A sus 94 años Vitillo presentó un nuevo disco “El Disco de Oro, Folklore de 1940”, el cual grabó junto a reconocidos artistas del ambiente folclórico como Raly Barrionuevo, Juanjo Domínguez, Jaime Torres, Peteco Carabajal, entre otros.

Ciertamente al hacer una mirada retrospectiva de su vida y labor a favor de la música folklórica Argentina, cosechó sin lugar a dudas, homenajes y reconocimientos.

Por eso, en 2007 fue declarado Ciudadano Ilustre de la ciudad de Buenos Aires por su trayectoria nacional e internacional. En 2008 durante el Festival de Cosquín la Comisión Municipal le otorgó el premio “Camin de Oro”, en reconocimiento por su trayectoria musical folklórica. En 2015, la Fundación Konex le otorgó una Mención Especial a la Trayectoria por todo su aporte a la música popular Argentina.

Tristemente, a los 97 años de edad, el sábado 19 de Octubre de 2019, el maestro Vitillo Ábalos fallece, dejando un enorme legado para nuestra música y nuestra identidad.

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con el Documental El Patio de Vitillo Ábalos.

viernes, 29 de abril de 2022

Malcolm Sargent


Harold Malcolm Watts Sargent nació en Ashford, Reino Unido, el 29 de abril de 1895, y murió en Westminster, Londres, Reino Unido, el 3 de octubre de 1967. Director de orquesta, organista y compositor.

El sitio www.britannica.com publicó este recordatorio.

Sir Malcolm Sargent, director de orquesta británico

Sir Malcolm Sargent, en su totalidad Sir Harold Malcolm Watts Sargent, (nacido el 29 de abril de 1895, Stamford, Lincolnshire, Inglaterra—fallecido el 3 de octubre de 1967 en Londres), director de orquesta inglés que, como autoproclamado “embajador de la música” de Gran Bretaña,” realizó giras por todo el mundo.

Sargent obtuvo su diploma del Royal College of Organists a los 16 años y cuando tenía poco más de 20 años se convirtió en el doctor en música más joven de Inglaterra. Su debut se produjo en 1921, cuando dirigió su propia composición con la Queen's Hall Orchestra de Henry Wood, y en 1923 se unió al personal del Royal College of Music. Fue director titular de los conciertos infantiles de Robert Mayer al año siguiente y montó los conciertos de Courtauld-Sargent en 1929. Sir Thomas Beecham solicitó su ayuda en la formación de la Filarmónica de Londres en 1932. Siguieron citas con la Orquesta Hallé (hasta 1942), la Filarmónica de Liverpool (hasta 1948) y la Orquesta Sinfónica de la BBC (hasta 1957). Se hizo cargo de los Conciertos Promenade de Londres desde 1948 hasta su muerte. Sargent fue insuperable como director coral; dirigió la Royal Choral Society y la Huddersfield Choral Society durante la mayor parte de su vida como actor. También fue responsable de los estrenos de varias óperas inglesas. Fue nombrado caballero en 1947.

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con su interpretación del Concierto para Violín y Orquesta Nº 1 en Sol Menor Op. 26, de Max Bruch, al frente de la Nueva Orquesta Sinfónica de Londres. Solista en violín, Jascha Heifetz.

jueves, 28 de abril de 2022

El único sobreviviente de la lista de Schindler en Argentina: su salvación y la misión que le encomendó su madre

El Diario Infobae, en su edición digital, publicó este artículo firmado por Milton Del Moral.

El único sobreviviente de la lista de 

Schindler en Argentina: su salvación 

y la misión que le encomendó su madre

Faivel Wichter nació en Polonia el 25 de julio de 1926. Hoy, a los 96 años, vive como Francisco Wichter en el barrio porteño de Villa Crespo.

Nadie sabía que era el componente del plan altruista de un nazi arrepentido y propietario de una fábrica, hasta que Steven Spielberg estrenó

en 1993 la película “La lista de Schindler”. Cuándo y cómo le contó su historia a su hijo y cuál fue el regalo para sus nietos y bisnietos

"Soy judío, creo en los diez mandamientos. Pero en el horror que me tocó vivir supe que hay uno más; 'sobrevivirás'. Esa fue mi consigna y la de todos nosotros. Esa fue la fuerza que nos sostuvo y la que sostiene la historia increíble que voy a contar", escribió Francisco Wichter en el prólogo de su libro
"Soy judío, creo en los diez mandamientos. Pero en el horror que me tocó vivir supe que hay uno más; 'sobrevivirás'. Esa fue mi consigna y la de todos nosotros. Esa fue la fuerza que nos sostuvo y la que sostiene la historia increíble que voy a contar", escribió Francisco Wichter en el prólogo de su libro

Una tarde cualquiera de 1993, Francisco le regaló la novela El arca de Schindler del escritor australiano Thomas Keneally a Enrique, su hijo. Se habían encontrado en la casa de Francisco en el barrio porteño de Villa Crespo, en un departamento ubicado sobre la calle Juan Ramírez de Velasco, entre Malabia y Scalabrini Ortiz. Enrique se había mudado a Bahía Blanca hace cinco años y estaba de viaje de trabajo en la ciudad de Buenos Aires. El hecho no tuvo preludio ni advertencia. Fue una sorpresa absoluta, un evento inesperado. El libro tenía algunos párrafos marcados, subrayados. “Estos fueron los lugares en los que estuve”, le dijo Francisco, sin exagerar su confesión.

Enrique solo le agradeció. Procuró no evidenciar su entusiasmo ni exponer su desborde emocional. En sus manos tenía, finalmente, las palabras que su papá nunca había querido hilvanar. El libro hablaba por él. El libro hablaba por muchos. Era una tarde de invierno en el cono sur del globo. Al norte, en el verano estadounidense, Steven Spielberg anunciaba el lanzamiento de su nueva película: La lista de Schindler, basada en la misma novela que Francisco le regaló a Enrique, se estrenó el 30 de noviembre de 1993 en Washington y en todas las salas de cine del país norteamericano el 15 de diciembre.

Francisco se sintió interpelado. Le había embargado una sensación de inestabilidad, de profunda sensibilidad. Los recuerdos se le aparecían intempestivamente. Revivió largas noches de insomnio. Tenía el cuero gastado y 68 años. Los mismos que hoy tiene Enrique. “Era su primera apertura a tratar el tema. Él sabía que se estaba rodando una película. Lo había leído en las noticias. Eso le movió algo dentro, empezó a abrirse, a mostrar sus sentimientos. Lo que iban a mostrar era prácticamente su propia historia de salvación”, cuenta su hijo.

Francisco no se había sumergido antes en su propio pasado. Había arribado al país en el invierno de julio de 1947 junto a Hinda Zelegraut, su flamante esposa: se habían casado el 20 de abril en Roma. Eran los únicos sobrevivientes de dos familias numerosas. En Argentina estaba Rosa Zytto, la tía de Francisco, y estaban las mismas vacas que encontraba dibujadas en las estampillas de las cartas que recibía. Él solo sabía que viajaba a un país grande y rico en tierras.

Francisco Wichter cuando todavía se llamaba Faivel junto a su esposa Hinda Zelegraut en una foto sacada en Roma antes de emigrar hacia Buenos Aires en julio de 1947
Francisco Wichter cuando todavía se llamaba Faivel junto a su esposa Hinda Zelegraut en una foto sacada en Roma antes de emigrar hacia Buenos Aires en julio de 1947

Dejó de ser Faivel. Ya había dejado de ser el condenado 105.262, por más que la tinta indeleble de su piel recuerde las siglas KL (Konzentrationslager o campo de concentración). Ya había dejado de ser también el trabajador 371 de la lista. Pasó a ser Francisco Wichter. Al llegar, nadie le hizo las preguntas que tampoco hubiese querido responder. Apeló al silencio como medicina cicatrizante. Se entregó al porvenir. Empezó a vivir su segunda vida a los veinte años. Los dos años que vivieron con su esposa en la Italia de posguerra contribuyeron a familiarizarse con el idioma. Se instalaron en un conventillo en Parque Patricios. Ella tenía conocimientos básicos de la industria textil. La contrataron de una fábrica en Ramos Mejía. Él, herencia de su padre zapatero, se dedicó a la sastrería. Cursó la transición de empleado a comerciante. En una época en la que proliferaban los negocios de cuero en la ciudad, abrió su local en la calle Uruguay al 300. Un nombre porque sí: Gacela Sport. Habían vivido ya en Villa del Parque y en La Paternal, antes de radicarse definitivamente en Villa Crespo. Había nacido, en el primer año de su segunda vida, Julio, su primer hijo. Había nacido, cinco años después, Enrique, su segundo hijo. Había muerto Julio a fines de 1979 a sus 31 años de un aneurisma cerebral. “Mi papá es una persona acostumbrada, históricamente, a las pérdidas trágicas”, reflexiona Enrique.

Enrique, preso de la curiosidad, a veces le preguntaba quién, cómo y qué había sido en su Polonia natal. Las respuestas eran evasivas, ambiguas, ligeras. La KL tatuada en el brazo era, según la explicación liviana de un padre a un hijo indiscreto, la huella de una guerra, las marcas de unos “campos”. Le decía campos, a secas. Había una animosidad tácita de no indagar, de no revolver. Naturalizó esa reserva. “Nunca me pareció extraño que no tuviera ni abuelos, ni tíos, ni primos. Era una cuestión normal”, expresa. Su marco familiar estaba compuesto por los familiares del esposo de Rosa, su tía. Su círculo íntimo se completaba con “los paisanos”: los otros sobrevivientes polacos. En esas reuniones, de lo único que no se hablaba era del pasado. El tabú era un denominador común.

“Yo creo que en mis padres existía el sentimiento de culpa, que es habitual en los sobrevivientes. En alguna medida y en distintas graduaciones, sentían culpa por estar vivos. Los dos habían sido los únicos sobrevivientes de dos grandes familias. Había, también, un sesgo, un grado de sospecha en quienes habían escapado con vida de los campos de concentración. Los sobrevivientes eran vistos de manera muy extraña por cierta parte de la comunidad”, argumenta.

Francisco ya se había jubilado, vivía con Hinda, tenía 68 años, la piel curtida, el cuero gastado y las cicatrices selladas cuando el diario y los noticieros promocionaron la nueva película de Steven Spielberg. Estaban hablando de él sin saberlo. Nadie, de hecho, lo sabía. Era el único de la lista de Oskar Schindler que vivía en Argentina, el número 371 de los cerca de mil doscientos judíos que el empresario alemán afiliado al nazismo salvó de la muerte al escribir en un hoja los nombres de los trabajadores que le resultaban “imprescindibles” para mantener operativa su fábrica de utensilios.

Oskar Schindler fue un héroe inesperado. Playboy, algo indolente, de excelente relación con los jerarcas nazis, no inspiraba confianza en los detenidos que realizaban trabajo esclavo en su fábrica. Sin embargo, los protegió y les salvó la vida (Bettmann)
Oskar Schindler fue un héroe inesperado. Playboy, algo indolente, de excelente relación con los jerarcas nazis, no inspiraba confianza en los detenidos que realizaban trabajo esclavo en su fábrica. Sin embargo, los protegió y les salvó la vida (Bettmann)

El jueves 24 de febrero de 1994 se estrenó en las salas argentinas el film ganador de siete premios de la Academia, entre ellos el Óscar por Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Adaptado y Mejor Banda Sonora. Enrique no se perdió el estreno en un cine de Bahía Blanca. Francisco sí. No quiso ir. Se negó. Tardó un mes en procesar la decisión: una sensación mixta de reparo y excitación lo había asaltado. Tal vez necesitó más tiempo. La experiencia fue traumática: salía de la sala y volvía a entrar. No la disfrutó. No podía hacerlo. La película estaba basada en hechos reales para todos menos para mil doscientas personas: para Francisco estaba basada en hechos propios, era su historia de vida y de sobrevida.

No pudo dormir los días siguientes. Había quedado afectado. La primera sensación fue de inconformismo. Su primer análisis, casi visceral, fue crítico. No toleraba interpretaciones, detalles y singularidades parciales, edulcoradas, exageradas. El paso del tiempo hizo que el disgusto se transformara en gratitud. “La lista de Schindler es valiosa, antes que nada, porque se hizo: su sola existencia consiguió que un tema en el que casi nadie quiere pensar, del que la gente no quiere escuchar, se instalara en la sociedad. Tuvo críticas por eso, también. ‘Para qué insisten con lo mismo’, decían algunos, ‘ya todos sabemos lo que pasó’. Pues no es cierto. Yo, el detenido 105.262 KL, puedo asegurarles que no lo saben, que no se sabe lo que pasó”, escribió Francisco.

No fue lo único que escribió. La película fue un detonante, una epifanía. Francisco comprendió que era una voz autorizada en la materia. Así como Spielberg había creado una obra fundada en testigos y testimonios de sobrevivientes, él podía desplegar una visión precisa e íntima del Holocausto y de Oskar Schindler. Lo que no había hecho en 48 años -hablar de Faivel Wichter, su identidad hasta 1947-, lo hizo en 1993 después de ver la película. “Empecé a escribir poco a poco; quise lograr un testimonio veraz, amplio, mesurado, donde las palabras no fueran estridentes y mi memoria se esforzara por dar todos los detalles”, redactó en el prólogo de su libro, lanzado en 1998, escrito sin pausa durante ocho meses.

El libro se titula Undécimo mandamiento. El nombre tiene su raíz en 1939.

"Entrego a los demás mi memoria, quiero dejar, sobre todo a los que son jóvenes, un testimonio y el pedido ferviente de que cuando lo lean, tomen en sus manos la tarea de hacer un mundo mejor, donde hechos como éste no ocurran nunca más" (Gentileza Museo del Holocausto)
"Entrego a los demás mi memoria, quiero dejar, sobre todo a los que son jóvenes, un testimonio y el pedido ferviente de que cuando lo lean, tomen en sus manos la tarea de hacer un mundo mejor, donde hechos como éste no ocurran nunca más" (Gentileza Museo del Holocausto)

Faivel Wichter nace el 25 de julio de 1926 en Maski, un pueblo rural de Polonia. Su país es una nación joven, soberana e independiente de la ocupación rusa y austríaca desde 1918. Su familia judía se nutre de Jaim, un papá zapatero, de Faiga, una mamá ama de casa, y de cinco hermanos: Hanka, Rosa, Zlota, Sara y Elías. El primer día de septiembre de 1939 se suspende el inicio de clases de su colegio secundario: por entonces ya vivían en Markuszew. Un grupo de policías disfrazados atacan puestos fronterizos para justificar el inicio de las hostilidades, hay una invasión, las fuerzas de una nación avanzan sobre la capital de otra, se declara una guerra mundial, la segunda.

Faivel tiene trece años. Ya no podrá celebrar su Bar Mitzvá. Ocho días después del comienzo de la ocupación nazi, una noche de viernes, la ciudad de Kuruv es bombardeada. En Markuszew, a cinco kilómetros, el piso tiembla. La mañana del sábado deciden huir: hacen bien. Caminan diez kilómetros hasta Palikiie, un pueblo de campesinos donde su papá tenía clientela. Horas después, media Markuszev arde en llamas. Jaim se había quedado a cuidar la casa.

“Cuando terminó el ataque, mi mamá y yo fuimos a la ciudad, caminando a marcha rápida, muy angustiados, para ver cómo estaba mi padre y qué había quedado de lo nuestro. Gente destrozada gemía y sangraba en las calles. Cruzamos todo el pueblo en medio del fuego hasta llegar a la otra punta, donde estaba nuestra vivienda. No habían bombardeado esa zona; mi papá estaba sano y salvo”. Partieron en la madrugada del domingo con dos caballos alquilados: debían transportar algunos muebles. Hacen bien en irse definitivamente: el domingo a la tarde, la otra mitad de su pueblo fue atacado. Sólo quedaron en pie la iglesia, el edificio de la comuna y algunas construcciones de la periferia.

En Palikiie vive casi cuatro años. Una familia les da una casa para vivir a cambio de comida y trabajo. Faivel es su peón. Trabaja de sol a sol arreando vacas y cosechando. “En el campo, los judíos estábamos un poco más tranquilos, aunque el municipio del pueblo, la iglesia y la policía no perdían oportunidad de hostigarnos y colaborar con los ocupantes nazis. La comuna obligaba a los varones a realizar trabajos pesados y desagradables, los que ningún polaco quería hacer: enterrar desertores muertos, limpiar la ruta en invierno después de una nevada. Se hacía, por supuesto, sin paga. Era absolutamente obligatorio, no podía discutirse”.

"En mi libro cuento que la palabra felicidad no existe para los sobrevivientes, como no existe el olvido. Pero la vida me dio dos hijos, cinco nietos y diez bisnietos que me hacen sonreír" (Gentileza Museo del Holocausto)
"En mi libro cuento que la palabra felicidad no existe para los sobrevivientes, como no existe el olvido. Pero la vida me dio dos hijos, cinco nietos y diez bisnietos que me hacen sonreír" (Gentileza Museo del Holocausto)

En septiembre de 1943, a su padre lo asesina la policía polaca. Nadie de su familia entiende bien lo que pasa. Lo explica la coyuntura sociopolítica. El Tercer Reich empieza a desmoronarse. Se desenvuelve la precipitación del plan de exterminio nazi. La persecución a los judíos se acelera: el operativo “Judenrein”, la limpieza de judíos, procura borrar las pruebas del genocidio. Esa noche la pasan en silencio. Nadie llora y nadie habla. El miedo y el estupor lo dominan. “El humo sube al cielo y empiezo a ver a Polonia cada vez más gris. Luego de un tiempo, al igual que todos los judíos de la zona, recibimos la orden de abandonar nuestras casas y concentrarnos en la ciudad de Beelitz, en el centro del país. Es viernes, vísperas de Shabat, el séptimo día de la semana judía, el día sagrado. A la mañana siguiente empezamos a caminar. Tuvimos que dejar todo. Ni siquiera cerramos la casa. Mi último hogar en Polonia queda abierto para siempre”, escribirá en primera persona una nota publicada en Clarín ocho décadas después.

En Beelitz hay muchos nazis y mucha lluvia. El pueblo está acordonado. Se reúnen en la casa de un tío que tiene diez hijos y un nieto. La vivienda tiene un sótano donde guardan la cosecha. Reacondicionan ese depósito para ampliar su capacidad. Donde conservan tubérculos ahora deberá entrar gente. Hay lugar solo para diez personas. Pero son muchos másEn una reunión en la que solo hablan los adultos designan a los diez. Los beneficiados no son ni los más grandes ni los más pequeños: son los que tienen posibilidades reales de sobrevivir. Faivel tiene 17 años. Su hermana Hanka 15. “Escuché mi nombre. Hanka y yo estábamos entre los diez. Los elegidos bajamos al escondite. Es la última vez que veo a mi familia, a mi madre y a todos los demás. No tuvimos tiempo ni coraje para despedirnos. Esas miradas son imposibles de olvidar. Antes de bajar mi madre nos dice: ‘Los que sobrevivan no olviden contar lo que pasó con nosotros’”.

Pasan la noche en vela y en silencio: nadie esboza un razonamiento, nadie pregunta lo que todos intuyen. Lo que sucede sobre sus cabezas no concede segundas lecturas. Suenan ruidos de camiones que se detienen y vuelven a arrancar. Suenan golpes, gritos, insultos, pasos raudos, disparos que son ejecuciones. Al ruido escabroso le sigue un vacío sepulcral. Cuando emerge del sótano ya son las ocho y media de la noche. Habían entrado a las seis de la mañana. Ya no hay nadie en la casa. Ya no habrá nadie en la casa. Corren con sus dos primos y su hermana hasta el bosque, su nuevo escondite. “Pasamos tres días sin comer hasta que una familia nos da algo de grasa de chancho. Me acostumbro a tener hambre. Vagamos por los bosques hasta que nos damos cuenta que toda Polonia era una gran cárcel para los judíos. Nos perseguen los alemanes y los polacos que no eran judíos nos denuncian. Reciben un kilo de azúcar o un octavo de vodka por cada uno de nosotros”, relatará.

La intemperie en invierno es un presagio de muerte. Debe reingresar a la ciudad, atestada por oficiales alemanes. La sinagoga está abierta. Hay sobrevivientes refugiados: los nazis les permiten trabajar, dormir y comer. La comida -dice- parece agua. Percibe un propósito macabro en este rapto de humanidad. Son judíos, están agrupados, están hambrientos y están cansados. Adivina la trampa: es la preselección nazi de los útiles y los descartables. Le propone a su hermana escapar, pero ella ya no tiene fuerzas. De madrugada escucha los disparos de los fusiles. Es el último sobreviviente de la familia Wichter.

El nombre de Faivel Wichter en la lista de Schindler, que fue nombrado Justo entre las Naciones en 1963 por su labor humanitaria. También fue enterrado con honores en Jerusalén (Gentileza Museo del Holocausto)
El nombre de Faivel Wichter en la lista de Schindler, que fue nombrado Justo entre las Naciones en 1963 por su labor humanitaria. También fue enterrado con honores en Jerusalén (Gentileza Museo del Holocausto)

Huye pero no logra evadir la maquinaria de crueldad. Encadena campos de trabajo forzado: Poniatov, Budzin, Mieletz, Wieliczka, Plaszow, Gros-Rosen. En Plaszow, una noticia se propaga en forma de rumor: “Un empresario de Cracovia cierra su fábrica por el avance del frente ruso y pretende montar una de municiones en Checoslovaquia. Se llama Oskar Schindler. Como nosotros provenimos de Budzin, estamos catalogados como obreros metalúrgicos. Junto con los judíos que ya trabajan para él, estamos incluidos en la lista de gente que se iría para allá. Se habla muy bien de Oskar Schindler”, escribió.

Oskar Schindler había sido un espía del servicio de inteligencia alemán, afiliado al partido nazi, descubierto, encarcelado y condenado a muerte en julio de 1938. Lo salvó la firma de acuerdos de paz y la consecuente liberación de presos alemanes en Checoslovaquia. Su transición hacia el empresariado se completó tras la invasión nazi a Polonia. Compró una fábrica que había pertenecido a judíos declarados en bancarrota. En la planta de ollas enlozadas en Cracovia, denominada Emalia, trabajaban 300 judíos. El trabajo era arduo y la paga, inútil, fijada por ley. Pero circulaba el trascendido de que Schindler era un hombre noble que había defendido a la población judía.

Los operarios llegaban todas las mañanas desde el campo de concentración de Plaszow. Pero no siempre eran designados los mismos. Schindler protestó: adujo razones económicas en su reclamo. Argumentó que cambiar sistemáticamente la planta efectiva generaba que ningún trabajador lograra especializarse y que la producción se ralentizara. No era solo un empresario audaz, también presumía sus vínculos con el mercado negro. Tenía facultades de sobra para inducir decisiones de las tropas nazis. Logró un acuerdo: que los trabajadores durmieran en su fábrica.

Las tropas rusas se acercaban a Cracovia. Schindler decidió, entonces, mudar su fábrica. No solo la trasladó hacia Brünnlitz, en su Checoslovaquia natal, sino también la expandió: instaló una planta de fabricación de municiones para más de mil doscientos empleados. Faivel es uno de los 750 judíos elegidos del campo de concentración de Budzin para trabajar bajo las órdenes del empresario nazi. “En el otoño de 1944 ingreso a la fábrica como el trabajador número 371. Las condiciones del lugar son las mismas que las de todos los judíos en ese momento: trabajo forzado y sin pago alguno. Pero el comportamiento de Oskar Schindler y su mujer Emilie es humano. No tenemos nombre ni ropa propia pero se come bien, no se pasa hambre y hay buen trato. Siempre tenemos calefacción y agua caliente, incluso en las habitaciones colectivas donde dormimos”, relatará en un libro autobiográfico.

Francisco Wichter junto a su esposa Hinda Zelegraut en una foto del 25 de enero de 2021, en las vísperas del Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Al día siguiente, Hinda murió
Francisco Wichter junto a su esposa Hinda Zelegraut en una foto del 25 de enero de 2021, en las vísperas del Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Al día siguiente, Hinda murió

También dirá que la fábrica producía balas antitanque, que apenas cargaron un vagón de municiones que además regresó en devolución, que había más gente que puestos reales, que eran casi mil trescientos judíos para alimentar más las trescientas bocas de rusos y polacos que constituían la planta asalariada del campo y más la dieta diferentes de los guardias nazis, que toda la inversión provenía del dinero de los Schindler, y que “sus objetivos, claramente, se habían deslindado por completo del aspecto económico”.

El sol de primavera sale la mañana del 7 de mayo de 1945 en la que Oskar Schindler y su esposa Emilie aparecen en el patio subidos en un precario escenario. Es una atmósfera rara: van a anunciar algo. Piden que enciendan la radio. La radio emite una voz en inglés: es Winston Churchill y está anunciando la rendición del régimen nazi, el fin de la segunda guerra mundial. “Oskar nos agradece el esfuerzo que todos habíamos hecho para sostener su fábrica, nos informa que la cerraba y que, a partir de ese momento, cada uno de nosotros es libre. Atravesamos el portón de salida con emoción y miedo”.

Una semana después se va de Brünnlitz. Su equipaje se reduce a tres metros de tela y una caja de hilo para coser. No tiene plata ni veinte años cumplidos cuando un tren lo deja en Cracovia. La organización judía Joint le regala cinco dólares y a un fotógrafo le pide que le saque una foto con su traje de prisionero. Su viaje concluye en Roma, donde conoce a Hinda, la artífice de su segunda vida, la que llevó a Buenos Aires, la que vive, a sus 96 años, desde un departamento del barrio porteño de Villa Crespo ubicado sobre la calle Juan Ramírez de Velasco, entre Malabia y Scalabrini Ortiz.

En esa casa, a su hijo le regaló el libro El arca de Schindler. En esa casa, a cada uno de sus cinco nietos y sus diez bisnietos les entregó una edición firmada de su autobiografía. En esa casa compartió su amistad con Emilie Schindler: celebraron Pésaj, comieron pescado y matzá. En esa casa dio entrevistas, se cambió para dar conferencias, visitar escuelas, enseñar su historia. Lo necesario para cumplir con el mandamiento -el undécimo- que le enseñó su madre antes de morir: “Los que sobrevivan no olviden contar lo que pasó con nosotros”.

Mario Bauzá


Prudencio Mario Bauzá Cárdenas, más conocido como Mario Bauzá, nació en La Habana, Cuba, el 28 de abril de 1911, y murió en Manhattan,, Nueva York, Estados Unidos, el 11 de julio de 1993. Saxofonista, clarinetista, trompetista, arreglador y compositor.

El sitio www.clasica.latinastereo.com publicó este recordatorio.

Mario Bauzá Cárdenas

El padre del Jazz Latino

En esta oportunidad, El Salsero del Mes está dedicado a uno de los pilares de nuestra música, representada en dos grandes corrientes: el jazz y la música cubana.

Se trata del gran compositor, clarinetista, saxofonista, arreglista, trompetista y director de orquesta Mario Bauzá Cárdenas, quien sin duda revolucionó la música latina, y a quien se le atribuye la creación del jazz latino, nombre que los musicólogos le dan a la unión del Jazz, originario de Nueva Orleans, con la Música Cubana. También lo han llamado “Arquitecto del jazz afrocubano”.

Hijo de Dolores e Hilario, Mario Bauzá Cárdenas nació en el barrio Cayo Hueso de La Habana, Cuba, el 28 de abril de 1911. Se graduó en el Conservatorio Municipal de La Habana en 1927, después de recibir clases de solfeo, clarinete y piano. Pero ya había demostrado su talento desde muy temprana edad. En 1926, a la edad de 15 años, Mario viajó a Nueva York haciendo parte de la orquesta del pianista Antonio María Romeu, con la cual grabó algunos danzones. Fue en esa época que conoció el jazz en Harlem. En 1928 hizo parte, junto a Machito, del septeto Jóvenes de Redención, y tocó el saxo alto con la orquesta Los Diplomáticos.

En 1930 regresó a la Gran Manzana a radicarse definitivamente.

Fue saxofonista de la orquesta de Justo Azpiazu y trompetista del Cuarteto Machín. Luego, se unió a la orquesta de Chick Webb como trompeta principal. En 1933 fue nombrado director de la misma, y permaneció como tal hasta 1937. Entre 1937 y 1939 tocó con las orquestas de Don Redman y Fletcher Henderson. Y en 1938 se incorporó a la banda de Cab Calloway.

Podemos afirmar, además, que Mario Bauzá es el padrino musical de dos grandes leyendas del jazz: Ella Fitzgerald y Dizzy Gillespie. Porque fue Bauzá quien hizo que Calloway se conociera con el entonces joven trompetista John Birks Gillespie, y que Chick Webb incorporara a Ella Fitzgerald su banda.

A comienzo de la década del cuarenta, Mario se convirtió en el director musical una de las orquestas más importantes de música latina el siglo XX: Machito y sus Afro-Cubans. No tanto porque Bauzá y Machito tuvieran vínculos familiares, sino porque el maestro Mario Bauzá tenía los conocimientos y el talento necesario tanto de la música cubana como del jazz. No es extraño que a lo largo de los treinta y cinco años que fue el director de los Afro Cubans, haya escrito alrededor de quinientos arreglos musicales.

Hablando un poco de la técnica musical de nuestro homenajeado, podemos afirmar que consiguió un equilibrio musical entre la corriente del jazz –basada en los trombones, saxofones y trompetas– y la música Cubana –con la percusión en especial las congas– al escribir arreglos para las secciones de vientos y de ritmos.

El trabajo conjunto de Bauzá y Machito en los Afro-Cubans logró fusionar la música afrocubana con el jazz, pero sin que la fusión llevara a que se desvirtuara la esencia de los impulsos rítmicos propios de ambos estilos.

Esta fusión tan bien lograda atrajo a jazzistas como Dexter Gordon, Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Flip Phillips y Cannonball Adderly, quienes trabajaron Con los Afro-Cubans.

Bauzá también participó como invitado en presentaciones y grabaciones con Ella Fitzgerald, John Griffin, Nat King Cole y Zoot Sims. Tras permanecer tres décadas y media con los Afrocubans, Mario Bauzá creó en 1975 su propia agrupación, la cual bautizó como Mario Bauzá And His Afro-Cuban Jazz Orchestra. Grabó los álbumes Graciela y Mario, la botánica, en 1976; Graciela, Mario Bauzá And Friends ‎– Afro-Cuban Jazz, en 1986; Mario Bauzá And His Afro-Cuban Jazz Orchestra ‎– Tanga, en 1991; Mario Bauzá ‎– My Time IsNow, en 1992; y Mario Bauzá ‎– 944, publicado en 1993.

Nuestro homenajeado falleció a la edad de 82 años, el 11 de julio de 1993 en Nueva York. Su partida fue triste, pero ocurrió después de casi siete décadas dedicado a la máxima expresión del barrio latino.

Mario Bauzá es el creador, o al menos el propiciador principal del surgimiento, del jazz latino o latin jazz. Su inmensa obra musical lo pone en un lugar honorífico en el mundo del jazz y de la música latina, su inmenso legado musical al lado de tantos autores e intérpretes famosos le hace merecedor de una estrella en el paseo de la fama celestial.

Desde este, nuestro portal en Internet, www.latinastereo.com, queremos recordar a este gigante de nuestra música. Es un homenaje sincero y afectuoso a su enorme legado musical, realizado por medio de un pequeño recuento de su vida artística, en lo que respecta a su cronología y discografía.

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con una presentación realizada en las jornadas de Jazz en Leverkusen, Alemania, con su Afro-Cuban Jazz Orchestra, en 1992.

miércoles, 27 de abril de 2022

Nicolas Slonimsky


Nicolas Slonimsky nació San Petersburgo, entonces Imperio ruso, el 27 de abril de 1894, y murió en San Francisco, California, Estados Unidos, el 25 de diciembre de 1995. Compositor, director de orquesta, y crítico musical.

El sitio www.kripkit.com publicó este recordatorio.

Nikolaj Leonidovič Slonimskij, en Ruso: Николай Леонидович Слонимский? Nikolas Slonimsky (27 de abril de 1894-25 de diciembre de 1995) fue un compositor, músico y crítico musical estadounidense.

Nicolas Slonimsky nació en una familia de origen judío, convertida al cristianismo ortodoxo. Recibió sus primeras lecciones de piano de su tía materna, Isabelle Vengerova. Después de la revolución de 1917 se trasladó primero a Kiev y luego en 1923 emigró a los Estados Unidos de América donde gracias a la ayuda de Vladimir Rosing ingresó en la Eastman School of Music Rochester en Nueva York para perfeccionar sus conocimientos musicales. En Estados Unidos, Slonimsky trabajó como compositor, conferenciante y director de orquesta. En los primeros años de su estancia en Estados Unidos, Slonimsky acompañó a Rosing en sus recitales, incluyendo un concierto en el Carnegie Hall en octubre de 1924. Dos años más tarde se trasladó a Boston para convertirse en Asistente de Serge Koussevitzky, el entonces director de la Orquesta Sinfónica de Boston, para enseñar la teoría de la música en el conservatorio local y escribir artículos sobre Musicología para el Boston Evening Transcript, el Christian Science Monitor, y la revista Etude. En 1927 formó la Orquesta de Cámara de Boston y entre sus buques insignia estaba la dirección de las primeras apariciones de Edgard Varèse; Slonimskij se convirtió así en un "campeón" de la música de vanguardia a principios del siglo XX. En 1933 fue invitado a tomar el timón de la Orquesta Sinfónica de Los Ángeles, cuyos conciertos se realizaron en el Hollywood Bowl. Después de esta actividad, en Los Ángeles se dedicó a la musicología, y sus publicaciones influyeron en muchos músicos de jazz y compositores como Frank Zappa, John Coltrane, John Adams, el guitarrista Buckethead, Jaco Pastorius y Allan Holdsworth. Particularmente importante fue la publicación en 1947 del manual Thesaurus of Scales and Melodic Patterns. Fue invitado en 1981 por el guitarrista de rock Frank Zappa para asistir a uno de sus conciertos en Santa Mónica con una de sus composiciones. Este fue el comienzo de su amistad. Slonimsky llamó a su nuevo gato "Grody-to-the-Max" , inspirado en una frase inventada por la hija del músico, Moon Zappa. Entre sus principales composiciones, incluimos: el ballet Prince Goes a-Hunting, la música orquestal My Toy Balloon y Tintinnabulations, música de piano y wind suites. Ha colaborado con las revistas musicales más importantes y ha publicado: Music since 1900 (1949), Music of Latin America (1945), a Thing of two about Music (1948). También editó la quinta edición del Diccionario Biográfico de músicos.

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento en su doble condición de autor e intérprete, con Gravestones at Hancock, en la voz de Nancy Bramlage.

martes, 26 de abril de 2022

El Mirador Nocturno – Radio / Compositoras y Pianistas del Romanticismo en Alemania. Clara Schumann – Tres Romanzas para Piano Op. 21, Variaciones sobre un tema de Robert Schumann Op. 20, 6 Lieder Op. 13, Soirées Musicales Op. 6, Concierto para Piano y Orquesta en La Menor Op. 7.

Fanny Mendelssohn - Clara Schumann

Hoy les presento el 4º programa de La Música de Todos Los Tiempos, dedicado a Clara Schumann, con las Tres Romanzas para Piano Op. 21, las Variaciones sobre un tema de Robert Schumann Op. 20, los 6 Lieder Op. 13, las Soirées musicales Op. 6, y el Concierto para Piano y Orquesta en La Menor Op. 7.

Hacé click en el reproductor para escuchar el programa.

Ma Rainey


Gertrude Malissa Nix Pridgett Rainey, más conocida como Ma Rainey, nació en Columbus, Georgia, Estados Unidos, el 26 de abril de 1886, y murió en Rome, Georgia, Estados Unidos, el 22 de diciembre de 1939. Cantante.

El sitio www.apoloybaco.com publicó este recordatorio.

Gertrude "Ma" Rainey.

La reconocida "Madre del Blues", Gertrude "Ma" Rainey, no pudo entrar en los estudios de grabación hasta 1923, pero ya a los catorce años actuaba en público. En 1904 se casó con el actor y bailarín, Will Pa Rainey, montando juntos un espectáculo de danza y canto bajo la denominación de "Rainey & Rainey: The Assassinators of the Blues".

Con su marido trabajó incesantemente en espectáculos itinerantes con diversas denominaciones: "Rabbit Foot Minstrel" o el "Tolliver's Circus Ma Rainey" conquistando por donde actuaba un enorme prestigio como cantante de blues entre la población. En una de esas actuaciones, conoció a la gran Bessie Smith, que era diez años menor que ella.

A partir de 1909, un empresario blanco, Anselmo Barrasso, había organizado el circuito TOBA (Theater Owners Booking Association), una extensa red por todo el país de teatros, salas de fiestas, carpas de circo y lugares diversos destinadas a la diversión del publico de color dado que la segregación racial en América prohibía a los negros asistir a cualquier tipo de espectáculos juntos a la raza blanca. Precisamente la dureza de ese circuito para los artistas y las humillantes condiciones de trabajo y salario en la que se desenvolvían, hizo que el pueblo alterase sabiamente el significado de esas siglas racistas. Y así para el músico de color, TOBA, significaba (Tough On Black Asses) que traducido al castellano significaba "Duro con los culos negros".

Ya próxima a la cuarentena, y probablemente cuando ya no se encontraba en si mejor momento, Ma Rainey tuvo su primera oportunidad de entrar en un estudio de grabación en 1923, donde la cantante pudo durante cinco años (1923-1928) grabar más de noventa blues, la mayoría propios, utilizando todo tipo de acompañamientos, generalmente bajo el nombre de "Georgia Jazz Band". En la sesión inaugural de 1923, grabada sin procedimientos eléctricos dada la actitud de la casa Paramount, que no los utilizo hasta bien entrado 1927, cantó con la pianista, Lovie Austin y sus Blues Serenaders, y con el cornetista, Tommy Ladnier, particularmente inspirado en "Southern Blues", típico del doble sentido sexual de muchas de sus composiciones. En 1924, graba el celebérrimo, "See See Rider" y "Jelly Bean Blues" dos de sus blues más conseguidos con el pianista Fletcher Henderson y su orquesta, entre los que se encontraba, un joven cornetista, llamado Louis Armstrong.

Su ciclo de grabaciones conocidas, se cerraba a finales de 1928 con sus duetos con Papa Charlie Jackson y aunque siguió trabajando y cantando hasta 1935 en algunos pequeños clubes, teatros y salas de espectáculos en Georgia, falleció en 1939. Gertrude Ma Rainey, era menos variada, tanto en expresión como en repertorio, que Bessie Smith, y en su canto está reflejado por la tonalidad pesada y trágica de su voz, la unidad entre el sonido, las palabras y su significado, el blues primitivo en toda su autenticidad y belleza.  

A continuación, la recordamos en el día de su nacimiento, con See See Rider.        

lunes, 25 de abril de 2022

La historia olvidada de las mujeres que protagonizaron la Resistencia contra el nazifascismo en Italia

El Diario Infobae, en su edición digital, publicó este artículo firmado por Andrea Bonzo.

La historia olvidada de las mujeres que

protagonizaron la Resistencia contra el

nazifascismo en Italia

Tuvieron un papel fundamental en la lucha contra las tropas de Hitler y sus colaboracionistas. 

Sin embargo, en los libros de historia apenas se menciona su participación. Estas son algunas

de sus hazañas

Partisanas italianas durante la liberación de Milán. (Foto de Keystone/Getty Images)
Partisanas italianas durante la liberación de Milán. (Foto de Keystone/Getty Images)

Italia festeja hoy el Día de la Liberación, que conmemora el final de la ocupación nazi del país y celebra la Resistencia de los partisanos que se armaron y lucharon contra los invasores de Hitler sus colaboracionistas fascistas.

Una Resistencia que contó con la participación decisiva de miles de mujeres.

Según datos de ANPI (Asociación Nacional de Partisanos de Italia), 35.000 mujeres formaron parte de las formaciones de combate, otras 20.000 tuvieron funciones de apoyo y 70.000 se unieron a los Grupos de Defensa de la Mujer, organizaciones partisanas pioneras del feminismo italiano. 683 fueron fusiladas o asesinadas en combate; 1.750 resultaron heridas; 4.633 detenidas, torturadas y condenadas por los tribunales fascistas; 1.890 fueron deportadas a Alemania. Por su heroísmo y participación en eventos clave de la Resistencia, 16 recibieron la Medalla de Oro al Valor Militar, la máxima condecoración, y otras 17 recibieron la medalla de plata.

Sin embargo, en los libros de historia apenas se menciona su participación. En una sociedad profundamente machista, que todavía no aceptaba el papel de la mujer fuera de los estereotipos tradicionales, los nombres de las más destacadas partisanas italianas cayeron en el olvido pese a que, después de la guerra, muchas de ellas ocuparon importantes cargos en la política nacional.

“Durante muchos años, la participación femenina estuvo relegada sobre todo a un papel completamente secundario y accesorio frente al rol ´fundamental’ que desempeñaron los hombres”, escribió Santo Peli, profesor de historia contemporánea en la Universidad de Padua, uno de los mayores expertos sobre la Resistencia.

Así, los nombres, rostros e historias de estas mujeres son aún hoy poco conocidos.

Cuatro patriotas italianas antifascistas revisan sus armas mientras esperan órdenes cerca de Castellucio (Foto de © Colección Hulton-Deutsch / CORBIS / Corbis vía Getty Images)
Cuatro patriotas italianas antifascistas revisan sus armas mientras esperan órdenes cerca de Castellucio (Foto de © Colección Hulton-Deutsch / CORBIS / Corbis vía Getty Images)

Ayuda a los guerrilleros y combate en primera línea

La participación de las mujeres en la Resistencia se desarrolló en dos formas. En primer lugar, fueron ellas quienes asumieron gran parte de la organización clandestina del movimiento. Se encargaban de la red de comunicación, acogían a los guerrilleros, los ocultaban y les brindaban sustento. Fue la resistencia civil de las mujeres.

Otras, en cambio, lucharon en la guerra de guerrillas contra las fuerzas fascistas de la República de Saló, un Estado títere de la Alemania nazi, y las tropas de ocupación de Hitler. Se escondieron en los montes del centro y del norte del país. Allí se agrupaban para lanzarse por sorpresa contra algunos objetivos determinados.

Pasar a la resistencia era una decisión difícil de tomar. Implicaba un cambio radical de vida. Era entrar en la clandestinidad y abandonar la vida previa. Se debía dejar a la familia, el trabajo, el hogar. A partir de ese momento, además, pasaban a utilizar un sobrenombre, un nombre de guerra.

9 de diciembre de 1944: un grupo de partisanas italianas que ayudó a las tropas aliadas a entrar a Pistoia para neutralizar a francotiradores alemanes (Keystone/Getty Images)
9 de diciembre de 1944: un grupo de partisanas italianas que ayudó a las tropas aliadas a entrar a Pistoia para neutralizar a francotiradores alemanes (Keystone/Getty Images)

La tarea más común en la que se desempañaban las mujeres combatientes era la staffetta (literalmente: el relevo). Llevaban o retiraban armas y enviaban mensajes entre los distintos grupos combatientes. Eran mujeres, en la mayoría de los casos muy jóvenes, que conocían el territorio a la perfección y se movían a pie o en bicicleta. Los riesgos a los que se enfrentaban eran altísimos.

Heroínas de la Resistencia

La partisana más conocida, sobre todo por la trascendencia de su carrera política después de la guerra, fue quizás Tina Anselmi.

Anselmi había visto cómo su padre era perseguido por los fascistas italianos por defender sus ideas socialistas. Con apenas 17 años, fue obligada por tropas de las SS nazis a contemplar junto a un grupo de estudiantes el ahorcamiento de una treintena de jóvenes partisanos. Aquella experiencia le empujó a unirse a la Resistencia con el nombre de guerra de “Gabriella”.

En 1944 se afilió al partido de la Democracia Cristiana y al final de la guerra se matriculó en la Universidad Católica de Milán. Al terminar sus estudios ejerció como maestra de escuela primaria y compaginó su trabajo en el sector de la enseñanza con puestos de responsabilidad en sindicatos cristianos. A partir de entonces desarrolló una intensa carrera política que la llevó en 1976 a convertirse en la primera mujer italiana nombrada ministra, al asumir la cartera de Trabajo. Dos años después ocupó la de Sanidad y en 1981 presidió la comisión que investigó la trama de la logia masónica Propaganda Due (P2), escándalo de corrupción que sacudió al país.

Tina Anselmi en una foto de 1984. (Leonardo Cendamo/Getty Images)
Tina Anselmi en una foto de 1984. (Leonardo Cendamo/Getty Images)

Carla Capponi fue otra de las partisanas que tuvo una participación destacada en la lucha armada.

Llamada “la inglesita”, era originaria de Roma y se afilió al Partido Comunista italiano (PCI) cuando las tropas alemanas ocuparon Italia después del armisticio con los Aliados del 8 de septiembre de 1943. Uno de sus compañeros la describió como una “joven rubia que sale de noche a matar enemigos”. Siempre iba armada y se cree que participó en una docena de operaciones.

En una de ellas abatió a un oficial alemán que portaba documentos con planes para la defensa de la ciudad. Así lo contó ella misma en una carta:

“Fue una experiencia traumática. Estuve a punto de llamarlo, para que se diera vuelta... pero sabía que estaba armado. Parecía imposible que dada mi forma de ser pacífica, contraria a toda forma de violencia, yo fuera a empuñar un arma, apuntarle y dispararle en la espalda. Tomé su portafolios. Estaba en shock... Comencé a correr por la calle aun empuñando la pistola... Llovía y las lagrimas me corrían por el rostro... Luego del shock inicial, y especialmente debido a que nuestros camaradas estaban siendo arrestados y torturados, todos nuestros escrúpulos fueron reemplazados por una firme determinación de pelear por nuestra causa.”

Capponi ascendió rápidamente hasta alcanzar el grado de vicecomandante de una unidad del GAP y participó en el atentado de la calle Rasella del 23 de marzo de 1944, en el que murieron 33 soldados de las SS nazis que marchaban por Roma. Esta acción provocó la ira de Hitler, que ordenó como represalia la que es conocida como Masacre de las Fosas Ardeatinas, en la que 335 civiles italianos fueron asesinados.

Carla Capponi (en el centro, agachada) entre los miembros del Grupos de Acción Partisanos romanos en 1944
Carla Capponi (en el centro, agachada) entre los miembros del Grupos de Acción Partisanos romanos en 1944

Condecorada con la Medalla de Oro al Valor Militar, en 1953 Carla Capponi fue elegida diputada por el Partido Comunista italiano (PCI) en dos periodos legislativos y formó parte del comité ejecutivo de la Asociación Nacional de Partisanos Italianos hasta su fallecimiento en el año 2000.

Otra celebre combatiente fue Teresa Noce. Nacida en una familia de escasos recursos, Noce militó desde muy joven en el Partido Comunista Italiano. Perseguida por el régimen de Mussolini, se exilió en París junto a su marido Luigi Longo, quien décadas después se convertiría en el líder del PCI italiano. Desde allí realizó numerosos viajes clandestinos a Italia para organizar el movimiento opositor antifascista. Al estallar la Guerra Civil en España la pareja se unió a las Brigadas Internacionales, donde ella desarrolló una intensa labor propagandística con el nombre de guerra de “Estela”.

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Noce fue detenida por las autoridades francesas y trasladada a un campo de concentración que albergaba a los extranjeros considerados indeseables. La mediación de las autoridades soviéticas le permitió ser liberada y en Marsella se unió a uno de los grupos que formaban parte de la Resistencia francesa.

Teresa Noce fue una de las 21 mujeres elegidas para ocupar un escaño en la Asamblea Constituyente italiana que redactó la nueva Constitución del país. (Grosby)
Teresa Noce fue una de las 21 mujeres elegidas para ocupar un escaño en la Asamblea Constituyente italiana que redactó la nueva Constitución del país. (Grosby)

A comienzos de 1943, Noce fue detenida durante una misión en París. Encarcelada por los alemanes, los agentes de la Gestapo no lograron descubrir la verdadera importancia de la detenida, lo cual la salvó de una muerte segura. Aún así fue enviada primero al campo de concentración de Ravensbrück y después al de Holleischen.

Pero sobrevivió y en 1946 fue una de las 21 mujeres elegidas para ocupar un escaño en la Asamblea Constituyente italiana y participó en la Comisión que redactó la nueva Constitución del país.

Teresa Mattei mostró desde muy joven su oposición al fascismo. Iba todavía a la escuela cuando desafió a las autoridades académicas al negarse a ir a clase en protesta por las infames “leyes raciales” aprobadas por Mussolini, que prohibían a los alumnos judíos asistir a los centros educativos. Su rebeldía le costó la expulsión. Afiliada al PCI desde 1942, un año después se unió a la resistencia partisana. En febrero del año siguiente, su hermano Gianfranco se suicidó en una celda de una prisión romana antes de ser torturado para que revelara los nombres de sus compañeros de la resistencia. El sacrificio de su hermano siempre inspiró su lucha.

Bajo el nombre de guerra de “Chicci”, Teresa Mattei se mostró muy activa en los grupos clandestinos que operaban en la ciudad de Florencia. El 15 de abril de 1944 planeó junto a su marido el atentado mortal contra el filosofo Giovanni Gentile, un destacado ministro e ideólogo fascista que Teresa conocía personalmente por haber sido su discípula en la Universidad de Florencia.

Acabada la guerra, tenía 25 años cuando fue elegida diputada de la Asamblea Constituyente. Al igual que Teresa Noce, participó en la Comisión que redactó la nueva Carta magna.

Bajo el nombre de guerra de “Chicci”, Teresa Mattei se mostró muy activa en los grupos clandestinos que operaban en la ciudad de Florencia. Fue ella quien planeó el asesinato del ideólogo fascista Giovanni Gentile (Grosby)
Bajo el nombre de guerra de “Chicci”, Teresa Mattei se mostró muy activa en los grupos clandestinos que operaban en la ciudad de Florencia. Fue ella quien planeó el asesinato del ideólogo fascista Giovanni Gentile (Grosby)

Por otro lado, hubo muchas partisanas que no sobrevivieron a la guerra contra los nazifascistas: 683 fueron fusiladas o asesinadas en combate, según los datos de ANPI.

Gina Galeotti fue una de ellas. Con tan solo 16 años se unió al movimiento antifascista y en 1943 participó activamente en la convocatoria de varias huelgas en protesta contra la guerra. Detenida y torturada por su militancia política, fue puesta en libertad tras la firma del armisticio de 1943. Dirigente del comité provincial del Grupo de Defensa de la Mujer de Milán, fue asesinada el 24 de abril de 1945, un día antes de que la ciudad fuera liberada.

Esa tarde acudía en bicicleta al hospital del barrio obrero de Niguarda, uno de los núcleos de resistencia contra el fascismo en Milán. Pedaleaba junto a su amiga Stellina Vecchio, con la que iba a atender a los partisanos heridos. Ocultos bajo el abrigo llevaban folletos para entregar a sus compañeros en las que se anunciaba el levantamiento para liberar Milán al día siguiente.

Eran las 15:30 cuando las dos mujeres llegaron frente a un edificio rodeado de tropas alemanas y un grupo de fascistas italianos. Al pasar junto a ellos, un vehículo de las tropas de ocupación disparó su ametralladora contra los civiles concentrados. Una de las balas alcanzó mortalmente a Gina. Estaba embarazada de ocho meses.

En 2014 se presentó un proyecto de ley para declarar el 24 de abril, fecha de su asesinato, Día Nacional de la Mujer en la ResistenciaLa propuesta nunca se aprobó.

Pero las paredes del barrio de Niguarda la recuerdan con un colorido mural.

El mural que recuerda a Gina Galeotti y Stellina Vecchio en el barrio de Niguarda, en Milán
El mural que recuerda a Gina Galeotti y Stellina Vecchio en el barrio de Niguarda, en Milán