lunes, 28 de diciembre de 2015

El enorme valor del diálogo interreligioso

El Diario La Nación publicó este editorial

El enorme valor del diálogo interreligioso

La importancia de las religiones en la construcción de la paz es irreemplazable como herramienta para desactivar conflictos, odios y fanatismos
DOMINGO 27 DE DICIEMBRE DE 2015

El rabino Goldman, el padre Marcó y el dirigente musulmán Abboud, con el Papa.Foto:Archivo
Diciembre es sinónimo de festividad, muy especialmente este año en el que el calendario reunió fechas importantes de las tres grandes religiones. Los cristianos se preparaban para el nacimiento del Salvador mientras los musulmanes esperaban la llegada del día del sacrificio del cordero y la comunidad hebrea vivía el Januká o festividad de las Luminarias en recuerdo de la recuperación de la independencia hebrea a manos de los macabeos y la posterior purificación del Templo de Jerusalén. La fiesta del Cordero, celebrada el 21 pasado, recuerda la obediencia de Abraham al ofrecer a su propio hijo a Dios en sacrificio.
El ecumenismo persigue la unidad de los cristianos mientras que el diálogo interreligioso promueve la riqueza que nace del intercambio entre religiones. En la Argentina, el conflictivo 2001 sensibilizó a líderes de variados credos que decidieron encarar una tarea conjunta a través del Instituto del Diálogo Interreligioso (IDI), que el por entonces arzobispo Jorge Bergoglio apoyó con ahínco. Sus fundadores, el rabino Daniel Goldman, el dirigente musulmán Omar Abboud y el sacerdote católico Guillermo Marcó, vivenciaron durante más de 15 años que el diálogo es una herramienta insustituible para la promoción del encuentro entre los pueblos.
En febrero de 2014, a instancias del IDI, el Papa recibió a un grupo de 45 argentinos incluyendo a representantes de comunidades religiosas, empresarios y dirigentes políticos que habían participado de un inédito viaje interreligioso a Tierra Santa llevando un mensaje de paz y armonía.
Más recientemente, la OEA ha propuesto al IDI implementar el proyecto "América en Diálogo", que tomará como base de trabajo el espíritu de la encíclica Laudato Si', que aporta una visión de cuidado y responsabilidad hacia el planeta, tema de preocupación para todas las tradiciones religiosas.
El mes pasado, los tres líderes argentinos convocados por el Papa almorzaron con él en Santa Marta a fin de acordar las acciones por seguir. Días después, el Papa recibió al secretario general de la OEA, Luis Almagro, y le transmitió un fuerte apoyo a esta excelente iniciativa que él mismo planea también seguir impulsando.
En la sede del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, que preside el cardenal Jean Lois Tauran, se realizará el año próximo una jornada de reflexión y puesta en común dirigida a profundizar las enseñanzas de la referida encíclica con los secretarios de Culto del continente y delegados de diversas confesiones que invite cada país.
Como señaláramos muchas veces, desde antes de asumir su papado, Bergoglio ha dado sobradas muestras de su particular interés por crear puentes desde su enfoque de la "cultura del diálogo", fundada en la negociación y la tolerancia. Con gestos históricos como su visita a la Tierra Santa, marcó el camino hacia una convivencia pacífica y un acercamiento, por ejemplo, entre israelíes y palestinos. Desde su sabia visión, el valor de las religiones en la construcción de la paz es irreemplazable como herramienta para desacreditar toda forma de integrismo o fanatismo. Su testimonio y su mensaje constituyen un ejemplo digno de ser imitado para superar el afán individualista que tantas veces prevalece en desmedro de las necesidades del conjunto. Debe ser más que bienvenida esta nueva iniciativa del organismo internacional, que representa una puesta en común de valores.
El Papa está convencido de que la solución a muchos de los actuales problemas no vendrá de Europa ni de Medio Oriente, ni de Asia, sino que puede surgir de América. Hacemos votos para que al profundizar el intercambio y el diálogo desde las diferencias, América contribuya a la paz y el entendimiento entre quienes comparten una casa común. El impulso del Papa por medio de estos tres auténticos líderes constituirá un aporte inestimable al replicar las acciones a escala universal.