I Puritani di Scozia, o Los puritanos de Escocia, es una ópera en tres actos con música de Vincenzo Bellini y libreto en italiano de Carlo Pepoli, basado en el drama Têtes rondes et cavaliers, de Jacques-François Ancelot y X. Boniface Saintine.
Se estrenó el 25 de enero de 1835 en el Théâtre
Italien de París, donde tuvo una acogida triunfal, y fue la última obra del
compositor, que murió poco después de su estreno.
Bellini compuso la obra entre abril de 1834 y enero de 1835.
Durante este período, el diseño dramático sufrió numerosos cambios ya que el
compositor tuvo que guiar paso a paso el trabajo del inexperto libretista. El
argumento narra el drama amoroso de Elvira y Arturo en plena guerra civil entre
los puritanos, partidarios de Oliver Cromwell, y los realistas que apoyaban a
la casa de los Estuardo.
A continuación, de Vincenzo Bellini, la ópera I Puritani, en
la interpretación de Juan Diego Florez, Nino Machaidze, Gabriele Viviani, Ildebrando
d'Arcangelo, Nadia Pirazzini, Gianluca Floris, y Ugo Guagliardo, junto al Coro
y la Orquesta del Teatro Comunale di Bologna, dirigidos por Michele Mariotti.
Producción 2009.
La ópera se desarrolla cerca del año 1650, en un castillo en
los alrededores de Plymouth, Inglaterra.
Acto I
Cuadro primero.
Exterior de la ciudadela de Plymouth. Los soldados puritanos
que combaten bajo el mando de Cromwell auguran un próximo fin a la guerra civil
que sostienen contra los realistas. Como después de encarnizadas luchas dominan
ya la mayor parte del territorio inglés, no dudan ni un instante que la
victoria será favorable a sus ejércitos. Entre los combatientes se encuentra
Sir Ricardo Forth, quien está enamorado de Elvira, hija del gobernador de la
ciudadela, Lord Walton. El caballero puritano expone al padre de su amada el
amor que ésta le inspira y su pretensión de obtener un día su mano. Pero Lord
Walton declina el honor de la petición y elude por el momento comprometerse a
nada, alegando no estar del todo convencido de que su hija corresponde a esta
pasión. Sir Ricardo expresa su contrariedad y desconsuelo ante esta evasiva,
con su hermosa canción: " ¡Ah, flor de amor para mí perdida! "
Cuadro segundo.
Antecámara de Elvira. Ésta se encuentra en escena escuchando
a su tío, Sir George, el cual le da cuenta de haber persuadido a su padre de no
obligarla a aceptar por esposo a Sir Ricardo. De pronto, suenan las trompetas
anunciando la llegada de Lord Arturo, caballero realista del cual está
enamorada Elvira, a pesar de la oposición de sus ideas políticas. Entra Lord
Arturo trayendo varios presentes entre los que ofrece un amplio y fino velo
blanco de desposada.
Al poco tiempo de hallarse el caballero realista en la
ciudadela de Plymouth descubre que Enriqueta de Francia, viuda del desventurado
Carlos I, está prisionera en la fortaleza y su destino va a ser semejante al del
infortunado Rey. Su lealtad hacia la causa de sus Soberanos le decide a
libertarla valiéndose de su inmunidad en aquel lugar y aún a costa de su mismo
amor.
Aprovechando un descuido, introduce a la Reina en la
antecámara y la cubre con el amplio velo de desposada destinado a Elvira. Los
centinelas y guardias, confundiéndola con la hija del Gobernador, la dejan
salir sin dificultad. Al descubrirse la evasión, Elvira cree que su amado la ha
abandonado por otra mujer y es tan grande su pena, que enloquece de repente.
Los caballeros puritanos que la rodean juran solemnemente vengar la supuesta
infamia de Lord Arturo.
Acto II
Campamento de los puritanos. Los pregones anuncian que Lord
Arturo Talbot ha sido condenado a muerte por el Parlamento por haber ayudado a
la Reina Enriqueta a escapar de su encierro. Aparece la demente Elvira y canta
una dulce melodía de añoranza que en el desconcierto de su sinrazón le recuerda
a su amado.
Entra el tío de Elvira, Sir George, acompañado de Sir
Ricardo Forth, al cual suplica que interceda para conseguir el perdón de Lord
Arturo. El caballero rival se deja convencer al fin y promete obtener dicho
perdón si Lord Arturo se presenta en el campamento sin armas y abjurando de sus
ideales realistas. Sir George acepta esas condiciones que dice transmitirá a su
protegido. Finalmente, los dos caballeros puritanos brindan su lealtad a la
causa por la cual combaten, en un espléndido dueto: "Suenen, suenen los
clarines".
Acto III
Jardín contiguo a la morada de Elvira. Lord Arturo,
perseguido y acosado por sus enemigos, aguarda con ansia la oportunidad de
poder alejarse de Inglaterra. Pero antes de abandonar definitivamente a su
patria, desea ver a Elvira por última vez. Con este propósito merodea por los
alrededores de donde habita su amada esperando que el Destino les coloque
frente a frente.
Entra Elvira en el jardín y al divisar inesperadamente a
Lord Arturo su alegría es tan intensa, que de pronto parece haber recobrado la
razón. Llena de gozo, canta: "Ven, ven a mis brazos". Súbitamente
suena el redoble de los tambores de la tropa que se acerca. Ante el peligro que
corre su amado, Elvira sufre un nuevo desvarío.
Los soldados puritanos capturan al caballero realista y
cumplimentando la orden dada por el Parlamento, se disponen a ejecutarlo. Pero
en el preciso instante llega un mensajero trayendo un bando de Cromwell en el
que se da cuenta de la derrota de los realistas y del indulto general concedido
por el dictador a todos los prisioneros de guerra. Elvira, al ver libertado a
Lord Arturo, recobra de nuevo la razón y amorosamente se cobija en sus brazos,
esta vez para siempre.