Las bodas de Fígaro, o Le nozze di Figaro, es una ópera bufa en cuatro actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto en italiano de Lorenzo da Ponte, basado en la pieza de Pierre Augustin Caron de Beaumarchais, Le mariage de Figaro.
Fue el propio Mozart quien le sugirió el tema a Lorenzo Da Ponte, y este le entregó el libreto terminado en julio de 1785. La ópera se estrenó en Viena, el 1 de mayo de 1786, bajo la dirección del mismo compositor.
El Emperador José II de Habsburgo concedió la licencia para representarla como ópera, a pesar de estar prohibida como obra de teatro. Da Ponte y Mozart redujeron a cuatro los cinco actos del original y transformaron la historia, evitando las alusiones sociales y políticas que podían ser problemáticas; en su lugar, profundizaron en la caracterización de los personajes.
Las bodas de Fígaro está considerada como una de las mejores creaciones de Mozart y una de las óperas más importantes de la historia de la música.
A continuación, de Wolfgang Amadeus Mozart, la ópera en cuatro actos Las bodas de Fígaro, en la versión de Hermann Prey como Fígaro; Mirella Freni en el papel de Susanna; Diertrich Fischer-Dieskau como el Conde de Almaviva; Kiri Te Kanawa como la Condesa de Almaviva, y María Ewing en el rol de Cherubino, junto al Coro y la Orquesta Filarmónica de Viena, todos dirigidos por Karl Bhöm.
La acción se desarrolla en Sevilla, España, en el palacio del
Conde y la Condesa Almaviva, a fines del siglo XVIII.
Acto I
Susanna y Fígaro están preparando su boda (Duettino: Cinque,
dieci...), y él arregla la habitación que el conde les ha regalado
para quedarse con Susanna pero Fígaro cree que es porque él le
consiguió a Rosina hace muchos años, (Duettino con recitativo: Se a
caso madama la notte ti chiama), ella se encuentra perturbada: el
Conde quiere tomar a Susanna antes que su esposo volviendo a un
derecho que él mismo abolió, y se lo ha hecho saber por medio del
maestro de música, Don Basilio. Así se inicia la acción: Fígaro
decide ponerse en guardia contra el Conde de Almaviva (Cavatina: Se
vuol ballare signor Contino), que es la parte más importante de la
opera, de quien fuera cómplice para conquistar a Rosina, ahora
Condesa de Almaviva. Mientras tanto Marcellina, el ama de llaves del
palacio, y Don Bartolo, el doctor en leyes, planean casar a la dama
con Fígaro, en cumplimiento a un contrato hecho tiempo atrás. Él
la ayudará, como venganza por su Rosina perdida (Aria: La vendetta).
Luego ambos enfrentan a Susanna, saliendo Marcellina herida en su
orgullo: su edad era mucho mayor que la de Susana (Duetto: Via resti
servita). Aparece luego el paje Cherubino, quien está huyendo del
Conde de Almaviva, el cuál quiere castigarlo por haber hallado al
paje con una de sus vasallas favoritas, Barbarina, y es perseguido
por Don Basilio. Le cuenta a Susanna su confusión amorosa (Aria: Non
so più cosa son cosa faccio). Entra el Conde de Almaviva, quien le
da una moneda a Susanna pero luego escuchan una voz que es Don
Basilio, el maestro de música, quien enreda la situación al revelar
que el Paje mira a la Condesa en una forma especial. El conde de
Almaviva, que se había escondido, sale enfurecido, y decide
desterrar a Cherubino (Trío: Cosa sento!). El Conde de Almaviva
explica lo de Barbarina y el paje, y al mostrar cómo lo encontró,
lo descubre ahora escondido en la cama que les dio el Conde de
Almaviva a Susanna y a Figaro. El Conde de Almaviva le dice a Don
Basilio que le avise a Fígaro, pero Susanna amenaza con mostrar la
moneda de oro que el conde de Almaviva le dio en su oferta amorosa y
entonces el Conde de Almaviva le dice a don Basilio que no vaya.
Entra Fígaro con el velo de Susanna en la mano y con los jóvenes
del pueblo a pedir permiso para su boda (Coro: Giovani liete), el
conde de Almaviva posterga la boda de mala gana y manda a Cherubino a
sevilla, y le dice a Cherubino que abrace a Susanna antes de irse y
entonces Cherubino la abraza pero Figaro le dice que el tiene algo
que decir antes de que se vaya (Non più andrai farfallone amoroso) y
el acto termina mientras Susanna le enseña la moneda a Fígaro.
Acto II
La condesa lamenta las infidelidades de su esposo, Porgi, amor,
qualche ristoro (Dame, amor, algún remedio). Llega Susanna y le dice
que le cuente lo que ha pasado. La condesa le dice a Susanna que vaya
por Fígaro. Fígaro sugiere que vistan a Cherubino de chica para
burlar al conde, y la condesa le pregunta a Susanna que qué le
parece; Susanna le responde que no está mal. Sale Fígaro por
Cherubino, quien está vestido de oficial. A instancias de Susana
canta a la condesa su amor, Voi che sapete che cosa è amor (Vos que
sabéis qué es el amor). La condesa y Susanna le disfrazan de mujer,
y citan al conde a una entrevista con Susanna, a la que en realidad
asistirá Cherubino, Susanna ve que Cherubino trae una venda en el
brazo y la condesa de Almaviva le pregunta que qué ha pasado. Luego
Susanna se va probar su vestido de boda a su cuarto y después de que
ella se va aparece el conde de Almaviva, y Cherubino se tiene que
encerrar en una habitación. El conde de Almaviva pregunta a la
condesa de Almaviva con quien hablaba y ésta le dice que era Susanna
que se fue a probar su vestido de boda a su cuarto. La condesa y el
conde escuchan un ruido que Cherubino hizo y el conde intenta
derribar la puerta. Mientras, Susanna, también escondida, aprovecha
que el conde y la condesa se ausentan en busca de una llave maestra,
ayuda a salir de la habitación a Cherubino que se lanza por la
ventana rompiendo una maceta del jardinero Antonio y Susanna se pone
en el lugar de Cherubino. Finalmente, la condesa confiesa al conde
que es Cherubino quien está ahí, pero al abrir la puerta, aparece
Susanna, y tanto la condesa como el conde se quedan muy sorprendidos.
Entonces, la condesa, reponiéndose, le dice que fue una artimaña
para poner celoso al conde pero ahora la condesa de Almaviva esta
sentimental y el conde de Almaviva le dice a Susanna que lo ayude a
calmarla y luego ya se calma. Entra Fígaro buscando a Susanna, la
condesa y al conde para ir a celebrar la boda pero el conde le pide
paciencia, ya que quiere interrogarle. Entra el jardinero, Antonio,
quejándose de que alguien rompió sus macetas al saltar de una
ventana. Fígaro dice que fue él el que saltó pero el conde le dice
que por qué salto y figaro le dice que porque se asusto y el conde
le dice que por que´se asusto y figaro le dice que porque estaba
esperando a Susanna pero escucho un ruido y se asusto y salto y se
lastimo el pie, pero Antonio muestra un papel que perdió el que
saltó por la ventana, que resulta ser las credenciales de Cherubino
como oficial. Fígaro dice que Cherubino se lo había dado porque
faltaba un sello, pero el conde no queda convencido con la
explicación. En ese mismo momento, aparece Don Bartolo, Marcellina y
don Basilio de nuevo, que reclaman al conde el cumplimiento de su
demanda: la boda de la señora con Fígaro.
Acto III
El conde reflexiona sobre la situación confundido por los eventos
precedentes ("Che imbarazzo è mai questo"). Incitada por
la condesa, Susanna entra en escena y acuerda ver al conde más tarde
esa noche, aunque en realidad es la misma condesa la que planea
encontrarse con el conde disfrazada de Susana. Cuando Susana sale, el
conde la escucha decir a Fígaro que ya ha ganado el caso (Hai giá
vinta la causa). Dándose cuenta de que ha sido engañado, decide
vengarse de Fígaro haciéndole casarse con Marcelina o pagar una
gran cantidad de dinero.
El notario Don Curzio exige a Fígaro el cumplimiento del contrato
con Marcellina (É decisa la lite), o pagarle una gran suma de
dinero, pero como éste no tiene, le obliga a casarse con ella.
Fígaro se excusa diciendo que él es de familia noble, y que no
puede casarse sin una autorización de sus padres desconocidos,
porque le robaron de pequeño unos bandidos, y los espera encontrar
en 10 años. Como prueba de esta nobleza, dice que tiene una señal
en su brazo, que Marcelina y don Bartolo reconocen. Marcelina dice
que Fígaro es su hijo, que desapareció al poco de nacer, y que don
Bartolo es su padre y que figaro se llama rafaelo, pero figaro se
puso figaro porque él no sabía que se llamaba rafaelo, así que ya
no tiene que casarse con ella ("Riconosci in questo amplesso").
Cuando llega Susanna, y ve abrazados a Marcellina y Fígaro, le
golpea en la cara, y Marcelina, junto con todos los demás, le
explican la nueva situación.
La Condesa dicta a Susana una carta para el Conde de almaviva,
para confundir a su marido ("Canzoneta sull'aria"). llegan
al escritorio del conde de almaviva y la condesa de almaviva le da un
alfier a susanna para que cierre la carta y le dice que le ponga
atrás de la carta que tiene que ser devuelto el alfiler, mientras,
entran un grupo de campesinas para ofrecerle flores a la Condesa de
almaviva, entre las que se encuentra Cherubino vestido de mujer pero
a la condesa y a susanna se les hace conocido cherubino y entonces la
condesa le pregunta a barbarina, que también le esta ofreciendo
flores, que quien es cherubino y barbarina le dice que es su prima
que vino a la boda de susanna y figaro. Antonio, el jardinero, y el
Conde descubren a cherubino. Luego llega figaro por las damas para la
boda y por susanna, pero el conde de almaviva le dice a figaro que si
va a bailar con el tobillo lastimado y figaro le dice que si que ya
casi no le duele y luego el jardinero le enseña a cherubino.
Se celebra la boda entre Fígaro y Susanna y entre Don Bartolo y
Marcelina, y durante el baile, Susana pasa al conde de almaviva la
nota que escribió dictada por la Condesa de almaviva, fijando una
cita para esa noche y cuando el conde de almaviva esta abriendo la
carta se pica con el alfiler, y luego le dice a barbarina que le
devuelva el alfiler a la bella susanna pero luego el jardinero le
pega a barbarina y entonces barbarina pierde el alfiler. La aguja con
la que está prendida la carta, debe ser devuelta, en señal de
conformidad. El plan es que esa noche no se encuentre con Susanna o
con Cherubino, sino que se encuentre con la Condesa de almaviva, así
que ésta intercambia su ropa con Susanna.
Acto IV
Fígaro sorprende a Barbarina buscando la aguja que sellaba la
carta, ya que el Conde de almaviva se la había dado a Barbarina para
que se la diera a Susanna, y ésta la había perdido. Fígaro
entonces sabe, por Barbarina, que Susanna se ha citado con el Conde
porque barbarina le dijo a figaro que el conde le dijo a que le
devolviera el alfiler a la bella susanna, pero ignora el plan.
Enfadado, invita a don Bartolo y a don Basilio a ser testigos de esa
cita (Recitativo ed Aria: "Tutto è disposto). Llegan la Condesa
y Susana, con los trajes intercambiados, y se produce un encuentro
complicado:
Cherubino, que había quedado con Barbarina, ve a la Condesa, que
iba disfrazada de Susanna, e intenta besarla, pero en ese momento
llega el Conde, y es él quien recibe el beso. Éste le responde con
un bofetón, que recibe Fígaro, que se había acercado para ver qué
pasaba. Cuando Cherubino y Fígaro se van ("Partito é al fin
l'audace"), el Conde comienza a seducir a la Condesa, pensando
siempre que es Susana, lo que enfurece a Fígaro, quien lanza un
grito y asusta al Conde. Él y su esposa disfrazada salen hacia el
bosque, dejando a Fígaro desolado. De repente aparece Susana, y
Fígaro piensa que es la Condesa. Para vengarse del Conde, Fígaro
comienza a cortejarla, aun cuando la reconoce por su voz, ("la
volpe vuol sorprendermi") lo que hace que Susanna se enfurezca,
ya que no se dio cuenta que había sido reconocida por su esposo,
Fígaro. Cuando se da cuenta ("pace, pace, mio dolce tesoro"),
la pareja se abraza y figaro le pone el zapato a susanna. Escuchan la
voz del Conde, que entra buscando a Susana. Fígaro y Susana deciden
entonces continuar con el plan de engañar al Conde, y Fígaro
comienza a cortejar a la Condesa falsa, lo que enfurece al Conde, que
confunde a Susanna con la Condesa. Llama auxilio (Finale: "Gente,
gente, all'armi, all'armi") y aparecen don Bartolo y don
Basilio, junto con Antonio y Marcellina. Todos juntos pide perdón al
Conde, pero él se niega, hasta que aparece la Condesa, dejando a
todos muy sorprendidos. El conde pide perdón a su esposa, por sus
sospechas y por su mala conducta. La Condesa le perdona y acaba el
acto con una alegre fiesta.