lunes, 18 de mayo de 2015

Unidos para siempre. Alemanes en Israel, israelíes en Alemania.


Shahak Shapira, un joven de 26 años, sufrió hostigamiento antisemita. Perdió a varios familiares en el Holocausto y a su abuelo en el atentado de los Juegos Olímpicos de 1972, en Múnich. Y, a pesar de todo, vive en Alemania. La tía abuela de la cantante israelí Rilli Willow murió en Auschwitz, pero Rilli se casó con un cristiano alemán y vive en Berlín. El cocinero alemán Tom Franz se convirtió al judaísmo, se casó con una israelí y vive en Tel Aviv. También la escritora alemana Sarah Stricker trabaja y vive en Israel. Cuatro ejemplos de una nueva generación de israelíes y alemanes que demuestran que, incluso tras los capítulos más oscuros de la historia alemana, la gente puede volver a convivir en paz y amistad.