Adolf Eichmann, el ingeniero del Holocausto al que el
Mossad cazó en la Argentina en una de las misiones más audaces de su historia
Con una identidad falsa llegó a Sudamérica en 1950. Durante
10 años esquivó a la Justicia hasta que un comando israelí lo detectó
11 de mayo de 2018
Adolf Eichman, teniente coronel de las SS. Fue quien organizó la logística para transportar a millones de judíos hacia los campos de concentración |
Solo a unos pocos vecinos de la casa de la calle Garibaldi les
llamó la atención su ausencia. Hacía días que Ricardo Klement no
se dejaba ver en la puerta del número 6067. Ese hombre siempre les resultó
esquivo, intrigante, aunque amable. Sus hijos, en cambio, sí permanecían en la
vivienda y parecía que llevaban adelante su rutina sin alteraciones. Era
mayo de 1960 y faltaba poco para que esa sencilla propiedad conquistara fama
mundial.
A un puñado de metros de la Ruta 202 en la
localidad de San Fernando, en el Gran Buenos Aires, la
casa de tres habitaciones se erigía como una más en el humilde barrio. Su
propietario, Klement, era un alemán que había llegado a
la Argentina luego de la Segunda Guerra Mundial,
hacia 1950. Su vida era normal, como la de cualquier hombre de a pie. No así su
pasado, al que mantuvo encriptado.
Pero la noche del 11 de mayo de aquel año, "el alemán" -de cara angulosa, frente generosa, acento marcado y una semántica confusa- no volvió a dormir a su casa. Tampoco a cenar en la concurrida mesa. Su familia, conocedora de los aterradores secretos que había juramentado sepultar, sospechó que algo había ocurrido con su padre. Pero como el resto del mundo, sabría la verdad recién doce días después.
Adolf Eichmann durante su juicio en Jerusalén, adonde fue trasladado desde la Argentina en mayo de 1960 |
La supieron cuando David Ben Gurión, primer
ministro de Israel, comunicó al Knéset -el
parlamento- que el servicio de inteligencia había capturado al criminal nazi Adolf Eichmannen una misión ultrasecreta en las
afueras de Buenos Aires, donde se refugiaba y huía de la
Justicia bajo una identidad falsa: Ricardo Klement. El
vecino de San Fernando.
Todo Israel celebró la osadía del Mossad,
el organismo que realizó la vigilancia sobre el jerarca de la Alemania nazi
por casi tres años hasta finalmente cazarlo. Fue uno de los golpes más
espectaculares que dio el servicio de inteligencia israelí en el
exterior. Fue el agente Zvi Aharoni quien logró dar con el genocida en
ese remoto vecindario. El plan había sido diseñado por el primer director
del servicio secreto israelí: Iser Har'el.
Isser Har’el, el primer director del Mossad y cerebro de la cacería de Adolf Eichmann en la Argentina |
A las 20:05 de aquella cerrada noche del 11 de mayo
de 1960, Eichmann le pidió al chofer del ómnibus que se
detuviera para descender. Era el vehículo que siempre lo llevaba desde la
planta automotriz donde trabajaba como técnico hasta la Ruta 202 y
Garibaldi. Al bajar del bus de la empresa de transportes 203 debía
caminar los 36 pasos que lo separaban de su casa y cenar con su
familia. No lo consiguió. Ese día, cuando el sol ya no estaba, unos
hombres aparecieron espectrales. Como fantasmas.
Eichmann -aún Klement hasta
ese instante- poseía formación militar y ya sabía de qué se trataba. No se
resistió. El hombre que se deleitó cazando judíos era ahora la presa. Había
pasado la última década mirando hacia atrás a cada instante por sobre su hombro
para ver si alguien lo seguía. Si alguien lo acechaba. Imaginó más
de una vez cómo darían con él. En ese momento tenía frente a sí a agentes
entrenados como robots. Implacables. Sin cometer errores. Y supo de inmediato
que eran israelíes.
Adolf Eichmann durante su exposición en el juicio en Jerusalén. Fue condenado a la horca. Murió el 31 de mayo de 1962 |
Sus captores lo introdujeron a un automóvil. El mismo desde
el cual esperaron que descendiera del ómnibus. Desde San Fernando condujeron
con el prisionero hacia un apartamento que tenían en Buenos Aires,
a unos cuarenta minutos de allí. Un sitio de seguridad, como los
identifican los espías. Lo mantuvieron cautivo durante nueve noches y en
los prolegómenos de la celebración por el 150 aniversario de la Revolución
de Mayo decidieron concluir su plan en la Argentina y volar a su
tierra.
Bajo los efectos de alucinógenos y medio dormido, lo introdujeron
nuevamente a un vehículo con el que operaba el Mossad en la
capital argentina. Los efectos de las drogas durarían lo suficiente. Manejaron
hasta el Aeropuerto Internacional de Ezeiza y lo subieron a un
avión de la línea aérea El-Al, de bandera israelí, como un militar
más. Camuflado en un uniforme. "Está borracho", convencieron
los oficiales que lo trasladaban a las autoridades migratorias para justificar
que estaban subiendo a una persona inconsciente a una aeronave. El
falso pasaporte hizo el resto, facilitando los trámites. En ese avión,
además, viajaría Abba Eban, el canciller israelí, quien había
visitado la Argentina por las celebraciones patrias.
Aquel borracho era nada menos que un
criminal nazi. Uno de los más siniestros y arquitecto de la maquinaria asesina
que terminó con la vida de millones de judíos. Uno de los más buscados.
Una vez en el interior del avión se lo ingresó esposado en
una celda que estaba acondicionada para tal evento. Era
la madrugada del 21 de mayo cuando el avión partió hacia Israel. Dos
días después, Ben Gurión revelaría al mundo que otro criminal
de guerra nazi había estado viviendo en la Argentina. El otro del
que habían tenido pruebas, el siniestro médico Josef Mengele, nunca fue
extraditado y huyó a Brasil una vez que el Mossad lo
descubrió en el sur del continente americano.
Esta vez, el otro jerarca no se les escaparía. Para eso, la
misión debería ser ultrasecreta. En la Argentina nadie supo de
la infiltración de los comandos que se llevaron a Eichmann. Mucho
menos conocimiento tuvieron de que durante casi tres años vigilaron su
vivienda. Conocían al milímetro cada paso que daba el veterano asesino en San
Fernando. Tanto que el día de la captura, Klement no
llegó a la esquina de 202 y Garibaldi en el bus de todos los días, sino en el
siguiente. Por un momento creyeron que había descubierto el plan y huído.
Pero no.
El Gobierno del por entonces presidente Arturo Frondizi
se enteró de la misma manera que los vecinos de Klement del
operativo. Fue un duro golpe a la autoridad y a la imagen estatal y generó
una grieta diplomática entre ambos países.
Eichmann nació en Solingen, Alemania, el 19 de marzo de
1906. Con 44 años llegó la Argentina, donde se instaló bajo un
nombre falso con su familia en esa localidad del Gran Buenos Aires.
Casado con Veronika Liebl, tuvo cinco hijos: Klaus, Horst, Dieter,
Ricardo y Nicolás. Nadie sabía que el alemán de pocas palabras era en
realidad uno de los grandes responsables de la maquinaria asesina de Hitler.
Treblinka, uno de los campos de concentración desparramados por toda Europa por la Alemania nazi. Adolf Eichmann fue el encargado del traslado de millones de judíos a su exterminio |
Durante sus años de gloria como jerarca ascendió hasta el
rango de teniente coronel de las SS, el brazo militar-político de
la Alemania nazi, encargado de la pureza ideológica y racial en las
fuerzas que combatían en nombre del macabro Führer.
Enrolado desde el 1 de abril de 1932 en las SS,
pronto logró notoriedad y ascensos. Hasta convertirse en una mano derecha
de Hitler en el exterminio de judíos. Fue el encargado de
organizar nada menos que la logística de transportes de las víctimas a
los campos de concentración desparramados por toda Europa. Él
era quien tenía a su mando la deportación de los judíos y la construcción de
las cámaras de gas con la que se terminaba con sus vidas.
El juicio contra Eichmann comenzó en Jerusalén
el 11 de abril 1961, casi un año después de su captura en Buenos
Aires. Se lo acusó de crímenes contra la Humanidad, y un centenar de
sobrevivientes del Holocausto dieron testimonio contra
él. Su defensa fue poco digna: dijo que lo hacía cumpliendo órdenes de
Hitler.
El 11 de diciembre de ese año fue condenado. Cuatro días
después se conoció la sentencia: muerte. La misma con la que había estado tan
emparentado. Con la que se había enamorado. Sería ahorcado en el penal
de Ramla, justo en el centro de Israel. El reloj marcaba que habían
pasado pocos minutos después de la hora cero del 31 de mayo de 1962.