viernes, 13 de octubre de 2023

Lee Konitz

© Tom Beetz

Lee Konitz nació en (Chicago, Illinois, Estados Unidos, el 13 de octubre de 1927, y murió en Nueva York, Estados Unidos, el 15 de abril de 2020. Saxofonista y compositor.

El sitio www.pad.philharmoniedeparis.fr publicó este recordatorio firmado por Vincent Bessières.

Carrera múltiple, irreductible e impredecible, el viaje de Lee Konitz en el jazz se presenta como una larga peregrinación intercontinental salpicada de innumerables encuentros y experiencias más o menos consistentes (algunas de ellas históricas en la evolución de la música) que alimentan su inspiración y contribuyen a evolucionar progresivamente su estilo. Este nomadismo musical, que le hizo escapar de la lógica mercantil y dio a su carrera un aspecto de lo más sinuoso, quizá haya enmascarado la gran originalidad de sus concepciones –reconocida, ciertamente, en sus inicios, pero a menudo oscurecida desde entonces por este gusto por el intercambio, la permanente renovación de sus asociaciones y una obra fragmentada, fragmentada en múltiples grabaciones realizadas en cada época y en todos los países.

DE LENNIE TRISTANO

Nacido el 13 de octubre de 1927 en Chicago (Illinois, Estados Unidos), inspirado por el ejemplo de Benny Goodman y entusiasmado por las big bands de la época del swing que escuchaba en la radio, Lee Konitz se inició en el clarinete, que estudió con un músico de la Orquesta Sinfónica de Chicago. Cuando era adolescente, empezó a tocar el saxofón tenor y luego el alto, y siguió las enseñanzas del pianista Lennie Tristano, quien le inculcó el gusto por la disciplina. Contratado por Jerry Wald a los dieciséis años, se unió a la orquesta de Claude Thornhill en 1947, cuya composición y repertorio prefiguraban el espíritu del movimiento cool al que Konitz estaría estrechamente vinculado desde su instalación en Nueva York: tocó en el Royal Roost dentro del nonet formado por Miles Davis, Gerry Mulligan y Gil Evans cuyas grabaciones se publicarán bajo el título Birth of the Cool. Paralelamente reencontró con Lennie Tristano y trabajó con otro de sus discípulos, el saxofonista tenor Warne Marsh con quien realizó sus primeras sesiones (1949). Aplicando los preceptos del maestro, los dos saxofonistas desarrollaron en perfecta sintonía un arte controlado del contrapunto (fluido hasta el punto más alto y ejecución perfectamente precisa), largas improvisaciones con líneas serpenteantes sin precipitaciones ni énfasis, llevadas por una sonoridad diáfana, sin vibrato ni armónicos, todo lo contrario de Charlie Parker, de quien Konitz –aunque admite haber escuchado atentamente– es, entre los violistas de su generación, el primero en destacar verdaderamente. Si du Bird, de hecho, admira el genio, no adopta el be-bop como religión. Su gusto por romper estándares y explorar aperturas armónicas propició, con Tristano, los primeros experimentos de free jazz adelantados a su tiempo (Intuition, 1949). Determinante en su carrera, este período de la obra de Lee Konitz es sin duda el más influyente: en cualquier caso, es inmediatamente perceptible entre los violistas de la costa oeste, desde Paul Desmond hasta Art Pepper, que suben al escenario en este momento. Aunque breve, la asociación con Lennie Tristano se prolongó durante encuentros ocasionales con el pianista y algunos de sus principales alumnos (Marsh, Sal Mosca, Ronnie Ball, Peter Ind, Al Levitt, Billy Bauer, Ted Brown…).

COMPROMISOS ESPORÁDICOS

Después de un año en las filas de la orquesta de Stan Kenton en 1952-1953, Konitz comenzó una carrera independiente cuyos progresos son imposibles de rastrear. Aparte de una segunda visita a Kenton durante una gira en la que compartió protagonismo con Charlie Parker sobre los arreglos de Bill Holman (1953), su carrera se compone ahora de compromisos puntuales y grupos efímeros, según solicitudes, viajes y horarios. Está en California con Gerry Mulligan, realiza varios viajes a Europa y toca periódicamente con diferentes “Tristaniens”, manteniendo al mismo tiempo una actividad discográfica relativamente abundante (para Atlantic y luego para Verve). Sin embargo, a principios de los años 60, Lee Konitz desapareció de la escena musical. Radicado en California, imparte cursos por correspondencia y juega sólo esporádicamente.

UNA NUEVA CARRERA PROTEICA

Su regreso estuvo marcado en 1964 por un compromiso en el Half Note de Nueva York con Tristano, un preludio de una carrera que, a partir de entonces, sería proteica y continuamente móvil. Compartiendo su tiempo entre Europa y Estados Unidos, probando suerte en todos los contextos, codeándose con las vanguardias y los veteranos, insensible a la moda, creando incansablemente una serie de colaboraciones, grabando extensamente bajo varios sellos, frecuentando tanto los escenarios de los festivales como como clubes secundarios. Su camino se cruza así con el de Jim Hall, Chet Baker, Martial Solal, Anthony Braxton, Bill Evans, Charles Mingus, Dave Brubeck... demostrando notables cualidades de improvisador, sean quienes sean sus interlocutores. En este desfile de asociaciones más o menos efímeras, destaca la creación de un noneto (1977-1979) por parte del saxofonista, así como su gusto por los dúos, seguidos o puntuales, en particular con pianistas (Martial Solal, Harold Danko, Gil Evans, Michel Petrucciani, Enrico Pieranunzi, Cesarius Alvim, Franco D'Andrea, Kenny Werner, Alan Broadbent, Stefano Bollani ...). Allí demuestra su predilección por el ejercicio del contrapunto espontáneo y la exploración de estándares sobre los que su inspiración parece inagotable. Esta capacidad de expresar frescura en material probado tiende a convertirlo en el invitado preferido para reuniones improvisadas (como el trío con Brad Mehldau y Charlie Haden en 1996). Pero Konitz también es objeto de peticiones de arreglistas que diseñan partituras en cuyo centro colocan su saxofón alto: Pierre Blanchard (1986), Alain Guyonnet (en big band en 1990), la Metropole Orchestra (1992), Ohad Taylor (sobre adaptaciones de obras impresionistas francesas), algunos optaron, como Mark Masters (en 2002) o François Théberge (en 2003), por proponer al violista la interpretación de una antología de sus propias composiciones o de temas que dejó su huella a lo largo del curso de una impresionante y extensa carrera, reconocida en 1992 con el premio Jazz by Price.

Lee Konitz murió el 15 de abril de 2020.

Autor: Vincent Bessières

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con My Melancholy Baby. Lee Konitz en saxo alto, Bill Evans en piano, Niels-Henning Ørsted Pedersen en contrabajo, y Alan Dawson en batería.