El Diario La Voz, en su edición digital, publicó esta
información.
Tristeza. Murió Mísia, la cantante portuguesa que renovó el
fado con espíritu inquieto
Tenía 69 años. Lega una discografía de 15 títulos, en la que
colaboró con artistas de diferentes extracciones y en la que musicalizó textos
de José Saramago, Fernando Pessoa o António Lobo Antunes.
28 de julio de 2024,
Murió Mísia, la cantante portuguesa que renovó el fado con
espíritu inquieto
Mísia, alucinada en estudio. (Instagram @ misiafado)
Este sábado y en Lisboa, falleció la cantante portuguesa
Mísia, una de las máximas exponentes del fado contemporáneo.
Su deceso se produjo por las complicaciones derivadas de un
cáncer. Tenía 69 años de edad.
Nacida en Oporto en 1955, Susana María Alfonso de Aguiar,
nombre real de la artista, hizo dialogar al tradicional género portugués con
otras tendencias y adoptó su nombre artístico en homenaje a Maria Zofia Olga
Zenajda Godebska, conocida por el diminutivo polaco de Mísia y musa del pintor
catalán Josep María Sert.
Redacción LAVOZ
La lectura de una biografía de Zenajda Godebska la llevó a
tomar esta decisión.
Por tener madre catalana, Mísia vivió su juventud entre
Madrid y Barcelona. En ese período, trabajó en un cabaret y participó en la movida
madrileña, experiencias que sedimentaron para los actos arrojo que tuvo en el
futuro.
El País de Madrid destaca que Mísia lega una quincena de
discos que “revelan su curiosidad, su osadía y su potencia artística”.
“Demasiada osadía y demasiada potencia para los patriarcas
de la tradición, que la ningunearon y despreciaron durante años en Portugal
mientras ella llevaba al fado por escenarios internacionales donde nunca había
estado. La adoraron en Alemania, Francia, España...”, suma el diario madrileño
sobre lo construido por Mísia desde que volvió a Portugal al inicio de su
treintena.
Tereixa Constenla, autora del obituario de El País, destacó
en su cuenta de X que Mísia desafió el purismo del fado y fue más profeta en
Japón que en su tierra. También, que por sus 15 discos pasaron Saramago, Iggy
Pop, Aute o Lídia Jorge. “Desafió a la depresión, amó a los hombres equivocados
y sobrevivió a la violencia de género. No imitó a nadie”, completó la
periodista.
Su primer álbum llevó su nombre, Mísia, y fue lanzado en
1991, con canciones escritas por José Niza o José Carlos Ary dos Santos.
Sus aventuras artísticas hicieron que proyectara su
expresión hacia el tango y el bolero, y a que cantara en francés, napolitano,
catalán y español. Además de interpretar a cantautores afines, Mísia solía
musicalizar textos de José Saramago, Fernando Pessoa o António Lobo Antunes.
Otro de sus grandes espasmos discográficos se produjo en
2015, año en el que lanzó un álbum doble dedicado a Amália Rodrigues, su mayor
referencia.
Esa obra fue titulada Para Amália y está considerada como
maestra del fado.
Pese a ser diagnosticada con un cáncer un año después, Mísia
siguió adelante con su carrera, algo que está testimoniado en Pura vida (2019)
y Animal sentimental (2022).
La noticia de la muerte de Mísia la dio Richard Zimler,
escritor estadounidense afincado en Portugal. “Estoy destrozada, porque mi
vieja amiga, la cantante Mísia, acaba de dejarnos. Se fue en paz, dulcemente,
sin dolor”, se lee en el perfil de Facebook de Zimler.
En su página de Instagram, el Museo del Fado también recordó
a Mísia como una “artista pionera, intensa, poderosa, intrépida” que “nunca
necesitó certificados de legitimidad estética para trazar su propio camino”.
“A lo largo de las décadas, trazó un camino muy rico
salpicado de giras en los escenarios más importantes del mundo. En algunas de
ellas, fue la primera artista en pisar después de Amália Rodrigues, 15 o 20
años después”, suma esa despedida.
“Tuvo estrecha relación con los más grandes escritores
portugueses y poetas contemporáneos, dialogó con otras disciplinas artísticas
(cine, danza o teatro), colaboró con Bill T. Jones, Sophie Calle, Isabelle
Huppert, Maria de Medeiros, Iggy Pop, Adriana Calcanhotto o Maria Bethânia…
Esas fueron sólo algunas de las múltiples dimensiones de este artista gigante
al que tanto le debemos”, se puede leer en la publicación.
La ministra de Cultura de Portugal, Dalila Rodrigues,
lamentó su fallecimiento en una nota remitida a los medios. “Mísia fue una voz
fundamental en la renovación del fado, sin miedo de experimentar nuevas
sonoridades y abordajes menos convencionales”, dijo la funcionaria.
“Prueba de la forma como granjeó el reconocimiento de sus
pares, nos deja una vasta lista de colaboraciones con músicos de todo el mundo,
que demuestra su versatilidad y su talento”, añadió sobre la cantante que, en
2016, llegó a Buenos Aires para protagonizar el estreno mundial de Giosefine.
Aquel fue un espectáculo teatral inspirado en el cuento
Carta desde Casablanca, del italiano Antonio Tabucchi.
Otro título que da cuenta de su espíritu inquieto es
Passione (2010), documental filmado en Nápoles por el actor John Turturro.
En ese filme, el estadounidense examina la cultura musical
de Nápoles para terminar argumentando que la música de la ciudad ha sido
influenciada por los varios residentes e invasores, desde los antinguos griegos
hasta las tropas americanas que ocuparon Italia en la II Guerra Mundial.
Mísia recibió la Orden del Mérito otorgada por el Gobierno
portugués y la Gran Medalla Vermeil de la Ciudad de París, y fue nombrada
Caballero de la Orden de las Artes y las Letras del Gobierno francés.
También fue galardonada con los premios Amália Rodrigues
(Portugal), Carossone (Italia) y un In Honorem a su carrera de la Academia
Charles Cros (Francia).
A continuación, la recordamos con uno de sus exitos: