Sansón y Dalila Op. 47, es una grand opéra en tres actos con música de Camille Saint-Saëns y libreto en francés de Ferdinand Lemaire. Se estrenó en Weimar, Alemania, en el Teatro Grossherzogliches, actual Staatskapelle Weimar, el 2 de diciembre de 1877, en una versión en alemán.
La ópera se basa en el relato bíblico de Sansón y Dalila que
se encuentra en el capítulo 16 del Libro de los Jueces en el Antiguo
Testamento.
Aunque fue un éxito resonante entre el público y la crítica
de Weimar, la ópera no fue repuesta inmediatamente en ningún otro teatro de
ópera.
En 1882, en la Ópera Estatal de
Hamburgo, volvió a subir a escena, y en Francia la ópera tuvo que vencer muchas resistencias por
utilizar un tema bíblico.
Se estrenó el 3 de marzo de 1890, trece años
después del estreno de Weimar, en el Théâtre des Arts de Ruan, en París en el
Éden-Théâtre el 31 de octubre de 1890, y en los años siguientes, se representó en
Burdeos, Ginebra, Toulouse, Nantes, Dijon, y Montpellier.
En la Ópera de París, subió a escena el 23 de noviembre de
1892 en una representación bajo la supervisión de Saint-Saëns dirigida por
Édouard Colonne con Blanche Deschamps-Jéhin como Dalila y Edmond Vergnet como
Sansón, y resultó alabada por los críticos y el público.
A continuación, de Camille Saint-Saëns, la ópera Sansón y Dalila, en la interpretación de Placido Domingo como Sanson, Agnes Baltsa en el rol de Dalila, el Coro y la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro Liceu de Barcelona, bajo la batuta de Jacques Delacôte, el 4 de julio de 1989.
La acción se desarrolla en el antiguo
Israel en 1150 A. C.
Narra la historia del más famoso juez de Israel, consagrado desde el
vientre de su madre para ser el líder del pueblo elegido, dotado de una fuerza
espiritual y física sobrehumana, capaz de destruir al ejército filisteo con el
sólo poder de su brazo. La fuerza tenía una condición, un "recordatorio
divino" de que Sansón seguía siendo un hombre, y por tanto vulnerable al
pecado y la debilidad: su fuerza radicaba en su largo cabello y si algo le
ocurría, la perdería.
Sansón es vencido por un enemigo carente de armas y de
fuerza física: una seductora filistea llamada Dalila, elegida por el sumo
sacerdote del culto de Dagón para enamorar a Sansón y así poder arrancarle su
secreto y derrotarle. La pasión carnal que Dalila despierta en Sansón hace que
éste olvide su misión divina y, dejándose llevar por sus sentimientos e
instintos, le revele su secreto como prueba de amor. Dalila, mientras Sansón
duerme, le corta el pelo y lo entrega a los soldados filisteos, que le arrancan
los ojos, y le encadenan como esclavo a una noria para ser vejado y humillado
por el idólatra pueblo filisteo.
Sansón, derrotado y traicionado, se lamenta, implorando
perdón y recibiendo las recriminaciones de su pueblo. En una ceremonia en honor
a Dagón, falso dios filisteo, en la que Sansón iba a ser el "invitado de
honor" para demostrarle que Dagón era un verdadero dios, no como el Dios
de Israel, implora al Señor por su fuerza sobrenatural, para poder ofrecer en
sacrificio su vida y la de los paganos filisteos que osan blasfemar su Santo
Nombre.
Conducido por su lazarillo al templo, Sansón exclama su
última alabanza al cielo y derriba las columnas, desplomándose el templo y
sepultándose en vida con los filisteos, incluida la maliciosa Dalila.
Acto I
La entrada al Templo de Dagón en la ciudad de Gaza.
Acto II
La vivienda de Dalila en el Valle de Sorek.
Dalila seduce a Sansón mostrándose como una mujer sensible y
afligida por las barreras étnicas y religiosas que impiden su felicidad.
Destaca la maravillosa aria-dúo de Dalila ("Mon coeur s'ouvre à ta
voix"), verdadero momento culmen de la obra, la seducción de Dalila y la flaqueza
de Sansón.
Acto III. Escena I
Una prisión en Gaza.
Sansón, ciego y esclavizado mientras hace girar la noria,
eleva su famoso lamento al cielo ("O ma misere") y recibe los
reproches de su pueblo.
Interludio musical
Acto III. Escena II
Interior del templo de Dagón.
Como preparación a la ceremonia pagana, se ejecuta la famosa
Bacanal, extracto musical danzado de gran calidad, donde se muestra toda la
bajeza moral de los infieles. Termina la opera con una última invocación divina
de Sansón atado a las columnas del templo, y la posterior inmolación del héroe
hebreo.