Francisco Juan Lomuto, ocasionalmente utilizó el seudónimo Pancho Laguna, nació en Buenos Aires, Argentina, el 24 de noviembre de 1893, y murió en Tortuguitas, Provincia de Buenos Aires, Argentina, el 23 de diciembre de 1950. Director de orquesta, compositor y pianista.
El sitio www.todotango.com
publicó este recordatorio firmado por Oscar Zucchi.
El voluminoso físico, la talla elevada, su fuerte
complexión, la prematura calvicie, las tupidas cejas, los lentes sin armazón,
las grandes manos de dedos gordos que permanentemente sostenían una fina
boquilla de guindo, estaban en abierta oposición a su fina espiritualidad, a la
afabilidad de su carácter y señorío.
Sus padres eran napolitanos y gustaban de la música. Su
papá, Víctor, fue violinista y alguna vez incursionó en el tango. Su mamá
Rosalía Narducci, pianista, tuvo diez hijos, el mayor de ellos, Francisco,
recibió de ella sus primeras lecciones de música.
Francisco Lomuto nació en el barrio de Parque de los
Patricios. Tres de sus hermanos se dedicaron a la música: Víctor Lomuto, era
discreto en el bandoneón y la guitarra, viajó con Manuel Pizarro a Francia y
allí formó familia y se instaló, actuó también en la orquesta de
Bianco-Bachicha.
Enrique Lomuto, fue pianista y el primero de la familia en
actuar frente al público. Llegó a tener su orquesta típica y grabó discos en
varias oportunidades. Fue padre del bandoneonista, autor y arreglador Daniel
Lomuto.
Héctor Lomuto se dedicó a otro tipo de música, y formó un
conjunto con el nombre de Héctor y su Jazz, actuó largas temporadas en la
radio, en innumerables bailes y realizando numerosas grabaciones.
Por último, Oscar Lomuto, se dedicó al periodismo y escribió
algunas letras, entre ellas la del tango “Nunca más”.
Volviendo a Francisco, podemos decir que más allá de las
lecciones dadas por su madre, y un breve lapso en el cual estudió en un conservatorio,
no tuvo otra enseñanza que la práctica constante. A los 13 años, compuso su
primer tango “El 606”, referido a un medicamento llamado Salvarsán, que era
indicado para el tratamiento de enfermedades venéreas. Existe un registro
discográfico a cargo de la Banda Municipal de la Ciudad de Buenos Aires.
Durante varios años trabajó en casas de música, tocando las
piezas que requerían los clientes. Su primer tango fue bien recibido y esto lo
alentó para componer otros, que rápidamente llegaron al disco: “El inquieto” y
“La rezongona”, que fueron grabados en EEUU para el sello Victor por el
conjunto Ferrer-Filipotto. Poco más tarde los mismos músicos le registran “Río
Bamba” y “El chacotón”. Francisco Canaro, en 1915, le graba “La rezongona” y
“Dardánelos”. Roberto Firpo, en 1917, “La revoltosa”.
Pero el éxito le llegó con “Muñequita”, con letra de Adolfo
Herscheld, que estrenó en 1918, en el teatro, la actriz María Luisa Notar.
También fue la primera obra que le grabara Gardel. El tema en cuestión también lo
grabó en Estados Unidos las Orquesta Típica Select.
Junto con su amigo Francisco Canaro fue promotor en la idea
de constituir un organismo que protegiera los derechos autorales.
Cuando fallece su padre debe hacerse cargo de la manutención
de la familia, y se dedicó a trabajar de lleno en la música.
La idea de formar una orquesta lo encontró con la suficiente
autocrítica como para reconocer que necesitaba ponerse a punto. Para ello
recurrió a su amigo Francisco Canaro. Este actuaba en el cabaret Royal Pigall y
le solicitó un barato, lo que en la pintoresca jerga de los músicos significaba
que se le permitiera tocar en la orquesta como práctica. Canaro accedió porque
además de la amistad Lomuto tocaba bien, con buen ritmo.
Al poco tiempo se largó como solista de piano y también a
dúo con su hermano Enrique que tocaba el armonio. Tuvieron actuaciones en la
primitiva radiotelefonía, en este caso Radio Sudamericana, ubicada en el Pasaje
Roverano de Avenida de Mayo 560, a metros de la Plaza de Mayo. Y en el año 1922
formó un dúo de pianos con Héctor Quesada, llegando por primera vez al disco
con ocho temas.
Ese mismo año forma un conjunto para actuar en los cruceros
de turismo que viajaban desde Brasil hasta el sur de nuestro país, Tierra del
Fuego, en el buque Cap Polonio. El nombre de este barco fue título de un nuevo
tango suyo.
En el sexteto actuaban músicos de la talla de Manuel Pizarro
y Pedro Polito, ambos bandoneonistas y Agesilao Ferrazzano y Miguel Tanga en
los violines.
Ya en 1923, forma su primera orquesta para actuar en tierra
firme y llegar al disco. Sus músicos fueron: los bandoneonistas Vicente Romeo y
Ángel Ramos, los violinistas Lorenzo Olivari y Esteban Rovati, Ángel Corleto en
el contrabajo y su hermano Enrique al piano. Más tarde, ingresó Ricardo
Brignolo como primer bandoneón y tuvo una gran repercusión.
En las grabaciones colaboraban, a manera de refuerzo,
Eduardo Armani en el violín, Minotto Di Cicco en el bandoneón y el pianista
Alberto Castellanos.
Francisco Lomuto fue un músico muy responsable, que
reconocía los límites de su técnica y por tal motivo, tempranamente, dejó de
tocar el piano para dedicarse exclusivamente a la función de director de
orquesta.
Actúa en los salones más cotizados de la época y, siguiendo
como siempre los pasos de Canaro, suma a la naturaleza típica de su orquesta,
el ritmo del jazz, denominando a su conjunto «típica y jazz band». A raíz de
esto agrega nuevos músicos y nuevos instrumentos: el pistón, el saxofón, la
trompeta, el clarinete, que pasaron a ser, al decir de los muchachos, la
sección «cañerías».
En 1926, se incorporó el bandoneonista de 16 años Daniel
Alvarez, conocido con el apodo de Sardina, por su contextura delgada. Este
músico le dio gran personalidad y fuerza a la orquesta, permaneciendo hasta
1933. En 1927, aparece un nuevo éxito, el tango “Cachadora”, con letra de
Pancho Laguna, que no era otro que el propio Lomuto.
Con la aparición del cine sonoro las orquestas tangueras
pierden un importante lugar de trabajo, algunas desaparecen, otras se
incorporan a los palquitos de los numerosos cafés y otras como la de Lomuto,
llegan a las salas de baile o escenarios teatrales. En esta época las orquestas
aumentan el número de sus integrantes, por la mala acústica de los lugares
donde actuaban. Así los ejemplos de Lomuto, y de las orquestas de Firpo y de
Canaro.
Su orquesta tuvo una personalidad muy definida, un buen
ritmo, estilísticamente ortodoxa, que no estuvo en la búsqueda creadora, sino
más bien en lograr una adecuada propuesta bailable, de grata musicalidad. En
otro orden de cosas, se destacó también por sus curiosos finales con la séptima
disminuida a manera de rúbrica.
Por 1929, eran importantes los aportes de los músicos Luis
Zinkes, Haroldo Ferrero y el ya mencionado Daniel Alvarez, en la línea de
bandoneones. Entre los violines, además de Armando Gutiérrez y Carlos Taverna,
se destacaba Leopoldo Schiffrin (El mujic), padre del compositor y arreglador
de música cinematográfica Lalo Schiffrin. El piano estaba a cargo de Oscar
Napolitano, el contrabajo era Alfredo Sciarretta, el clarinete Carmelo Águila,
el pistón, el venezolano Natalio Nappe (pistón) y Desio Salvador Cilota su
percusionista.
Es uno de los músicos preferidos de la sociedad argentina,
sus orquestas deleitaron al público del Club Progreso, del Club Mar del Plata,
del Trocadero, de la Escuela Naval, es decir, a lo más granado de la elite de
nuestro país.
Siguiendo, como siempre, los pasos de su amigo Canaro, en
1932 comienza en el teatro con comedias musicales. La primera fue La vuelta de
Miss París, con la compañía de Pierina Dealessi. En la cual la actriz Iris
Marga estrena su tango “Papanata” (con letra de Antonio Botta) y el cantor
Fernando Díaz, “Aunque parezca mentira” (con letra y música de Lomuto).
Más tarde, en el teatro Smart (hoy, Teatro Blanca Podestá)
estrena La gran milanesa nacional, después La fiesta del tango, donde actúan
también las orquestas de Pedro Maffia y Edgardo Donato. En 1933, Descanso
dominical, donde se estrena “La canción del deporte” y el exitoso tango “Si soy
así”, ambos temas de Lomuto y Antonio Botta.
En ese año, Martín Darré reemplaza a Daniel Alvarez como
primer bandoneón y arreglador de la orquesta. Este cambio mejora
sustancialmente la calidad musical de la formación, por las innovaciones que
impone Darré. El 1 de agosto de 1936 se crea SADAIC y Lomuto es designado
presidente del Comité Organizador.
El 19 de mayo de 1937, se estrena la película Melgarejo, con
Florencio Parravicini y Mecha Ortiz, allí aparece con su orquesta y el cantor
Jorge Omar que estrena “No cantes ese tango”, de Lomuto con letra de Rodolfo
Blas Arrigorriaga.
En 1938, también actúa en La rubia del camino, de Manuel
Romero, con los actores Paulina Singerman y Enrique Serrano. En esta oportunidad
se estrenan “La canción del camino” y “Muchachita de campo”, ambos con letra de
Manuel Romero. En 1947, realiza una gira por España y es su cantante Chola
Luna.
Su última orquesta fue sin dudas la mejor, la más
evolucionada y afiatada. La línea de bandoneones la integraban Federico
Scorticati, Alfredo Cordisco, Manuel Alvarez y Domingo Greco. Los violines
estaban a cargo de Carlos Taverna, Ernesto Gianni, José Carli y Otelo
Gasparini. El pianista era Juan Carlos Howard, el contrabajo Alberto Celenza y
sus cantores Alberto Rivera y Miguel Montero.
Francisco Lomuto grabó con su orquesta, entre 1922 y 1950,
más de 950 temas. Fueron sus estribillistas más importantes Charlo —compartido
con la orquesta de Francisco Canaro—, Fernando Díaz y Jorge Omar. También
estuvieron el Príncipe Azul, Jorge Torres, Luis Cáceres, el dúo Alberto Acuña y
Fernando Díaz y los ya mencionados Alberto Rivera y Miguel Montero.
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con el Tango de José Canet, Tarde, en la voz de Miguel Montero.