viernes, 4 de julio de 2014

Astor Piazzolla


Astor Pantaleón Piazzolla nació en Mar del Plata, Argentina, el 11 de marzo de 1921 y murió en Buenos Aires, el 4 de julio de 1992. Bandoneonista y compositor.

En el aniversario de su fallecimiento, recordamos a Astor Piazzolla, con sus frases y su pensamiento.

La música es más que una mujer, porque de la mujer te podes divorciar, pero de la música no. Una vez que te casas, es tu amor eterno, para toda la vida y te vas a la tumba con ella encima.



Mi audacia está en la armonía, en los ritmos, en los contratiempos, en el contrapunto de dos o tres instrumentos, que es hermoso y buscar que no siempre sea tonal, buscar la atonalidad.



En mi país cambian los presidentes y no dicen nada, cambian los obispos, los cardenales, los jugadores de fútbol, cualquier cosa, pero el tango, no. El tango hay que dejarlo así como es: antiguo, aburrido, igual, repetido. 




Gracias a que mi música es muy de Buenos Aires, muy porteña, estoy trabajando en todo el mundo, porque encuentran que es una cultura diferente, una cultura nueva, es como el folklore, aunque de esto se hace poco y nada. Siempre están los eternos folkloristas en la Argentina que no han avanzado demasiado, pero con el tango yo avancé. Los demás que me vienen detrás están por el año 50 todavía.


Tengo una ilusión: que mi obra se escuche en el 2020. Y en el 3000 también. A veces estoy seguro, porque la música que hago es diferente. Porque en 1955 empezó a morir un tipo de tango para que naciera otro, y en la partida de nacimiento está mi Octeto Buenos Aires.

La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón... Es la lengua universal de la humanidad. 




No es que yo sea triste. Al contrario, soy un loco de la guerra, soy un loco lindo, me gusta divertirme, me gusta tomar vino, me gusta comer bien, me gusta la vida, así que mi música no tiene por que ser triste. Es triste porque el tango es triste, tiene raíces tristes, dramáticas, sensuales a veces, religiosas, tiene un poco de todo. Religiosas, por el bandoneón que fue inventado para acompañar la liturgia en Alemania. El tango es triste, es dramático, pero no pesimista. Pesimistas eran las letras de antes, totalmente absurdas.



En cuanto a mis discípulos, yo digo que cada uno se las arregle. Si escriben como yo, peor para ellos. Deberán saber que mi principal estilo es haber estudiado. De no haberlo hecho, no estaría haciendo lo que hago, lo que hice. Porque todos creen que hacer un tango moderno es hacer ruidos, es hacer cosas raras y no, ¡no es eso! Hay que profundizar un poco, ver que todo lo que yo hago esta muy elaborado. Si yo hago una fuga a la manera de Bach, siempre va a estar tanguificada.



Nadia Boulanger me hizo estudiar durante 18 meses que me sirvieron como si hubieran sido 18 años. Ella me enseñó a creer en Astor Piazzolla, en que mi música no era tan mala como yo creía. Yo pensaba que era una basura porque tocaba tangos en un cabaret y resulta que yo tenía una cosa que se llama estilo. Sentí una especie de liberación del tanguero vergonzante que era yo. Me liberé de golpe y dije: “Bueno, tendré que seguir con esta música, entonces”.




A continuación, Astor Piazzolla y su Quinteto en Lisboa, Portugal, el 11 de noviembre de 1987.