Hola, soy Leonardo Liberman.
Te invito a visitar mi Blog, en el que propongo temas de interés general.
Podes mandarme tu comentario al E-mail elmiradornocturno@gmail.com
Foto de portada: Magdalena Viggiani.
Hola. Es un gran gusto para mí anunciarles que a partir del martes que viene, el 7 de
julio a las 12:00, va a comenzar una nueva sección en el Blog. Un segmento, en el que una
vez por semana habrá un programa musical en formato Radio.
La Música de Todos los Tiempos, va a contener rarezas
musicales de distintos géneros, programas especiales dedicados a músicos y
compositores. Te invito a que viajes conmigo al mágico mundo de la música, que
nos llevará por distintos países, ciudades, lugares y épocas. También lo vas a
poder seguir en distintas plataformas.
Stanley Clarke nació en Filadelfia, Estados Unidos, el 30 de
junio de 1951. Bajista y contrabajista.
En su infancia tocó acordeón, violonchelo y violín. Trabajó
en bandas de Rythm and Blues y de Rock durante la adolescencia. A comienzos de
la década de 1970, en Nueva York tocó con el saxofonista Pharoah Sanders. También
trabajó con Gil Evans, Mel Lewis, Horace Silver, Stan Getz, Dexter Gordon y Art
Blakey. Un hito en su carrera lo marcó cuando se unió a Chick Corea en su grupo
Return to Forever. El grupo se definió como un cuarteto de fusión orientado
hacia el Jazz Rock, y Stanley Clarke, desde el bajo eléctrico, se convirtió en
una fuerza influyente. Con George Duke formó The Clarke/Duke Project, un grupo
de funk. También se destacó como compositor de bandas sonoras, y continuó
incursionando el otros géneros diferentes, presentándose o grabando con músicos
como Paul McCartney, Stewart Copeland, Jean Luc Ponty, Al Di Meola. En 1999
junto al baterista Lenny White, formaron la banda Vertú, invitando a
prestigiosos músicos como Richie Kotzen,
Rachel Z, y Karen Briggs. Este grupo de Jazz Fusión fue el más cercano
exponente a la esencia musical de Return to Forever. En 2007 presentó Thunder
junto con otros dos bajistas: Marcus Miller y Victor Wooten. En 2008 iniciaron
una gira que comenzó en Estados Unidos, y finalizó el 31 de octubre en Almería,
España.
A continuación, celebramos el cumpleaños de Stanley Clarke
con uno de los éxitos con el grupo Return To Forever: Hymn Of The Seventh
Galaxy.
Frank Henry Loesser nació en Nueva York, Estados Unidos, el
29 de junio de 1910, y murió en su ciudad, el 28 de julio de 1969. Libretista,
compositor y letrista.
La primera canción de Loesser fue In Love with the Memory of
You, publicada en 1931. En 1934 compuso 2 canciones exitosas: Junk Man, grabada
por Benny Goodman con la cantante Mildred Bailey, y I Wish I Were Twins,
grabada por Fats Waller. En 1936 se trasladó a Hollywood, donde trabajó con
Hoagy Carmichael, Burton Lane, Jule Styne y Jimmy McHugh. Durante la Segunda
Guerra Mundial, se alistó en la Fuerza Aérea del Ejército y continuó
escribiendo letras para películas y canciones para los soldados en los
distintos frentes. En 1948 estrenó en Broadway su primer musical, Where's
Charley?, y en 1952 fue llevado al cine. En 1949 ganó un Premio Oscar por Baby
It's Cold Outside. En 1950 produjo Guys and Dolls, ganó el Premio Tony al Mejor
Musical, y en 1955 fue llevado a la pantalla grande, y está considerado como
uno de los más ingeniosos musicales. En 1956 le siguió The Most Happy Fella. En 1962, How to Succeed in
Business Without Really Trying, ganó un Premio Pulitzer. Escribió
canciones para más de 60 películas, muchas de las cuales se convirtieron en
estándares.
A continuación, recordamos a Frank Loesser en el día
de su nacimiento, con la canción A Woman in Love, interpretada por Marlon
Brando y Jean Simmons, de la película Guys And Dolls, de 1955.
Cristofano Malvezzi, también conocido como Cristoforo
Malvezzi, fue bautizado en Lucca, Italia, el 28 de junio de 1547, y murió en
Florencia, Italia, el 22 de enero de 1599. Organista y compositor.
A partir de 1551 vivió en Florencia, en 1562 entró al servicio
de los Médici. Ocupó varios puestos como organista, tuvo varios alumnos, entre ellos Jacopo Peri. A partir de
1573 fue maestro di cappella en la catedral, y también en San Giovanni
Battista, que era el puesto más alto para un músico de la ciudad. Como
compositor escribió 3 libros de madrigales, 1 libro de ricercares, y 2 obras sacras.
Compuso numerosos intermedi que escribió para los Médici y para otros miembros
de la aristocracia. Una de las obras más importantes de su tiempo, fue la
puesta en música del O fortunato giorno, un intermedio, para treinta voces,
divididas en siete coros espacialmente separados, y que fue utilizado para una
boda aristocrática.
A continuación, recordamos a Cristofano Malvezzi en el día
de su nacimiento, con un intermedio de La Pellegrina. Una Stravaganza dei
Medici, en la versión del Taverner Consort, dirigido por Andrew Parrot.
August Conradi nació en Berlín, Alemania, el 27 de junio de
1821, y murió en su ciudad, el 26 de mayo de 1873. Compositor y organista.
Se matriculó en la Academia de Artes Prusiana en Berlín,
allí estudió armonía y composición con Carl Friedrich Rungenhagen, director de
la Sing-Akademie zu Berlin. En 1843 se convirtió en el organista de la Invalidinhaus de Berlín, compuso su primera sinfonía, y una obra titulada Zigeunerpolka
para orquesta, que fue arreglada para piano por Franz Liszt. También se desempeñó como director
de orquesta en Szczecin en 1849, Berlín
en 1850, Düsseldorf en 1852,
Colonia en 1853, y nuevamente en Berlín,
en teatros como el Kroll, el Wallner-Theater y el Victoria-Theater. Trabajó como copista para Franz
Liszt en Weimar entre enero y febrero de 1844, y pasó 18 meses allí entre 1848
y 1849 donde preparó las copias de las versiones iniciales de las obras
orquestales del compositor húngaro, haciendo sugerencias sobre la orquestación.
La relación entre ambos continuó durante varios años. También lo ayudó a formar
un Programa General de todo el repertorio que había interpretado durante sus
años como virtuoso pianista.
Como compositor dejó 8 óperas, 1
ballet, 5 sinfonías, oberturas y cuartetos de cuerda, así como música de baile,
lieder, bocetos de vodevil, y farsas.
A continuación,
recordamos a August Conradi en el día de su nacimiento, con el lied Herzliebchen
mein unterm Rebendach, en la versión del Coro y la Orquesta, dirigida por Harry
Pleva.
A continuación, de Ludwig van Beethoven, el Concierto para Violín,
Violonchelo y Piano en Do Mayor Op. 56, en la versión de Igor Yuzefovich en
Violín, Ng Pei-Sian en Violonchelo y Andrew Litton en Piano y director al frente
de la Orquesta Sinfónica de Singapur.
Clifford Benjamin Brown, más conocido como Clifford Brown,
nació en Wilmington, Delaware, Estados Unidos, el 30 de octubre de 1930, y
murió en Bedford, Pennsylvania, Estados Unidos, el 26 de junio de 1956.
Trompetista.
Nació en el seno de una familia donde la música estaba
presente. Su padre tocaba trompeta y organizó a sus cuatro hijos más pequeños
en un cuarteto vocal. A los 10 años comenzó a tocar la trompeta en la escuela.
A los 13 años su padre le compró un instrumento y le dio clases particulares.
Posteriormente recibió lecciones de Robert Boysie Lowery. A los 15 años fue
influenciado y alentado por Fats Navarro, del que aprendió su técnica virtuosa.
En 1948 ya estaba tocando de forma habitual en Filadelfia. En 1950 sufrió un
grave accidente de tránsito. Durante su hospitalización lo visitó Dizzy
Gillespie y lo inspiró para seguir con su carrera musical. En 1952 realizó su primera
grabación con el grupo de R&B Chris Powell's Blue Flames, al año siguiente tocó
con Tadd Dameron, donde coincidió con el saxofonista Benny Golson. Entre agosto
y diciembre integró la big band de Lionel Hampton, y realizó una gira por
Europa. A comienzos de 1954, grabó algunos solos en Birdland con el quinteto de
Art Blakey, y a mediados de año formó un quinteto con el baterísta Max Roach. El
Quinteto de Clifford Brown y Max Roach fue una marca del estilo hard bop. La
influencia que ejerció sobre los trompetistas de jazz de la segunda mitad del
siglo XX es enorme, salvo en los casos de los trompetistas de la escuela cool,
y de sus antecesores, como Kenny Dorham o Dizzy Gillespie. En las grabaciones de
1952 y 1953 de Miles Davis, se advierten ecos del estilo de Brown. La lista músicos
es muy extensa, los más célebres son Lee
Morgan, Carmell Jones, Donald Byrd, Freddie Hubbard, Blue Mitchell y Louis
Smith. Su influencia en el jazz de las últimas décadas del siglo XX y en el XXI
es evidente en Wynton Marsalis, Terence Blanchard, Nicholas Payton y Roy
Hargrove. Hasta Tom Harrell, cuyo estilo parece alejado del de Brown, ha
reconocido el influjo. Cuando Clifford Brown falleció, Benny Golson compuso una
emotiva canción titulada I Remember Clifford, que se convirtió en uno de los
stándars del jazz.
A continuación, recordamos a Clifford Brown en el día de su fallecimiento, con una de sus interpretaciones: Stardust.
Carly Elisabeth Simon nació en Nueva York, Estados Unidos,
el 25 de junio de 1945. Cantante.
A comienzos de la década de 1960 formó con su hermana Lucy
un dúo: The Simon Sisters, que inicialmente se presentaron en los bares de
Greenwich Village, en Nueva York. Grabaron dos LP, y actuaron durante algunos
años. Posteriormente Carly Simon decidió empezar una carrera como solista folk,
también se dedicó a la composición. En 1971 dos de sus canciones, That's The
Way I've Always Heard It Should Be y Anticipation, se convirtieron en éxitos.
En noviembre de 1972 salió a la venta tercer LP, en él se incluyó su canción
más famosa: You're so Vain, que llegó al puesto Nº 1 de la revista Billboard.
La calidad del disco le valió el Grammy por ser la mejor artista nueva de aquel
año. Continuó con sus presentaciones en favor de varias causas. En enero de
1974 logró un gran éxito con el tema Mockingbird, que grabó con James Taylor. El
simple se convirtió en oro, y detrás de él llegó Haven't Got Time for the Pain,
que llegó a estar entre las diez canciones más populares. En 1977, fuera
contratada para interpretar el tema principal de la película de James Bond La
espía que me amó.
La canción Nobody does it Better estuvo entre las diez más
populares de la lista Billboard. En 1978 Salió Boys in the Trees, que también
fue disco de oro gracias a You Belong to Me y a Devoted to you, cantada a dúo
con James Taylor. Continuó editando un disco por año, y en 1980 como
consecuencia de un exceso de trabajo, sufrió un desmayo por cansancio en medio
de una presentación. Después de eso, sus apariciones en concierto fueron
escasas. En 1986 regresó al top 40 con la canción Coming Around Again, el tema
de la película Heartburn, y en 1988 ganó el Grammy, el Globo de Oro y el Óscar
por Let the River Run de la película Working Girl. En 1990 lanzó un disco de
baladas pop en el que incluía una serie de covers llamado My Romance. Poco
después puso a la venta Have you seen me Lately?, en el que todo el material
era original y uno de sus mejores trabajos desde los 70. En 1994 publicó Letters
never sent y tenía previsto iniciar su primer tour fuera de Estados Unidos, con
presentaciones en España e Inglaterra, pero por razones de salud canceló en
proyecto. Tiempo después retomo sus actividades, continuó con grabaciones y
presentaciones con mucho éxito. En 2003 grabó la banda de sonido de La gran
película de Piglet para los Estudios Disney, lo que le dio otro impulso a su
carrera. Desde entonces hasta la fecha produjo más de diez discos, entre
retrospectivas, canciones para películas y materiales nuevos.
A continuación, celebramos el cumpleaños de Carly Simon con
uno de sus éxitos: Coming Around Again.
A 85 años de su muerte, un recorrido profundo por su carrera: del niño que daba conciertos amateurs en la puerta de su casa al cantor que refundó el género musical, triunfó en Europa y llegó a Hollywood
Por Walter Santoro
24 de junio de 2020
Para comprender el misticismo que rodea a su figura es necesario conocer los años de inmigración que trajeron a Buenos Aires a doña Bertha Gardès y su pequeño hijo Carlos. La infancia del niño que con apenas 7 años se sentaba en la puerta de su casa a cantar y que en su adolescencia lo hacía en casa de familias del barrio del Abasto. Poco después se relacionó con matreros, malevos y compadritos. Su vida como inmigrante que triunfó en Europa y los Estados Unidos, que en pleno apogeo murió en un accidente fatal dando vida al mito.
La Buenos Aires pre gardeliana
Entre fines del siglo XIX y principios del XX ocurrieron fuertes migraciones con distintas intensidades y direcciones. Los principales polos fueron Argentina y los Estados Unidos. Nuestro país aceptó el mayor contingente inmigratorio en relación con su población estable, lo que provocó un impacto colosal desde la organización social e identidad colectiva.
La Buenos Aires moderna comienza a construirse sobre múltiples expresiones culturales y étnicas, con la lucha de una nueva comunidad en formación que añoraba lo perdido: los inmigrantes desde su tierra de ultramar y los nacidos en Buenos Aires desde la tranquilidad colonial de su gran aldea, inmersa en un continuo trastocar de valores, formas de vida, léxicos y arquitectura. Así nacía una nueva Buenos Aires cuyo proceso de integración fue exitoso y pacífico donde las pequeñas comunidades de inmigrantes se ayudaban entre sí y mantenían vigentes las costumbres de sus tierras natales.
La Capital Federal pasó de tener 7% de extranjeros, en 1895, a 50% en 1914. Sumados a los llegados de distintas provincias resulta que sólo un tercio de su población había nacido allí. En esa época el gaucho fue idealizado incluso como reflejo de las virtudes más nobles del ser humano: lealtad, hombría de bien, solidaridad, esfuerzo, sinceridad. En ese contexto, gran parte de la élite local promovió el arte nacional, las tradiciones argentinas, las danzas y los bailes autóctonos de las diferentes provincias, entre ellos el naciente tango.
El cambio de la geografía humana se dio de manera tan drástica y forzó la construcción de nuevas estructuras físicas y simbólicas, y surgieron nuevos paradigmas, comportamiento e ideales. Todos procesos no exentos de dolor y, contrariamente a lo que se afirma, el tango se reveló incapaz de ser soporte para la transmisión de ideas políticas.
Desde el tango se ventilaron conflictos de índole personal surgidos a partir de los choques culturales y sociales, trabajando sobre lo inconsciente y las emociones. Las historias contadas no se relacionaban con la problemática de la inmigración ni de la integración social, pero sí articularon esos conflictos: La Violeta o Giuseppe, el zapatero se refirieron a la inmigración de manera directa aunque fueron las menos en el conjunto de toda la producción tanguera.
Gardel: sus primeros pasos y el fenómeno
Para poder entender por qué el éxito de Gardel impactó en la gran aldea, es necesario contar su historia, similar a la del resto de los migrantes que, al cambiar de país, debieron adaptarse a un paisaje y modo de vida diferentes, y a las nuevas amistades.
Carlos y su madre Bertha Gardès llegaron a Buenos Aires para probar suerte, pero desde la mañana en que pisaron tierra argentina iniciaron una vida distinta y difícil: el pequeño Carlitos debió ser entregado al cuidado de las amigas de su madre para que ella pudiera dedicarse al extenuante oficio de planchadora.
Los hijos de Rosa Corrado de Franchini, que compartieron su infancia con Carlitos, aseguraron que “desde muy chiquito soñaba con ser cantor. Él mismo lo decía. Muchas veces, de noche, cuando se acostaba, lo veíamos en la cama con un pequeño palo, a manera de guitarra, y cantaba las canciones de la época, mientras decía: ¡Yo voy a ser un gran cantor!”.
Según esos relatos, su infancia toda fue así: “Pasamos por él más de un sobresalto. A los siete años se sentaba en las puertas de calle a cantar y enseguida lo rodeaba un mundo de muchachitos y por intermedio de ellos, muchas familias se lo llevaban a sus hogares durante días enteros”. Bertha aseguró que a los 12 años le pedía las llaves de la puerta de calle porque por las noches “tenía un programa”. A esa edad ya daba recitales amateurs en casas de familias u otros sitios.
Como la mayoría de los niños de la época, aquel muchachito morocho, peinado con raya al medio, bastante gordito y de andar desenfadado, pasaba gran parte de su tiempo en la calle, obsesionado en la búsqueda de la oportunidad de hacer algún dinero. A veces mezclándose con amistades no muy santas, que le ocasionaron dificultades con la policía.
En ese cacofónico mundo de contrastes, fue tomando contacto con el lunfardo, con payadores, con músicos de todo tipo y condición. El adolescente Gardel tenía una relación muy cercana con la familia de don Agustín Traverso, dueño de la fonda O´Rondemann, en especial con sus hijos: Constancio, Alberto “Gigio”, José “Cielito” y Félix “Felicín”.
En el Abasto tallaba el payador José Betinotti —autor de Pobre mi madre querida— que escuchaba al jovencito con verdadero cariño y que en 1904 abrió el café Paulín donde acudía mucha gente para oírles cantar un contrapunto o una payada. Betinotti sabía que su partenaire era incapaz de expresarse por improvisaciones y para hacerle salir del compromiso con agilidad elaboró espontáneamente estos versos: ¡Los que me escuchen a mí sabrán el hondo gemir de mi alma sentimental. Pero de otros el sentir lo sabe sólo decir el canto de ese Zorzal! Acto seguido señaló al muchacho ofreciéndole la guitarra y dándole pie para que tomara el instrumento y cantara una de sus estudiadas canciones. A partir de aquella anécdota se populariza su mote El Zorzal o El Zorzal criollo.
Otras grandes influencia para Gardel fueron el uruguayo Arturo De Navas, su gran maestro, y el Gabino “el Negro” Ezeiza, a quien siempre consideró como el mejor cantor de Argentina. También tenía amistad con los primeros bailarines de tango: El Cachafaz, Tarila, El Escoberito, El “Flaco” Alippi y el “Negro” Pavura. Ellos y sus parejas crearon la coreografía que hoy se sigue bailando. Entonces la letra del tango era divertida, provocadora y en la mayoría de los casos, muy soez.
Eran tiempos bravos y Carlitos fue trabando amistad con todo tipo de matreros, malevos, compadritos y personajes variopintos que luego poblarían las letras de sus tangos: “El pardo Agusto”, “El Cordobés”, “El Morocho Aldao”, “El Noy”, algunos de los mencionados por Enrique Cadícamo en el tango homenaje compuesto en 1936.
Una noche de 1911, se produce un encuentro significativo con el cantor José Razzano en la casa del pianista Gigena, detrás del Mercado de Abasto. Aquella reunión dio sus frutos y años más tarde nacía el dúo Gardel-Razzano. El auge del dúo, comienza en diciembre de 1913 en el Armenonville, de allí al teatro, a las giras por toda Argentina, Uruguay, Brasil y Chile… ¡Rumbo a la fama!
En 1917, Carlitos incorpora un nuevo estilo en el tango y populariza los versos del tango Percanta que me amuraste, sobre la melodía de Lita, más tarde titulado definitivamente Mi noche triste. Comienza a dar sentimiento y emoción a la forma de cantar el tango, dando vida a un nuevo género musical: el tango canción.
El 9 de abril de ese año, junto a su inseparable compañero Razzano inicia las grabaciones para la discográfica Max Glücksmann (luego Nacional, luego Nacional Odeón). Los primeros discos salen a la venta en julio e impulsan la difusión del dúo cuya fama comenzaba a crecer. En 1920 están en pleno apogeo: trabajan incansablemente, viajan al interior y a Uruguay. Tres años después llegan a España y desde entonces el tango se enseñoreó en la garganta de Gardel, afirmando su prestigio de intérprete excepcional. Para 1925, habían grabado más de 350 matrices y publicado 171 discos.
En ese año, el dúo se deshace porque Razzano tiene problemas en la garganta que le impiden cantar. Gardel continúa su carrera en solitario mientras su compañero lo acompaña como manager o representante. Siguen compartiendo los gastos y las ganancias como si nada hubiera cambiado, pero, en realidad, cambió todo.
La tecnología discográfica sigue evolucionando y en 1926, Gardel vuelve a grabar muchas de sus canciones exitosas en el nuevo sistema de discos eléctricos que otorgaban una mejor calidad en el audio de reproducción.
En junio de 1927, a bordo del “Conte Verde”, Gardel viaja al Europa por tercera vez: después de una etapa consagratoria en España intenta la conquista en París y el año 1928 se torna en el más fructífero de su carrera hasta entonces. Ya es un hombre de mundo, atrayente y popular. Su nombre está en las más importantes carteleras de París y “su” tango conquista a los franceses desde cada escenario.
Desde allí, su fama llega al resto del mundo occidental. Se avivan las contenidas emociones de inmigrantes y despierta en los criollos el orgullo de pertenecer a esta incipiente comunidad rioplatense. Gardel era el catalizador que unía a todos bajo una cultura en común.
La llegada al cine y la consagración internacional
El cine sonoro comercial nace New York en 1927, pronto la novedosa tecnología llega a Buenos Aires y Gardel ve en ella una oportunidad en el avance de la industria cinematográfica. Antes, había actuado en el film mudo Flor de durazno, rodado en septiembre de 1917.
El 1 de octubre de 1930, Gardel, Razzano y Francisco Canaro constituyen “Unión Argentina”, Sociedad Difusora de Obras Musicales y Cinematográficas.
Poco después, filman quince sketches que le sirven a Gardel como promoción de sus canciones. Once de esos encuadres musicales se estrenan al año siguiente como complemento de la película Luces de la ciudad, de Charles Chaplin.
Pero Gardel buscaba ingresar a escena por la puerta grande. Sabía que el cine podía proyectar su imagen y su voz a todos los rincones del planeta por lo que llevó esas cintas a Europa, donde movería todos los hilos hasta hacerse un lugar en el podio de la cinematografía universal. Y a ese proyecto abocaría todos sus esfuerzos futuros.
Así llega la primera posibilidad de participar en un largometraje de la Paramount, en París. Las luces de Buenos Aires fue el primer film, pero no lo tuvo como protagonista. Error que asumen los productores que sí le dan el papel principal en Espérame, de 1932, que también le dio tiempo para cantar, pero el guión no era bueno y el elenco tampoco aunque las apariciones musicales y actorales de Gardel justificaban todo. Desde entonces, sus películas son un éxito sin precedentes en toda América: el público pide que se repitan, dos o tres veces, las escenas donde canta.
Poco después se asocia con Alfredo Le Pera para que le escriba los guiones y las letras de las canciones. Actúa junto a Imperio Argentina en el corto La casa es seria y en el largometraje Melodía de arrabal, que se convierte en un gran éxito. La Paramount encuentra en Gardel la posibilidad de crecer en el mercado hispano y lo invita a trabajar en los Estados Unidos. En poco tiempo será considerado el sucesor de Rodolfo Valentino. Viaja con Le Pera y crean la sociedad “Éxito Producciones”.
En 1934 comienzan a rodar en New York: la primera experiencia exitosa es Cuesta abajo, sigue la comedia El tango en Broadway; en 1935 filma Tango bar y su mejor película, El día que me quieras, estrenada de manera póstuma. También participa con dos números musicales en el film Cazadores de estrellas.
Las apariciones de Gardel en el cine dan forma definitiva al prototipo de argentino triunfador y crea el modelo en el que nuevas generaciones de argentinos se inspirarán. A ello se suma una gira continental y deslumbra en todas las ciudades donde se presentó, lo que cimentó aún más su fama.
Gardel muere en Medellín, Colombia, el 24 de junio de 1935, en un accidente de avión. Desde entonces es eterno y su figura sigue siendo tal como lo era hasta el momento en que pereció en ese infierno de fuego y de sangre; con la frescura de su voz en los discos, con la “pinta” y la sonrisa de sus fotos... ¡A nadie se le ocurriría imaginarlo de otra manera!
Los fieles amigos que murieron en la misma hoguera fueron Alfredo Le Pera, Guillermo Desiderio Barbieri, Domingo Riverol, José Corpas Moreno, entre otros que siguieron su fatal destino. Se salvó, con graves quemaduras, José María Aguilar, quien falleció en Buenos Aires, años más tarde.
El Mito de Gardel y el deseo de sus seguidores: descansar al lado del ídolo
Trascender es inherente de la existencia del ser humano. Las religiones y la historia surgen en primera instancia para explicar o dar sentido a lo inexplicable, llenando el vacío del desconocimiento, basados en la necesidad fisiológica que tiene cualquier ser humano de cerrar un hecho o explicar un acontecimiento para dar sentido a su existencia. En segunda instancia, continuar su especie o descendencia y parte de ella contiene el sentimiento de pertenencia a una especie o sociedad que pueda y sepa transmitir los rasgos inherentes a la misma, a la siguiente generación.
Carlos Gardel entendió y logró establecer la base de la identidad nacional y la sociedad de la época, integrada en su mayoría por inmigrantes. Otorgó el sentimiento y el orgullo de pertenencia a esa sociedad, distinta de la que habían venido y es de ahí que su muerte trágica estableció el mito. Sumado a ello, el sentimiento de identidad de las clases populares de donde surgió y el reconocimiento de las clases más altas —tras su triunfo en Europa y Estados Unidos— para dar forma a una nueva identidad cultural a todos los argentinos.
Gardel fue el catalizador que unió al inmigrante con esta nueva tierra, pero también parte de nuestra vida, en forma consciente o no, porque cualquiera podía ser considerado Gardel. “¡Sos Gardel!” es la expresión que cualquiera usa si las circunstancias son favorecedoras o “¡Andá a cantarle a Gardel!”, es otra expresión. Gardel ocupa así el espacio del superhéroe idolatrado que nos permite encontrar el punto de apoyo para sentirnos parte de una sociedad. A su corta carrera le sucede el mito, la construcción de su imagen como un fuera de este mundo.
Con la instalación del mausoleo en el Cementerio de la Chacarita, en 1938, coronado por una estatua tamaño real, sus fieles admiradores se nutren de su éxito, forjando su historia en la de Gardel, viviendo sus recuerdos como propios, aunque, en la mayoría de los casos por sus edades, nunca lo conocieron, pero aún así sus historias están atadas a él.
Orgullosos lo recuerdan y, continuando con la tradición de los últimos 85 años, sus seguidores viven un día como él. Cada 24 de junio, en recuerdo de aquel trágico final, interpretan sus canciones, intercambian anécdotas y vivencias junto al Zorzal. Así confirman la importancia de Gardel en sus vidas haciéndolo parte de sus propias historias. Esta pasión llega incluso al deseo de querer descansar después de muertos a su lado en el interior del mausoleo. Su figura eterna se encuentra, para todos ellos, un escalón por encima del de los hombres y un peldaño anterior al de Dios.
*Walter Santoro es presidente de la Fundación Internacional Carlos Gardel.