I due Foscari, o Los dos Foscari, es una ópera en tres actos compuesta por Giuseppe Verdi, con libreto en italiano de Francesco Maria Piave, basada en el drama histórico The Two Foscari, de Lord Byron. La obra narra las intrigas políticas de la antigua república de Venecia.
En 1843 Verdi, le propuso la ópera al Teatro La Fenice en
Venecia, pero fue rechazada, considerada como inapropiada, ya que planteaba una
crítica a las acciones de la República de Venecia, y ofendía a las grandes
familias de Venecia que la habían gobernado, incluyendo a los descendientes de Foscari.
Finalmente el Teatro Argentina de Roma, accedió a
estrenarla, y subió a escena, el 3 de noviembre de 1844. En París se presentó
en 1846, y al año siguiente en Londres y Boston.
A continuación, de Giuseppe Verdi, la ópera I due Foscari,
en la versión de Leo Nucci, tenor, como Francesco Foscari; el personaje de Jacopo
Foscari, cantado por el tenor Francisco Casanova; Lucrezia, es la soprano
Dimitra Theodossiou; el bajo Giorgio Giuseppini en el rol de Jacopo Loredano;
el personaje de Barbarigo, en la interpretación del tenor Antonello Ceron; y la
soprano Tiziana Tramonti, en el papel de Pisana; junto al Coro y la Orquesta
del Teatro alla Scala de Milán, dirigidos por Riccardo Muti.
Acto I
En el palacio ducal, los miembros del Consejo de la
Serenísima República de Venecia se han reunido para deliberar sobre un caso en
que está involucrado Jacopo Foscari hijo del Dux, al que conducen ante ellos
para aclarar su implicación en un delito de traición a la patria. Mientras
tanto, en la cárcel, Jacopo se queja amargamente de su destino. En una de las
salas del palacio de los Foscari, Lucrecia Contarini, esposa de Jacopo, se
dispone a pedir justicia para su marido pero le llega la noticia de que ha sido
condenado al exilio en Creta. Los miembros del Consejo de los Diez comentan
entre ellos que Jacopo no se ha defendido de la acusación de haber mantenido
relaciones secretas con un Sforza (familia enemiga de la república) y que por
esa razón es justa la sentencia, a pesar de ser hijo del Dux. En su habitación
privada, el viejo Dux Francesco Foscari, tremendamente amargado, se enfrenta
con las contradicciones que le atormentan a una penosa lucha interior entre el
deber del hombre político y el cariño paterno. Llega Lucrecia quejándose de la
decisión del Consejo, dictada, según ella, por odio y venganza. Solicita la
ayuda de su suegro, pero éste, por su condición, no puede influir en la
sentencia. Francesco queda impresionado por el coraje de su nuera.
Acto II
En la prisión estatal, Jacopo se considera inocente, pero
sabe que su padre no podrá defenderlo. Presintiendo su muerte, delira con
espantosas visiones que le hacen caer al suelo desfallecido. Llega Lucrecia,
quien le comunica la noticia de su destierro. Hace también su entrada el Dux,
para aportar a la pareja un poco de consuelo. Se presenta el manipulador y
malvado Loredano, enemigo de los Foscari, quien indica al Dux que debe
confirmar la sentencia.
En la sala del Consejo del palacio ducal sus miembros
solicitan la condena de Jacopo, que es acusado de tener tratos con el enemigo y
haber dado muerte a Donati (miembro de una noble familia veneciana). Ni las
súplicas de Jacopo a su padre, ni las de su esposa, ni la emotiva presencia de
sus hijos hacen que el viejo Dux deje de ratificar la sentencia.
Acto III
La plaza de San Marcos al atardecer. Está a punto de
comenzar una regata. Hay ambiente de fiesta entre los venecianos. En medio de
tanta alegría aparece el cortejo que conduce a Jacopo al exilio. El joven se
vuelve a su esposa rogándole que alivie el dolor de su padre y eduque a sus
hijos en el valor y la virtud.
En los aposentos privados del Dux, el viejo Foscari llora y
lamenta la partida de su hijo. En esos momentos le llega la noticia de que el
verdadero asesino de Donati ha confesado su culpa con su último aliento. Por
tanto, Jacopo puede demostrar su inocencia. Esta alegría resulta efímera, ya
que Lucrecia llega en esos momentos, tremendamente afectada, para comunicarle a
su suegro que Jacopo ha muerto de dolor, camino del destierro.
El Dux recibe un aviso para presentarse ante el Consejo de
los Diez, quienes le exigen su inmediata dimisión. Francesco Foscari reacciona
con orgullo ante el Consejo, alegando que durante sus treinta y cuatro años de
mandato ha intentado dimitir en diferentes ocasiones y el Consejo no se lo ha
consentido. Finalmente, el viejo Dux entrega el anillo y el tricornio, símbolos
de su poder. En ese momento suenan las campanas que anuncian la elección del
nuevo Dux, un miembro de la familia de los Malipiero. Los enemigos de los
Foscari, dirigidos por Loredano, han ganado la partida. El viejo Foscari muere
de angustia invocando el recuerdo de su hijo.