Dura experiencia
A los ocho años lo enviaron a Auchswitz y sobrevivió, hoy
dice: “La bestia se despertó”
Jacobo Drachman fue llevado a Auschwitz y a otros dos campos
de concentración. Se escapó dos veces de las cámaras de gas. Sobrevivió.
Y cuenta lo vivido.
Jacobo Drachman, superviviente del Holocausto (EFE). |
22/01/2019 - 13:02
Superviviente del Holocausto tras pasar por tres campos
nazis, Jacobo Drachman avisa a sus 83 años del resurgir de los extremismos,
el ultranacionalismo y el antisemitismo en Europa, como otro nuevo episodio
de "la bestia que se despertó".
Drachman, cuyas peripecias como niño en el interior de la
maquinaria asesina nazi muestran el lado más siniestro del ser humano pero
también la fortaleza de la voluntad de supervivencia, explica en una entrevista su
idea de que hay en el hombre una parte destructiva que le empuja a la
guerra, el asesinato o el exterminio.
"La historia del hombre fue siempre igual, se
repite", explica desde la perspectiva de la edad y la experiencia, para
lamentar la repetición cíclica de "guerras, holocaustos", que incluye
también la destrucción del medioambiente y del planeta. "Desde un
principio algo falló acá".
El campo de concentración de Auschwitz. |
Nacido en Lodz (Polonia) en 1935, Drachman vivió con
poco más de cuatro años el inicio de la ocupación alemana del país, con la
creación inmediata del gueto judío en la ciudad y la condena a pasar
hambre, rememora Drachman, que pasó 26 años en Uruguay y actualmente reside
en Israel.
"No vi matar a nadie, la gente se moría sola",
de hambre, enfermedad o falta de ganas de vivir por las humillaciones o la pura
desesperación, rememora .
Sobrevivieron al principio en las colas de comida para
polacos y haciéndose pasar por gentiles, y luego cuando su padre (un experto
metalúrgico) encontró trabajo en el gueto.
Jacobo Drachman pasó por tres campos nazis (EFE). |
Tras casi cuatro años, los últimos judíos de Lodz fueron
enviados en agosto de 1944 en los conocidos vagones de ganado hasta
Auschwitz-Birkenau, donde las mujeres (incluyendo su madre) fueron
separadas de los varones. Él fue puesto con los ancianos o enfermos
camino de las cámaras de gas y el crematorio,mientras que su padre fue
declarado apto para el trabajo.
Drachman explica que se dio cuenta rápidamente de lo que
ocurría y antes de que las filas se separaran se retrasó de la suya y
saltó a la de su padre, donde lo escondieron entre todos.
Allí solo estuvieron cuatro días, en los que le dio tiempo a
comprender rápidamente lo que allí ocurría, ya que además un alemán
"nos lo explicó bien".
El campo de concentración de Stutthof. |
Explica que debe su supervivencia en buena parte a su afán
por salir adelante: "a mi no me ganaron, a mi no me iban a
matar".
Después los tres fueron enviados al campo de
Stutthof, en el Báltico, donde estuvieron tres meses con unas
condiciones muy duras por el frío, el hambre y las penurias.
En ese campo, mientras cambiaba pan por ropa con
unos chicos judíos recién llegados lo metieron con todo el grupo
en una cámara de gas pero se salvó gritando "Heil Hitler" y
pidiendo en alemán que le sacaran, ya que se había convertido en una
especie de mascota de los guardianes.
Jacobo Drachman habla del antisemitismo en Europa como otro nuevo episodio de "la bestia que se despertó (EFE). |
Drachman, ya con nueve años, fue saliendo adelante gracias a
la picaresca robando pan de la cocina y cambiándolo por ropa u
otras cosas. "Yo tenía pan, era un ladrón, y el pan era una moneda
fuerte", describe.
A finales de 1944 fueron trasladados a un campo de
trabajo en Dresde para producir material militar. Para ellos, era el
"paraíso", porque había comida, baño y calefacción.
"Nos cuidaban".
Y allí les llegó el gran bombardeo aéreo angloamericano del
14 y 15 de febrero de 1945, que causó unos 25.000 muertos, entre ellos
muchos internos del campo.
Los hornos de cremación del campo de concentración de Stutthof, en el Báltico. |
Tras la "marcha de la muerte" en la
que muchos de los judíos supervivientes de Dresde murieron de hambre y
agotamiento, fueron liberados el 8 de mayo por tropas soviéticas. Tras
varias vueltas por Europa, en 1946 pasaron a Uruguay, donde tenían
un tío abuelo.
Allí fundó su familia, que ya llega a nueve nietos y
seis bisnietos de tres hijos, y se hizo fanático del Peñarol.
Aunque él y sus padres consiguieron el raro logro de
salvarse, el Holocausto supuso la muerte de "arriba de cien"
familiares, pues solo le quedó un tío. Los tres fueron los únicos
supervivientes conocidos de los 500 judíos del último convoy de Lodz.
El campo de concentración de Auschwitz (Reuters). |
Entre detalles espeluznantes, explica que hay
"mucho" más que contar. Él narró sus experiencias en el libro
"Lágrimas secas", publicado en 2015.
Ha vuelto a Lodz a visitar los lugares de su infancia, pero
asegura que no siente "nada" por Polonia, un país
donde allá donde se pisa "está regado con sangre judía" y en el que
segura que "viven cuatro mil judíos y millones de
antisemitas".
Agencia EFE.