Cláudio Franco de Sá Santoro nació en Manaus, Amazonas, Brasil, el 23 de noviembre de 1919, y murió en Brasília, Brasil, el 27 de marzo de 1989. Compositor y violinista.
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Santoro, Claudio (1919-1989).
Compositor, director y violinista brasileño nacido en Manaus
(Brasil) el 23 de noviembre de 1919 y fallecido en Brasilia el 27 de marzo de
1989. Es uno de los principales compositores brasileños del siglo XX, junto a
Villalobos y Guarnieri.
Estudió violín y teoría musical en el Conservatorio de
Música de Río de Janeiro. Posteriormente tomó clases de Koellreutter, quien le
introdujo en las técnicas del dodecafonismo. En 1941 cofundó la Orquesta
Sinfónica del Brasil, en la que permaneció como violinista hasta 1947. Ese
mismo año recibió una ayuda del gobierno francés que le posibilitó trasladarse
a París para estudiar composición con Nadia Boulanger y dirección con Bigot.
En 1951, y tras su regreso a Brasil, trabajó como director
musical de Radio Club do Brasil en Río de Janeiro durante dos años. Asimismo,
fue profesor de la Escuela de Música de Santos (Brasil) entre 1953 y 1954,
director de la Orquesta Sinfónica del Brasil y director artístico de la Radio
del Ministerio de Educación y Cultura de su país (1956). Fue profesor de
composición en diversos seminarios que tuvieron lugar en Río y Teresópolis. En
1962 obtuvo el puesto de profesor y coordinador de música en la Universidad de
Brasilia, y se convirtió también en director de la sección musical de la
Fundación Cultural Federal.
En 1966, y dada la crítica situación política de su país,
Santoro se trasladó a Berlín gracias a una beca del gobierno alemán. En 1968
volvió a su país para dirigir durante un año el Teatro Novo de Río de Janeiro y
algo más tarde regresó a Alemania para dar clases de composición en Heidelberg
entre 1970 y 1978. Ese mismo año regresó a Brasilia, donde continuó con sus
cursos en la Universidad, además de dirigir la Orquesta Sinfónica del Teatro
Nacional.
Obra
Sus primeras composiciones, escritas al principio de la
década de los años cuarenta, mostraban cierto interés hacia la atonalidad, para
más tarde evolucionar hacia el serialismo (véase Música posterior a 1950).
Ya en 1945 se podía apreciar una segunda fase en su obra, de
tendencia más lírica y nacionalista. Algunas obras de este periodo son su
Sonata para Trompeta o su Sinfonía nº 2. A partir de la década de los años
cincuenta, Santoro comenzó a estudiar en profundidad el folclore de su país
para evolucionar a un estilo claramente nacionalista que duraría hasta 1960.
Sus ideas políticas de tendencia socialista influyeron en el desarrollo de su
obra de este periodo, cuya afinidad con la música de Prokofiev era notoria. Un
ejemplo de ello se aprecia en su Canto de amor e paz para orquesta de cuerda
(1950), que recibió el Premio Internacional de la Paz en Viena dos años más
tarde.
En sus últimas obras, Santoro utilizó instrumentos de
percusión brasileños. Sus últimas sinfonías, que datan de finales de la década
de los cincuenta, desarrollaron un nacionalismo de tintes más subjetivos. En la
siguiente década su música se inscribió dentro del serialismo musical, y tomó
ciertos elementos de la música aleatoria. Su Octava Sinfonía (1963) es una
prueba de la libertad compositiva alcanzada en esta última etapa. Su obra
Interaçoes assintoticas muestra un alejamiento del lenguaje orquestal al uso y
su Cantata elegiaca, escrita por encargo de la Fundación Gulbenkian, contiene
partes improvisadas. En los años setenta, Santoro se interesó por la música
electroacústica, dentro de cuyo marco escribió el ballet Strukturen (1976).
Santoro fue miembro de la Academia Brasileira de Música y a
lo largo de su trayectoria creativa recibió numerosos premios.
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con Brasiliana, en la versión de la Orquestra Sinfónica Nacional de Brasil,
dirigida por Ligia Amadio.