La CJM: Logros y desafíos
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domingo, 31 de marzo de 2019
jueves, 28 de marzo de 2019
miércoles, 27 de marzo de 2019
domingo, 24 de marzo de 2019
El sacrificio del cambio
El Diario Infobae, en su edición digital, publicó este artículo
El sacrificio del cambio
Rabino Alejandro Avruj
24 de marzo de 2019
No es solo lo que tenemos para decir. Es cómo lo vamos a decir. Por más que tengamos una gran verdad, si no acertamos en la forma, en el tono, en las pausas, y en el vocabulario, de nada servirá.
El texto toma vida al leerlo y al decirlo. Otra vida. Nueva vida. La propia subjetividad es la que transforma a la prosa, en poesía. El texto de la Tora (la Biblia Hebrea) al que nos enfrentamos esta semana nos enfrenta a rituales, leyes y costumbres que se realizaban en el tiempo de Moisés y que continuaron durante más de 1200 años. Eran tiempos de sacrificios rituales. Esa era la forma de conexión con lo divino. Sin embargo, desde la destrucción del Gran Templo de Jerusalém hace 2000 años atrás y el comienzo del exilio judío, se abandonaron esas prácticas. El sacrificio ritual de animales en el altar fue reemplazado a través de una evolución cultural y teológica por la plegaria, la caridad, la introspección y el estudio.
¿Es entonces la Torá un libro divino y eterno, con textos que no observamos?
Pareciera ser que el hecho de que la Torá indique algo textualmente, no implica que debamos hacerlo.
Si bien la Torá tiene una dimensión sagrada, divina y de eternidad, hay que saber leerla, interpretarla e interpelarla para saber qué es lo que nos dice. El desafío espiritual de transformar la prosa de siglos, en poesía para este tiempo
Intentar buscar en la literalidad del texto una explicación acerca de cualquier temática de la actualidad es un error. Sería tan poco serio volver a realizar los sacrificios rituales que el texto propone como buscar en la literalidad de la Biblia explicaciones sobre el status de la mujer, el uso de la tecnología en Shabat, la homosexualidad o la certificación de la autoridad rabínica para firmar cualquier documento religioso.
¿Es entonces la Torá sagrada y eterna, o cambia?
La Torá tiene Neshama, tiene un alma, tiene una esencia, un mensaje sagrado, tan poderoso que se hizo eterno a lo largo de las generaciones. Y esto sucedió a partir de haberse permitido volver a leerla, interpretarla y adaptar ese mensaje a cada tiempo, a cada generación, en cada frontera y según la forma de vivir que tuvieron los judíos de cada época.
No sólo la Torá se transformó en eterna. También el pueblo judío. El judaísmo es un pueblo eterno porque ha aprendido a cambiar sistemáticamente en cada tiempo, en cada generación, en cada frontera. Y seguir siendo judío.
Todas las noches caerá el sol y todas las mañanas volverá a salir, en un ciclo interminable y eterno de rotación de la Tierra y de traslación alrededor del Sol. Inmutable y eterno. Cada día exactamente igual. Pero absolutamente distinto al otro. La esencia es lo que no cambia, pero la forma de verlo y de vivirlo es lo que lo hace diferente, distinto, único.
De esa manera es como nos tenemos que aproximar al texto. Nadie practica de manera literal lo que dice la Torá porque la Torá lo diga. Ni los ortodoxos, ni los neo-ortodoxos, ni los ultra-ortodoxos, ni los conservadores/Masorti, ni los reformistas. Todos practicamos y observamos lo que interpretamos del texto. La divinidad y la santidad del texto está en su esencia, en su neshamá. Pero debemos ir en búsqueda de un par de lentes finos, e interpretarla según el contexto socio-histórico en el que vivimos.
Todos tenemos el mismo texto. Solo que cada uno tiene su par de lentes.
¿Y cuáles son los lentes "kosher" (aptos)? No hay. Todos. La esencia, el mensaje, la neshamá de la Torá es eterna, indivisible. Lo que cambia es su forma de leerla a través del tiempo.
Todos tenemos el mismo texto. Solo que cada uno tiene su par de lentes.
¿Y cuáles son los lentes "kosher" (aptos)? No hay. Todos. La esencia, el mensaje, la neshamá de la Torá es eterna, indivisible. Lo que cambia es su forma de leerla a través del tiempo.
Y lo que comprendió el judaísmo es lo que podríamos aprender nosotros para nuestra vida. Porque cada uno es un texto sagrado. Y en su forma de ser, eterno.
Tenemos cosas inmutables en nosotros. Tenemos nuestra historia, nuestro pasado, la familia de donde venimos y la que construimos. Lo que hemos estudiado, cómo nos hemos formado, la experiencia en nuestro trabajo. Nuestro carácter, nuestra personalidad, nuestro tono de voz.
Hay cosas dentro nuestro que no está en nuestras manos cambiar. Pero hay otras cosas que sólo está en nuestras manos cambiar. Y que con el tiempo cambian: nuestras prioridades, nuestras ganas, nuestras intenciones, nuestra paciencia. Nuestras relaciones, nuestros tiempos. El tipo de humor, la sensibilidad hacia algunos temas. El propósito. El sentido de las cosas. Los por qué y los para qué.
La Tora eterna cambió. Mantuvo su esencia, pero cambió definitivamente en cada generación, en cada tiempo. Y nosotros también.
Descubro personas que tienen una crisis con alguien, con un hijo o con su pareja. Dicen: "si yo lo conozco de memoria, ¿qué puede cambiar?". Es un error pensar así. Pudiste haber vivido diez, quince, veinte años con la misma persona. Pero nunca estuviste con esa persona en este momento de tu vida y de su vida. Nunca con tus hijos y tus padres con estas edades. Con este momento de tu vida y de la Argentina. Tenés que escribir, diseñar y dibujar el mapa del amor para volver a ubicarte y comprenderte. Sos el texto. Tenés que poder volver a leerte, a interpretarte, y también volver a leer al otro. Y buscar ahora nuevas respuestas. ¿Cómo voy a seguir respondiendo lo mismo, si las preguntas son nuevas?
Hay que volver a barajar y darse cuenta que uno, en esencia, es el mismo.
Pero está obligado a reinterpretarse y mutar.
Los grandes libros exigen grandes lectores.
El mundo de los sacrificios de los que hablamos al comienzo es de esta manera, apasionadamente actual. Solo hay que volver a leerlo. Si uno se fija en el texto, el sacrificio está íntimamente relacionado al amor. Lo que uno debía llevar al sacrificio era algo preciado e importante. Los mejores frutos, lo mejor del ganado. Eso significa que uno sacrifica por aquello que quiere. La entrega, la ofrenda es por aquello que le importa, que ama.
El amor exige sacrificios. El amor exige esfuerzo, trabajo. Pensá en alguien que quieras y por el que sacrificarías parte de tu tiempo, de tu vida, de tu paciencia, de tu voluntad, de tus ganas de vivir, de tu futuro. Si tenés la oportunidad de sacrificarte por alguien, es porque estás vivo. Si tenés algo por lo que luchar es que tenés una vida. Y si estás dispuesto a sacrificar parte de tu energía, de tu pasión, de tu tiempo, de tu dinero, de tus ideas y de tus ideales por alguien o por algo, es porque fuiste bendecido con amar a alguien y ser amado.
Por aquello que ames, que ames bien, tenés que trabajar. Exige sacrificio. Por lo que necesites luchar. Por vos, por la pareja, por la familia. Por tus ideales, por tus valores. Por tu identidad, por tu comunidad. Por tu país.
Por Argentina también hay que lucharla. Estamos en un momento difícil, desde lo económico, lo político, lo social. La incertidumbre genera temor y angustia en tantos que la están pasando tan mal. Pero sólo entre todos podemos sacar adelante a este, nuestro país que es una braja, es una bendición.
Cuando hay algo que amas – como nosotros amamos a la Argentina – exige sacrificio. Exige repensarse, volver a encontrarnos, colaborar desde el sentido del conjunto que apuesta a un mañana. Exige dejar atrás lo que debamos dejar atrás para mirar y construir hacia delante. Exige el sacrificio de bajar egos en pos de lo total. Exige poner el cuerpo y saber el alma. Sacrificio para poder vivir más alto. Para que todos vivamos más alto y mejor.
Amigos todos, amigos queridos.
Podamos sabernos un texto sagrado. Buscar la neshamá, la esencia, el alma. Descubrirla inmutable, profunda, sagrada, divina y eterna. Y a partir de allí, reinterpretarnos, volver a leernos, e interpelarnos. Tener más visión y al comprender el contexto, modificar y hacer crecer el texto.
Podamos buscar cuál va a ser nuestra parte en el sacrificio, en la lucha, para lograr cambios profundos, para poder hacer crecer la Argentina, hacer crecer nuestros valores, en nuestra sociedad, en la familia, o en el amor. Porque si releemos y reinterpretamos el pasado, lo cambiamos. Si leemos mejor este presente, este hoy, podemos disfrutarlo más. Si logramos leer con los lentes del espiritu nuestra vida, podemos empezar a escribir de manera mucho más sabia, más profunda y más amorosa todos nuestros futuros.
El autor es Rabino de la Comunidad Amijai y Presidente de la Asamblea Rabínica Latinoamericana del Movimiento Masortí.
sábado, 23 de marzo de 2019
Peretz Lavie, presidente del Technion: "Para lograr la excelencia hay que ser selectivo, no se puede en una universidad con 200.000 alumnos"
El Diario Infobae, en su edición digital, publicó este artículo
Peretz Lavie, presidente del Technion:
"Para lograr la excelencia hay que ser
selectivo, no se puede en una universidad
con 200.000 alumnos"
El profesor de la prestigiosa Universidad Tecnológica de Israel dialogó con Infobae tras su visita a Brasil, Chile y Argentina y planteó las diferencias que observó respecto a su éxitos modelo educativo: "Desde el jardín de infantes se tiene que incentivar una cultura de hacer preguntas, de poner en tela de juicio las cosas"
Por Marcelo Raimon
23 de marzo de 2019
Desde Tel Aviv, Israel
Dentro de muy poco, el profesor Peretz Lavie dejará la austera oficina de presidente del Technion, la universidad tecnológica de Israel, ubicada en la norteña ciudad de Haifa y considerada entre las mejores del mundo en su tipo. El primero de octubre asumirá su sucesor, Uri Sivan, hasta ahora al frente de la Facultad de Física, y concluirá su mandato de diez años al frente de esta nave insignia de la educación superior del país.
Posiblemente por eso no tiene mayores problemas en ser brutalmente sincero cuando se le pregunta por las impresiones que recogió durante la gira que hizo por América del Sur entre el 8 de febrero y el 2 de marzo últimos, visitando Brasil, Chile y Argentina, adonde se reunió con académicos, funcionarios y representantes de las colectividades judías locales.
Lavie se comporta y habla como esos profesores sabios y afables de las películas sobre Oxford o Harvard, aunque su escritorio es modesto y su oficina bastante pequeña. Allí recibió a Infobae y afirmó, entre otras cosas, que no puede entender cómo una universidad con cientos de miles de alumnos, como la de Buenos Aires, puede aspirar a alcanzar la excelencia educativa en medio de tanta masividad.
Pero la conversación arrancó con un comentario sobre el "interés" que sus interlocutores sudamericanos le expresaron sobre "el éxito del Technion y de Israel en general".
"Me preguntaron qué se esconde detrás del título de Start Up Nation", la nación de las startups, de las empresas emergentes, "cómo se crea un ecosistema de innovación y emprendimiento", recordó Lavie.
– ¿Y usted qué les respondió?
– Que el secreto de la Start Up Nation se esconde en la combinación de características nacionales de los israelíes, más la educación. Por ejemplo, la voluntad de tomar riesgos y de soportar fracasos es una necesidad imprescindible para cualquier persona que quiera ser un emprendedor y construir una start up. Si no estás listo para fracasar y luego volver a intentar, y aprender de tus errores, no podrás ser un emprendedor de éxito.
Por lo que escuché en San Pablo, si uno fracasa en Brasil, entonces es el fin del camino. No vas a poder conseguir más apoyo del gobierno o de alguna agencia si fracasas una vez. Y ese es un error crucial. porque el éxito de las startups es de una proporción de una en diez, una en veinte. En Israel, al menos, yo sé que muchos emprendedores pueden fracasar diez veces y quizás tener éxito en el undécimo intento. Estar listos para tolerar el fracaso y para aprender de los errores en tu próximo intento es crucial. Lo contrario es una política contraproductiva si se quiere construir un ecosistema de startups e innovación.
Por lo que escuché en San Pablo, si uno fracasa en Brasil, entonces es el fin del camino. No vas a poder conseguir más apoyo del gobierno o de alguna agencia si fracasas una vez. Y ese es un error crucial. porque el éxito de las startups es de una proporción de una en diez, una en veinte. En Israel, al menos, yo sé que muchos emprendedores pueden fracasar diez veces y quizás tener éxito en el undécimo intento. Estar listos para tolerar el fracaso y para aprender de los errores en tu próximo intento es crucial. Lo contrario es una política contraproductiva si se quiere construir un ecosistema de startups e innovación.
Por lo que escuché en San Pablo, si uno fracasa en Brasil, entonces es el fin del camino. No tendrás más apoyo del gobierno. Y ese es un error crucial.
– ¿Qué más le preguntaron durante su visita?
– Algunos periodistas me preguntaron por qué en el Technion, que es una universidad tecnológica y de ingeniería, le enseñamos a nuestros estudiantes también humanidades. En nuestra universidad los estudiantes deben tomar por lo menos quince créditos de estudios generales, como literatura, idiomas, historia. Así que esa pregunta me sorprendió.
Les dije, miren, nosotros no educamos a nuestros alumnos solamente en una profesión, también los formamos en valores, en ética, a ser individuos productivos para la sociedad. Y para lograr eso hay que abrirlos a otras áreas del conocimiento, la educación tiene que ser muy amplia.
Les dije, miren, nosotros no educamos a nuestros alumnos solamente en una profesión, también los formamos en valores, en ética, a ser individuos productivos para la sociedad. Y para lograr eso hay que abrirlos a otras áreas del conocimiento, la educación tiene que ser muy amplia.
– ¿De qué otras características israelíes les habló?
– En Israel, la necesidad es la madre de las invenciones. Nosotros identificamos necesidades y debemos sí o sí encontrarles soluciones. Es una actitud que es parte del ADN de los israelíes. Cuando la mitad de tu país es desierto se tiene que encontrar la forma de cultivar, y es entonces que surge la idea de irrigación por goteo, un invento que resultó revolucionario. Y cuando te lanzan cohetes que pueden llegar a su blanco en territorio israelí en apenas quince segundos, tenes que encontrar un sistema para interceptarlos. También les conté de las ventajas de servir en las fuerzas armadas, que enseñan a los israelíes a ser independientes, a tomar riesgos, a desarrollar liderazgo y la habilidad de trabajar en equipo, todos estos elementos esenciales del ecosistema de emprendimiento. Otra característica que destaca a los israelíes es la actitud frente a la jerarquía. Conversando con académicos y periodistas en América del Sur les conté algo que me sucedió en Seúl. Durante una entrevista me preguntaron también sobre el secreto del sistema de innovación en Israel. La traductora era una chica coreana que había estudiado en Israel y hablaba perfecto hebreo. Al escuchar la pregunta me pidió poder responderla ella. Y les contó a los reporteros que, cuando todavía estudiaba en Corea, siendo muy buena alumna, una vez los directivos llamaron a sus padres para quejarse por su comportamiento. ¿Cuál era el problema? Que hacía muchas preguntas en clase. En el Technion, cuando doy clase, ya a los dos minutos alguien va a levantar la mano y decirme: "profesor Lavie, no entiendo de qué está hablando"…
Nosotros identificamos necesidades y debemos sí o sí encontrarles soluciones. Es una actitud que es parte del ADN de los israelíes.
– Entonces, ¿las diferencias entre Israel y América Latina y otros países son políticas, institucionales o básicamente culturales?
– Creo que son más que nada culturales. Lo he visto en muchos países, no solamente en América Latina. En Corea del Sur, para usar otra vez ese país como ejemplo, si fracasas, como estudiante o en poner en marcha una start up, es una vergüenza. No solamente para el emprendedor sino también para su familia. Es una característica muy presente en el Lejano Oriente.
– ¿Cuál sería entonces su consejo para cambiar las actitudes culturales?
– Es difícil dar consejos a esta altura del partido porque intentar educar a los estudiantes cuando ya están en el nivel universitario es demasiado tarde. Hay que empezar desde una edad más temprana. Incluso en el jardín de infantes se tiene que incentivar una cultura de hacer preguntas, de poner en tela de juicio las cosas.
En el jardín de infantes se tiene que incentivar una cultura de hacer preguntas, de poner en tela de juicio las cosas.
– ¿Cuáles serían entonces sus consejos para estimular el ambiente de innovación?
– También es difícil de decir, porque la innovación es un proceso social, en el que se combina conocimiento y experiencia de distintos campos para poder crear algo nuevo. Por ejemplo, nosotros organizamos concursos nacionales, como los Hackhatons y los BizTEC, a los cuales se presentan muchos grupos de estudiantes, a los que se les brinda herramientas de investigación y se les pide que presenten soluciones a problemas concretos en terrenos como polución, recursos de agua, alimentos o vehículos inteligentes. No nos interesa cuál es el problema que quieran enfrentar, sino que vengan con una solución. Tenemos muchos programas de este tipo, y por lo que vi es algo que no está desarrollado en el sistema universitario de América del Sur. Esto debería ser parte de los programas universitarios. Puede ser formal o informal, pero hay que incorporarlo en la experiencia de los estudiantes.
– Me decía que algo que le llamó la atención en Argentina es la gran masa de estudiantes de la Universidad de Buenos Aires…
– Sí, para mí es difícil de entender. Porque la única manera de alcanzar la excelencia académica es aplicar ese mismo criterio, el de la excelencia, al reclutar profesores y estudiantes. Cuando pregunté cuántos alumnos hay en la Universidad de Buenos Aires me dijeron que son alrededor de 200.000 [en realidad son casi 300.000]. Cualquiera puede ser aceptado, cualquiera puede estudiar por el tiempo que quiera. Para mí, eso es contraproductivo. Se gasta tanto dinero en educar personas que se anotan en la universidad sin ninguna razón. Es un sistema que también se ve en algunos países europeos.
Yo sé también que en Argentina y en otros países de América Latina la educación universitaria es gratuita. Aquí en el Technion los estudiantes pagan muy poco, casi nada, unos 2.800 dólares de matrícula al año y si el alumno tiene problemas económicos siempre se encuentra una forma de ayudarlo. No hay ni un solo alumno que no pueda estudiar con nosotros por razones económicas. Pero a los estudiantes los elegimos en base a sus logros. No creemos en la "acción afirmativa", nadie tiene más chances por el color de su piel, género o religión. Solamente en base a la performance. Así es como se construye una universidad de primera clase mundial.
Para la educación masiva en Israel se encontró una solución con la apertura de una universidad que acepta a todos los alumnos, se llama la Universidad Abierta, y da clases a distancia. Brinda una muy buena educación, incluso algunos luego llegan al Technion. Pero si se quiere lograr excelencia, entonces hay que ser selectivo. No se puede manejar 200.000 estudiantes, no hay manera. Aquí tenemos solamente a los mejores estudiantes de Israel. Les damos una educación de excelencia. Entonces, el producto es startups, emprendedores, innovación…
Yo sé también que en Argentina y en otros países de América Latina la educación universitaria es gratuita. Aquí en el Technion los estudiantes pagan muy poco, casi nada, unos 2.800 dólares de matrícula al año y si el alumno tiene problemas económicos siempre se encuentra una forma de ayudarlo. No hay ni un solo alumno que no pueda estudiar con nosotros por razones económicas. Pero a los estudiantes los elegimos en base a sus logros. No creemos en la "acción afirmativa", nadie tiene más chances por el color de su piel, género o religión. Solamente en base a la performance. Así es como se construye una universidad de primera clase mundial.
Para la educación masiva en Israel se encontró una solución con la apertura de una universidad que acepta a todos los alumnos, se llama la Universidad Abierta, y da clases a distancia. Brinda una muy buena educación, incluso algunos luego llegan al Technion. Pero si se quiere lograr excelencia, entonces hay que ser selectivo. No se puede manejar 200.000 estudiantes, no hay manera. Aquí tenemos solamente a los mejores estudiantes de Israel. Les damos una educación de excelencia. Entonces, el producto es startups, emprendedores, innovación…
Si se quiere lograr excelencia, entonces hay que ser selectivo. No se puede manejar 200.000 estudiantes
– Teniendo en cuenta estos problemas que observó durante su visita, ¿es realista pensar que los países de América Latina se puedan poner a tiro de las naciones desarrolladas en materia de educación e innovación?
– Si ponen la excelencia como uno de los muy principales objetivos de sus universidades, entonces sí. Absolutamente no hay dudas de que existe el talento. Pero no puede haber un acercamiento "socialista" a la ciencia, no se puede repartir el presupuesto de manera "equitativa" entre todos, hay que identificar dónde están las ventajas relativas e invertir ahí. Y reclutar los mejores profesores, los mejores estudiantes y darles los mejores medios.
Realmente creo que si las políticas son correctas, y si las universidades son alentadas a hacerlo, se puede lograr. Lo que sí no puedo visualizar es cómo una universidad de 200.000 estudiantes puede convertirse en una casa de estudios de primer nivel internacional si no crea centros de excelencia.
Israel lo resolvió con la Universidad Abierta. Ahora hay dos caminos. Por un lado, la Universidad Abierta acepta a todo el mundo, más allá de sus condiciones. Por el otro, los estudiantes más capacitados vienen al Technion o a universidades del mismo nivel. Y aquellos que logran terminar sus estudios en la Universidad Abierta y quieren seguir adelante, también pueden hacer estudios de grado en las universidades de élite.
Realmente creo que si las políticas son correctas, y si las universidades son alentadas a hacerlo, se puede lograr. Lo que sí no puedo visualizar es cómo una universidad de 200.000 estudiantes puede convertirse en una casa de estudios de primer nivel internacional si no crea centros de excelencia.
Israel lo resolvió con la Universidad Abierta. Ahora hay dos caminos. Por un lado, la Universidad Abierta acepta a todo el mundo, más allá de sus condiciones. Por el otro, los estudiantes más capacitados vienen al Technion o a universidades del mismo nivel. Y aquellos que logran terminar sus estudios en la Universidad Abierta y quieren seguir adelante, también pueden hacer estudios de grado en las universidades de élite.
jueves, 21 de marzo de 2019
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lunes, 4 de marzo de 2019
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