Astor Pantaleón Piazzolla nació en Mar del
Plata, Argentina, el 11 de marzo de 1921 y murió en Buenos Aires, el 4 de julio de 1992. Bandoneonista y compositor.
En el aniversario de su fallecimiento, recordamos a Astor Piazzolla, con sus frases y su pensamiento.
La música es más que una mujer,
porque de la mujer te podes divorciar, pero de la música no. Una vez
que te casas, es tu amor eterno, para toda la vida y te vas a la
tumba con ella encima.
Mi audacia está en la armonía, en los
ritmos, en los contratiempos, en el contrapunto de dos o tres
instrumentos, que es hermoso y buscar que no siempre sea tonal,
buscar la atonalidad.
En mi país cambian los presidentes y
no dicen nada, cambian los obispos, los cardenales, los jugadores de
fútbol, cualquier cosa, pero el tango, no. El tango hay que dejarlo
así como es: antiguo, aburrido, igual, repetido.
Gracias a que mi música es muy de
Buenos Aires, muy porteña, estoy trabajando en todo el mundo, porque
encuentran que es una cultura diferente, una cultura nueva, es como
el folklore, aunque de esto se hace poco y nada. Siempre están los
eternos folkloristas en la Argentina que no han avanzado demasiado,
pero con el tango yo avancé. Los demás que me vienen detrás están
por el año 50 todavía.
Tengo una ilusión: que mi obra se
escuche en el 2020. Y en el 3000 también. A veces estoy seguro,
porque la música que hago es diferente. Porque en 1955 empezó a
morir un tipo de tango para que naciera otro, y en la partida de
nacimiento está mi Octeto Buenos Aires.
La música es el arte más directo,
entra por el oído y va al corazón... Es la lengua universal de la
humanidad.
No es que yo sea triste. Al contrario,
soy un loco de la guerra, soy un loco lindo, me gusta divertirme, me
gusta tomar vino, me gusta comer bien, me gusta la vida, así que mi
música no tiene por que ser triste. Es triste porque el tango es
triste, tiene raíces tristes, dramáticas, sensuales a veces,
religiosas, tiene un poco de todo. Religiosas, por el bandoneón que
fue inventado para acompañar la liturgia en Alemania. El tango es
triste, es dramático, pero no pesimista. Pesimistas eran las letras
de antes, totalmente absurdas.
En cuanto a mis discípulos, yo digo
que cada uno se las arregle. Si escriben como yo, peor para ellos.
Deberán saber que mi principal estilo es haber estudiado. De no
haberlo hecho, no estaría haciendo lo que hago, lo que hice. Porque
todos creen que hacer un tango moderno es hacer ruidos, es hacer
cosas raras y no, ¡no es eso! Hay que profundizar un poco, ver que
todo lo que yo hago esta muy elaborado. Si yo hago una fuga a la
manera de Bach, siempre va a estar tanguificada.
Nadia Boulanger me hizo estudiar
durante 18 meses que me sirvieron como si hubieran sido 18 años.
Ella me enseñó a creer en Astor Piazzolla, en que mi música no era
tan mala como yo creía. Yo pensaba que era una basura porque tocaba
tangos en un cabaret y resulta que yo tenía una cosa que se llama
estilo. Sentí una especie de liberación del tanguero vergonzante
que era yo. Me liberé de golpe y dije: “Bueno, tendré que seguir
con esta música, entonces”.
A continuación, Astor Piazzolla y su Quinteto en Lisboa, Portugal, el 11 de noviembre de 1987.