martes, 19 de mayo de 2015

Patxi Andión


En Siempre Argentina Conexión Español, conversamos con Patxi Andión, sobre su única presentacion en Buenos Aires.

Conducción: Leonardo Liberman / Puesta en el Aire: Celso Miño - Jorge Falcone



Patxi Andión presenta Cuatro Días de Mayo, el viernes 22 de mayo en el Teatro SHA, Sarmiento 2255.


La voz de Patxi Andión no ha perdido ese acento cercano, intimista de ayer. Voz rota la suya, como salida de una cueva del París de mayo de 1968, cuya revolución vivió en directo. Tan recia como si acabara de tomarse en ayunas una copa de cazalla. Poeta maldito de la calle transmitiéndonos historias de seres marginales, putas y gentes desvalidas. Retratista urbano de miserias e injusticias. 

También irónico como cuando nos hizo aquel boceto musical del Rastro madrileño (donde aún mantiene un apartamento, en la Ribera de Curtidores) entre pícaros, chamarileros, anticuarios y buscadores perpetuos de gangas en busca de un "chollo" con la vana pretensión de engatusar al que vende, cuando volverán a casa, engañados, acariciando un pequeño botín. Luminosa y divertida metáfora, como la vida misma.


Patxi Andión siempre mantuvo que es más escritor que cantante, y así se advierte en los textos de sus canciones, por no referirnos a su bibliografía, como autor de libros de relatos, poemas, novelas de tinte policíaco y hasta ensayos cinegéticos, pues es amante de la caza y hasta pertenece a varias instituciones deportivas de esa especialidad. 

Nació en Madrid circunstancialmente el 6 de octubre de 1947, y fue llevado a tierras vascas con diecisiete días de vida, considerándose siempre de ese lugar de sus antepasados, en cuya lengua ha interpretado muy hermosas baladas como Gitarra zahartxo bat, que ha recogido en esta última producción discográfica. Patxi dijo una vez: "Yo he sido un lobo estepario toda la vida, que he vivido mal y pasado mucha hambre". 

Se desquitaría con el paso de los años para disfrutar ahora de una cómoda posición, mientras al levantarse todos los días ve desde su confortable vivienda el Palacio Real. Y del ayer recuerda la bruma de sus primeros tiempos de cantautor en Madrid, compartiendo amistad con Luis Eduardo Aute y "haciendo de negro" para Mari Trini, que le grabó algunas composiciones. 

Hasta que voló con voz propia y se convirtió en una especie de mito para la progresía cuando la censura maltrataba sus letras y él se las apañaba para cantar Rogelio, Esteban y otros temas prohibidos o con estrofas mutiladas. 

Así se labró una biografía de maldito que, si también cantaba al amor, no lo era a través de palabras convencionales, cursis y azucaradas. "Mis historias hablaban del país de entonces, de nosotros mismos…". Eran tiempos de esperanza mientras el Régimen iba agonizando poco a poco.
Es curioso, aunque no le pasó sólo a él: cuando ya se instaló la democracia, su voz, su repertorio, fueron diluyéndose, aunque él se mantuvo en candelero al menos hasta el decenio de los 90, etapa en la que fue el Ché Guevara de Evita e intervino como actor en una quincena de películas y series de televisión. Nunca dejó de escribir. Se licenció en Sociología e impartió clases como profesor en la Universidad Complutense de Madrid.

Prensa: Silvia Majul