Maria Agnese Tribbioli |
Simone Sacerdoti, su esposa Marcela (de soltera Belgrado) y
sus hijos Cesare-David y Vittorio, nacidos en 1938 y 1941 respectivamente,
vivían en Florencia.
Simone era el cantor litúrgico de la comunidad y la vida
familiar se desarrollaba alrededor de la sinagoga y la colectividad judía. Las
leyes raciales de 1938 volvieron más difícil la vida familiar pero Simone
continuó con su trabajo de cantor. Cuando los alemanes ocuparon la ciudad en
1943 permanecieron en sus casas. Sin embargo, el 6 de noviembre de 1943 los
alemanes y los fascistas italianos asaltaron las oficinas de la comunidad y la
sinagoga, provocando caos y destrucción; como consecuencia la familia Sacerdoti
decidió escapar.
Simone había estado involucrado en tareas de rescate
ayudando al famoso rabino Nathan Cassuto a salvar a otros judíos, que era
asistido a su vez por el cardenal Elia Dalla Costa y muchos otros miembros del
clero. El cardenal Dalla Costa encabezaba una de las redes de rescate de judíos
de las persecuciones nazis más activas de Italia. A través de la mediación del
secretario del cardenal, Giacomo Meneghello, Marcella y sus dos hijos fueron
puestos en manos de Maria Tribbioli, la fundadora de la orden Pie Operaie di S.
Giuseppe y Madre Superiora del convento de la calle Ferragli en Florencia.
Simone encontró refugio en algunos otros lugares, incluido entre miembros del
clero.
Cesare-David recuerda haber sido recibido por la Madre
Superiora al llegar al convento, donde encontraron otras familias judías
escondidas junto con sus niños. Todos los judíos vivían en una sala y una monja
dormía con ellos. Según recuerda, su familia no pagaba nada al convento y que
el cardenal había solicitado la ayuda, pero que nunca la había ordenado. Había
sido una decisión de la Madre Superiora alojar y asistir a los judíos en
peligro, aún a costa de su propia seguridad. Nunca informó a las otras monjas
sobre la verdadera identidad de los huéspedes, y los llamaba simplemente
"refugiados sin techo".
Cesare-David y Vittorio fueron incorporados al jardín de
infantes del convento, que era dirigido por la Madre Superiora. La mayor parte
del día los niños estaban acompañados por las monjas, mientras las madres
permanecían escondidas en la sala. Cesare-David, que por entonces tenía cinco
años, recuerda a María como una señora baja y llena de energía, que le daba
coscorrones sin decir una palabra.
Últimamente Cesare-David y Vittorio regresaron varias veces
para visitar el convento, y aprender más sobre los eventos de la época de la
guerra, confrontar los datos con aquellos que los recordaban, encontrarse con
las monjas y recorrer los lugares de escondite.
Una de las monjas les contó que ella y una compañera estaban
a menudo vigilando la puerta del convento. Allí veían a Simone cuando venía
ocasionalmente a visitar. También relataron cuando soldados alemanes trataron
de irrumpir en el convento para buscar judíos pero que Maria consiguió
convencerlos de que no violasen la santidad de la institución.
Años después una de las monjas recordó un suceso que estaba
grabado profundamente en la memoria de Cesare-David. En una oportunidad fue
llevado a misa, junto con su hermano menor Vittorio, por la hermana Caterina.
Al entrar a la capilla Vittorio encontró los alrededores similares a la
sinagoga familiar. Cuando vio a un cura frente a él, y pensando que era su
padre, le gritó "¡padre, padre!", con gran regocijo de las monjas.
La
monja también le contó que había sido un chico muy disciplinado, pero que se
había negado a aprender a persignarse. Cuando fue a pedir consejo a la Madre
Superiora, esta le pidió tener paciencia con el niño y explicó la negativa del
chico por el trauma de haber tenido que abandonar su hogar.
Cesare-David recuerda la noche en que su padre vino a
recogerlos. Era el 27 de noviembre de 1943 y los alemanes habían realizado una
redada en un convento cercano y arrestado a muchas mujeres judías con sus
hijos. Simone y otros activistas comprendieron que el convento no era más un
lugar seguro y que las mujeres y los niños debían ser mudados a un nuevo
escondite.
Ese día la Madre Superiora ordenó a las monjas permanecer
encerradas en sus cuartos hasta que todos los huéspedes abandonaran el lugar.
Sólo cuando salieron y comprobaron que todos habían escapado, se percataron de
su verdadera identidad.
La familia abandonó rápidamente el convento y comenzó a
caminar por las calles. De pronto Simone vio un camión militar alemán. Saltó
sobre su bicicleta y se alejó de allí, atrayendo sobre sí la atención de los
soldados y permitiendo de ese modo a su mujer e hijos escapar y esconderse. Fue
atrapado en las inmediaciones pero consiguió escapar. Desde entonces la familia
se escondió en varios lugares, todos instituciones eclesiásticas, con ayuda del
clero cristiano.
Por último los niños fueron enviados a un orfanato en la
ciudad de Montecatini, dirigido por el padre Facibeni. Permanecieron allí hasta
la liberación, y luego se juntaron con sus padres.
El 16 de junio de 2006 Yad Vashem reconoció a la Madre Superiora Maria Agnese Tribbioli como Justa de las Naciones.