Così fan tutte, ossia La scuola degli amanti KV 588, es un
drama jocoso en dos actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto en
italiano de Lorenzo da Ponte.
Se estrenó el 26 de enero de 1790, en el Burgtheater de Viena,
y obtuvo un éxito discreto. La crítica tampoco la recibió con particular
interés, pues parecía un retroceso respecto a las dos óperas anteriores, Las
bodas de Fígaro y Don Giovanni, ambas con libreto de Lorenzo Da Ponte.
Mozart y Da Ponte tomaron el tema de la fidelidad de las
novias puesta a prueba, tenía antecedentes en la ópera bufa, con Wieland y
Goldini. El tema ya había sido tratado por Ovidio o Ariosto, y con notables
antecedentes como el Decamerón de Boccaccio y el Cimbelino de Shakespeare.
Se representó 5 veces, y a la muerte del emperador José II,
los teatros cerraron durante el período de duelo en la corte. En los meses de
junio, julio y agosto de ese año se ofreció en 5 oportunidades.
A continuación, recordamos a Wolfgang Amadeus Mozart, con la
ópera Cosi Fan Tutte, en la versión de Edita Gruberova como Fiordiligi; el
papel de Dorabella, interpretado por Delores Ziegler, Teresa Stratas es Despina;
Ferruccio Furlanetto interpreta a Guglielmo; Ferrando, cantado por Luis Lima, y
Paolo Montarsolo es Don Alfonso, junto al Coro de la Staatsoper de Viena y la
Orquesta Filarmónica de Viena, todos bajo la conducción de Nikolaus Harnoncourt.
La acción se desarrolla en Nápoles, en el siglo XVIII.
Acto I
Escena 1: Terraza de un café
En un café, Ferrando y Guglielmo, dos oficiales, manifiestan
que sus novias les serán eternamente fieles. Don Alfonso se une a ellos y hace
una apuesta de cien cequíes con los dos oficiales, diciendo que él puede probar
en un solo día que estas dos mujeres (como todas las mujeres) son volubles.
Aceptan la apuesta: los dos oficiales fingirán que les llaman a la guerra;
luego volverán disfrazados y cada uno intentará enamorar a la amada del otro.
Las dos mujeres, que son hermanas, están alabando a sus
enamorados. Alfonso llega y anuncia las malas noticias: los oficiales han sido
llamados a la guerra. Ferrando y Guglielmo llegan, con el corazón roto, y se
despiden de ellas (quinteto: Sento, o Dio, che questo piedo è
restio—"Siento, oh Dios, mis pies están reacios"). Conforme el barco
se aleja hacia alta mar, Alfonso y las dos hermanas les desean un buen viaje
(trío: Soave sia il vento—"Que el viento sea suave") luego Alfonso,
que se ha quedado solo, se regodea prediciendo que las mujeres (como todas las
mujeres) serán infieles (arioso: Oh, poverini, per femmina giocar cento
zecchini?—"Oh, pobrecitas, apostarse 100 zequinos a una mujer").
Escena 2: Una habitación en casa de las hermanas
Despina, su doncella, llega y les pregunta qué va mal.
Dorabella lamenta su tormento de haber sido abandonada (aria: Smanie
implacabili—"Tormentos implacables"). Despina se burla de las
hermanas, aconsejándolas tomar nuevos amantes que reemplacen a los antiguos
(aria: In uomini, in soldati, sperare fedeltà?—"En hombres, en soldados,
¿esperáis fidelidad?"). Después de su marcha, llega Don Alfonso. Teme que
Despina reconozca a los hombres a pesar de sus disfraces, así que la soborna
para que le ayude a ganar la apuesta. Llegan los dos hombres, disfrazados como
albaneses con bigotes. Entran las hermanas y se alarman por la presencia de
hombres desconocidos en su casa. Los "albaneses" intentan conquistar
a las hermanas, llegando Guglielmo a señalar sus distintos encantos masculinos
(aria: Non siate ritrosi—"No seas tímida"), pero sin resultado.
Fiordiligi manifiesta que será leal (aria: Come scoglio—"Como una
roca"). Ferrando, que se queda solo y nota que va a ganar, alaba a su amor
(aria: Un'aura amorosa—"Una brisa amorosa").
Escena 3: Un jardín
Las hermanas se lamentan de su situación. De repente (todo
combinado con Alfonso) entran los "albaneses" y amenazan con
envenenarse con arsénico por ser objeto de crueldad de parte de las hermanas.
Don Alfonso intenta calmarlos, pero entonces beben el "veneno" y se
desmayan. Poco después, llega un médico, que no es otro que Despina disfrazada,
que, usando un gran imán (véase magnetismo animal), consigue revivir a los
"albaneses". Los hombres, recuperados pero en tono de sufrir una
alucinación, exigen un beso de las diosas que están ante ellos. Las hermanas
los rechazan, aunque Don Alfonso y el doctor (Despina) les instan a que lo
hagan, ya que es todo efecto del magnetismo y del envenenamiento.
Acto II
Escena 1: Dormitorio de las hermanas
Despina pide a las hermanas que accedan a los deseos de los
"albaneses" (aria: Una donna a quindici anni—"Una mujer de
quince años"). Después de que ella se va, Dorabella confiesa a Fiordiligi
que se siente tentada, y las dos se muestran conformes en que un mero flirteo
no hará daño y las ayudará a pasar el rato que tienen que esperar hasta que
regresen sus amados (dúo: Prenderò quel brunettino"—"Yo tomaré al
morenito").
Escena 2: El jardín
Dorabella y el disfrazado Guglielmo están emparejados, como
los otros dos. La conversación es bastante incómoda, y Ferrando se marcha con
Fiordiligi. Ahora que están solos, Guglielmo intenta cortejar a Dorabella. Ésta
no se resiste mucho y acaba entregándole un medallón, con el retrato de
Ferrando en su interior, a cambio de un dije con forma de corazón (dúo: Il core
vi dono—"Te entrego mi corazón"). Ferrando tiene menos éxito con
Fiordiligi (aria de Ferrando: Ah, lo veggio—"Ah, ya veo," y aria de
Fiordiligi: Per pietà, ben mio, perdona—"Por favor, amado mío,
perdona"), así que se enfada cuando más tarde descubre que el medallón con
su retrato ha sido tan rápidamente entregado al nuevo amante. Guglielmo al
principio simpatiza con Ferrando, (aria: Donne mie, la fate a
tanti—"Señoras mías, se lo hacéis a tantos") pero luego presume,
porque su enamorada le es fiel. Don Alfonso dice que pronto cambiarán las
cosas.
Escena 3: La habitación de las hermanas
Dorabella admite su indiscreción ante Fiordiligi (È amore un
ladroncello—"El amor es un ladronzuelo"). Fiordiligi, disgustada,
decide seguir al ejército para encontrar a su enamorado. Antes de que pueda
irse, sin embargo, llega Ferrando y sigue cortejándola; al final, Fiordiligi
acaba en sus brazos (dúo: Fra gli amplessi—"En los abrazos").
Guglielmo queda afligido. Ferrando se burla de él lo mismo que él antes había
sido burlado. Don Alfonso, ganador de la apuesta, dice que las perdonen, porque
Così fan tutte ("Todas las mujeres hacen lo mismo"), y así lo acaban
admitiendo Ferrando y Guglielmo.
Escena 4
La escena comienza como una doble boda para las hermanas y
sus novios "albaneses". Despina, disfrazada de notario, presenta el
contrato de matrimonio, y todos lo firman. Justo entonces se oye música militar
a lo lejos, anunciando el regreso de los oficiales. Don Alfonso confirma los
temores de las jóvenes: Ferrando y Guglielmo regresan. Los
"albaneses" corren a esconderse (en realidad, para cambiarse el
disfraz). Vuelven en su uniforme de oficial y manifiestan su amor. Guiglelmo
descubre a Despina disfrazada y el contrato nupcial, y, cuando lo leen, se
enfadan. Las hermanas se escudan en que fueron objeto de un juego cruel de don
Alfonso y de Despina. Don Alfonso les dice que es verdad, y que la prueba está
escondida, señalando el lugar a donde habían entrado los oficiales poco antes.
Entonces se marchan y vuelven poco después, vestidos la mitad como
"albaneses" y la otra mitad como oficiales. Se descubre que el médico
era en realidad Despina y las hermanas se dan cuenta de que las han engañado.
Al final, todo se perdona, y el grupo entero alaba la habilidad para aceptar
todos los momentos de la vida, tanto los buenos como los malos, con la
moraleja: feliz aquél que todo lo toma por el lado bueno.