Raymond Murray Schafer nació en Sarnia, Canadá, el 18 de julio de 1933, y murió en Peterborough, Ontario, Canadá, el 14 de agosto de 2021. Compositor, escritor, educador, pedagogo musical y ambientalista.
El sitio www.icb.ifcm.net
publicó este recordatorio firmado por Brett Scott.
Raymond Murray Schafer
Breve Biografía
Por Brett Scott, Director Coral y Profesor
Raymond Murray Schafer nació el 18 de julio de 1933 cerca de
Toronto, Ontario, Canadá. Su primerísima exposición a la música fueron las
lecciones de piano, que inició a los seis años de edad por insistencia de su
madre. A pesar de que, en general, detestaba estas lecciones, perseveró el
tiempo suficiente para obtener una Licenciatura en Piano del Royal Schools of
Music (su único certificado de música formal). Una experiencia mucho más
significativa para él fue su participación en el coro de una iglesia anglicana
local, lo cual le despertó un interés de por vida en la composición de música
coral. A los quince años comenzó sus lecciones de teoría con el renombrado (y
controvertido) compositor y profesor canadiense, John Weinzweig, con quien
continuó durante su paso por la secundaria y sus dos años en el Real
Conservatorio de Música y en la Universidad de Toronto. Después de una expulsión
abrupta de esa universidad (al haberse negado a disculparse por su
“comportamiento maleducado” con cierta autoridad), Schafer partió a Austria
para estudiar música en la Academia de Viena y viajó por Europa oriental, donde
conoció a Kodaly y conoció la música típica de Hungría y Rumania.
Luego de un breve
regreso a Canadá, Schafer viajó a Londres, donde estudió composición con Peter
Racine Fricker. En 1961, retornó a Toronto y trabajó en la filial local del
Centro de Música Canadiense, donde catalogaba y duplicaba partituras de
compositores canadienses contemporáneos. Insatisfecho con el escenario musical
de la ciudad, Schafer se unió con varios compañeros compositores y juntos
formaron el influyente ciclo de Ten Centuries Concerts, diseñado para exponer
al público a la música del siglo XI hasta el siglo XX que había sido
olvidada.
Luego de un período de dos años como artista residente de la
Universidad Memorial en San Juan de Terranova, Schafer comenzó a trabajar en la
facultad de la Universidad Simon Fraser, recientemente establecida en Columbia
Británica. Fue miembro fundador del Centre for the Study of Communications and
the Arts, una organización diseñada para romper las barreras entre el arte y la
ciencia. Durante los diez años que trabajó en la universidad, Schafer adquirió
reconocimiento nacional como compositor a través de presentaciones en los
festivales de Tanglewood y Aldeburgh y de sus composiciones por encargo para
importantes orquestas canadienses. Desarrolló el campo de los estudios sobre
paisajes sonoros y obtuvo renombre internacional por sus artículos sobre
educación musical.
En 1975, Schafer renunció a su trabajo en la Simon Fraser y
se mudó a una casa de campo abandonada, en la zona rural de Ontario, esperando
vivir de la composición y aceptando, en muchas oportunidades, el cargo de
profesor invitado. Entre uno y otro trabajo por encargo, dedicó buena parte de
su energía compositiva a su obra, Patria, un extenso ciclo dramático/musical
dividido en doce partes. En 1984 abandonó Ontario por St. Gallen, Suiza. Allí
permaneció dos años para luego retornar a Toronto y, de nuevo, a la Ontario
rural. Desde su regreso a Canadá, ha estado realizando numerosas composiciones
corales e instrumentales por encargo a
nivel nacional e internacional. Es
invitado frecuentemente como conferencista y educador en Canadá y otras
partes del mundo; América del Sur y Asia, en particular. Se ha centrado
principalmente en completar y producir el ciclo Patria, varias de cuyas partes
han sido ya presentadas en Canadá y en el mundo. Schafer continúa recibiendo el
reconocimiento de su país natal. Cabe mencionar las celebraciones nacionales en
conmemoración de sus 70 y 75 cumpleaños.
Composiciones corales
Raymond Murray Schafer escribió más de cuarenta obras
corales: desde dramas musicales extensos hasta piezas cortas para cuarteto
vocal. Además realizó virtuosas
composiciones por encargo para ensambles como King’s Singers, BBC Singers, y
Orphei Dränger y también escribió obras simples de manera colaborativa para
grupos amateur de la comunidad. Se destacan, especialmente, sus composiciones
para cantantes jóvenes. Piezas como Epitaph for Moonlight y Gamelan se han
convertido en sus obras más populares. Numerosas influencias, que pueden ser
más precisamente etiquetadas como inquietudes compositivas, se evidencian en su
producción artística en general y en sus piezas corales en particular.
Schafer escribió ampliamente sobre los fundamentos
filosóficos de su ciclo dramático/musical, Patria. Las dos colecciones más
importantes de estos artículos son Patria and the Theatre of Confluence y
Patria: The Complete Cycle, el cual incorpora material de la publicación
anterior. El concepto de “Teatro de Confluencia” (su término) abarca no sólo
aquellas composiciones corales escritas para Patria, sino también piezas que no
están específicamente ligadas al ciclo. La propuesta de Schafer de fusionar las
artes toma conceptos de Wagner y de los trabajos de Berthold Brecht, pero va
más allá de esos modelos. Las distintas disciplinas artísticas (visual,
teatral, sonora, danza) se entrelazan en sus composiciones. A veces, se mueven
juntas y otras, a contrapunto; a veces, aisladas o claramente diferenciadas. En
las composiciones corales, las artes visuales y la música se combinan a través
del uso de la notación gráfica en sus extraordinarias partituras artesanales.
(Snowforms es un ejemplo excelente). El
movimiento se incorpora a sus composiciones frecuentemente (Hear Me Out), y,
por lo general, el público lo capta de manera física. Sus composiciones corales
más extensas (Apocalypsis, Jonah, In Search of Zoroastor) incorporan disfraces
y puestas en escena, y se inclinan hacia el ámbito del drama musical sacro. Son
pocas las piezas corales que incluyan sólo elementos estrictamente musicales.
En una declaración presentada en el International Music
Congress del International Music Council de la UNESCO, en 1971, R. Murray
Schafer estableció cuatro objetivos principales para lo que él denomina
“educación musical creativa”. En su opinión, la educación musical debe
descubrir el potencial creativo que los niños posean para hacer música propia;
introducir a los estudiantes de todas las edades a los sonidos del entorno;
descubrir el lugar de encuentro donde confluyan todas las artes; y desarrollar
armoniosamente, y explorar las maneras en las que las filosofías orientales
pueden utilizarse para capacitar a los artistas y músicos occidentales. Su
actitud frente a estos objetivos puede apreciarse en varias de sus
composiciones para jóvenes cantantes o coros amateur de la comunidad. Muchas de
las composiciones en el ciclo de Patria (su “lugar donde confluyan todas las
artes”) están escritas para cantantes jóvenes solistas y coros juveniles. La
utilización de la notación gráfica en sus composiciones para los jóvenes es
resultado directo de su filosofía según la cual “necesitamos… un sistema de
notación, cuyas nociones básicas puedan enseñarse en quince minutos, para que
luego, la clase sea capaz de sumergirse
de lleno, rápidamente, en la creación de
música en vivo.” Las partituras gráficas incorporan con frecuencia elementos de
la notación tradicional, ya sean compases o indicaciones rítmicas (Epitaph for
Moonlinght, Minnewanka), o tonos (Snowforms), pero el principio subyacente es que
el sistema de notación permita a los estudiantes participar en la realización
de la composición de manera activa y creativa.
En 1972, Schafer fundó el World Soundscape Project como la
culminación de varios años de investigación sobre la relación entre el hombre y
su entorno acústico. Además de su anhelo educativo de introducir a las personas
a los sonidos de su entorno, el trabajo de Schafer sobre el paisaje sonoro
surgió de su preocupación por la contaminación acústica y del deseo de
encontrar un enfoque positivo al problema. (La primera publicación oficial del
World Soundscape Project fue El libro del ruido). Los estudios sobre el paisaje
sonoro buscan abordar temáticas como el oscurecimiento de los sonidos naturales
causado por los sonidos mecánicos; el problema de los motores de combustión
interna y la contaminación sónica del cielo producida por las aeronaves. Los
dos textos definitivos de Schafer sobre los estudios del paisaje sonoro son The
Tuning of the World (reimpreso como The Soundscape) y Voices of Tyranny,
Temples of Silence. En sus obras, Schafer apunta a acercar la música al paisaje
sonoro de la vida contemporánea: una modificación en la antigua tradición
occidental de separar la música como placer abstracto o estético despojado de
otros propósitos o funciones; idea muy diferente de las de tradiciones de
muchas otras culturas. Numerosas obras corales de Schafer reflejan no solamente
su investigación sobre el paisaje sonoro, sino también una inquietud sobre el
hecho de que la humanidad moderna está distanciándose cada vez más del mundo
natural. Varias composiciones corales describen los sonidos naturales o
imaginados y los paisajes sonoros (A Garden of Bells, Fire, Once on a Windy
Night), o transforman los fenómenos visuales en experiencias auditivas (Epitaph
for Moonlight, Sun, Snowforms). Un punto en común a lo largo de todos estos
trabajos es el uso del lenguaje onomatopéyico, porque según Schafer, “en el
vocabulario onomatopéyico, el hombre se une al paisaje sonoro que lo rodea,
haciendo resonar sus elementos.”
La utilización del vocabulario onomatopéyico es producto de
su extensa consideración sobre el lenguaje y la relación del mismo con la
música. Schafer utiliza, con frecuencia, palabras según su sentido
onomatopéyico o simplemente debido a sus hermosos sonidos (Beautiful Spanish
Song establece una lista de palabras en español
que son “hermosas”, sin relacionarlas con sus significados). Puede
utilizar múltiples lenguajes del mundo en una sola composición (Sun),
colecciones de palabras de los pueblos originarios estadounidenses (Minnewanka,
Snowforms), o lenguajes recientemente creados (Epitaph for Moonlight). En otras
composiciones, Schafer va más allá de las palabras como sonidos. En sus
artículos, generalmente, trata de las creencias de las sociedades antiguas en
los poderes mágicos del habla y el canto, y cita ejemplos de muchas historias
creacionistas que describen a Dios creando por medio del sonido o el habla.
Resume sus teorías sobre este tema de la siguiente manera: “A través del
razonamiento homeopático, por el cual, cualquiera que pueda imitar el sonido
específico de un objeto tiene posesión de la energía mágica con la que ese
objeto está cargado, el hombre primitivo cultivaba su vocalización y su música
para influenciar la naturaleza en beneficio propio.” Schafer explora estos
conceptos de manera extensa en Patria Epilogue: And Wolf Shall Inherit the
Moon. En este proyecto anual de una semana de duración, que se desarrolla en la
tierra indómita de Ontario, los participantes inventan cánticos y melodías en
respuesta al paisaje natural. Su exploración publicada y más conocida de estos
conceptos son las piezas Magic Songs,
concebidas para llamar la atención a aspectos del mundo natural, destruidos o
descuidados por la humanidad. Schafer las denomina canciones mágicas “porque no
sólo reflejan la naturaleza, sino que también interactúan con ella e intentan
influenciarla”.
La atracción de R. Murray Schafer por las culturas y
filosofías no occidentales comenzó mucho antes de su interés en las sociedades
prehistóricas. Varias de sus composiciones corales reflejan un interés en la
filosofía oriental que data de sus años como estudiante. Dos poetas influyentes
de esta tradición fueron Jalal al-Din Rumi, a quien Schafer leyó por primera
vez durante un viaje a Irán en 1968, y Rabindranath Tagore. Schafer también
incluyó textos del hinduismo (el Bhagavad Gita en Gita), budismo (el Bardo
Thödol en From the Tibetan Book of the Dead
y el Digha Nikaya en The Death of the Buddha) y el zoroastrismo (en In
Search of Zoroaster). Varias de estas filosofías orientales se fusionaron con
escritos gnósticos y herméticos para crear los libretos, no solamente de
algunas secciones de Patria, sino también de importantes composiciones corales
como The Fall Into Light. Cuando Schafer elige textos del canon cristiano,
generalmente lo hace en reacción al drama de los textos. Esto se puede apreciar
en las composiciones corales extendidas Apocalypsis Part I: John’s Revelation y
Jonah.
Por medio de la integración de sus múltiples inquietudes
sociales y artísticas, Schafer ha sido capaz de crear una voz compositiva
individual y sofisticada. En sus numerosas composiciones corales, estos
elementos se ordenan de distintas maneras para que no haya dos composiciones
iguales. A lo largo de su carrera profesional, dedicó una buena parte de su
energía compositiva a crear música coral para casi todos los niveles y
combinaciones de voces. El resultado es una contribución importante y valiosa
al canon musical contemporáneo; contribución que puede ser explorada ricamente
por los directores corales en cada lugar y cada cultura del mundo.
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con Miniwanka, o Los momentos del agua, en la versión del Coro Eufonia Kristin
School, dirigido por David Squire.