viernes, 12 de diciembre de 2025

Toshiko Akiyoshi

 

Toshiko Akiyoshi nació en Dairen, Liaoning, China, el 12 de diciembre de 1929. Pianista, compositora, arregladora y directora de orquesta. 

El sitio www.classicfm.com publicó este artículo firmado por Ally Dunavant.   

¿Quién es Toshiko Akiyoshi? Conoce a la pianista y compositora japonesa que transformó el jazz. 

12 de julio de 2024 | Actualizado: 3 de enero de 2025 

Por Ally Dunavant 

Todo sobre el pianista, compositor, arreglista y director de banda pionero con formación clásica, que ha redefinido un género para siempre. 

Un músico exitoso se conforma con una carrera que dure entre 10 y 15 años. Un músico verdaderamente exitoso tiene suerte si tiene más de 20 o 30 años de actividad. 

Solo los talentos únicos disfrutan de carreras que abarcan más de siete décadas. La gran Toshiko Akiyoshi es uno de esos talentos excepcionales, que sigue de gira a sus 94 años. 

Toshiko Akiyoshi, pianista, compositora, arreglista y directora de orquesta de jazz japonesa-estadounidense, cuenta con 14 nominaciones al Grammy. Fue la primera música japonesa en estudiar en el Berklee College of Music, e incluso protagonizó un documental de 1984, "El jazz es mi lengua materna". 

Fue pionera para la mujer asiática en el jazz, y su formación y técnica clásica la hicieron destacar en una tradición musical dominada por los hombres y cambiante a la velocidad del sonido. 

Entonces, ¿quién es Toshiko Akiyoshi, ¿cuál es su origen y cuál es el alcance de su impacto en la música clásica y el jazz? 

¿Cuáles son los antecedentes de Toshiko Akiyoshi? 

Akiyoshi nació en 1929 en Manchuria, China, en el seno de una familia japonesa. Empezó a tocar el piano a los siete años, tomando clases de música clásica dos veces por semana. 

En 1945, tras la Segunda Guerra Mundial, la familia de Akiyoshi perdió su hogar y regresó a Japón, estableciéndose en la ciudad de Beppu. A los 16 años, ya con una firme pasión por la música clásica, conoció el jazz gracias a un coleccionista de discos local, quien le puso una grabación del pianista de jazz Teddy Wilson interpretando el clásico "Sweet Lorraine". Inmediatamente se enamoró del sonido y comenzó a estudiar jazz. 

Absorta en su recién descubierta pasión por el jazz, pasó gran parte de su adolescencia transcribiendo discos de jazz, deseosa de aprender todo lo posible sobre el piano jazz. A los 17 años, empezó a tocar en una big band en Fukuoka. 

Su vida cambió para siempre a los 22 años. Mientras actuaba en Tokio, el gran Oscar Peterson, destacado pianista y compositor de jazz, se encontraba entre el público. Impresionado de inmediato por su dominio del piano, le pidió a su productor que Akiyoshi grabara su primer álbum con los músicos de confianza de Peterson. 

Lanzado tanto en Japón como en Estados Unidos, su álbum debut, Toshiko's Piano (1954), impresionó a Lawrence Berk, fundador de la escuela Berklee. Al año siguiente, Akiyoshi le escribió una carta a Berk pidiéndole que le diera la oportunidad de estudiar en Berklee. Tras un año de intercambios con el Departamento de Estado y funcionarios japoneses, Berk obtuvo permiso para que Akiyoshi se matriculara. Le ofreció una beca completa y le envió un billete de avión a Boston. En enero de 1956, se convirtió en la primera estudiante japonesa en Berklee. 

Akiyoshi experimentó algunas dificultades debido a su ascendencia japonesa tras mudarse a Estados Unidos. Parte de su público la veía más como una rareza que como una música talentosa, una chica japonesa tocando jazz en Estados Unidos. Akiyoshi declaró al LA Times: «En aquella época, una mujer japonesa tocando como Bud Powell era algo muy novedoso. Así que toda la prensa, toda la atención, no se debía a mi autenticidad... sino a mi rareza». 

A pesar de la recepción mixta que experimentó inicialmente, se hizo un nombre en la escena del jazz y dejó su marca para siempre en un género que nunca ha sido el mismo desde entonces. 

¿Cómo es la música de Toshiko Akiyoshi? 

Las raíces clásicas y la herencia japonesa de Akiyoshi son evidentes en su música, lo que la distingue de otros músicos de jazz. Compuso utilizando temas, armonías e instrumentos japoneses, pero su música se mantuvo firmemente arraigada en el jazz, reflejando influencias de Duke Ellington, Charles Mingus y Bud Powell. 

“Mi música es principalmente programática”, explica. “La mayoría de los compositores de big bands eran arreglistas más que compositores, excepto Ellington, claro. Tocaban temas populares, tenían cantante, etc., pero su música no contaba una historia. 

Para mí, es muy importante contar una historia. Mi música debe tener cierta actitud, debe reflejar mi perspectiva sobre ciertas cosas. Eso es lo que me gusta incorporar a la música que escribo: un punto de vista. Esa es la diferencia entre un compositor y un arreglista. 

Al integrar sonidos y texturas distintivamente japoneses en las formas del jazz estadounidense, utilizó sus bases en la técnica y el estilo clásicos para apuntalar sus composiciones, forjando un espacio único para sí misma en un género floreciente que alcanzó su cenit cultural en los años 50 y 60. 

¿Cuantos albumes tiene? 

Una de las características más impresionantes de un primer contacto con la obra de Akiyoshi es su asombrosamente extensa discografía. Siendo una de las artistas más prolíficas de su generación, ha publicado 75 álbumes a lo largo de su dilatada carrera. 

Su álbum debut, Toshiko's Piano, se lanzó en 1954, y su álbum más reciente, The Eternal Duo!, en 2019. Cuenta con una amplia gama de álbumes en vivo y grabaciones de conjunto, desde colecciones para piano solo hasta tríos y cuartetos, pasando por big bands. A lo largo de su carrera, ha grabado continuamente, con un promedio de un álbum de estudio al año durante más de 50 años. 

¿Qué premios ha ganado Toshiko Akiyoshi? 

Akiyoshi ha ganado y sido nominada a varios de los premios y honores más importantes de la industria musical. En 2007, recibió el premio "Maestra de Jazz" del Fondo Nacional para las Artes de Estados Unidos. Ganó el premio al Álbum de Jazz del Año de Stereo Review por su segundo álbum, Long Yellow Road, en 1976, y ha acumulado numerosos premios y reconocimientos de publicaciones de jazz y revistas musicales a lo largo de los años. 

Akiyoshi, nominado 14 veces al Grammy, ha sido nominado 10 veces a Mejor interpretación instrumental de jazz y cuatro veces a Mejor arreglo instrumental. 

En 2004, recibió la Orden del Sol Naciente, un premio que reconoce a personas por su servicio excepcional a Japón. 

¿Quién es la familia de Toshiko Akiyoshi? 

En 1959, Akiyoshi se casó con el saxofonista Charlie Mariano. Tras formar varias bandas juntos y tener una hija, Michiru, la pareja se divorció en 1967. Ese mismo año, conoció al saxofonista Lew Tabackin. Dos años después, se casó con Tabackin y la pareja se mudó a Los Ángeles en 1972. 

La hija de Akiyoshi, conocida como Monday Michiru, es una cantautora que, al igual que su madre, fusiona diversos estilos y géneros para crear su propio sonido único.  

Como intérprete, Toshiko Akiyoshi ha redefinido lo que significa ser una pianista de jazz exitosa. Su maestría y dominio del teclado, así como la precisión clásica de su interpretación, elevaron el listón para los intérpretes de todo el mundo. Su brillante equilibrio entre instinto musical e improvisación con refinamiento técnico impulsó el jazz a nuevas alturas. 

Como compositora y arreglista, ha expandido exponencialmente el mundo sonoro de un género que ya se definía por su diversidad y fusión de influencias, introduciendo por primera vez armonías y patrones melódicos japoneses en una tradición occidental. Amplió los horizontes del jazz, haciéndolos aún más amplios, inspirando a innumerables personas a imaginar sonidos y ritmos en contextos que jamás habían considerado. 

Como directora de banda y mujer asiática en Estados Unidos, abrió un nuevo camino para las mujeres en un género dominado por los hombres. Con su talento natural y brillantez absoluta, se estableció no solo para ella misma, sino también para generaciones de mujeres que seguirían sus intrépidas huellas. 

A continuación, celebramos su cumpleaños, con Autumn Sea. Toshiko Akiyoshi en piano, Lew Tabackin en flauta, Claudio Roditi en trompeta James Genus en contrabajo y Terri Lyne Carrington en batería.  


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jueves, 11 de diciembre de 2025

Texto del discurso de la Premio Nobel de la Paz 2025, María Corina Machado

La hija de María Corina Machado, Ana Corina Sosa, recibe el premio Nobel de la Paz en nombre de su madre, que no ha podido llegar a tiempo a Oslo (EFE/Stian Lysberg Solum)

Este es el discurso de la Premio Nobel de la Paz 2025, María Corina Machado, leído por su hija Ana Corina Sosa Machado, durante la ceremonia de entrega realizada el 10 de diciembre de 2025. 

"Majestades, altezas reales, distinguidos miembros del Comité Noruego del Nobel, ciudadanos del mundo, mis queridos venezolanos: 

He venido aquí para contaros una historia: la historia de un pueblo y su larga marcha hacia la libertad. 

Esta marcha me trae aquí hoy como una voz entre millones de venezolanos que se levantaron, una vez más, para reclamar el destino que siempre fue suyo. 

Venezuela nació de la audacia, moldeada por pueblos y culturas entrelazados. De España heredamos una lengua, una cultura y una fe que se fusionaron con raíces ancestrales indígenas y africanas. 

En 1811, redactamos la primera constitución del mundo hispanohablante, una de las primeras constituciones republicanas del mundo, que afirmaba la idea radical de que todo ser humano posee una dignidad soberana. Esta constitución consagró la ciudadanía, los derechos individuales, la libertad religiosa y la separación de poderes. 

Nuestros antepasados cargaron con la libertad. Cruzaron todo un continente, desde las orillas del Orinoco hasta las alturas del Potosí, para contribuir al surgimiento de sociedades de ciudadanos libres e iguales, convencidos de que la libertad nunca es plena si no se comparte. 

Desde el principio, creímos en algo simple e inmenso: que todos los seres humanos nacen para ser libres. Esa convicción se convirtió en nuestra alma nacional. 

En el siglo XX, la tierra se abrió: en 1922, el Reventón de La Rosa entró en erupción durante nueve días: una fuente de petróleo y de posibilidades. 

En paz, convertimos esa riqueza repentina en un motor de conocimiento e imaginación. 

Gracias al ingenio de nuestros científicos, erradicamos enfermedades. Construimos universidades de prestigio mundial, museos y salas de conciertos, y enviamos a miles de jóvenes venezolanos al extranjero mediante becas, confiando en que las mentes libres regresarían en forma de transformación. Nuestras ciudades brillaron con el arte cinético de Cruz-Diez y Soto. 

Forjamos acero, aluminio y energía hidroeléctrica: prueba de que Venezuela podía construir cualquier cosa que se atreviera a imaginar. 

Venezuela también se convirtió en refugio. 

Abrimos nuestros brazos a migrantes y exiliados de todos los rincones de la tierra: españoles que huían de la guerra civil; italianos y portugueses que escapaban de la pobreza y la dictadura; judíos después del Holocausto; chilenos, argentinos y uruguayos que escapaban de regímenes militares; cubanos que escapaban del comunismo y familias de Colombia, Líbano y Siria que buscaban la paz. 

Les dimos casas, escuelas, seguridad. Y se convirtieron en venezolanos. 

Esto es Venezuela. 

Construimos una democracia que se convirtió en la más estable de América Latina y la libertad se desplegó como una fuerza creativa. 

Pero incluso la democracia más fuerte se debilita cuando sus ciudadanos olvidan que la libertad no es algo que esperamos, sino algo en lo que nos convertimos. 

Es una elección personal y deliberada, y la suma de esas elecciones forma el ethos cívico que debe renovarse cada día. 

La concentración de los ingresos petroleros en el Estado creó incentivos perversos: le dio al gobierno un inmenso poder sobre la sociedad que se convirtió en privilegio, clientelismo y corrupción. 

Mi generación nació en una democracia vibrante y la dábamos por sentada. Asumíamos que la libertad era tan permanente como el aire que respirábamos. Apreciábamos nuestros derechos, pero olvidábamos nuestros deberes. 

Fui criado por un padre cuyo trabajo de vida —construir, crear, servir— me enseñó que amar a este país significaba asumir la responsabilidad de su futuro. 

Para cuando reconocimos la fragilidad de nuestras instituciones, un hombre que encabezó un golpe militar para derrocar la democracia fue elegido presidente. Muchos pensaron que el carisma podía sustituir al estado de derecho. 

A partir de 1999, el régimen desmanteló nuestra democracia: violó la Constitución, falsificó nuestra historia, corrompió a los militares, purgó a los jueces independientes, censuró a la prensa, manipuló las elecciones, persiguió a la disidencia y devastó nuestra extraordinaria biodiversidad. 

La riqueza petrolera no se utilizó para elevar, sino para atar. 

Lavadoras y refrigeradores fueron entregados en la televisión nacional a familias que vivían en pisos de tierra, no como progreso sino como espectáculo. 

Los apartamentos destinados a viviendas sociales fueron entregados a unos pocos seleccionados como recompensa condicional por su obediencia. 

Y luego vino la ruina: 

Corrupción obscena; saqueo histórico. Durante el régimen, Venezuela recibió más ingresos petroleros que en todo el siglo anterior. Y todo fue robado. 

El dinero del petróleo se convirtió en una herramienta para comprar lealtad en el exterior, mientras que en el país los grupos criminales y terroristas internacionales se fusionaron con el Estado. 

La economía se derrumbó en más del 80%. 

La pobreza superó el 86%. 

Nueve millones de venezolanos se vieron obligados a huir. 

Éstas no son estadísticas; son heridas abiertas. 

Mientras tanto, ocurrió algo más profundo y corrosivo. Fue un método deliberado: 

Dividir a la sociedad por ideología, por raza, por origen, por estilos de vida; empujando a los venezolanos a desconfiar unos de otros, a silenciarse, a ver enemigos en los demás. Nos asfixiaron, nos hicieron prisioneros, nos asesinaron, nos obligaron al exilio. 

Habían sido casi tres décadas de lucha contra una dictadura brutal. 

Y lo habíamos intentado todo: diálogos traicionados, protestas de millones aplastadas, elecciones pervertidas. 

La esperanza se desvaneció por completo, y la creencia en cualquier futuro se volvió imposible. La idea del cambio parecía ingenua o descabellada. Imposible. 

Sin embargo, desde lo más profundo de esa desesperación, un paso que parecía modesto, casi procedimental, desató una fuerza que cambió el curso de nuestra historia. 

Decidimos, contra todo pronóstico, convocar elecciones primarias. Un acto de rebelión improbable. Optamos por confiar en el pueblo. 

Para reencontrarnos, viajamos por carretera y por caminos de tierra en un país con escasez de gasolina, apagones diarios y comunicaciones colapsadas. 

Sin publicidad, sin dinero ni medios dispuestos a pronunciar nuestros nombres, la cruzamos armados sólo de convicción. 

El boca a boca era nuestra red de esperanza, y se difundió más rápido que cualquier campaña. Porque nuestro deseo de libertad estaba muy vivo en nosotros. 

La migración forzada, que pretendía fracturarnos, nos unió en torno a un propósito sagrado: reunir a nuestras familias en nuestra tierra. Los abuelos me confesaron su mayor temor: morir antes de conocer a sus nietos en el extranjero; las niñas, con la voz demasiado baja para tanto dolor, me rogaron que trajera de vuelta a sus madres y hermanos dispersos por continentes. 

Nuestro dolor se fusionó en un solo latido: traer a nuestros hijos a casa, ahora. 

En mayo de 2023, durante una manifestación en el pequeño pueblo de Nirgua, una maestra llamada Carmen se me acercó. Me contó que acababa de encontrarse con su Jefa de Calle: una agente del régimen asignada a la cuadra de Carmen que decide, casa por casa, quién recibe una bolsa de comida mensual y quién es castigado con hambre. 

Impresionada al ver a esta mujer allí, Carmen le preguntó: "¿Por qué estás aquí?" 

La Jefa de Calle respondió: «Mi único hijo, que huyó a Perú, me pidió que estuviera aquí hoy. Me dijo que si ganaba, regresaría a casa. Dígame qué tengo que hacer». 

Ese día, el amor venció al miedo. 

Dos semanas después, llegamos a Delicias, un pequeño pueblo absorbido por la guerrilla colombiana y el narcotráfico, donde ni siquiera se puede vender un pollo sin permiso de un criminal. Ningún candidato había ido allí desde 1978. 

Mientras subíamos la montaña, vi banderas venezolanas ondeando en cada humilde hogar. Pregunté ingenuamente si era un día festivo nacional. Alguien susurró: «No. Aquí la bandera permanece oculta. Sacarla es peligroso. Hoy la izaron para agradecerles por atreverse a venir. Ustedes se irán… pero nosotros seguiremos identificados». 

Familias enteras se enfrentaron a los grupos armados que controlaban sus vidas. Y cuando cantamos juntos el himno nacional, la soberanía regresó en un coro único, frágil y desafiante. 

Ese día, el coraje derrotó a la opresión. 

Nuestras reuniones se convirtieron en encuentros íntimos de miles de personas. 

Nos abrazamos, lloramos, oramos. 

Entendimos que nuestra lucha era mucho más que electoral. 

Era ética: la lucha por la verdad. 

Existencial: la lucha por la vida. Espiritual: la lucha por el bien. 

A menos de un año de las elecciones presidenciales, tuvimos que unir a todas las fuerzas democráticas y restaurar la confianza en el voto. Las primarias se convirtieron en ese momento: un esfuerzo cívico autoorganizado que construyó una red ciudadana nacional como nunca antes se había visto en Venezuela. 

El 22 de octubre de 2023, contra todo pronóstico, Venezuela despertó. 

La diáspora, un tercio de nuestra nación, reclamó su derecho al voto. 

El hijo que se fue emitió su voto junto a la madre que se quedó. 

Las filas se extendían por cuadras enteras. La participación fue tan abrumadora que se agotaron las papeletas. Confiamos en la gente, y ellos confiaron en nosotros. 

Lo que comenzó como un mecanismo para legitimar el liderazgo se convirtió en el renacimiento de la confianza de una nación en sí misma. Ese día, recibí un mandato: una responsabilidad que trascendía cualquier ambición individual. Me sentí humilde y profundamente consciente del peso que se me había confiado. 

Amenazado por esa verdad, el régimen me prohibió postularme a la presidencia. Fue un duro golpe, pero los mandatos pertenecen al pueblo. 

Así que nos propusimos encontrar otro candidato que pudiera ocupar mi lugar. 

Edmundo González Urrutia dio un paso al frente: un exdiplomático sereno y valiente. El régimen creía que no representaba ninguna amenaza. 

Subestimaron la determinación de millones de ciudadanos: una sociedad plural y vibrante que, en toda su diversidad, encontró unidad en un propósito común. Comunidades, partidos políticos, sindicatos, estudiantes y la sociedad civil se unieron y trabajaron como uno solo para que se escuchara la voz de una nación. 

Estábamos a tres meses del día de las elecciones y casi nadie sabía su nombre. 

Pero los votos no bastaban; teníamos que defenderlos. Durante más de un año, habíamos estado construyendo la infraestructura para hacerlo: 

600.000 voluntarios en 30.000 colegios electorales; aplicaciones para escanear códigos QR, plataformas digitales, centros de llamadas para la diáspora. Desplegamos escáneres, antenas Starlink y computadoras portátiles ocultas en camiones de fruta hasta los rincones más remotos de Venezuela. La tecnología se convirtió en una herramienta para la libertad. 

Se llevaban a cabo sesiones de entrenamiento secretas al amanecer en trastiendas, cocinas y sótanos de iglesias, utilizando materiales impresos que se trasladaban por toda Venezuela como contrabando. 

Finalmente, llegó el día de las elecciones, el 28 de julio de 2024. Antes del amanecer, las filas se extendían por toda la ciudad. Una esperanza silenciosa y temblorosa llenaba el aire. Nuestro seguimiento en vivo mostraba un aumento de la participación en todos los estados y municipios. Y entonces empezaron a llegar las actas electorales —las famosas actas, la prueba sagrada de la voluntad popular—: primero por teléfono, luego por WhatsApp, luego fotografiadas, luego escaneadas y, finalmente, llevadas a mano, en mula, incluso en canoa. 

Llegaron de todas partes, una erupción de verdad, porque miles de ciudadanos arriesgaron su libertad para protegerlos. 

Ante nuestra aplastante victoria, el régimen emitió una orden desesperada: los soldados debían expulsar a nuestros voluntarios de los centros de votación e impedirles recibir las actas originales a las que legalmente tenían derecho. 

Pero los soldados desobedecieron. 

Edmundo González ganó con el 67% de los votos, en todos los estados, ciudades y pueblos. 

Cada una de las actas contaba la misma historia. 

En cuestión de horas, se digitalizaron y se publicaron en un sitio web para que todo el mundo pudiera verlos. 

La dictadura respondió con el terror. 

2.500 personas secuestradas, desaparecidas y torturadas. 

Casas marcadas. 

Familias enteras tomadas como rehenes. 

Sacerdotes, profesores, enfermeras, estudiantes, cualquiera que compartiera un acta de conteo, perseguido. 

Se trata de crímenes de lesa humanidad, documentados por las Naciones Unidas. Terrorismo de Estado, desplegado para sepultar la voluntad popular. 

Algunos de los más de 220 niños detenidos tras las elecciones fueron electrocutados, golpeados y asfixiados hasta que repitieron la mentira que el régimen necesitaba, incriminándose falsamente de haber sido pagados por mí para protestar. Las mujeres y niñas en prisión están siendo sometidas a esclavitud sexual, obligadas a soportar abusos a cambio de una visita familiar, una comida o la oportunidad de bañarse. 

Y aún así, el pueblo venezolano no se rindió. 

Durante estos últimos dieciséis meses en la clandestinidad, hemos construido nuevas redes de presión cívica y desobediencia disciplinada, preparando la transición ordenada de Venezuela a la democracia. 

Así es como llegamos a este día, un día que lleva el eco de millones de personas que están en el umbral de la libertad. 

Este premio tiene un significado profundo; recuerda al mundo que la democracia es esencial para la paz. 

Y más que nada, lo que los venezolanos podemos ofrecer al mundo es la lección forjada en este largo y difícil camino: que para tener democracia, debemos estar dispuestos a luchar por la libertad. 

Y la libertad es una elección que debe renovarse cada día, medida por nuestra voluntad y nuestro coraje para defenderla. 

Por eso, la causa de Venezuela trasciende nuestras fronteras. Un pueblo que elige la libertad contribuye no solo a sí mismo, sino a la humanidad. 

Alcanzamos la libertad sólo cuando nos negamos a darnos la espalda a nosotros mismos; cuando enfrentamos la verdad directamente, no importa lo dolorosa que sea; cuando el amor por lo que realmente importa en la vida nos da la fuerza para perseverar y prevalecer. 

Solo mediante esa alineación interior, esa integridad vital, alcanzamos nuestro destino. Solo entonces nos convertimos en quienes realmente somos, capaces de vivir una vida digna de ser vivida. 

A lo largo de esta marcha hacia la libertad, hemos adquirido profundas certezas del alma, verdades que han dado a nuestras vidas un significado más profundo y nos han preparado para construir un gran futuro en paz. 

Por lo tanto, la paz es en última instancia un acto de amor. 

Este amor ya ha puesto en marcha nuestro futuro. 

Venezuela volverá a respirar. 

Abriremos las puertas de las prisiones y veremos a miles de personas que fueron detenidas injustamente salir al cálido sol, abrazadas finalmente por quienes nunca dejaron de luchar por ellos. 

Veremos a las abuelas sentar a los niños en sus regazos para contarles historias no de antepasados lejanos, sino del coraje de sus propios padres. 

Veremos a nuestros estudiantes debatir ideas con pasión y sin miedo, y sus voces alzándose finalmente con libertad. 

Nos abrazaremos de nuevo. Nos volveremos a enamorar. Escucharemos nuestras calles llenarse de risas y música. 

Todas las alegrías sencillas que el mundo da por sentadas serán nuestras. 

Queridos venezolanos, el mundo se ha maravillado con lo que hemos logrado. Y pronto presenciará uno de los momentos más conmovedores de nuestro tiempo: el regreso de nuestros seres queridos a casa. Y volveré al puente Simón Bolívar, donde una vez lloré entre los miles que se marchaban, para darles la bienvenida a la vida luminosa que nos espera. 

Porque al final nuestro viaje hacia la libertad siempre ha vivido dentro de nosotros. 

Estamos volviendo a nosotros mismos. Estamos volviendo a casa. 

Permíanme honrar a los héroes de este viaje: 

Nuestros presos políticos, los perseguidos, sus familias y todos los que defienden los derechos humanos; aquellos que nos abrigaron, nos alimentaron y arriesgaron todo para protegernos; los periodistas que se negaron al silencio, los artistas que llevaron nuestra voz; mi excepcional equipo, mis mentores, mis compañeros activistas políticos y sociales; los líderes de todo el mundo que se unieron y defendieron nuestra causa; mis tres hijos, mi adorado padre, mi madre, mis tres hermanas, mi valiente y amoroso esposo, quienes me han apoyado a lo largo de mi vida; y sobre todo, los millones de venezolanos anónimos que arriesgaron sus hogares, sus familias y sus vidas por amor. 

A ellos pertenece este honor. 

A ellos les pertenece este día. 

A ellos les pertenece el futuro. 

Gracias

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Noel Rosa


Noel de Medeiros Rosa, más conocido como Noel Rosa, nació en Río de Janeiro, Brasil, el 11 de diciembre de 1910, y murió en su ciudad, el 4 de mayo de 1937. Sambista, cantante, compositor, mandolinista y guitarrista. 

El sitio www.musicasdobrasil.net publicó este recordatorio. 

Noel Rosa  

Noel de Medeiros Rosa, Noel Rosa, nació en Rio de Janeiro el 11 de diciembre de 1910, falleciendo en la misma ciudad el 4 de mayo de 1937. Hijo de Manuel Medeiros Rosa, gerente de una camisería, y de la profesora Marta de Azevedo, sufrió toda la vida las consecuencias de un parto difícil: el fórceps provocó fractura y ahondamiento del maxilar, además de ligera parálisis facial derecha, dejándolo desfigurado, a pesar de operaciones realizadas a los seis y a los 12 años de edad. Cuando aún era pequeño, el padre fue a trabajar en Araçatuba (São Paulo) como agricultor en una hacienda de café. La madre abrió una escuela en su propia casa, en el barrio de Vila Isabel, sustentando así los dos hijos -el menor, Henrique, nació en diciembre de 1914. Fue alfabetizado por la madre y, a los 13 años, entró para el Colégio Maisonnette, cursando después en São Bento, donde se quedó hasta 1928, conocido por los colegas como “Queixinho”. A los 13 años, comenzó a tocar bandolim de oído, pasando luego para guitarra, que aprendió con su padre y con amigos de la casa: su primo Adílio, Romualdo Miranda, Cobrinha y Vicente Sabonete, entre otros. Por 1925, ya dominando el instrumento, tocaba en serenatas del barrio acompañado por su hermano. En 1929, terminado secundaria, se prepara para entrar en la Facultad de Medicina, sin dejar de lado la guitarra y las serenatas. En Vila Isabel, estudiantes del Colégio Batista y vecinos del barrio habían formado un conjunto musical, el Flor do Tempo, que se presentaban en fiestas de familia. Invitados para grabar en 1929, el grupo fue remodelado con el nombre de Bando de Tangarás, conservando a João de Barro, Almirante, Alvinho y Henrique Brito, componentes de la primitiva formación e incluyéndolo en la banda, pese a su juventud, era conocido en el barrio como buen guitarrista. Participó así en las primeras grabaciones del Bando de Tangarás, el samba “Mulher exigente”, seguido de una embolada y un cateretê (todos de Almirante). En el msmo año escribió sus primeras composiciones, la embolada “Minha viola” y la toada “Festa no céu”, que grabó en 1930 en las dos caras de un 78 rpm de la Parlophon. Compuso aún, en 1931, dos canciones sertanejas, “Mardade de cabocla” y “Sinhá Ritinha” (con Moacir Pinto Ferreira); se decidió después, definitivamente, por el samba. Frecuentando el Ponto de Cem Réis (bar de Vila Isabel, entró en contacto con sambistas de los morros cariocas. Entre ellos conoció a Canuto, del morro de Salgueiro, su parceiro en algunas composiciones, como el samba “Esquecer e perdoar”, de 1931, e intérprete de las primeras grabaciones de este y de “Eu agora fiquei mal” (con Antenor Gargalhada), este último parceiro era el principal dirigente de la Escola de Samba Azul e Branco, de Salgueiro. Dividiéndose entre la música y la medicina, Noel frecuentaba la facultad que abandonó en 1932, cogiendo de esa experiencia de estudiante el ‘samba anatómico’ “Coração”, grabado al año siguiente. En 1930 surgió su primer éxito, el samba “Com que roupa?”, presentado por el autor en espectáculos del Cinema Eldorado, y que ya tenía en la letra la observación crítica e humorística de la vida carioca que marcaría toda su obra. Al año siguiente, esa música entró en diversas revistas, entre las cuales “Deixa esta mulher chorar” (de los hermanos Quintiliano), “Com que roupa?” (de Luís Peixoto) y “Mar de rosas” (de Velho Sobrinho y Gastão Penalva). Aún en 1931 lanzó diversos sambas, entre los cuales “Mulata fuzarqueira”, “Cordiais saudações” y “Nunca”. Jamás conoció a Marília Batista, que se volvió en su intérprete favorita. Por esa época varias composiciones suyas fueron aprovechadas en revistas musicales: por ejemplo, en Café com música, de Eratóstenes Frazão, aparecieron los sambas “Eu vou pra Vila”, “Gago apaixonado”, “Malandro medroso” y “Quem dá mais?” (o “Leilão do Brasil”), y la marcha “Dona Araci”; en “Mar de rosas, de Gastão Penalva y Velho Sobrinho, los sambas “Cordiais saudações”, “Mulata fuzarqueira” y “Mão no remo” (con Ary Barroso). Aún como componente del Bando de Tangarás, se estrenó en la Rádio Educadora; después de pasar por la Mayrink Veiga, en ese año de 1931 actuó en la Rádio Philips, donde trabajó como traspunte del Programa Casé, presentándose también como cantante, al lado de Almirante, Patrício Teixeira, Marília Batista y João de Barro. Formando con Lamartine Babo y Mário Reis el conjunto Ases do Samba, se presentó en São Paulo; el éxito obtenido lo animó a excursionar al sur del país, con Mário Reis. En Porto Alegre actuaron en el Cine Teatro Imperial con Francisco Alves, el pianista Nonô y el bandolinista Peri Cunha. Volvieron a Rio de Janeiro en junio del 32, después de presentaciones en ciudades gauchas, Florianópolis y Curitiba. Invitado por Francisco Alves, pasó a integrar, juntamente con Ismael Silva, un trio que participó en diversas grabaciones en la Odeon, usando los nombres de Turma da Vila, Gente Boa y Bambas do Estácio. Formaron también una tripla parceria en la cual, según consta, Francisco Alves habría entrado sobre todo por su prestigio de cantante, independientemente de que su nombre apareciera como co-autor, siendo las primeras, surgidas en 1932, los sambas “Adeus” y “Uma jura que eu fiz”, y la marchinha “Assim, sim!”. Solamente con Ismael Silva lanzó 11 composiciones, entre las cuales los sambas “Para me livrar do mal” (1932), “Ando cismado” (1933) y “Quem não quer, sou eu” (1933), grabando con él diversas de esas composiciones en la Odeon. En el año de 1932 marcó aún el inicio de otra parceria responsable de éxitos antológicos, iniciada cuando conoció en la Odeon al compositor paulista Vadico. Juntos compusieron “Feitio de oração” (1933), “Feitiço da Vila” (1934), “Conversa de botequim” (1935), entre muchas otras, donde apareció como letrista. El año de 1933 es de los más fecundos de la vida del compositor carioca, registrando más de 30 músicas grabadas. Además de los éxitos carnavalescos “Até amanhã”, “Fita amarela” y “Vai haver barulho no chatô” (con Valdrido Silva), otras producciones importantes de ese año fueron los sambas “Onde está a honestidade?”, “O orvalho vem caindo” (con Kid Pepe), “Três apitos” y “Positivismo” (con Orestes Barbosa). En el mismo año tuvo inicio la polémica con Wilson Batista, en torno a la cual serían producidos diversos sambas famosos: “Lenço no pescoço” (Wilson Batista), donde hacía apología del sambista malandro, imagen que contestó Noel con “Rapaz folgado”; Wilson Batista respondió con “Mocinho da Vila”, cerrando así la primera fase de la polémica, que continuó después de algún tiempo con nuevos sambas por cada parte. En 1934 excursionó con Benedito Lacerda, Russo do Pandeiro, Canhoto y otros componentes del grupo Gente do Morro. De vuelta a Rio de Janeiro, en junio de 1934, conoce en un cabaret de Lapa a la danzarina Ceci (Juraci Correia de Araújo), de 16 años de edad, la gran pasión de su vida y la inspiradora de muchos sambas: “Pra que mentir” (con Vadico), “O maior castigo que eu te dou”, “Só pode ser você” (con Vadico), “Quantos beijos” (con Vadico), “Quem ri melhor”, “Cem mil-réis” (con Vadico), “Dama do cabaré” y “Último desejo”. Aún en 1934 la marcha “Linda pequena” (con João de Barro) fue grabada por João Petra de Barros, la música, con la letra ligeramente alterada por João de Barro, fue grabada después por Sílvio Caldas con el nombre de “Pastorinhas”, venciendo el concurso carnavalesco de 1938, promovido por la alcaldía de entonces Distrito Federal. A pesar de la notoria pasión por Ceci, se casó con Lindaura, en 1934. Esa unión no alteró en nada su vida bohemia y las frecuencias en la Lapa, que acabaron por comprometer su salud. En enero de 1935, con lesión en los dos pulmones, fue obligado a retirarse de Rio de Janeiro para tratamiento, yendo para Belo Horizonte, donde continuó lo bohemio, frecuentando bares y el medio artístico de la ciudad, y presentándose en la Rádio Mineira. Con la muerte del padre en el mismo año, volvió para Rio de Janeiro. Aún en 1935, Araci de Almeida graba su samba “Riso de criança”, dando inicio a una serie de grabaciones que la convirtieron en una de sus principales intérpretes. Ingresó entonces en la Rádio Clube do Brasil, donde elaboró el programa humorístico Clube da Esquina, para el cual escribió revistas radiofónicas que alcanzaron éxito: “O barbeiro de Niterói”, parodia de la ópera “Il Barbieri di Siviglia”, de Gioacchino Rossini (1792-1868), y “Ladrão de galinha”, donde utilizó músicas populares de la época, además de “A noiva do condutor”, terminada en 1936 por el maestro Arnold Glückmann, autor de los arreglos. Fue invitado por la productora Carmen Santos para escribir músicas para la película “Cidade-mulher”, dirigido por Humberto Mauro; y compuso entonces la marcha “Cidade-mulher”, la valsa “Numa noite a beira-mar” y los sambas “Dama do cabaré”, “Maria Fumaça”, “Morena sereia” (con José Maria de Abreu) y “Tarzã, o filho do alfaiate” (con Vadico). Proseguía la polémica con Wilson Batista, que lanzó “Conversa fiada”, respondiento a su “Feitiço da Vila” (con Vadico), de 1934; contra-atacó con “Palpite infeliz” (1935), pero no respondió a otros dos sambas, “Frankenstein da Vila” y “Terra de cego”. De la producción de 1935 se destacan aún los sambas “João Ninguém”, “Cansei de implorar” (con Arnold Glückmann), “Conversa de botequim” (con Vadico) y la marcha “Pierrô apaixonado” (con Heitor dos Prazeres). En 1936 produjo una única composición, el samba “Você vai se quiser”, que grabó en dupla con Marília Batista, y que fue uno de sus grandes éxitos de aquel año, al lado de “O X do problema”, grabado por Araci de Almeida e incluido en la revista Rio follie (Jardel Jércolis, Geysa Boscoli y J.Otaviano) y “De babado” (con João Mina), grabado por Marília Batista. Aún en 1936, “Não resta a menor dúvida” (con Hervé Cordovil) y “Pierrô apaixonado” fueron incluidas en la banda sonora de la película “Alô, Alô, Carnaval”, de Ademar Gonzaga. En febrero de 1937 viajó para Nova Friburgo (Rio de Janeiro). A pesar de la dolencia, se presentó en el cine local y frecuentaba los bares de la ciudad. De vuelta a Rio de Janeiro, en marzo, compuso “Último desejo” (grabado por Araci de Almeida), y en seguida el samba “Eu sei sofrer”, su última composición, grabada por Araci de Almeida y Benedito Lacerda exactamente en el día de su muerte. En abril viajó nuevamente para Barra do Piraí (Rio de Janeiro), pero volvió rápidamente en estado muy grave. El 4 de mayo murió en Vila Isabel, a los 26 años de edad, dejando 230 composiciones (más las que vendió). A partir de 1950, cuando Araci de Almeida lanzó para la discográfica Continental un primer álbum, su obra fue redescubierta, pasando a figurar como autor obligatorio en todas las retrospectivas de la música popular brasileira. En 1968 fue lanzado el cortometraje “Cordiais saudações”, de Gilberto Santeiro y, en 1977, Plínio Marcos escenó su pieza “O poeta da Vila e seus amores”, en São Paulo. En 1981 fue lanzado el cortometraje “Noel por Noel”, de Rogério Sganzerla. En 1985, Marília Pêra y Grande Otelo grabaron su opereta inédita “A noiva do condutor” (Eldorado). En 1988 salió a escena la pieza “Rosa”, de Domingos de Oliveira. En 1990, en conmemoración a los 80 años de su nacimiento, fue lanzado el libro “Noel Rosa - Uma biografia”, de João Máximo y Carlos Didier (Editora UnB/Linha Gráfica). En 1991 el documental “Isto é Noel”, de Rogério Sganzerla, y el “Songbook Noel Rosa” (Lumiar), ganadora del Prêmio Sharp, donde diversos intérpretes ponían voz a sus composiciones. En 1996, el cortometraje “Com que roupa?”, de Ricardo Van Steen. 

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con el único video que se conserva con la canción Vamos Fallá do Norte y Fita Amarela. 



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miércoles, 10 de diciembre de 2025

Kyū Sakamoto


Hisashi Sakamoto, más conocido como Kyū Sakamoto, nació en Yokohama, prefectura de Kanagawa, Japón, el 10 de diciembre de 1941, y murió en Ueno, prefectura de Gunma, Japón, el 12 de agosto de 1985. Cantante, compositor y actor. 

El sitio www.tokyoweekender.com publicó este recordatorio firmado por Matthew Hernon.   

8 cosas que no sabías sobre Kyu Sakamoto 

El cantante de la popular canción 'Sukiyaki' falleció en el accidente aéreo más mortífero de Japón. 

Por Matthew Hernon 12 de agosto de 2020 

El 12 de agosto de 1985, hace 35 años, 520 personas a bordo del vuelo 123 de JAL, que volaba de Tokio a Osaka, perdieron la vida trágicamente en lo que sigue siendo el accidente aéreo más mortífero en la historia de la aviación. Debido a reparaciones defectuosas, el avión se estrelló contra una cresta cerca del monte Osutaka a poco más de 30 minutos de vuelo. Solo cuatro sobrevivieron. 

El nombre más conocido entre las víctimas mortales fue el del icónico cantante Kyu Sakamoto. Siendo el primer artista asiático en encabezar la lista Billboard estadounidense, su icónico tema "Ue o Muite Arukou" (conocido como "Sukiyaki" en los mercados angloparlantes) se mantuvo en el número uno en Estados Unidos durante tres semanas y también se convirtió en un éxito del Top 10 en numerosos países, como Australia, Canadá, el Reino Unido y Alemania. En total, vendió más de 13 millones de copias.  

Más que un simple éxito fugaz, Sakamoto continuó su exitosa carrera tras "Ue o Muite Arukou" como actor, presentador y, aún más famoso, como cantante gracias a temas como "Ashita ga Arusa" ("Siempre hay un mañana") y "Miagete Goran Yoru no Hoshi o "("Mira las estrellas por la noche"). A sus 43 años, recordamos al legendario artista compartiendo ocho cosas que quizá no sabías sobre él. 

1. Kyu Sakamoto era el más joven de los nueve hijos de su padre. 

El 10 de diciembre de 1941, Hiroshi Sakamoto dio la bienvenida al mundo a su noveno hijo con su segunda esposa, Iku. Llamado Hisashi, la lectura alternativa en kanji de su nombre de pila (九) era Kyu, que significa nueve. Posteriormente, recibió el apodo de Kyu-chan, que posteriormente se convirtió en su nombre artístico. Cuando sus padres se divorciaron en 1956, Kyu y otros dos hermanos adoptaron el apellido de soltera de su madre, Oshima. Los hijos mayores conservaron el apellido de su padre, Sakamoto.  

2. Tuvo una experiencia cercana a la muerte cuando era niño. 

Durante la Segunda Guerra Mundial, Hisashi y su familia se vieron obligados a evacuar Kawasaki y se dirigieron a casa de sus abuelos en la ciudad de Kasama, prefectura de Ibaraki. De camino, viajaban en un vehículo que chocó con un tren en la estación de Tsuchiura y cayó a un río, lo que provocó varias muertes. Afortunadamente para los Sakamoto, se habían trasladado a otro vehículo poco antes del accidente. Kyu tenía solo 20 meses en ese momento, pero cuando le contaron lo sucedido, creyó que el dios del Santuario Inari de Kasama protegía a su familia.  

3. Una serie de discusiones llevaron a su salida de The Drifters. 

En 1958, Sakamoto, con 16 años, se unió a The Drifters (entonces conocidos como Sons of Drifters), pero terminó retirándose a los seis meses debido a peleas internas. Una de las principales razones fue su insatisfacción con ser el segundo vocalista. Luego se unió a su compañero de clase en una banda llamada Danny Iida & Paradise King antes de lanzarse como solista. The Drifters, mientras tanto, se convirtieron en el grupo de rock cómico más famoso del país y, en 1966, fueron teloneros de The Beatles en el Budokan.  

4. 'Ue o Muite Arukou' fue una canción que nació de la tristeza y la frustración. 

Lanzada por primera vez en Japón en 1961, la canción seminal de Sakamoto, "Ue o Muite Arukou", fue compuesta por Hachidai Nakamura con letra de Rokusuke Ei. Este último compuso la canción mientras regresaba a casa tras una fallida protesta estudiantil contra la continua presencia militar estadounidense en el país. "Miro hacia arriba mientras camino para que no se me caigan las lágrimas", refleja la decepción del compositor ante la firma del Tratado de Cooperación y Seguridad Mutua entre Estados Unidos y Japón, a pesar de los miles de personas que salieron a las calles.  

5. Fue una de las primeras piezas musicales enviadas a los humanos en el espacio. 

"Sukiyaki" se convirtió en un fenómeno global y en 1965 la NASA tocó una versión instrumental por radio para los astronautas a bordo del Gemini 7, en lo que fue el vigésimo primer vuelo espacial tripulado. A lo largo de los años, numerosos artistas, como A Taste of Honey, 4 PM, Selena y Avicii en su álbum póstumo Tim, la han versionado o sampleado en varios idiomas. La canción original apareció en varias películas y series como M*A*S*H, Los Ángeles de Charlie, Mad Men y la película de Ghibli "Desde la Colina de las Amapolas".  

6. Sakamoto trabajó una vez en la misma película que Hayao Miyazaki. 

Aunque Sakamoto es más conocido como cantante, también apareció en numerosas películas, incluyendo la adaptación cinematográfica de la famosa novela Takekurabe de Higuchi Ichiyo, Subete ga Kurutteru (Todo sale mal) de Seijun Suzuki y Kyu-chan no Dekkai Yume (El gran sueño de Kyu-chan) de Yoji Yamada. En 1965, prestó su voz al personaje principal, Ted, en la película animada Los viajes de Gulliver más allá de la Luna. Un joven Hayao Miyazaki, trabajando como artista intermedio, impresionó a Toei con su contribución al final de la producción animada.  

7. Fue un firme defensor de la educación en lengua de señas. 

Con el deseo de usar su fama para ayudar a los menos afortunados, Sakamoto realizó numerosas obras benéficas durante su carrera. En la década de 1960, ofreció un concierto para recaudar fondos para los Juegos Paralímpicos de Tokio, que atravesaban dificultades económicas. Su mayor pasión era apoyar a los niños con discapacidad, en particular a los ciegos o con discapacidad visual. En 1979, lanzó "Soshite Omoide", la primera canción japonesa en lengua de señas. En aquel entonces, la lengua de señas estaba prohibida en las escuelas para sordos, así que la gente la estudiaba por su cuenta.  

8. ANA siempre fue su aerolínea preferida para vuelos nacionales. 

Trágicamente para Sakamoto, no había asientos disponibles para los vuelos de ANA el 12 de agosto, ya que era la víspera de las vacaciones de Obon. Como siempre volaba con ellos, su esposa Yukiko no sabía que había estado en JAL 123 hasta que vio la lista de pasajeros con su nombre. El 13 de agosto, el día después del accidente, una actuación pregrabada de Sakamoto se presentó en el episodio 200 del programa de Fuji TV, Naruhodo! The World. Su cuerpo fue descubierto al día siguiente y su familia confirmó que era él el 16 de agosto, 99 horas después del accidente. Aunque su cuerpo estaba gravemente dañado, pudieron determinar que era él por el colgante de Kasama Inari que siempre llevaba alrededor del cuello.  

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con uno de sus grandes éxitos: Ue o Muite Arukō, o Camino mirando arriba.  


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martes, 9 de diciembre de 2025

Junior Wells


Amos Wells Blakemore Jr., más conocido como Junior Wells, nació en Memphis, Tennessee, Estados Unidos, el 9 de diciembre de 1934, y murió en Chicago, illinois, Estados Unidos, el 15 de enero de 1998. Cantante y armonicista.  

El sitio www.fredyarmonica.net publicó este recordatorio. 

Junior Wells, The Hodoo Man 

Junior Wells es uno de los grandes del Blues por su presencia escénica y feeling en el escenario. Con una su voz y su forma de tocar la armónica sin muchas complicaciones conseguía llegar y emocionar al público como nadie. 

Originario de Memphis aprendió a tocar la armónica de muy pequeño con su primo Junior Parker y Sonny Boy Williamsin II pero fue en Chicago donde se hizo un músico solicitado por bandas en directo y en estudio. 

Una de sus grabaciones más emblemáticas a parte de las de Chess Records con Muddy Waters en 1952, es el Hoddo Man Blues. Para mí es muy especial porque fue uno de los primeros Blues que aprendí con la técnica del tongue-bloquing. La introducción y el solo parece sencillo, pero ahí está la clave, hacerlo así (con la armónica de Re). 

Dicen que Junior Wells admiraba a Sonny Boy Williamson II aunque también grabó e interpretaba en directo temas del primero. En este vídeo lo vemos en un tributo a su maestro con una versión genial de «Help Me» junto al genial guitarrista y cantante Buddy Guy. Su compañero durante mucho tiempo y con el que haría uno de sus mayores éxitos, Messin’ With the Kid. 

Ese estilo Funky Blues más moderno sería su característica. A veces incluso lo vemos transformado en un auténtico James Brown como en la versión fantástica del What I’d Said de Ray Charles y muchas otras. 

En Youtube hay gran cantidad de vídeos geniales de junior Wells, la lista sería interminable, pero para acabar este post aquí te dejo uno muy curioso. Es una especie de masterclass de armónica en la que nos enseña algo importante sobre las posiciones en la armónica: tres formas de tocar en Re. Con la armónica de Do en 3ª posición, la de Sol en 2ª y la de Sol High. 

También habla de su experiencia y da consejos y demuestra como tocar diferentes palos del Blues con su personalidad y duende. Podemos intentar imitarle para darle ese rollito especial que tenía él mismo a nuestra música, pero no será fácil. 

Espero que disfrutes de este gran Bluesman y que compartas cualquier otra cosa curiosa e interesante sobre Junior Wells que encuentres. Nació un día como hoy. El 9 de diciembre de 1934 y para celebrarlo he querido hacer esta pequeña reseña. Que nunca caigan en el olvido estos genios sin los que la música que conocemos hoy en día no sería la misma. ¡Gracias Maestro! 

¡Salud y mucha música! 

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con Messin' With The Kid.  


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lunes, 8 de diciembre de 2025

Jim Morrison


James Douglas Morrison, más conocido como Jim Morrison, nació en Melbourne, Florida, Estados Unidos, el 8 de diciembre de 1943, y murió en París, Francia, el 3 de julio de 1971. Cantautor y poeta. 

El sitio www.biography.com publicó este recordatorio. 

Jim Morrison 

Jim Morrison fue el carismático cantante y compositor del grupo de rock de 1960 The Doors hasta su muerte en París a los 27 años. 

Actualizado: 27 de abril de 2021, 14:37 EDT 

(1943-1971) 

¿Quién fue Jim Morrison? 

Jim Morrison fue un cantante y compositor de rock estadounidense. Estudió cine en la UCLA, donde conoció a los miembros de lo que se convertiría en The Doors, una banda icónica que tendría éxitos como "Light My Fire", "Hello, I Love You", "Touch Me" y "Riders on the Storm". Conocido por su consumo de alcohol y drogas, y su comportamiento escandaloso en el escenario, en 1971 Morrison dejó The Doors para escribir poesía y se mudó a París, donde presumiblemente falleció de un paro cardíaco a los 27 años. 

Antecedentes familiares 

El cantante y compositor Jim Morrison nació como James Douglas Morrison el 8 de diciembre de 1943 en Melbourne, Florida. Su madre, Clara Clarke Morrison, era ama de casa, y su padre, George Stephen Morrison, fue aviador naval y alcanzó el rango de contralmirante. George fue el comandante de las fuerzas navales estadounidenses a bordo del buque insignia USS Bon Homme Richard durante el Incidente del Golfo de Tonkín de 1964, que contribuyó al inicio de la Guerra de Vietnam. El almirante George Morrison también era un pianista talentoso que disfrutaba tocando para sus amigos en fiestas. Su hermano menor, Andy, recordaba: «Siempre había mucha gente alrededor del piano y mi padre tocaba canciones populares que podía aprender de oído». 

Durante sus primeros años, Morrison fue un niño diligente y muy inteligente, destacando en la escuela y con un interés particular por la lectura, la escritura y el dibujo. Vivió una experiencia traumática, pero formativa, alrededor de los cinco años mientras conducía con su familia por el desierto de Nuevo México. Un camión lleno de trabajadores indígenas se estrelló, dejando los cuerpos muertos y mutilados de las víctimas esparcidos por la carretera. 

Morrison recordó: "...todo lo que vi fue pintura roja rara y gente tirada por ahí, pero sabía que algo estaba pasando, porque captaba las vibraciones de la gente que me rodeaba, porque eran mis padres y todo eso, y de repente me di cuenta de que ellos no sabían lo que estaba pasando, igual que yo. Esa fue la primera vez que sentí miedo". Aunque sus familiares han sugerido desde entonces que Morrison exageró el incidente, sin embargo, le causó una profunda impresión que describió años después en la letra de su canción "Peace Frog": "Indios dispersos en la carretera del amanecer sangrando/ Fantasmas abarrotan la frágil mente del niño". 

Juventud rebelde 

Morrison se mudó con frecuencia de niño debido al servicio naval de su padre, primero de Florida a California y luego a Alexandria, Virginia, donde asistió a la escuela secundaria George Washington. De adolescente, Morrison comenzó a rebelarse contra la estricta disciplina de su padre, descubriendo el alcohol y las mujeres, y se enfureció ante diversas formas de autoridad. "Una vez le dijo al profesor que le iban a extirpar un tumor cerebral y se fue de clase", recordó su hermana Anne. Sin embargo, Morrison siguió siendo un lector voraz, un ávido diarista y un estudiante decente. Cuando se graduó de la escuela secundaria en 1961, les pidió a sus padres las obras completas de Nietzsche como regalo de graduación, un testimonio tanto de su afición a los libros como de su rebeldía. 

Tras graduarse de la preparatoria, Morrison regresó a su estado natal para asistir a la Universidad Estatal de Florida en Tallahassee. Tras ser nombrado decano en su primer año, Morrison decidió transferirse a la Universidad de California en Los Ángeles para estudiar cine. Dado que el cine era una disciplina académica relativamente nueva, no existían autoridades reconocidas, algo que atrajo enormemente al despreocupado Morrison. "No hay expertos, así que, en teoría, cualquier estudiante sabe casi tanto como cualquier profesor", explicó sobre su interés por el cine. 

También desarrolló un creciente interés por la poesía en la UCLA, devorando las obras románticas de William Blake y los versos beat contemporáneos de Allen Ginsberg y Jack Kerouac mientras componía los suyos. Sin embargo, Morrison perdió rápidamente el interés por sus estudios de cine y habría abandonado la escuela por completo de no ser por su miedo a ser reclutado para la guerra de Vietnam. Se graduó de la UCLA en 1965 solo porque, en sus propias palabras: «No quería alistarme en el ejército ni trabajar, y esa es la pura verdad». 

Las puertas 

En 1965, Morrison se unió al pianista clásico Ray Manzarek, al guitarrista Robbie Krieger y al baterista John Densmore para formar la banda The Doors. Con Morrison como vocalista y líder, Elektra Records fichó a The Doors al año siguiente, y en enero de 1967 la banda lanzó su álbum debut homónimo. El primer sencillo de The Doors, "Break on Through (To the Other Side)", tuvo un éxito modesto. Fue su segundo sencillo, "Light My Fire", el que catapultó a la banda a la vanguardia del rock and roll, alcanzando el número 1 en las listas de éxitos de Billboard. The Doors, y Morrison en particular, se hicieron famosos ese mismo año cuando interpretaron la canción en vivo en The Ed Sullivan Show. Debido a su evidente referencia a las drogas, Morrison había acordado no cantar la letra "girl we couldn't get much higher" en antena, pero cuando las cámaras grabaron, la cantó de todos modos, consolidando su estatus como el nuevo héroe rebelde del rock. "Light My Fire" sigue siendo la canción más popular de The Doors y ocupa un lugar destacado en las principales listas de las mejores canciones de rock jamás grabadas. 

Combinando las letras oscuramente poéticas de Morrison y su extravagante presencia escénica con el estilo único y ecléctico de música psicodélica de la banda, The Doors lanzaron una oleada de álbumes y canciones durante los años siguientes. En 1967, lanzaron su segundo álbum, Strange Days , que incluía los éxitos del Top 40 "Love Me Two Times" y "People are Strange", así como "When the Music's Over". Meses después, en 1968, lanzaron un tercer álbum, Waiting for the Sun , con temas destacados como "Hello, I Love You" (que también alcanzó el número 1), "Love Street" y "Five to One". Grabaron tres discos más durante los tres años siguientes: The Soft Parade (1969), Morrison Hotel (1970) y LA Woman (1971). 

Durante el breve periodo de la banda en la cima del mundo musical, la vida privada y la imagen pública de Morrison se descontrolaron rápidamente. Su alcoholismo y adicción a las drogas empeoraron, lo que provocó arrebatos violentos y profanos en conciertos que provocaron la ira de la policía y los dueños de clubes de todo el país. 

Tiempos difíciles y muerte 

Morrison pasó casi toda su vida adulta con una mujer llamada Pamela Courson, y aunque se casó brevemente con la periodista musical Patricia Kennealy en una ceremonia pagana celta en 1970, le dejó todo a Courson en su testamento. (A su muerte, ella era considerada su pareja de hecho). Sin embargo, durante sus relaciones con Courson y Kennealy, Morrison siguió siendo un infame mujeriego. 

Su consumo de drogas, su temperamento violento y su infidelidad culminaron en un desastre en New Haven, Connecticut, la noche del 9 de diciembre de 1967. Morrison estaba drogado, borracho y liado con una joven entre bastidores antes de un concierto cuando fue confrontado por un policía que lo roció con gas pimienta. Entonces irrumpió en el escenario y soltó una diatriba repleta de blasfemias que lo llevó a su arresto, lo que posteriormente desencadenó disturbios en la zona. Morrison fue arrestado posteriormente en 1970 por presuntamente exhibirse en un concierto en Florida, aunque los cargos fueron retirados póstumamente décadas después. 

En un intento por rehacer su vida, Morrison se tomó un descanso de The Doors en la primavera de 1971 y se mudó a París con Courson. Sin embargo, seguía acosado por las drogas y la depresión. El 3 de julio de 1971, Courson encontró a Morrison muerto en la bañera de su apartamento, aparentemente por un fallo cardíaco. Dado que las autoridades francesas no encontraron pruebas de un delito, no se realizó una autopsia, lo que a su vez dio lugar a un sinfín de especulaciones y teorías conspirativas sobre su muerte. En 2007, el dueño de un club parisino llamado Sam Bernett publicó un libro en el que afirmaba que Morrison murió de una sobredosis de heroína en su club nocturno y que posteriormente lo llevaron de vuelta a su apartamento y lo metieron en la bañera para ocultar la verdadera causa de su muerte. Jim Morrison fue enterrado en el famoso cementerio de Père Lachaise de París, y su tumba se ha convertido desde entonces en uno de los principales destinos turísticos de la ciudad. Tenía solo 27 años al momento de su muerte. 

Interpretado por el actor Val Kilmer en la película biográfica The Doors de 1991, Morrison sigue siendo una de las estrellas de rock más legendarias y misteriosas de todos los tiempos. Sus elocuentes odas a la rebelión, con la música de The Doors, inspiraron a una generación de jóvenes descontentos que encontraron en sus letras la expresión de sus propias emociones. 

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con Light My Fire.    


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domingo, 7 de diciembre de 2025

Shalom – Hablemos de Sefarad


Shalom – Hablemos de Sefarad  

Hoy queremos hablar con ustedes de Sefarad, nuestra querida España, y qué mejor que hacerlo con los fundadores de una organización dedicada en exclusiva a dar a conocer el legado sefardí y que se llama Háblame de Sefarad, Sara Juchnowicz y Walter Wasercier. 

Hacé click en el enlace para ver el programa. 

https://www.rtve.es/play/videos/shalom/hablemos-sefarad/16848657/

Edmundo Ros

Edmundo William Ros nació en Puerto España, Trinidad y Tobago, entonces Indias Occidentales Británicas, el 7 de diciembre de 1910, y murió en Alicante, España, el 21 de octubre de 2011. Pianista, percusionista, compositor, cantante y director de orquesta.  

El sitio www.edmundoros.com publicó este recordatorio. 

¡La música latinoamericana en su máxima expresión!   

Edmundo Ros nació en Trinidad en diciembre de 1910. La familia se mudó a Caracús, Venezuela. La carrera musical de Edmundo comenzó en el ejército, y luego se convirtió en timbalista de la Orquesta Sinfónica de Venezuela. Se mudó a Londres en 1937 para continuar sus estudios de música clásica, pero la música popular se convertiría en su carrera. Tocó la batería en grabaciones de Fats Waller, tocó la percusión y cantó en la banda cubana de Don Marino Barreto, y formó su Rumba Band de cinco integrantes en 1940, y el resto es historia. 

La Banda de Rumba de Edmundo, con sus peculiares ritmos, fue un éxito rotundo en Londres, aunque la bomba nazi casi alcanza el club. Su primera grabación para Parlophone fue Disco del Mes en junio de 1941 (Harlequin HQ CD 15). El contrato con el famoso restaurante Bagatelle le abrió las puertas a Ros a la alta sociedad. Todos los líderes de los países aliados y la Familia Real acudían allí a cenar y escuchar a la Banda de Rumba de Edmundo. En 1951, Edmundo compró el famoso Coconut Grove y lo bautizó como "Club de Cenas y Cenas Edmundo Ros". Solo se permitía la entrada al club a quienes aparecían en "Quién es Quién". El club era mundialmente famoso y la BBC emitía allí regularmente. A finales de la década de 1950, Ros tuvo la brillante idea de grabar melodías de musicales de Broadway con arreglos a diferentes ritmos latinos: mambo, cha cha chá, rumba, samba, baión, bolero, valse criollo, merengue, guaracha y conga. También realizó una serie de programas de televisión para los mercados estadounidense y europeo. La década de 1960 marcó la cúspide de su popularidad y éxito comercial. 

Edmundo se jubiló en 1975 y se mudó con su esposa Susan a Jávea, Alicante, España, donde vivió hasta su muerte el 21 de octubre de 2011. 

En 1994, Edmundo dirigió y cantó con la BBC Big Band con Cuerdas en el Queen Elizabeth Hall de Londres. El otro director fue Stanley Black. El concierto se retransmitió por BBC Radio 2 y tuvo tal éxito que una discográfica japonesa los invitó a un estudio de grabación en Londres para grabar otro CD de Edmundo Ros. 

¡Edmundo Ros fue condecorado con la Orden del Imperio Británico por Su Majestad, la Reina Isabel II, ¡en la Lista de Honores de Año Nuevo 2000! 

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con London is the Place for me y Más Que Nada. 



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