jueves, 1 de septiembre de 2011

Los Comedian Harmonists

Los Comedian Harmonists fue un conjunto vocal que tuvo un éxito arrollador en Alemania primero y en toda Europa después, conquistando al público de los Estados Unidos antes de la disolución del grupo. Para ilustrar musicalmente el trabajo de estos artistas, incorporamos videos.

En el primero, una interpretación de Irgendwo auf der Welt, 1932.



En el Diario El País de Madrid, se publicó una entrevista a los actuales Comedian Harmonists, previa a una presentación en un teatro en la capital española.

La segunda vida del 'swing' berlinés

Berlin Comedian Harmonists llevan al Real los años dorados del cabaré de entreguerras

ANDREA AGUILAR - Madrid - 17/01/2007
Fueron a la música de los años veinte lo que los Beatles a la de los sesenta. Mezclaban swing, jazz, música popular y acordes clásicos como nadie lo había hecho hasta entonces: a capella -sólo acompañados por un piano-, con humor y letras de resonancia dadá. Pero sus baladas ingenuas tuvieron un amargo final.
El grupo vivió el esplendor creativo y artístico que surgió en Alemania y su colapso posterior
"Su historia habla del gran momento creativo y artístico que se vivió en Alemania y del colapso total que vino después", explica el tenor Holguer Olf, integrante del grupo Berlin Comedian Harmonists, que desde 1997 viene resucitando el legado del mítico sexteto Comedian Harmonists. Su función (Veronica, der Lenz ist hier), hoy en el Teatro Real de Madrid, recupera las canciones históricas del grupo y habla acerca de su historia.
Despreocupados, cómicos y geniales, los originales Comedian Harmonists pasan por ser "el primer grupo de chicos" de la historia musical alemana. Inmersos en el bullir cultural del Berlín de entreguerras, sus arreglos vocales imitaban el sonido de instrumentos clásicos y no dejaban a nadie indiferente. "En aquel momento había bandas instrumentales de jazz, pero no grupos vocales. Ellos fueron los primeros y luego han sido muy copiados", explica Olf.
El inquieto estudiante de teatro Harry Frommermann (1906-1975) puso en 1927 un anuncio en la prensa al que respondió Robert Biberti. Juntos pondrían en marcha el rompedor grupo acompañados por el búlgaro Ari Leschnikoff, el polaco Josef Roman Cycowski, el estudiante de Medicina Erich Abraham Collin y el pianista Erwin Bootz. Tres meses después ya tenían repertorio suficiente para lanzarse a escena con sus fraques y no tardarían mucho en abandonar los cafés y cabarets para entrar en los grandes teatros de Viena, Italia y Nueva York. Compartieron escenario con Marlene Dietrich, grabaron discos y aparecieron en una docena de películas del momento. "Hemos invertido mucho tiempo en la reconstrucción real de los personajes. Actuar a partir de una persona que realmente existió exige un conocimiento profundo de su biografía. Luego tú has de poner el resto", dice Olf. Quizá por ello los miembros del nuevo grupo vienen tanto de la escena musical como de la teatral.
Desde el Perpetuum mobile de Joseph Strauss hasta canciones populares como Dorfmusik, el joven grupo "adornaba todo lo que tocaba", según escribió un crítico de aquel momento. Versátiles, políglotas y divertidos, las composiciones propias y ajenas cobraban nueva vida en sus interpretaciones. Las cinco voces sonaban como una pequeña orquesta. Su sorprendente y original receta tuvo un memorable éxito y un abrupto final. En 1932, antes incluso de su llegada al poder, los nazis calificaron su música como "ruido judío-marxista". Un año después de las elecciones de 1933, los tres judíos integrantes del grupo optaron por el exilio. Frommermann, Cycowski y Collin marcharon a Estados Unidos. El primero fue el único que regresó a Alemania en 1960. Roman Cycowski acabó sus días en Palm Springs como cantante para una congregación judía. Murió en 1998, un año después de que el nuevo grupo resucitara en un musical las canciones que interpretó. "Le mandamos un disco, pero ya estaba muy enfermo y no pudimos llegar a vernos", lamenta Olf.
Los Comedian Harmonists nunca más volvieron a tocar juntos después del concierto de Múnich en marzo de 1934, pero sus canciones sobre fines de semana soleados o un pequeño cactus que cae desde un alféizar no dejaron de sonar. Cuenta Holguer Olf que él las escuchaba absorto de niño mucho antes de que le llegara la oportunidad de cantar y contar la historia de éste su admirado grupo.
Desde que en 1997 resucitaran en los escenarios alemanes a los Comedian Harmonists, el nuevo grupo ha elaborado cuatro repertorios con los que han cosechado grandes éxitos en los escenarios de la Cité de la Musique de París, del Concertgebouw de Amsterdam o de los Amici della Musica de Florencia. La obra que traen a Madrid intercala las canciones originales con extractos del diario de Frommermann.
Por encima de todo, Olf valora la buena acogida que su iniciativa ha tenido por parte del público que vio al histórico grupo. Entonces, Comedian Harmonists eran la vanguardia, pero hoy Olf no duda en calificarles como clásicos. "Quizá la vanguardia hoy implique tecnología y electrónica. Evidentemente, su música no tenía nada de esto. La idea que ellos proponían era la de escuchar música que se hacía en vivo, en directo, a la vista del público. Esto mismo es lo que ahora se considera moderno".
De alguna manera, el tenor no puede dejar de observar un cierto paralelismo entre la Alemania de los años veinte y la actual. Los problemas financieros han vuelto a primera plana. "La situación ahora es un poco como entonces. Hay paro y una gran deuda en la ciudad de Berlín. Tan grande que no se podrá pagar. Pero la gente no puede pasarse el día llorando. También quiere pasarlo bien", asegura.
Berlin Comedian Harmonists pretende recuperar el espíritu festivo y despreocupado; la libertad y creatividad que marcaron la década de los veinte. Pero Olf confiesa que el tiempo ha redefinido todo aquello. "Sus canciones más sentimentales o melancólicas suenan hoy más tristes que nunca".
A continuación una presentación de Andre Rieu y Berlin Comedian Harmonists en Alemania en 2009.



En 1997 se estrenó una película en Alemania, dirigida por Joseph Vilsmaier, en la que se rindió un homenaje a estos artistas extraordinarios.

Se la pudo ver en Buenos Aires, en un Festival de Cine Judío, en los Cines Hoyts del Shoping Abasto.

Aquí un fragmento del mencionado film, en una escena que representa la última actuación del conjunto interpretando
Auf Wiederseh´n, my Dear. Los actores hacen la mímica sobre la grabación original reprocesada.



Les recomiendo calurosamente esta película. 

Cuando la vi pude comprender como la intolerancia y el fanatismo hacen de este mundo un lugar mas peligroso y gracias al verdadero arte, ese sentimiento logra disiparse.

 
Leonardo Liberman