Sofka Skipwith Cortesía de Sofka Zinovieff |
Sofka Skipwith (de soltera Dolgorouky) nació en 1907 en San Petersburgo, Rusia. Era hija del príncipe Peter Alexandrovitch Dolgorouky.
Su abuelo había sido Gran Mariscal de la corte imperial y descendiente de los fundadores de Moscú. Exiliada, vivió en Inglaterra y Francia con su esposo Leo Zinovieff, miembro de otra familia rusa expatriada.
Tenían dos hijos, Peter e Ian. En 1937 Sofka se divorció de su marido y contrajo matrimonio con Grey Skipwith, un inglés, que murió en 1942 durante su servicio activo en la Real Fuerza Aérea británica. El hijo de ambos, Patrick, había nacido en 1939.
Cuando el ejército francés cayó derrotado en 1940 Sofka estaba en París. Fue arrestada por los alemanes en noviembre de 1940 junto con otros ciudadanos británicos, convertidos en extranjeros enemigos.
Sofka Skipwith, 1912. Cortesía de Sofka Zinovieff |
Al principio fueron confinados en un cuartel en Besançon, un campo para internados civiles. En mayo de 1941 todos los súbditos británicos fueron trasladados al campo de detención de Vittel. Sofka fue liberada en julio de 1944 en un canje de prisioneros entre Gran Bretaña y Alemania.
A principios de 1943 llegaron a Vittel desde Varsovia 280 judíos polacos poseedores de pasaportes o visados de países latinoamericanos.
Algunos de esos pasaportes habían sido falsificados o llegado a través de consulados en Suiza u otros países, pero sin autorización de los gobiernos latinoamericanos.
Sofka se conmovió profundamente por las trágicas historias que escuchó de boca de los prisionerso judíos y decidió tratar de ayudarlos.
La pequeña Sofka con su abuela y una oveja. Cortesía de Sofka Zinovieff |
“Lo que más nos impresionó de esos recién llegados era el aspecto de sonámbulos que aparentaban. Parecían aturdidos. Hablaban poco, parecía que nunca se reían, caminaban con lentitud por el parque, como si los pondría nerviosos hacer algo malo”, escribió Sofka en su autobiografía titulada “Sofka, la autobiografía de una princesa” (1968).
Ella y Madeleine White (posteriormente Steinberg), otra detenida británica, trataron de ayudar a esos judíos de la mejor forma posible.
También mantenían contactos regulares con la resistencia francesa, que suministraba documentos falsos que Sofka distribuía entre los jóvenes judíos en Vittel.
El 3 de abril de 1943 Sofka consiguió insertar en un tubo de dentífrico una lista de nombres de judíos del campo que poseían pasaportes sudamericanos.
La boda de Sofka con Leo Zinovieff, 1931. Cortesía de Sofka Zinovieff |
Fue enviado a partisanos franceses y destinado a Lisboa, donde llegaría a manos de diplomáticos occidentales con la intención de garantizar que los judíos fueran protegidos de ser deportados.
A la lista fueron agregados detalles sobre la trágica situación y se enfatizó la urgente necesidad de actuar con prontitud por canales diplomáticos.
En enero de 1944 lo alemanes comenzaron a controlar la validez de los pasaportes latinoamericanos de los prisioneros judíos de Vittel.
Habiendo comprobado que estos no eran válidos y dado que los mismos gobiernos no reconocieron su autenticidad, los portadores estaban desde ese momento en peligro de deportación al campo de exterminio.
Sofka con sus hijos Peter, Ian y Patrick, 1939. Cookham Dean, 1939. Cortesía de Sofka Zinovieff |
Se hizo un intento de obtener documentos válidos pero desafortunadamente cuando llegaron los certificados necesarios era demasiado tarde.
A fines de abril y en agosto de 1944 todos los judíos –menos 60- fueron deportados desde Vittel en dos grupos, vía Drancy, a Auschwitz-Birkenau. Poco pudo hacer Sofka para ayudar a los deportados y fue una testigo conmovida de su partida.
“Los polacos sabían perfectamente que significaba el tren. Para nosotros “deportación era simplemente una palabra... éramos incapaces de imaginar a los esqueletos torturados asociados más tarde con los campos... pero ellos habían visto”, escribió más tarde en su autobiografía.
Sofka con sus perros, Bodmin Moor, 1967. Cortesía de Sofka Zinovieff |
Consiguieron salvar la vida de un bebé judío. La madre había sido sacada del hospital pero el niño había quedado abandonado. Temiendo que también él fuese llevado las dos mujeres lo hicieron evadir del campo.
Sofka Skipwith. Cortesía de Sofka
Zinovieff
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El 14 de junio de 1990 Yad Vashem reconoció a Sokka Skipwith como Justa de las Naciones.