domingo, 13 de julio de 2014

Carlo Bergonzi


Carlo Bergonzi nació en Vidalenzo, Parma, Italia, el 13 de julio de 1924. Cantante de ópera.

Comenzó a cantar después de una audición a los catorce años, originariamente como barítono. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue prisionero en un campo alemán por sus actividades anti-nazis y cuando fue liberado, regresó a Italia, donde empezó a estudiar en el Conservatorio Boito de Parma, con el maestro E. Campogaliani.

El 7 de agosto de 1947, a los veintitrés años, hizo su debut como Shaunard en La Bohème, al año siguiente debutó en Lecce como Fígaro de El Barbero de Sevilla de Rossini, y cantó los papeles de barítono como: Metifio en Arlesiana, Dottor Malatesta en Don Pasquale, Belcore en L'Elisir d’amore, Lord Enrico Asthon en Lucia di Lammermoor, Ghirlino en Le Astuzie di Bertoldo, Silvio en Pagliacci, Fritz Kobus en L'Amico Fritz, Alfio en Cavalleria Rusticana, Albert en Werther, Marcello en La Bohème, Sonora en La Fanciulla del West, Sharpless en Madama Butterfly, Lescaut en Manon Lescaut, Figaro en Il Barbiere di Siviglia, Laerte en Mignon, Rigoletto, y Giorgio Germont en La Traviata.


Después de reeducar su voz, hizo debut como tenor en 1951 con Andrea Chénier, y ese mismo año, para celebrar el 50º aniversario de la muerte de Verdi, la RAI, radio estatal italiana, lo contrató para una serie de óperas de Verdi.

En 1953, Carlo Bergonzi hizo su debut sucesivamente en La Scala, interpretando el rol de Masaniello en la opera homónima de Jacopo Napoli, en Londres como D. Álvaro en La forza del destino y en el Teatro Colón de Buenos Aires.

En 1955 debutó en Estados Unidos en la Ópera Lírica de Chicago, y al año siguiente cantó en el Metropolitan Opera House de New York, el papel de Radamés de la opera Aida de Verdi, que ha sido uno de sus roles más importantes, en el que siempre ha sido aplaudido apoteósicamente.


Sus actuaciones en la Arena de Verona casi fueron ininterrumpidas desde 1958 a 1975. Su debut en el Covent Garden, de nuevo como D. Álvaro, se produjo en 1962, siendo este mismo teatro lugar de sus más memorables éxitos artísticos. En 1966, interpretó y grabó Pagliacci con Herbert von Karajan.

Bergonzi siguió cantando a lo largo de la década de los años setenta en los principales teatros de ópera. En los años ochenta, se concentró más en recitales.

Entre sus diversos papeles, se le recuerda en particular: Riccardo de Un ballo in maschera y Rodolfo de Luisa Miller de Verdi, Des Grieux de Manon Lescaut y Cavaradossi de Tosca de Puccini.


Terminó su carrera artística en 1995 con un concierto en Viena, aunque ha tenido apariciones posteriores. En 1996, Bergonzi participó en la gala del 25º aniversario del director de orquesta James Levine, en el Metropolitan Opera. Dio su concierto de despedida de los Estados Unidos en el Carnegie Hall el 17 de abril de ese mismo año.

En 2000 intentó representar Otello de Verdi en versión de concierto, con la Orquesta de la Ópera de Nueva York, que no pudo terminar por encontrarse enfermo.

En su amplia discografía se encuentran cinco versiones de Aida y otras tantas de Un ballo in maschera. Ha ganado muchos premios su grabación de treinta y una arias para tenor de Verdi, para Philips Classics. Otras grabaciones destacadas: "La Boheme", "Madama Butterfly" ambas con Renata Tebaldi y dirigidas por Tullio Serafin, Aida, con Herbert von Karajan dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de Viena y Attila, con Gardelli dirigiendo a la Orquesta Royal Philharmonic,"Un ballo in maschera" primera versión con Birgit Nilsson y dirigido por Sir Georg Solti, la segunda versión con Leontyne Price dirigida por Erich Leinsdorf, e Il trovatore dirigido por Serafin.


Carlo Bergonzi ha tenido la capacidad de imponer el prestigio de una técnica de gran pureza, además de esto recursos de fraseo no comunes, y todas sus interpretaciones han sido de un óptimo nivel en la que su musicalidad innata se pone de relieve. 

Su estilo de canto es elegante al cual se une una sensibilidad interpretativa y una rigurosa conciencia estilística. De esto se puede deducir su capacidad, casi infalible, para captar en esencia el canto verdiano, como puede apreciarse sobre todo en la ópera "Un ballo in maschera" de Verdi.

Recordamos a Carlo Bergonzi con una selección de arias de ópera.