sábado, 12 de julio de 2025

Christine McVie


Anne Christine Perfect, más conocida como Christine McVie, nació en Bouth, Lancashire, Reino Unido, el 12 de julio de 1943, y murió en Londres, Reino Unido, el 30 de noviembre de 2022. Cantante, compositora y tecladista. 

El sitio www.elespectador.com publicó este recordatorio. 

La historia de Christine McVie, de Fleetwood Mac, el pájaro cantor del Reino Unido 

La cantante, compositora y tecladista de la banda británica Fleetwood Mac, falleció ayer en horas de la mañana. Dejó atrás un legado musical que influyó el rock de los años 70 y que, junto a su banda, marcó a un género musical. 

Redacción Cultura / 01 de diciembre de 2022 - 07:29 p. m. 

La última vez que Christine McVie habló con Rolling Stone, en junio, mencionó que sufría problemas de salud que la tenían debilitada. Luego de dedicar su vida entera a la música, la muerte de la tecladista y cantante fue anunciada a través de redes sociales por su familia. McVie fue la mente detrás de canciones como “Songbird”, “Say you love me” y “Don’t stop”. 

Nacida en el distrito de Bouth, el 12 de julio de 1943, Christine McVie llevaba la música en la sangre. Su padre, Cyril Percy Absell Perfect, era violinista y profesor de música en el St Peter’s College of Education de Birmingham, y su abuelo fue organista en la Abadía de Westminster. Cargar con el nombre Christine Perfect no fue fácil para ella, en entrevistas recordaba que: “Los maestros decían: ‘espero que estés a la altura de tu nombre, Christine’. Entonces, sí, fue difícil”, el apellido que había heredado de su familia no le gustaba para nada y por eso, cuando se divorció de su primer esposo, John McVie, mantuvo su apellido de casada convirtiéndose en Christine McVie para el resto de su vida. 

A la edad de cuatro años, McVie comenzó a recibir clases de piano, que luego abandonó y retomó a los once años. Sin embargo, su pasión por el rock no la desarrolló sino hasta los 15 años, hasta ese momento había recibido entrenamiento en la música clásica. Fue su hermano, John, quien despertó su interés en el rock & roll cuando le presentó un libro de partituras de Fats Domino. “Se convirtió instantáneamente al blues, desarrollando un estilo de piano boogie-woogie con la mano izquierda”, escribió en su obituario Caroline Sullivan de The Guardian. 

Aunque llevaba la música en la sangre, pensó primero en ser profesora de arte y buscando cumplir ese objetivo, estudió escultura durante cinco años en la Escuela de Arte Moseley en Birmingham. Su paso por la universidad no solo le dejó un diploma, sino también un amor renovado por la música, ya que en esos cinco años se encontró con Stan Webb y Andy Silvester quienes la incluyeron en su banda Sounds of Blue, que se había separado cuando ella terminó la universidad. 

Al momento de graduarse aceptó un trabajo en Londres como escaparatista para sostenerse, hasta que se enteró de que Webb y Silvester estaban formando otra banda, bajo el nombre de Chicken Shack. Ella decidió escribirles para unirse como tecladista y vocalista en 1967. “Una de las únicas mujeres en la escena del blues británico de mediados de la década de 1960 que cantaba y tocaba un instrumento, se hizo notar. Aunque más tarde descartó a Chicken Shack como una “mediocre banda de blues blanco”, cantó la voz principal en su única canción Top 20, una versión de I’d Rather Go Blind de Etta James, y fue votada como la mejor vocalista femenina de Melody Maker en 1969)”. 

Sin embargo, cuando se casó con su primer esposo, John McVie, integrante de la banda rival Fleetwood Mac, en 1968, abandonó Chicken Shack y así comenzó su carrera musical con la que dejaría su legado en esta industria. Primero tuvo la intención de ser ama de casa y luego, en 1970, después de lo que denominó un esfuerzo “mediocre” para hacer un álbum en solitario, se unió como miembro permanente de Fleetwood Mac. “Tenía dudas sobre la decisión de la banda de mudarse a Los Ángeles en 1974, pero se reconcilió con la vida de estrella de rock californiana y compró la antigua casa de Anthony Newley y un par de Mercedes-Benz con los nombres de sus perros lhasa apso en las placas de matrícula”. 

Aunque la banda había tenido un par de años difíciles, en 1974 se unieron Lindsey Buckingham y Stevie Nicks. Sin embargo, los miembros originales de la banda tenían una única condición y es que Christine McVie, al ser la única integrante mujer, debía sentirse cómoda alrededor de Nicks. “Se conocieron durante una cena en Los Ángeles, y McVie, al encontrar a Nicks “divertido y agradable”, la invitó a pasar. Esa decisión llevó a que la banda ampliada se convirtiera en los sultanes del rock suave, subrayando el estatus de McVie como el pilar silencioso del aparato Mac. (Y tenía razón; Nicks complementaba en lugar de competir. Ella era la prestidigitadora etérea, McVie la contramedida “muy, muy, muy inglesa”, según la evaluación de Nicks, y ninguna eclipsaba a la otra)”. 

La decisión de incluir a Nicks y Buckingham a la banda catapultó a Fleetwood Mac a la fama, aunque las dos parejas al interior de Fleetwood Mac se separaron durante esa década. “Poco más de un año y medio después, el grupo lanzó Rumours, que generó un gran interés no solo por sus cuatro éxitos Top 10 (dos de ellos escritos por la Sra. McVie), sino también por varios eventos muy dramáticos detrás de escena, dentro de las filas de la banda, que ventilaron en las letras y discutieron abiertamente en la prensa”, escribió John Farber en The New York Times. 

Cuando el matrimonio McVie terminó en 1976, ella salió con otra persona antes de entrar a su segunda relación significativa con el tecladista portugués Eduardo Quintanela, con quien contrajo matrimonio en 1986. “Tocó en su segundo álbum en solitario, Christine McVie (1984), y después de su matrimonio en 1986, la pareja escribió uno de los mayores éxitos de Mac de los años 80, Little Lies. Sin embargo, el matrimonio fracasó cuando McVie se encontró deseando una vida tranquila en Inglaterra; dejó la banda en 1998 y compró una casa Tudor en Wickhambreaux, Kent”, escribió Sullivan. 

Luego de que varios de sus álbumes con la extensión creativa que buscaban no tuvieran el éxito que esperaban, ella decidió no unirse a la gira que hizo el grupo para promocionar su álbum “Time”. “Pero a principios de la década de 1990, atrajo una nueva atención con su éxito “Don’t Stop” cuando se convirtió en el tema principal de la exitosa campaña presidencial de Bill Clinton. En 1993, el Sr. Clinton persuadió a los cinco músicos para que se reunieran para tocarlo en un baile inaugural”, escribió Farber. 

La última gira en la que se embarcaría McVie antes de su retiro en 1998 fue aquella en la que se produjo el álbum en vivo “The dance”. “Cinco años más tarde, accedió a agregar algunas partes de teclado y coros a un álbum de Fleetwood Mac en gran parte ignorado, “Say You Will”, y en 2006 produjo un álbum en solitario poco escuchado, “In the Meantime”, que grabó y escribió con su sobrino guitarrista Dan Perfect”. 

El año 2014 vio su regreso a los escenarios cuando decidió regresar a Fleetwod Mac para el tour “On with the show”. “A raíz de ello, la Sra. McVie comenzó a escribir mucho material nuevo, al igual que el Sr. Buckingham, lo que resultó en un álbum con los nombres de ambos en 2017, así como una gira conjunta”. Esto fue lo último que Christine McVie grabó y su última aparición en el escenario fue durante febrero de 2020 en un concierto de tributo para Peter Green, uno de los fundadores de Fleetwood Mac. 

Aunque ese mismo año estrenó una compilación en solitario titulada “Songbird”, se negó a irse de gira para promocionarla. “No me siento físicamente preparado para eso. Estoy bastante mal de salud. Tengo un problema crónico de espalda que me debilita. Me pongo de pie para tocar el piano, así que no sé si realmente podría hacerlo físicamente”, dijo en una entrevista. Su familia anunció su fallecimiento el 30 de noviembre y el mundo de la música expresó su dolor ante la pérdida de un ícono del rock. 

Por Redacción Cultura 

A continuación, la recordamos en el día de su nacimiento, con dos de sus éxitos: Little Lies y Say You Love Me. 



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viernes, 11 de julio de 2025

“Desde el umbral del tiempo”. Carlos Szwarcer

 

“Desde el umbral del tiempo”. Carlos Szwarcer 

Libro de relatos y cuentos breves. 

Hace click en el Link de Descarga Gratuita en PDF:

https://estampasdebsas.wordpress.com/2025/01/07/desde-el-umbral-del-tiempo-carlos-szwarcer/   

En “Desde el umbral del tiempo” se despliegan emotivas vivencias narradas en dieciocho relatos y cuentos breves publicados en revistas especializadas de Argentina y el exterior. Basados en hechos reales, los textos se nutren de dos fuentes fundamentales: acontecimientos autobiográficos del autor y testimonios de tres generaciones de “vecinos” de su ciudad natal, Buenos Aires. 

Un hilo conductor nos guía por las entrañas de una época cuyos personajes reflejan el cosmopolitismo de la gran urbe. La vida cotidiana barrial de la segunda mitad del siglo XX discurre entre las colectividades típicas de la diversidad porteña. Relatos barriales. 

Recuerdos de niñez y juventud recrean el tono de la vida; aromas, sabores y colores nos introducen en las historias del ámbito familiar que reviven en coloridas pinceladas del sugestivo anecdotario testimonial. 

Y el carrusel del tiempo gira sobre la identidad y las tradiciones, la amistad, los amores y desamores; en tanto, una mirada profunda sobrevuela desde la infancia a la vejez, revelando sutiles y contradictorios vínculos que anudan la relación entre hijos, padres y abuelos, en una pintoresca mezcla de culturas integrada por españoles, italianos, árabes, judíos, griegos o armenios. Por momentos una luz intensa alumbra el universo “sefaradí” (judeoespañol), del cual el autor desciende por vía materna. 

Las narraciones fluyen atravesando lo más entrañable y sensible del espíritu, garantizan emoción e identificación con tramas y personajes que en esencia trascienden el tiempo y el espacio. Toca al lector hacer suyas estas historias, en las que acaso encuentren fragmentos de su propia memoria. 

  

Carlos Szwarcer es historiador, periodista y escritor argentino.    

Autor de los libros “Teatro Maipo. 100 años de historias entre bambalinas”, “Buenos Aires Sefaradi” (compilador), “El Tortoni y el Izmir, un nexo para la historia” (cuaderno del Tortoni N° 9), "Desde el umbral del Tiempo", y numerosos artículos, ensayos y narrativa publicados en prestigiosos medios nacionales y del exterior.    

También participó como coordinador en diversos emprendimientos organizados por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, y se enfoca en la diversidad porteña, los barrios, la inmigración y las colectividades, entre otros temas. 

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Reveriano Soutullo


Reveriano Soutullo Otero nació en Puenteareas, España, el 11 de julio de 1880, y murió en Madrid, España, el 29 de octubre de 1932. Compositor. 

El sitio www.historia-hispanica.rah.es publicó este recordatorio. 

Nacido en el seno de una familia vinculada a la música, recibió lecciones desde niño de su padre, director aficionado de la Banda de Redondela (Pontevedra). 

Mostrando un temprano talento musical, continuó estudiando con Segundo Fernández Cid, director de la Banda de Puenteareas. A los catorce años dirigía el Orfeón de Tuy, y, entre 1896 y 1900, fue cornetín solista en el Regimiento de Infantería “Murcia 37”, de Vigo; durante esta etapa en el Ejército, será el maestro Cetina quien perfeccione su formación, impartiéndole clases de armonía. 

Decidido a continuar sus estudios musicales, en 1900 se traslada a Madrid, con escasa fortuna y su cornetín como único medio de vida. Ya en octubre de ese mismo año se matricula en el Conservatorio madrileño de armonía y cornetín; en junio obtiene sobresaliente en los tres primeros cursos de armonía con Pedro Fontanilla, y, tras realizar ampliación de matrícula, concluye en septiembre los estudios de armonía, obteniendo un accésit de honor. Entre 1901 y 1906 desarrolla sus estudios de composición en dicho centro, finalizando ese mismo año, en la clase de Fernández Grajal con sobresaliente y obteniendo el Premio de Composición por unanimidad del tribunal, integrado por Bretón, P. Hernández, V. Zubiaurre, G. Giménez, T. Fernández Grajal, B. Pérez Casas, F. Espino, V. de Arín y P. Fontanilla. 

Tras estrenar dos zarzuelas en Vigo —El regreso (1906) y El Tío Lucas (1907)—, en septiembre de 1907, instalado de nuevo en Madrid, comienza a estrenar nuevas obras en el teatro de Novedades, dedicado entonces a la literatura sainetesca. Soutullo, que trabaja entonces en colaboración con el joven Lorenzo Andreu Cristóbal, estrena obras como Don Simón Págalotodo (1907), La siega (1909), La serenata del pueblo (1909), La pelirroja (1910) y La paloma del barrio (1911). Este último sainete obtuvo un gran éxito y supuso una primera cima en la carrera lírica del compositor gallego. Al año siguiente, 1908, Soutullo lleva a cabo un viaje por Francia, Italia y Alemania, gracias a una subvención concedida por el Ayuntamiento de Vigo, para ampliar su formación. 

Tras el éxito obtenido por su sainete El cofrade Matías (1914), Soutullo decide dedicar todos los esfuerzos al arte lírico, abandonando ciertos proyectos editoriales iniciados en 1910, e iniciando una nueva colaboración con Pablo Luna que, en colaboración con Arturo Serrano, había alquilado el teatro de la Zarzuela durante las dos siguientes temporadas 1913-1914 y 1914-1915 para cultivar el género lírico, acudiendo a autores de prestigio como Conrado del Campo, Turina, Falla o Guridi. En abril de 1915, Soutullo estrena Amores de aldea, zarzuela de costumbres gallegas, deudora de Maruxa, que había sido estrenada en el teatro de la calle Jovellanos el año anterior, que obtiene inmenso éxito. La obra sería estrenada dos meses más tarde en Vigo, en diciembre de ese mismo año en Barcelona y poco después en el teatro de la Comedia de Buenos Aires, con gran éxito. 

A partir de 1919 el compositor gallego inicia una nueva colaboración, ahora con el joven músico valenciano Juan Vert y Carbonell (1919-1931), diez años más joven que Soutullo. La pareja constituye el último gran tándem del género lírico, llegando a escribir más de treinta títulos en común, y sólo se verá truncada por la temprana muerte de Vert en 1931. 

Tras triunfos como El capricho de una reina (1919), Guitarras y bandurrias (1920), Las perversas (1921), La venus de Chamberí (1922), El regalo de boda (1923) o La piscina de Buda (1923) —obra completada por Soutullo y Vert ante el fallecimiento de Vicente Lleó, que había dejado incompleta la partitura—, los compositores alcanzan su consolidación lírica en la temporada 1923-1924, gracias al estreno de La leyenda del beso. 

En ese año el Teatro Apolo consigue una buena temporada, estrenando con éxito clamoroso La leyenda del beso, Doña Francisquita de Amadeo Vives —entonces director de este teatro—, y La bejarana, zarzuela castellana escrita por el veterano Emilio Serrano y Ruiz y el joven Francisco Alonso, obras que iniciaban la restauración de la zarzuela grande en el siglo xx. La leyenda del beso revela una clara influencia wagneriana tanto en su concepto constructivo —mediante el empleo de leit-motiven—, como en el tratamiento de un tema que aúna el amor y la muerte. Evidente es también la relación de los motivos de las trompas con algunos ejemplos de la ópera alemana del primer romanticismo, como Der Freischütz (1820) de Weber o el Guillermo Tell (1829) rossiniano. 

La Leyenda concluye de forma circular, como si ese eterno caminar, maldición de raza, debiera continuar a pesar de lo ocurrido, una anécdota más en esa vida errante, en ese viaje circular que es la vida gitana, donde el destino inexorable hace imposible la felicidad. Desde el número inicial, La leyenda del beso muestra a dos grupos sociales entre los que estallará el conflicto irresoluble que presenta la obra: los gitanos y los payos. Los primeros, que en su errante vagabundeo por las tierras de Castilla han instalado su campamento en tierras que pertenecen al señorito Mario nada más comenzar la zarzuela, emplean un canto libre, rapsódico, casi una cuerda de recitado, que se opone a la canción de caza —elemento que justificaría el empleo de la trompa— del latifundista, el señorito Mario. Soutullo y Vert emplean aquí recursos ya desarrollados con genialidad por Falla en su ópera La vida breve (1914) —donde también encontramos la confrontación del mundo gitano y el mundo payo, con las desgracias generadas por un amor imposible—, y para la creación de la canción de Iván, se inspiran los compositores en conocidos ejemplos anteriores del repertorio zarzuelístico de uno de los autores más importantes de los primeros años del siglo xx, José Serrano (1873-1941), como la “Canción Húngara” de Moros y Cristianos (1905) o la “Canción del vagabundo” de Alma de Dios (1907). La leyenda del beso obtuvo un clamoroso éxito en todos los escenarios donde fue interpretada, como Valencia —donde la crítica habla de éxito clamoroso—, Granada o incluso Nueva York. 

Tras estrenos menores, como el del sainete Encarna la misterio (1925), la pareja consigue otro inmenso triunfo en octubre de 1927, con el estreno en el Teatro de la Latina de La del soto del parral, título que obtiene tal éxito que el 15 de diciembre del mismo año se representa a la vez que en La Latina, en el Apolo y en el Teatro de Fuencarral, convirtiéndose en el único caso de la historia del género lírico español que se pone en escena simultáneamente en tres teatros madrileños. 

Si los autores del libro encuentran su fuente de inspiración en tierras segovianas, también sucede con los autores de la música, “contaminados” ya por el estilo verista, consecuencia tardía en España del realismo literario de Zola, impuesto por la partitura de Cavalleria rusticana (1890) de Mascagni. La del soto del parral no puede ocultar su filiación artística a esta tendencia, aunque la influencia se manifieste en el clima armónico y el color orquestal más que en el origen de la creación melódica. Por la originalidad de la inspiración, la fluidez con la que surgen los temas, el sentido noble del vuelo lírico y la bravura que se confía a las voces, La del soto del parral es una obra importante de la zarzuela contemporánea. 

El 9 de marzo de 1928 Soutullo y Vert consiguen el último gran éxito de su carrera con la zarzuela El último romántico, escrita sobre un libro de Tellaeche bien trazado, que recuperaba algunos tipos del Madrid finisecular. Los compositores escribieron una partitura llena de aciertos, como sus números casticistas —el número dos, la canción “La Encarna yo soy y me llamo” o el último número del primer acto, en el que Aurora hace de nuevo un canto a la España castiza—, claros deudores de la canción española del El niño judío —probablemente de Soutullo—, y con una evidente relación con el lenguaje musical que emplea Aurora Beltrán, la Beltrana de Doña Francisquita; la romanza de tenor, “Bella enamorada”, o los números corales, como la mazurka del número tres, en la línea de la posterior “Mazurka de las sombrillas” de Luisa Fernanda (1932), entre otros. La partitura es una muestra de los diferentes acentos que puede adoptar nuestro género lírico: descarado en el aire chulesco de la canción de Encarnación; romántico en el coloquio de las damas y los pollos; bravío en el tiempo de la jota que se deshace en lirismo de serenata que canta Enrique con melodía bellísima; amplio en las frases del dúo pasional; de buen gusto en el número cómico de Tomás, Ceferino y el coro; majeza, carácter y casticismo en el pasaje de las mantillas; resabios del mejor género chico en las escena de los murguistas; garboso en la mazurca del éxito; contagioso en la frase de la romanza de Enrique (todavía cercana a la opereta) y alegre, ingenuamente frívolo, en el número de Encarnación, Tomás, Ceferino y el coro. 

En febrero de 1931 fallece Juan Vert de una angina de pecho, interrumpiendo todo un futuro de proyectos tras doce años de íntima colaboración. El último estreno de la pareja de compositores, aunque póstumo para el valenciano, es Mancha de honor. Tras el fallecimiento de su “otra mitad lírica”, Soutullo relataba en una entrevista titulada El sitio vacío que dejaba Vert: “No era para mí el colaborador, era el amigo, el hermano, eso de lo que no se puede prescindir. Juanito Vert, que además de un gran músico era un gran holgazán, me convirtió a mí a la religión de la gandulería. 

Nos sucedía siempre lo mismo. Nos daban un libro, adquiríamos el compromiso con autores y empresa de entregar la obra para fecha determinada y dejábamos pasar el tiempo alegremente hasta que un día el calendario o una carta insultante de nuestros colaboradores nos daba la voz de alarma. Entonces, como el que va al patíbulo, nos íbamos a casa, nos encerrábamos con el piano y empezábamos a trabajar febrilmente hasta acabar la obra. Esta forma de trabajar indudablemente había de repercutir en nuestra salud”. 

En cuanto al método de colaboración, afirmaba Soutullo en la misma entrevista: “Vert hacía sus números y yo los míos, y después nos preocupábamos de darles unidad. Entre Juan y yo había una compenetración tan grande que los números suyos parecían hechos por mí y viceversa. En lo referente a la orquestación nos ocurrieron cosas graciosas. Este chotis —decía la gente— está orquestado por Fulano y la melodía es del otro, pues era al revés [...] Vert orquestaba formidablemente” (Estévez Vila, 1995: 55). 

Sus últimas obras quedarán incompletas y serán estrenadas póstumamente, caso de La rosa de Flandes, zarzuela terminada por Estela y estrenada en el teatro del Progreso de Madrid en 1933, o Luces de verbena, sainete completado por su antiguo compañero en las clases de composición del Conservatorio, Gregorio Baudot, y Moreno Torroba, siendo estrenado en el teatro Calderón de la capital de España, en 1935. 

Aunque la mayoría de los textos biográficos de Soutullo atribuyen su muerte a un accidente automovilístico, ésta se produjo, según recoge Estévez Vila, por un desafortunado postoperatorio tras una trepanación de oído. Todos conocían la sordera que el maestro sufría del oído derecho, lo que le llevó a someterse a una operación de oído en el Sanatorio de la Luz, por el doctor Tapia. La operación se desarrolló sin incidentes, pero una inoportuna bronconeumonía truncó la recuperación del músico que falleció en la mañana del 28 de octubre de 1932. 

La temprana muerte se llevó a un artista en la cima de su carrera, que había alcanzado ya la consideración de sus contemporáneos. Era vicepresidente de la Sociedad española de Autores Líricos y miembro del Consejo de Administración de la Sociedad General de Autores. 

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con el Intermedio de la zarzuela La leyenda del beso, en la versión de la Orquesta del Teatro Lírico de Zaragoza, dirigida por José Félix Tallada. 


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jueves, 10 de julio de 2025

Ian Whitcomb


Ian Timothy Whitcomb nació en Woking, Surrey, Reino Unido, el 10 de julio de 1941, y murió en Pasadena, California, Estados Unidos, el 19 de abril de 2020. Cantautor, productor discográfico, escritor, presentador y actor. 

El sitio www.magicpopblog.wordpress.com publicó este recordatorio. 

Fallece el cantante y compositor, Ian Whitcomb. 

Ian Timothy Whitcomb nació en Woking, Surrey, Inglaterra, el 10 de julio de 1941 y falleció el 20 de abril de 2020. Cantante, compositor, productor discográfico, escritor y actor, triunfó en los sesenta con su canción «You Turn Me On» que alcanzó el octavo puesto en la lista Billboard Hot 100 en 1965. Escribió varios libros sobre música y reactivó el interés por el ukelele.   

Empezó tocando el piano y con su hermano menor, Robin, a la batería, formó sus primeras bandas como The Ragtime Suwanee Six (1960–62). Robin tocó la pandereta en el éxito de Sonny & Cher «I Got You Babe» (1965). En Bryanston, una escuela pública en Dorset, Inglaterra, Whitcomb comenzó un grupo de skiffle en 1957 y luego una banda de rock and roll en 1959. A principios de la década de los sesenta, mientras estudiaba historia en el Trinity College de Dublín, se convirtió en miembro fundador de la primera banda de Dublín de R&B,  Bluesville. Consiguieron algunos éxitos con temas como «This Sporting Life».  El siguiente sencillo de Whitcomb, «You Turn Me On» alcanzó el puesto número 8 en julio de 1965. Durante las vacaciones de verano en 1965, fue a América para aparecer en programas de televisión como Shindig, Hollywood A Go-Go y American Bandstand. Whitcomb tocó en el Hollywood Bowl con The Beach Boys en 1965 y luego estuvo de gira con The Rolling Stones, The Kinks y Sam the Sham and the Pharaohs. 

«N-Nervous!», fue el siguiente lanzamiento de Whitcomb, y fue grabado en Hollywood.  Regresó a Dublín para completar sus estudios. En 1966 recurrió a una canción popular «Where Did Robinson Crusoe Go with Friday on Saturday Night?”, un tema de Al Jolson de 1916, que fue un éxito en la costa oeste y recuperó el ukelele antes de la aparición de Tiny Tim. Tras cuatro álbumes para Tower Records y producir a Mae West en su álbum llamado “Great Balls of Fire” para MGM Records en 1972, Whitcomb regresó al Reino Unido donde comenzó su carrera de escritor durante la que estudió el ragtime, Tin Pan Alley, vaudeville y el music hall. En la década de los ochenta, Whitcomb publicó “Rock Odyssey: A Chronicle of the Sixties”. Produjo un documental británico sobre el R&B “Legends of Rhythm and Blues” y además tuvo varios programas en la radio. Continuó escribiendo y actuando. Vivía en el sur de California con su esposa, Regina, y su perro, Tobey. Murió el 20 de abril de 2020, en el área de los Ángeles. 

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con dos de sus éxitos: You Turn Me On y Right or Wrong.  



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miércoles, 9 de julio de 2025

Dean Goffin


Dean Goffin nació en Wellington, Nueva Zelanda, el 9 de julio de 1916, y murió en Auckland, Nueva Zelanda, el 23 de enero de 1984. Compositor. 

El sitio www.sounz.org.nz publicó este recordatorio. 

Sir Dean Goffin nació en Wellington y estudió en el Christchurch Technical College y en el Napier Boys High School. Proveniente de una familia del Ejército de Salvación, Sir Dean se convirtió en director de la Banda Sur de Wellington en 1936. Tras alistarse en el Ejército de Nueva Zelanda al estallar la Segunda Guerra Mundial, Sir Dean fue nombrado director de la Banda de la 4.ª Brigada. La banda fue enviada a Creta en 1941 y luchó allí como pelotón de infantería al mando del teniente Goffin durante la desafortunada campaña. Posteriormente, Sir Howard Kippenberger, uno de los mejores soldados de Nueva Zelanda, felicitó al teniente Goffin por su desempeño como comandante de pelotón. 

Tras reincorporarse a la vida civil y graduarse en música en la Universidad de Otago, Sir Dean comenzó una carrera de servicio a tiempo completo en el Ejército de Salvación. Durante 10 años, fue responsable de la música del Ejército de Salvación en Gran Bretaña. 

Regresó a Nueva Zelanda en 1971 y ocupó diversos cargos antes de ser ascendido a Comisionado para Nueva Zelanda y Fiyi. Recibió el título de Caballero en 1983. 

Entre sus logros musicales, escribió varias obras, incluida Rhapsody in Brass , que se grabó en el CD de Woolston Brass, Millennium. 

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con la Sinfonía de Acción de Gracias, en la versión de la Enfield Citadel Band, dirigida por Andrew Blyth.  


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martes, 8 de julio de 2025

Juan Larenza


Juan Larenza nació en Buenos Aires, Argentina, el 8 de julio de 1911, y murió en su ciudad, el 17 de febrero de 1980. Pianista y compositor. 

El sitio www.todotango.com publicó este recordatorio firmado por Lito Bayardo.  

Inspirado y prolífico compositor nacido en la ciudad de Buenos Aires. Un pianista con quien me ha tocado en suerte compartir varios éxitos, como ser con la zamba “Mama vieja”, que escribimos en 1943, hoy una obra clásica en su género. Nació a metros de San Juan y Boedo y fue el más joven de los hermanos de una familia italiana, siendo su hermano Marcelo ejecutante del bandoneón, instrumento que Juan tecleaba a escondidas. 
 
Cuando cumplía los catorce años de edad sus familiares le dieron la sorpresa de regalarle un piano. Si bien una prima se ofreció para sus primeros ejercicios él llevaba dentro de sí un músico intuitivo y no precisó enseñanzas. Se hizo sólo, lo mismo en la composición, a tal punto que dos años más tarde surgió su tango “Risa de mujer”, que le registró en una grabación Roberto Firpo, el 23 de febrero de 1928 con el estribillo a cargo de Teófilo Ibáñez. 
 
Como tantos otros músicos, de muchacho trabajó en los cines animando las películas mudas. En ese año integró algunos conjuntos, comenzando con el del «fueyero» José Rebolini, autor del vals “Una lágrima [b]”. 
 
En 1932, integró la orquesta de Alberto Gambino, con presentaciones por Radio Belgrano, así hasta largarse a recorrer países americanos, desde Chile hasta México pasando por Colombia. Aprendió otros ritmos musicales e hizo gala de ellos ejecutando pasillos colombianos y valses peruanos. 
 
Y en Colombia se hallaba en el año 1935 cuando llegó Gardel con sus guitarristas. Como debía actuar en lugares amplios como el cine Olimpia y la Gran Plaza de Toros, se le contrató para acompañarlo al piano junto a Barbieri, Riverol y Aguilar. Lo acompañó hasta la función de la noche del 23 de junio, un día domingo, en la radio de Bogotá, el lunes 24 partía rumbo a Cali continuando la gira. Juan me continuó contando un día de recordación, que sólo atinó a viajar a Medellín y visitar el hospital donde encontró en estado desesperante a José María Aguilar y a José Plaja (quien enseñaba inglés a Gardel y actuaba como su secretario), con ellos estuvo hasta la llegada de los familiares. El hecho lo impactó tanto, que lo llevó a renunciar a unos contratos y decidir retornar a Buenos Aires. 
 
Aquí volvió a formar parte de la orquesta de Gambino y fue en LR1 Radio El Mundo, donde lo conocí. Durante algunos años fue quien acompañó al dúo vocal que formé con Alfredo Lucero Palacios luego de la desvinculación de Manuel Sucher. Tiempo más tarde, fue directivo de SADAIC. 
 
Con los guitarristas Menéndez y Robledo acompañó a buena cantidad de vocalistas en sus actuaciones radiales, como por ejemplo a Sabina Olmos cuando fue dejando los temas folclóricos para ingresar en el repertorio tanguero. 
 
De sus tantas composiciones podemos citar algunas en las cuales colaboró como autor Lito Bayardo, los tangos “Noche de fiesta”, “Nuestras vidas”, “Adiós vidalita” y “El paseandero”, que grabó Alberto Castillo. El vals “Flores del alma”, las milongas “Milonga querida”, “Aquí estoy”, “Cartas de amor [b]”, y, entre otras, las canciones: “Coplas de medianoche” y “Gaucho cantor”. Con Marsilio Robles compuso el tango “Así es Ninón” y la milonga “Cimarrón de ausencia”. Con Cátulo Castillo: “Para que la quiero tanto” y “Están sonando las ocho”, otros títulos son: “El cordobés”, “Mi locura”, “Capicúa”, “Cerrazón”, “El laburante”, “Decile que la perdono”, “De ayer” y “Guapeando”. 
 
Extractado del libro: 50 años con la canción argentina, de Lito Bayardo. 

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con Cimarrón de Ausencia, en la versión de Alberto Marino y la Orquesta de Aníbal Troilo.  


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lunes, 7 de julio de 2025

Pinetop Perkins

Pinetop Perkins (foto Jill Rachell) 

Joseph William Perkins, más conocido como Pinetop Perkins, nació en Belzoni, Misisipi, Estados Unidos, el 7 de julio de 1913, y murió en Austin, Texas, Estados Unidos, el 21 de marzo de 2011. Compositor y pianista. 

El sitio www.bluesvibe.com publicó este artículo firmado por José Pedro. 

Pinetop Perkins: casi cien años de blues / 31 de marzo de 2012 

Texto: JOSÉ PEDRO 

Tradicionalmente la historia del rock ha premiado la juventud convirtiéndola en un valor añadido, a veces incluso un requisito. Los rockeros siempre han triunfado más si eran jóvenes, atractivos, si vivían rápido y haciendo mucho ruido, y la perpetuación de ciertos estereotipos ha sido en parte responsable del actual estancamiento del rock. Los hay, sin duda, que saben envejecer sin perder dignidad, sobre todo aquellos que nunca fueron demasiado artificiosos, pero los años pueden pesar como una losa. Aparecen las arrugas, los anacronismos, y esa voluntad malsana de querer seguir siendo siempre joven. 

En el blues, por el contrario, los años son síntomas de experiencia, autenticidad y legitimidad, cualidades que caracterizaban al gigante Pinetop Perkins. Un bluesman con arrugas siempre gana puntos porque estas son las marcas del paso del tiempo, sus heridas de guerra y aunque el bueno de Pinetop no presumiese por ello, le sobraban las historias. Creció trabajando en las plantaciones de algodón del Mississippi, ayudó a llevar una destilería ilegal, superó el apuñalamiento de una corista, aguantó una ruptura de tímpano tras el estallido del amplificador de Earl Hooker, luchó contra el alcoholismo a los 83 años, y siguió fumando hasta el día de su muerte. La vida de Pinetop fue, de hecho, como el blues: dura, itinerante, eterna y, en última instancia, legendaria. 

Pinetop nunca se retiró, nunca tuvo intención de dejar la música ni los clubs sino que tuvo conciertos programados hasta el último día. Su corazón de blues dejó de sonar a los 97 años, cuando todavía conservaba intacta su ilusión por tocar: “Sólo quiero hacer feliz a la gente y sacarme un dólar o dos. Es todo lo que sé hacer”, decía. Se marchó tranquilo, en mitad de un sueño en su casa de Austin, agradecido por una vida larga e intensa, recordándonos que ni siquiera él podía vivir para siempre. Lo hizo durante la madrugada del 21 de marzo, curiosamente el mismo día en que nació Otis Spann , pianista al que sustituyó en la banda de Muddy Waters. Con su marcha, el mundo ha perdido al entrañable abuelo del blues, a un maestro del boogie woogie ya uno de los músicos que realmente construyeron el estilo. Era uno de los últimos vínculos con la tradición del blues pues sus vidas, la de Pinetop y la del blues, corrían de la mano. Ambos salieron del delta del Mississippi, pelearon para emigrar hacia el norte hasta conquistar ciudades como Chicago, Nueva York, Detroit y Los Ángeles y terminaron readaptándose a los nuevos tiempos. 

La miel del Mississippi 

Joseph William Perkins nació el 7 de julio de 1913 en la plantación de algodón Honey Island de Belzoni, una pequeña localidad rural del estado de Mississippi de apenas 3000 habitantes que hoy mantiene la distinción de “Corazón del delta”. Los padres de Pinetop, nombre que tomó del pianista Clarence “Pinetop” Smith, se separaron cuando tenía 6 años. "Mi padre nos abandonó cuando yo era muy pequeño. No sé realmente que le pasó. Supongo que tenían el blues". A los 9 pasó a vivir con su abuela, quien le introdujo al tabaco y el whisky y abandonó el colegio en tercero de primaria para trabajar en las duras jornadas de recolección de algodón. “Trabajar todo el día por 50 céntimos. Eso es lo que es”, recordaba. En el sur profundo de los Estados Unidos, territorio abierto con la dura herencia de la esclavitud, Pinetop buscó una salida a través de la música y aprendió a tocar la guitarra y el piano en su adolescencia, buscando una forma de vida distinta y con mayor libertad para viajar. 

Inició su camino hacia el norte a los 16, marchándose de casa tras una paliza de su abuela, e instalándose durante un tiempo en Tutweiler, Mississippi donde interpretó gospel en una iglesia hasta que su relación con la hija del pastor y sus pocos ingresos le obligaron a marchar. Pinetop estuvo entonces tocando como guitarrista junto a Robert Nighthawk por distintos sitios del Mississippi hasta terminar instalándose en Clarksdale, verdadero enclave del desarrollo del blues, donde actuó en fiestas, antros de calor y olor a whisky y en plantaciones de algodón como Hopson , lugares de reunión comunes para trabajo y fiesta. “Cuando empecé a tocar en la plantación, Charlie Patton solía tocar también”, recordaba Pinetop. "Era un gran guitarrista y cantante de blues y empecé a tocar como él. (...) Por aquella época bebía mucho whisky, todo el que podía". 

Supervivencia 

A principios de los 40 Pinetop inscribió su nombre para siempre en la historia, no sólo del blues sino de los medios de comunicación. Inicialmente junto a Robert Nighthawk y después formando grupo con el maestro de la harmónica Sonny Boy Williamson II, Pinetop participó en la programación de la KFFA de Helena, Arkansas, la primera radio que permitió a los negros tocar en directo. “Todos los días entramos en Bright Star hacia las 12.30 y tocábamos treinta minutos”, dijo Pinetop sobre su experiencia junto a Nighthawk. "La gente nos escuchaba y quería que tocásemos para ellos. Escribíamos a la radio para contratarnos y así viajábamos por distintos lugares –todo Mississippi, todo Arkansas. Así nos ganábamos la vida". 

Después de un tiempo, Pinetop dejó a Robert Nighthawk para tocar junto a Sonny Boy Williamson II en el King Biscuit Time. El dirigente Sam Anderson había ofrecido la venta de un espacio para actuaciones de blues siempre y cuando consiguiesen un patrocinador y la empresa Interstate Grocer Company, distribuidora de harina King Biscuit, vio en la oferta una gran oportunidad. De ahí nació el grupo King Biscuit Entertainers cuya función era publicitar la harina King Biscuit a través del blues en un espectáculo diario de quince minutos. “El hombre de Interstate Grocery me escuchó tocar y se lo dijo a Sonny Boy Williamson”, grabó Pinetop. "Así que Sonny Boy me habló de ello y me cambié a King Biscuit. Robert Nighthawk odió verme marchar. Entrábamos a las 12.15 todos los días y luego salíamos a vender desayunos Sonny Boy Meal y harina King Biscuit Solíamos ir de gira en camiones, tocando en camiones. ¡Oh, me encantaba aquella vida!" 

El éxito del programa, que continúa vigente a día de hoy, propició giras por las plantaciones y pequeñas comunidades del profundo sur norteamericano y terminó convirtiéndose en un gran referente para jóvenes aficionados y talentos como Jimmy Rogers y Little Walter. Empresarialmente, el uso del blues como herramienta de publicidad fue una manera ideal de conectar con la población negra rural, público objetivo de numerosos productos, a través de un lenguaje cultural popular con el que se identificaban plenamente. 

Durante su estancia en Helena, un pequeño Chicago del sur, Pinetop pasó por uno de los momentos más duros de su vida. Una corista encerrada durante horas en un lavabo terminó apuñalándole al salir furiosa, pensando que había sido él y no su ex marido quien la había encerrado. “Su marido Leroy –nunca olvidaré su nombre- puso tres barriles junto a la puerta para que no pudiese salir”, recordó Pinetop. “No me di cuenta porque me había apartado un poco y estaba hablando cerca de la puerta. Cuando salió dijo: '¡Quiero ver al que ha cerrado la puerta!' Entonces empezó a golpearme con uno de esos cuchillos pequeños… No me preguntó nada, solo vino a rajarme Fue hacia el corazón, puse el brazo para protegerme así que me apuñaló en el brazo cortándome el músculo y los ligamentos, ¡por nada! 

“La única razón por la que no perdió el brazo”, explica su manager Pat Morgan, “fue que el patrocinador del espacio consiguió que un médico blanco le operara. En aquellos tiempos los servicios médicos estaban estrictamente segregados y sin un hospital para negros cercano, llamó al hospital para blancos diciendo '¿Qué voy a hacer con un pianista de un solo brazo?'”. Pinetop salvó el brazo pero tuvo que abandonar la guitarra para siempre. Es una falsedad demasiado extendida que Pinetop “se pasó” al piano tras el apuñalamiento pues, como veíamos, combinó ambos instrumentos desde pequeño y en el momento de la agresión era el pianista de los King Biscuit Entertainers. “Todavía me limita cuando toco el piano. Mi Rolling Bass solía ser un trueno hasta que eso pasó”, dijo Pinetop sobre la potencia de su brazo izquierdo. “Ya no puedo hacerlo igual”. 

Dulce hogar, cálido destino 

Inmerso en las grandes migraciones negras, Pinetop siguió viajando hacia el norte y en 1949 se instaló en Cairo, Illinois, donde trabajó un tiempo como mecánico. Su personaje inquieto siguió llevándole de un sitio a otro, acumulando nuevas historias. Estuvo de gira con Robert Jr. Lockwood, colaboró con BB King y con Ike Turner (a quien le enseñó a tocar el piano), grabó “Jackson Town Gal” con Robert Nighthawk para los hermanos Chess, y durante una sesión para Sun Records junto a Earl Hooker, convirtió el boogie woogie de Clarence Pinetop Smith en su propio “ Pinetop's Boogie Woogie ”. Perdió casi la mitad de su capacidad auditiva después de que las virguerías de Earl Hooker reventaran el amplio a su lado, tocó en St. Louis con Johnny O'Neill & the Hound Dogs y se mudó definitivamente a Chicago en 1960. 

Pinetop tenía 55 ó 56 años cuando se unió a la banda de Muddy Waters en 1969 y, siendo el más mayor, pronto se convirtió en una especie de figura paterna apreciada por todos. Durante los doce años que estuvo junto a Muddy, Pinetop aportó experiencia y redefinió el sonido del Chicago blues con su mezcla única de barril, boogie y blues de la vieja escuela. Estuvo de girar junto a Muddy y participó en sus cuatro discos producidos por Johnny Winter, entre ellos los aclamados Hard Again (Blue Sky, 1977) y I'm Ready (Blue Sky, 1978), además de aparecer en The Last Waltz (Scorsese, 1978) y menudo tocar en Washington junto a los Nighthawks. En su último disco, King Bee (Blue Sky, 1981), Muddy acusó problemas de salud y con la aparición de conflictos económicos los miembros de su banda decidieron emanciparse y formar su propio grupo, The Legendary Blues Band, una especie de “dream team” del blues con Pinetop ejerciendo de pianista y cantante. 

Tras dos discotecas con The Legendary Blues Band – Life of Ease (Rounder, 1981) y Red Hot 'n' Blue (Rounder, 1983)- y giras con los Stones, Dylan y Clapton entre otros, Pinetop decidió iniciar su camino como líder en solitario a la friolera de 75 años con la publicación de After Hours (Blind Pig, 1988), un álbum que combinaba lentos blues de porche con jump blues y boogie, recuerdos al blues de Chicago y reminiscencias del Mississippi. Demostró andar sobrado de fuerzas y música y publicó 16 discos como líder en 16 años, de 1992 a 2008, en un esfuerzo discográfico poco común. Entretanto, Pinetop tuvo que hacer frente a un arresto domiciliario como consecuencia de varias condenas por conducir bebido. Cumplidos los 83, sometió su alcoholismo a rehabilitación en el 95, mismo año en que murió Sara Lewis, su pareja de los últimos 30 años. Después de vivir un tiempo en La Porte, Indiana y superar semejantes vuelcos se mudó a Austin, donde pasaría sus últimos años. 

Mi encuentro con Pinetop 

Tuve la suerte de conocerle apenas unos meses antes de su muerte. A los 97 años, Pinetop seguía tocando habitualmente y solía aparecer, a menudo sin previo aviso, por las jam session de Antone's, el célebre club de Austin que acogió el Chicago Blues en los años 70 y 80. Vestido con su elegancia; Traje, sombrero y bastón, Pinetop caminaba despacio, entre susurros y miradas que abandonaban el escenario para dar media vuelta y contemplar el paso lento de su héroe. En Antone's, una especie de almacén industrial rectangular, se sentaba en una esquina del club, la más cercana al escenario y más lejana a la entrada. Al lado del limpiabotas, vendía él mismo su propio material: el dvd biográfico Born in the honey (Sagebrush Production, 2007), y los discos Pinetop Perkins and Friends (Telarc, 2008) y Joined at the Hip (Telarc, 2010) mientras atendía a fans, disfrutaba de la música y apuraba privilegiadamente un cigarro tras otro. Le observé durante un rato y después trató de hablarle al oído. Con el sonido de la banda al fondo, busqué una entrevista a gritos pero su oído maltrecho no respondió. Como en un gesto de reafirmación, Pinetop me miró, y mientras asentía con la cabeza, solo dijo: “Pinetop Perkins”, como recordándome que sí, que era él, uno de los mejores pianistas de blues que ha habido, pero que poco más podía pedírsele a un anciano de 97 años que todavía regalaba clásicos como “Grindin' Man”, “Down in Mississippi” y “Got My Mojo Workin'”. 

Blues con arrugas 

Unánimemente admirado por el mundo de la música, Pinetop terminó convertido en un tesoro nacional cuya increíble longevidad no hizo sino aumentar su leyenda, reservándole para siempre un lugar en la historia de la música popular. Cada celebración de cumpleaños se convertía en una fiesta para la comunidad del blues. Celebró sus 88 años con las 88 teclas de un piano nuevo y recibió la llave de la ciudad de Austin al cumplir 92, al tiempo que apareció en revistas especializadas, periódicos y documentales como Piano Blues (Clint Eastwood, 2003) y Godfathers and Sons (Mike Levin, 2003). Nunca dejé de viajar y visitó España en 2007 para tocar en el Blues Cazorla y el pasado verano para hacerlo en el Hondarribia Blues Festival, donde cumplió los 97 años. 

Apenas un año antes de su muerte Pinetop grabó Joined at the Hip (Telarc, 2010), el que finalmente sería su último disco, junto a su inseparable amigo y compañero Willie “Big Eyes” Smith por el que recibió un Grammy al mejor álbum de blues tradicional, convirtiendo a Pinetop en el músico de mayor edad en recibirlo. Smith y Pinetop, que ya recibieron un Grammy honorario por su carrera en el 2005, se conocieron cuando Smith tenía siete años. Su padrastro era una gran aficionada a King Biscuit Time y siendo de Helena, Arkansas, donde se grababa el espacio, no pudo más que presentarse a conocer a los músicos. Con el tiempo, estos dos bluesmen de 23 años de diferencia, fueron compañeros en la banda de Muddy Waters y en la Legendary Blues Band, aparecieron juntos en la película de los Blues Brothers acompañando a John Lee Hooke r y terminaron siendo íntimos. “Pensar en alguien al que ha estado unido durante tanto tiempo y saber que no le vas a volver a ver más”, dijo Smith en su funeral, “es como perder a mi padre y mi madre”. 

Mujeriego amigo del flirteo y hombre sencillo con cara de bueno, Pinetop ya tocaba con “alma” mucho antes de que esa expresión se utilice. Su sonido, mezcla mágica de suavidad, dulzura añeja, y contundencia controlada seguirá siendo referencia obligada para cualquiera que se acerque al blues en el futuro. Su sutil sentido melódico, anclado siempre en la esencia del blues, es muestra de la prescindibilidad de detalles accesorios porque en Pinetop, bluesman humilde y bromista, uno encuentra la raíz y las ramas del grueso tronco del blues. “No recibí ninguna educación, tan sólo lo pillé”, repetía Pinetop. “Todo lo que hago, lo aprendí de oído”. Casi cien años de blues que Pinetop, como no, resumía con sencillez: “Pasé tiempos duros pero lo conseguí”. 

Artículo publicado en la revista Ruta 66 (nº287 noviembre 2011) 

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con Ida B. Pinetop Perkins, en voz y piano; Bob Margolin, en guitarra; Tad Walters, en contrabajo; y Wes Johnson, en batería. 


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domingo, 6 de julio de 2025

Shalom – Comenzamos el mes de Av


Shalom – Comenzamos el mes de Av  

En el judaísmo, Rosh Jodesh, el primer día del mes hebreo, tiene un profundo valor espiritual. No es solo una fecha en el calendario, sino un comienzo simbólico que influye en la energía y dirección del mes entero. En el programa de hoy, el rabino Samuel Garzón, nos lo explica. 

Hacé click en el enlace para ver el programa

https://www.rtve.es/play/videos/shalom/comenzamos-mes-av/16653313/.  

Louie Bellson


Luigi Paulino Alfredo Francesco Antonio Balassoni, más conocido como Louie Bellson, nació en Rock Falls, Illinois, Estados Unidos, el 6 de julio de 1924, y murió en Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 14 de febrero de 2009. Baterista.   

El sitio www.louiebellson.info publicó este recordatorio. 

Descrito por Duke Ellington como "no solo el mejor baterista del mundo... (sino también) el mejor músico del mundo", Louie Bellson se había expresado con la batería desde los tres años. A los 15, fue pionero en la configuración de bombo doble. A los 17, venció a más de 40.000 bateristas y ganó el concurso de batería Gene Krupa. 

Actuó en más de 200 álbumes con grandes figuras como Duke Ellington, Count Basie, Benny Goodman, Tommy Dorsey, Harry James, Woody Herman, Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald, Oscar Peterson, Dizzy Gillespie, Louie Armstrong, Lionel Hampton, James Brown, Sammy Davis Jr., Tony Bennett, Mel Torme, Joe Williams, Wayne Newton y la difunta esposa de Bellson, Pearl Bailey. 

En 1942, actuó con la banda de Benny Goodman y Peggy Lee en "The Power Girl". En 1943, "The Gang's All Here" y "Stage Door Canteen". Louie tenía 24 años y era veterano de la Banda del Ejército de los Estados Unidos cuando se unió a Danny Kaye, Louis Armstrong, Tommy Dorsey, Lionel Hampton, Charlie Barnett, Benny Carter, Mel Powell, Benny Goodman y otros en "A Song Is Born" (1948). Fue director musical de los conciertos y el programa de televisión de su difunta esposa, Pearl Bailey. 

Louie Bellson sustituyó a Sonny Greer en la Orquesta de Duke Ellington en 1951. La dejó en 1953 y regresó en 1956, y una vez más entre 1965 y 1966. Entre sus contribuciones al repertorio de Ellington se incluyen Skin Deep y The Hawk Talks. También colaboró con Ellington en los clásicos Conciertos de Música Sacra; en la producción teatral My People; y en la banda sonora de la película Assault on a Queen. 

En 1966, Bellson realizó una breve gira con Count Basie y su exjefe, Harry James. Fue director musical de su difunta esposa, tanto en su programa de televisión, The Pearl Bailey Show de la ABC, como en las numerosas giras que realizaron juntos. 

Como prolífico creador de música, tanto escrita como improvisada, sus más de 1000 composiciones y arreglos abarcan jazz, swing, suites orquestales románticas, obras sinfónicas y ballet. Como autor, ha publicado más de una docena de libros sobre batería y percusión. 

Recibió el prestigioso premio American Jazz Masters Award del National Endowment for the Arts en 1994. Además, es seis veces nominado al Grammy. 

En 1998, Louie Bellson fue aclamado (junto con Roy Haynes, Elvin Jones y Max Roach) como una de las cuatro "Leyendas vivientes de la música" cuando recibió el premio American Drummers Achievement Award de la Zildjian Company. 

Bellson posee cuatro doctorados honorarios, el último de la Universidad DePaul en 2001. En 2003, se inauguró un hito histórico en su casa natal el 6 de julio de 1924 en Rock Falls, Illinois, inaugurando así la celebración anual en su honor. 

El lanzamiento en CD de 2006 de "La Música Sacra de Louie Bellson y el Ballet de Jazz" (big band, sinfónica y coro) demostró ampliamente su maestría y amplitud como compositor e intérprete. Esta obra maestra está bien avalada por los elogios de sus colegas Tony Bennett, Della Reese, Dave Brubeck, Lalo Schifrin y otros. Amazon 

En marzo de 2007, Bellson y otras 35 grandes figuras del jazz recibieron el Premio Leyendas Vivas del Jazz del Centro Kennedy para las Artes Escénicas de Washington, D. C. En junio de 2007, la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores (ASCAP) incorporó a Bellson como Leyenda Viva en la ceremonia del Muro de la Fama del Jazz, celebrada en el Lincoln Center de Nueva York. 

Su último CD, compuesto e interpretado, fue con su viejo amigo, el trompetista Clark Terry, "LOUIE & CLARK EXPEDITION 2" (big band). Producido por su esposa en el sello Percussion Power de Bellson, este CD se lanzó a principios de 2008 con gran éxito de crítica. 

A los 84 años, Bellson falleció en febrero de 2009 en Los Ángeles por complicaciones de la enfermedad de Parkinson. Le sobrevivió su esposa y representante durante 16 años, Francine, y fue enterrado en Moline, Illinois, el lugar donde vivió su infancia. 

En 2009, el representante estatal de Illinois, Mike Boland, aprobó la Resolución HR0169 para honrar la memoria de Louie Bellson en la Cámara de Representantes de Illinois. En octubre de 2009, la congresista estadounidense Diane Watson (DL.A.) también patrocinó una Resolución. 

En 2010, se inauguró e inauguró una lápida conmemorativa en su tumba de Moline, Illinois. Fue diseñada por su viuda, cuyo propósito era brindar un lugar no solo para los estadounidenses, sino para los ciudadanos del mundo, donde pudieran rendir homenaje, expresar su orgullo por nuestra herencia, reflexionar e inspirarse para vivir una vida de excelencia y humildad. 

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con Carnaby Street, junto a la Orquesta Sinfónica de la NBC.   


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Brindaron refugio, repartieron documentos falsos y facilitaron vías de escape: el accionar de líderes religiosos en el Holocausto

El Diario Infobae, en su edición digital, publicó este artículo firmado por Gerardo Di Fazio.

Brindaron refugio, repartieron documentos

falsos y facilitaron vías de escape: el 

accionar de líderes religiosos en el 

Holocausto

Sacerdotes católicos, pastores evangélicos, anglicanos, luteranos e incluso imanes musulmanes
se arriesgaron para proteger a los judíos perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial. 
A algunos de ellos les costó sus propias vidas. Aquí, algunas de estas biografías y hechos que, 
en medio de las tinieblas del horror, demostraron que nadie se salva solo 
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Sacerdote franciscano polaco, Maximiliano Kolbe
Sacerdote franciscano polaco, Maximiliano Kolbe fue arrestado por los nazis en 1941 por sus actividades antinazis y enviado a Auschwitz. Allí ofreció su vida a cambio de la de un padre de familia condenado a la inanición. Kolbe fue canonizado en 1982 y reconocido como “Justo entre las Naciones”

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue un periodo de destrucción y sufrimiento, con el Holocausto como uno de sus episodios más trágicos, en el que los nazis exterminaron a seis millones de judíos, a homosexuales, gitanos, personas con discapacidad y a todo aquel que se opusiera a su régimen. En medio de esta oscuridad, numerosos líderes religiosos —sacerdotes, católicos ortodoxos, pastores evangélicos, anglicanos, luteranos e incluso imanes musulmanes— se alzaron como faros de esperanza, arriesgando sus vidas para proteger a los perseguidos. Estos individuos, movidos por su fe, compasión y sentido de justicia, desafiaron las políticas genocidas del Tercer Reich y sus aliados ofreciendo refugio, documentos falsos y rutas de escape.

El régimen nazi exigía total aceptación de sus políticas. En Alemania, las iglesias cristianas enfrentaron presiones para alinearse a su doctrina, mientras que, en los países ocupados, como Polonia, Francia e Italia, la persecución fue brutal. Sin embargo, la respuesta de las instituciones religiosas fue ambivalente: algunas jerarquías optaron por el silencio o la colaboración, pero muchos clérigos y laicos actuaron individualmente o en redes clandestinas.

En el mundo musulmán, particularmente en el norte de África y los Balcanes, los líderes religiosos también desempeñaron roles clave, a menudo en contextos menos conocidos. Estos actos de resistencia reflejan una diversidad de motivaciones —teológicas, humanitarias y éticas— y un coraje excepcional frente a la amenaza de muerte.

La Iglesia Católica, con su extensa red de parroquias, conventos y monasterios, fue un refugio crucial para muchos judíos. Aunque la postura oficial del Vaticano bajo Pío XII ha sido objeto de controversia, numerosos sacerdotes y religiosos actuaron por iniciativa propia.

Uno de los casos más célebres es el de Maximiliano Kolbe, un sacerdote franciscano polaco. Arrestado por los nazis en 1941 por sus actividades antinazis y su labor editorial, fue enviado a Auschwitz. Allí, Kolbe se ofreció voluntariamente para morir en lugar de Franciszek Gajowniczek, un padre de familia condenado a la inanición tras una fuga. Murió el 14 de agosto de 1941 tras recibir una inyección letal, después de consolar a sus compañeros en el búnker del hambre. Su sacrificio no solo salvó una vida, sino que inspiró a otros a resistir. Kolbe fue canonizado en 1982 y reconocido como “Justo entre las Naciones” por Yad Vashem.

Teólogo luterano y miembro de
Teólogo luterano y miembro de la Iglesia Confesante, Dietrich Bonhoeffer es un símbolo entre los religiosos que se opusieron al nazismo. Rechazó el totalitarismo desde el comienzo y fue parte de la resistencia. Ayudó a judíos a escapar a Suiza a través de contactos clandestinos. Fue ejecutado en Flossenbürg el 9 de abril de 1945, semanas antes del fin de la guerra

En Italia, la red de Asís, liderada por el padre franciscano Rufino Niccacci y el obispo Giuseppe Placido Nicolini, salvó a cientos de judíos entre 1943 y 1944. Utilizando conventos y monasterios como escondites, falsificaron documentos y organizaron rutas de escape hacia zonas aliadas. Niccacci, conocido por su audacia, coordinó esta operación bajo la nariz de las tropas nazis tras la caída de Mussolini, arriesgando la ejecución. Su trabajo, apoyado por monjas clarisas y la población local, permitió que familias enteras evitaran la deportación.

Otro ejemplo es Bernhard Lichtenberg, sacerdote alemán y deán de la catedral de Berlín. Desde 1938, Lichtenberg condenó públicamente el antisemitismo nazi, rezando por los judíos en sus sermones tras la Noche de los Cristales Rotos. Arrestado en 1941 por la Gestapo, fue encarcelado y murió en 1943 camino al campo de concentración de Dachau. Su resistencia abierta inspiró a otros clérigos a actuar en secreto.

En Francia, cuatro claretianos españoles —José María Sola, José Falguera, Mariano Paget y Ramón Tárrega— salvaron a unos 150 judíos, mayormente sefardíes, entre 1940 y 1944 en París. Proporcionaron certificados de bautismo falsos, que servían como salvoconductos para escapar de la persecución. Su labor, realizada en secreto, fue revelada décadas después, mostrando cómo la fe y la solidaridad trascendieron fronteras.

Algunos miembros de las iglesias de la reforma, particularmente los luteranos y calvinistas, también jugaron un papel significativo, especialmente en Alemania y los países ocupados. La Iglesia Confesante, un movimiento antinazi dentro del protestantismo alemán, fue un semillero de resistencia.

Dietrich Bonhoeffer, teólogo luterano y miembro de la Iglesia Confesante, es un ícono de esta lucha. Rechazó el nazismo desde sus inicios, uniéndose a la resistencia y participando en el complot del 20 de julio de 1944 para asesinar a Hitler. Antes de su arresto en 1943, ayudó a judíos a escapar a Suiza mediante contactos clandestinos. Fue ejecutado en Flossenbürg el 9 de abril de 1945, semanas antes del fin de la guerra. Su teología de la “gracia costosa” lo llevó a priorizar la acción sobre la seguridad personal.

Enfermera católica, Irena Sendler salvó
Enfermera católica, Irena Sendler salvó a unos 2500 niños judíos del gueto de Varsovia. Fotografía de la Nochebuena de 1944

En Francia, Jean Séverin Lemaire, pastor evangélico en Marsella, proporcionó documentos falsos y refugio a judíos tras las celebraciones dominicales. Colocó a niños judíos con familias evangélicas y católicas y coordinó con redes de resistencia, salvando decenas de vidas hasta el final de la ocupación.

Paul Schneider, conocido como el “predicador de Buchenwald”, fue un pastor evangélico alemán que denunció las atrocidades nazis desde su púlpito. Arrestado en 1937, fue enviado al campo de Buchenwald, donde continuó exhortando a los prisioneros desde su celda. Fue asesinado en 1939 con una inyección letal, pero su voz resonó como un símbolo de resistencia moral.

Aunque el anglicanismo tenía una presencia limitada en la Europa continental, algunos clérigos de esta rama destacaron por su valentía. George Bell, obispo anglicano de Chichester en Inglaterra, no solo abogó por los judíos desde el Reino Unido sino que también apoyó a disidentes alemanes como Martin Niemöller, facilitando su exilio en 1939. Bell usó su influencia para presionar al gobierno británico a aceptar más refugiados judíos, logrando salvar a varios cientos indirectamente. En los Países Bajos, anglicanos locales colaboraron con redes ecuménicas para esconder judíos. Aunque menos documentados, sus esfuerzos se sumaron a la resistencia cristiana más amplia en la región.

En el mundo musulmán, particularmente en el norte de África y los Balcanes, algunos imanes y líderes religiosos protegieron a judíos, desafiando la propaganda nazi y la colaboración de ciertos regímenes.

Un caso notable es el de Si Kaddour Benghabrit, rector de la Gran Mezquita de París. Entre 1940 y 1944, bajo la ocupación nazi de Francia, Benghabrit y su equipo proporcionaron certificados falsos de identidad a judíos, haciéndolos pasar por musulmanes de origen norteafricano. La mezquita sirvió como refugio temporal y punto de tránsito hacia España o el Magreb, salvando a unos 300 judíos, según estimaciones conservadoras. Esta operación, realizada en secreto, aprovechó la similitud física entre judíos sefardíes y musulmanes magrebíes para engañar a las autoridades.

Jozef y Wiktoria Ulma, un
Jozef y Wiktoria Ulma, un matrimonio católico polaco, fueron asesinados junto a sus hijos en 1944 por esconder a ocho judíos. La familia, incluido el bebé que nació mientras sus hermanos y sus padres eran ejecutados, fue beatificada en 2023. (Mateusz Szpytma, subdirector del Instituto de historia polaca IPN via AP)

En Albania, un país de mayoría musulmana, imanes y líderes comunitarios protegieron a judíos bajo el principio de besa, un código de honor que obliga a ofrecer hospitalidad y refugio. Hafiz Sabri Koçi, un prominente líder musulmán, colaboró con familias musulmanas para esconder a judíos albaneses y refugiados de otros países balcánicos. Albania fue el único país europeo donde la población judía aumentó durante la guerra, de unos 200 a más de 2000, gracias a esta resistencia colectiva.

En Bosnia, Mustafa Hardaga, un musulmán devoto, escondió a la familia judía Kavilio en Sarajevo durante la ocupación nazi. Hardaga y otros musulmanes bosnios arriesgaron sus vidas para proteger a sus vecinos judíos, demostrando una solidaridad interreligiosa que Yad Vashem reconoció al nombrarlo “Justo entre las Naciones”.

Más allá de las figuras individuales, existieron redes ecuménicas que unieron a líderes de diferentes confesiones. En Polonia, Irena Sendler, una enfermera católica, salvó a unos 2500 niños judíos del gueto de Varsovia, trabajando con sacerdotes y religiosos que proporcionaron escondites y documentos falsos. Aunque no era clériga, su colaboración con la Iglesia Católica fue esencial. En los Países Bajos, la resistencia incluyó a pastores luteranos como Gerardus Pontier, quien ocultó judíos en iglesias y granjas, y a católicos como Titus Brandsma, un sacerdote carmelita ejecutado en Dachau en 1942 por su oposición al nazismo y su ayuda a judíos.

Las motivaciones de estos líderes religiosos variaron. Para muchos católicos, como Kolbe y Niccacci, la caridad cristiana y el mandamiento de amar al prójimo fueron el impulso de sus acciones. Los protestantes, como Bonhoeffer y Schneider, se guiaron por una teología de resistencia al mal y la defensa de la justicia. Los imanes, como Benghabrit y Koçi, actuaron desde principios islámicos de compasión y hospitalidad, junto con un rechazo al racismo nazi.

El riesgo era inmenso: en Polonia ayudar a judíos conllevaba la pena de muerte para el rescatador y su familia; como ocurrió con Józef y Wiktoria Ulma, un matrimonio católico ejecutado en 1944 junto a sus seis hijos por esconder a ocho judíos. El asesinato de esta familia completa fue brutal y despiadado: no solo mataron a todos los niños sino que la señora Wiktoria estaba embaraza, del horror de ver cómo asesinaban a su familia dió a luz en ese momento y los guardias, sin ningún sentimiento humano, en ese instante de parir asesinaron al bebé y a su madre. En Francia y Alemania, la Gestapo vigilaba a los clérigos sospechosos y muchos, como Lichtenberg y Brandsma, pagaron con sus vidas.

Estos sacerdotes, religiosos, pastores e imanes no solo salvaron miles de vidas, sino que también preservaron la dignidad humana en un tiempo de barbarie. Sus acciones desafiaron la complicidad y el silencio de muchos de sus contemporáneos, demostrando que la fe, en sus diversas formas, podía ser un bastión contra la opresión. Aunque no todos recibieron reconocimiento en vida —muchos murieron en campos de concentración o fueron olvidados por la historia—, su legado perdura en los sobrevivientes y en los valores que defendieron.

Desde Maximiliano Kolbe hasta Si Kaddour Benghabrit, estos héroes interreligiosos compartieron un compromiso con la vida y la resistencia al odio. En un mundo fracturado por la guerra y el genocidio, sus historias nos recuerdan que la humanidad puede florecer incluso en las circunstancias más oscuras, guiada por la fe, el coraje y la solidaridad y, sobre todo, reconociendo la existencia del otro, dejando a un lado la propia vida para dar paso a la de los demás, demostrando así que nadie se salva solo.

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