El sitio www.dbe.rah.es publicó este recordatorio firmado por Manuel Román Fernández
Inzenga Castellanos, José. Madrid, 3.VI.1828 – 29.VI.1891.
Pianista y compositor.
Su madre era cantante aficionada. De ella y de su padre
recibió sus primeras lecciones musicales. Cursó sus estudios en el
Conservatorio de Madrid. También, alternativamente, estudió latín, filosofía,
francés e italiano.
Fue protegido del duque de Osuna, brindándole su ayuda para
entrar en el Conservatorio de París, hasta donde viajó para ampliar su
formación. Tenía entonces sólo catorce años.
Bien recomendado, asimismo, por el embajador español en
Francia, el conde de Toreno, y por Martínez de la Rosa, compuso en sus primeros
meses parisinos algunas piezas musicales y actuó como pianista en varias salas
de conciertos, entre ellas la Pleyel. Tuvo el apoyo de Auber, que dirigía el
Conservatorio de la capital francesa, dándole clases de piano y ofreciéndole su
ayuda. Sin duda, gracias a él fue designado director auxiliar del grupo de
coros de la Ópera Cómica. En 1848, a causa de la Revolución Francesa, se vio
obligado a retornar a España.
En 1851 creó su primera composición importante, en
colaboración con Hernando y Olona, El campamento.
Por esa época fue nombrado archivero de la Sociedad del
teatro Lírico Español.
Fue autor de zarzuelas y composiciones teatrales, entre las
que sobresalen El confitero de Madrid (1851), El castillo encantado, La flor
del Zurguén y Los disfraces (1852), El amor por los balcones y El alma de
Cecilia (1853), La roca negra (1857), Una guerra de familia (1859) y Galán de
noche.
Otras obras suyas, no fechadas, son Batalla de amor, Oro,
astucia y amor, Cubiertos a cuatro reales, Conde y condenado, A casarse tocan,
Por seguir a una mujer, El secreto de una reina, y, en colaboración con
Gaztambide y Hernando, Don Simplicio Bobadilla, Un día de reinado, etc.
Mantenía con varios colegas una sociedad que regentaba el
teatro del Circo, en Madrid. Pero en vista de que sus obras, junto a las de
Oudrid y Hernando, tenían menos éxito que las que representaban los también
autores Gaztambide y Barbieri, se vio obligado a dejar a sus socios.
Consideraron en conciliábulo que no era justo que unos socios estrenaran obras
taquilleras y estuvieran obligados a compartir sus ganancias con otros que sólo
registraban pérdidas.
Fue también maestro de coros del teatro del Circo, en 1854,
año en el que, tras fracasar con su zarzuela El alma de Cecilia, se retiró unas
temporadas, dejando de componer, tras admitir que no acertaba con su limitada
inspiración.
Luego volvió a estrenar, en 1862, una zarzuela, basada en La
vida es sueño, de Calderón de la Barca, ¡Si yo fuera rey!, con libreto de Pina
y Pastorfido, la más popular y aclamada de su producción.
En lo sucesivo, apartado de sus labores de compositor de
música escénica, se dedicó a su tarea docente como profesor en la Escuela
Nacional de Música.
Obras de ~: El campamento; con Hernando y Olona, El
confitero de Madrid, 1851; El castillo encantado; La flor de Zurguén; Los
disfraces, 1852; El amor por los balcones; El alma de Cecilia, 1853; La roca
negra, 1857; Una guerra de familia, 1859; con Pina y Pastorfido: ¡Si yo fuera
rey! Escritos: Ecos de España, Barcelona, Andrés Vidal y Roger, 1874;
Impresiones de un artista en Italia, Madrid, Imprenta a cargo de Víctor Saiz,
1876; El arte de acompañar al piano, Madrid, Viuda de Hernando y Cía., 1890.
Bibl.: VV. AA., Gran Enciclopedia de Madrid, Castilla-La
Mancha, Madrid, Unali, 1982, pág. 1567; M. Gómez García, Diccionario del
Teatro, Madrid, Ediciones Akal, 1997, pág. 426; E. Casares Rodicio, Diccionario
de zarzuela, t. II, Madrid, ICCM, 2002, págs. 41-44.
A continuación, recordamos a José Inzenga en el día de su
cumpleaños, con la canción madrileña La moza del temple, en la versión de Cecilia
Lavilla Berganza, soprano, y Aurelio Viribay en piano.