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Lee Konitz nació en (Chicago, Illinois, Estados Unidos, el
13 de octubre de 1927, y murió en Nueva York, Estados Unidos, el 15 de abril de
2020. Saxofonista y compositor.
El sitio www.pad.philharmoniedeparis.fr publicó
este recordatorio firmado por Vincent Bessières.
Carrera múltiple, irreductible e impredecible, el viaje de
Lee Konitz en el jazz se presenta como una larga peregrinación intercontinental
salpicada de innumerables encuentros y experiencias más o menos consistentes
(algunas de ellas históricas en la evolución de la música) que alimentan su
inspiración y contribuyen a evolucionar progresivamente su estilo. Este
nomadismo musical, que le hizo escapar de la lógica mercantil y dio a su
carrera un aspecto de lo más sinuoso, quizá haya enmascarado la gran
originalidad de sus concepciones –reconocida, ciertamente, en sus inicios, pero
a menudo oscurecida desde entonces por este gusto por el intercambio, la
permanente renovación de sus asociaciones y una obra fragmentada, fragmentada
en múltiples grabaciones realizadas en cada época y en todos los países.
DE LENNIE TRISTANO
Nacido el 13 de octubre de 1927 en Chicago (Illinois,
Estados Unidos), inspirado por el ejemplo de Benny Goodman y entusiasmado por
las big bands de la época del swing que escuchaba en la radio, Lee Konitz se
inició en el clarinete, que estudió con un músico de la Orquesta Sinfónica de
Chicago. Cuando era adolescente, empezó a tocar el saxofón tenor y luego el
alto, y siguió las enseñanzas del pianista Lennie Tristano, quien le inculcó el
gusto por la disciplina. Contratado por Jerry Wald a los dieciséis años, se
unió a la orquesta de Claude Thornhill en 1947, cuya composición y repertorio
prefiguraban el espíritu del movimiento cool al que Konitz estaría
estrechamente vinculado desde su instalación en Nueva York: tocó en el Royal
Roost dentro del nonet formado por Miles Davis, Gerry Mulligan y Gil Evans
cuyas grabaciones se publicarán bajo el título Birth of the Cool. Paralelamente
reencontró con Lennie Tristano y trabajó con otro de sus discípulos, el
saxofonista tenor Warne Marsh con quien realizó sus primeras sesiones (1949).
Aplicando los preceptos del maestro, los dos saxofonistas desarrollaron en
perfecta sintonía un arte controlado del contrapunto (fluido hasta el punto más
alto y ejecución perfectamente precisa), largas improvisaciones con líneas
serpenteantes sin precipitaciones ni énfasis, llevadas por una sonoridad
diáfana, sin vibrato ni armónicos, todo lo contrario de Charlie Parker, de
quien Konitz –aunque admite haber escuchado atentamente– es, entre los
violistas de su generación, el primero en destacar verdaderamente. Si du Bird,
de hecho, admira el genio, no adopta el be-bop como religión. Su gusto por
romper estándares y explorar aperturas armónicas propició, con Tristano, los
primeros experimentos de free jazz adelantados a su tiempo (Intuition, 1949). Determinante
en su carrera, este período de la obra de Lee Konitz es sin duda el más
influyente: en cualquier caso, es inmediatamente perceptible entre los
violistas de la costa oeste, desde Paul Desmond hasta Art Pepper, que suben al
escenario en este momento. Aunque breve, la asociación con Lennie Tristano se
prolongó durante encuentros ocasionales con el pianista y algunos de sus
principales alumnos (Marsh, Sal Mosca, Ronnie Ball, Peter Ind, Al Levitt, Billy
Bauer, Ted Brown…).
COMPROMISOS ESPORÁDICOS
Después de un año en las filas de la orquesta de Stan Kenton
en 1952-1953, Konitz comenzó una carrera independiente cuyos progresos son
imposibles de rastrear. Aparte de una segunda visita a Kenton durante una gira
en la que compartió protagonismo con Charlie Parker sobre los arreglos de Bill
Holman (1953), su carrera se compone ahora de compromisos puntuales y grupos
efímeros, según solicitudes, viajes y horarios. Está en California con Gerry
Mulligan, realiza varios viajes a Europa y toca periódicamente con diferentes
“Tristaniens”, manteniendo al mismo tiempo una actividad discográfica
relativamente abundante (para Atlantic y luego para Verve). Sin embargo, a
principios de los años 60, Lee Konitz desapareció de la escena musical.
Radicado en California, imparte cursos por correspondencia y juega sólo
esporádicamente.
UNA NUEVA CARRERA PROTEICA
Su regreso estuvo marcado en 1964 por un compromiso en el
Half Note de Nueva York con Tristano, un preludio de una carrera que, a partir
de entonces, sería proteica y continuamente móvil. Compartiendo su tiempo entre
Europa y Estados Unidos, probando suerte en todos los contextos, codeándose con
las vanguardias y los veteranos, insensible a la moda, creando incansablemente
una serie de colaboraciones, grabando extensamente bajo varios sellos,
frecuentando tanto los escenarios de los festivales como como clubes
secundarios. Su camino se cruza así con el de Jim Hall, Chet Baker, Martial
Solal, Anthony Braxton, Bill Evans, Charles Mingus, Dave Brubeck... demostrando
notables cualidades de improvisador, sean quienes sean sus interlocutores. En
este desfile de asociaciones más o menos efímeras, destaca la creación de un
noneto (1977-1979) por parte del saxofonista, así como su gusto por los dúos,
seguidos o puntuales, en particular con pianistas (Martial Solal, Harold Danko,
Gil Evans, Michel Petrucciani, Enrico Pieranunzi, Cesarius Alvim, Franco
D'Andrea, Kenny Werner, Alan Broadbent, Stefano Bollani ...). Allí demuestra su
predilección por el ejercicio del contrapunto espontáneo y la exploración de
estándares sobre los que su inspiración parece inagotable. Esta capacidad de
expresar frescura en material probado tiende a convertirlo en el invitado
preferido para reuniones improvisadas (como el trío con Brad Mehldau y Charlie
Haden en 1996). Pero Konitz también es objeto de peticiones de arreglistas que
diseñan partituras en cuyo centro colocan su saxofón alto: Pierre Blanchard
(1986), Alain Guyonnet (en big band en 1990), la Metropole Orchestra (1992),
Ohad Taylor (sobre adaptaciones de obras impresionistas francesas), algunos
optaron, como Mark Masters (en 2002) o François Théberge (en 2003), por
proponer al violista la interpretación de una antología de sus propias
composiciones o de temas que dejó su huella a lo largo del curso de una
impresionante y extensa carrera, reconocida en 1992 con el premio Jazz by
Price.
Lee Konitz murió el 15 de abril de 2020.
Autor: Vincent Bessières
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con My Melancholy Baby. Lee Konitz en saxo alto, Bill Evans en piano, Niels-Henning
Ørsted Pedersen en contrabajo, y Alan Dawson en batería.