martes, 3 de mayo de 2016

Adolphe Adam


Adolphe Charles Adam nació en París, Francia, el 24 de julio de 1803 y murió en su ciudad, el 3 de mayo de 1856. Compositor.

El sitio www.biografiasyvidas.com publicó este recordatorio

Adolphe Adam (Adolphe Charles Adam; París, 1803 - id., 1856) Compositor francés. Aunque dedicó prácticamente todos sus esfuerzos creativos al género operístico, su obra más recordada es un ballet, Giselle (1841), paradigma del género en la Francia del siglo XIX.

Hijo del pianista y compositor Jean Louis Adam, fue éste quien le dio sus primeras lecciones musicales, ampliadas después en el Conservatorio de París con François-Adrien Boïeldieu. La influencia de este músico sería decisiva en su formación, sobre todo en lo que respecta a la composición para el teatro, terreno en el que obtendría sus mayores triunfos. En 1827 empezó a componer "vaudevilles" para varios teatros y en 1829 estrenó, en la Opéra Comique, la opereta en un acto Pierre et Catherine. Sin duda su más exitosa ópera fue Le postillon de Longjumeau (1836), aún hoy vigente en el repertorio francés por la frescura de su inspiración melódica y su característico tono ligero, que más tarde retomaría y desarrollaría Jacques Offenbach en sus operetas.

La ópera cómica en tres actos Si j’etais roi (Si yo fuera rey, 1852) es otro de sus títulos más apreciados. Su libreto, obra de d'Ennery y Brésil, es la transformación de un cuento árabe de Las mil y una noches: un pobre pescador, Zeforis, ha salvado de una muerte segura a Nemea, sobrina del rey. Nemea, que apenas ha entrevisto a su salvador, se enamora de él. Pero Kadoor, primo y ministro del rey, se alaba de ser él mismo el salvador, y el Rey decide la bodas entre Kadoor y Nemea. Zeforis, también enamorado de la bella princesa, se desespera y exclama: "¡Ah, si yo fuese rey!". Y antes de dormirse escribe estas palabras en la arena. El Rey lo sorprende y, como burla, manda llevarlo dormido a palacio, vestirlo ricamente y hacerle creer, al despertarse, que se ha convertido en rey, posición desde la que Zeforis puede acercarse a Nemea, declararle su amor y revelar el engaño de Kadoor.

Escrita en poco más de dos meses, Si yo fuera rey obtuvo grandísimo éxito y siguió siendo de repertorio durante casi cincuenta años. Esto es debido no sólo a la vivacidad de algunas arias bien logradas, sino también al argumento, desarrollado por el libretista con cierta habilidad, y al hechizo del exotismo, elemento entonces nuevo en la música y que había sido inaugurado por Felicien David con su oda-sinfonía El desierto. Hablar de color local a propósito de Si yo fuera rey sería exagerado, pero el músico obtuvo efectos de ritmo y de color instrumental nuevos y eficaces en el género ligero de la ópera cómica. De ello puede dar una ligera idea la popularísima "Introducción", que resume los mejores momentos de la ópera.

Entre las restantes obras suyas son dignas de recuerdo Le châlet (1834), La reine d'un jour (1839), Cagliostro (1844) y Le toréador (1849); de sus ballets destacan Faust (1832) y el ya citado Giselle (1841). Adolphe Adam también alcanzó un gran renombre como pianista, organista y crítico musical. Publicó sus memorias en dos volúmenes: Souvenirs d'un musicien (1857) y Derniers souvenirs d'un musicien (1859).


A continuación, recordamos a Adolphe Adam, con el Ballet Giselle, en la versión del Ballet Nacional de Canadá.