Franz Peter Schubert |
Se lo considera como el introductor del Romanticismo musical
y la forma breve característica pero, a la vez, también continuador de la
sonata clásica siguiendo el modelo de Ludwig van Beethoven.
Se destacó como compositor de lieder o canción de cámara,
así como de música para piano, de cámara y orquestal.
Vivió, treinta y un años, tiempo durante el cual consiguió
componer una obra musical excelente, de gran belleza e inspiración. Su talento
creció a la sombra de Beethoven, a quien admiraba; murió un año después que su
ídolo.
No fue reconocido en vida: después de su muerte, su arte
comenzó a conquistar admiradores. Escribió más de seiscientos lieder, de los
cuales gran parte, después de su fallecimiento, quedaron inéditos.
Hijo de una familia humilde, fue el duodécimo de trece
hermanos. Residían en el barrio de Liechtental. Su padre era un profesor de
escasos ingresos económicos.
Pronto su talento se hizo notar, al punto que su maestro de música llegó a decirle: “No tengo nada más que enseñarle, el conocimiento lo ha recibido del buen Dios”.
A los once años entró como cantor en la Capilla Imperial, y consiguió una beca que le sufragó los estudios en la escuela municipal de Stadkonvikt.
Fue alumno de Antonio Salieri y, gracias a la orquesta de la escuela, para la que escribió sus primeras sinfonías, se familiarizó con la obra de Franz Joseph Haydn y de Beethoven.
A los catorce años comenzó a crear sus primeros lieder, poemas
musicalizados para voz y piano, y antes de los dieciocho ya había creado
algunas obras maestras, como Gretchen am Spinnrade, el primero de los muchos
lieder inspirados en poemas de Goethe. A los diecinueve años había escrito ya
más de doscientos cincuenta lieder.
A continuación, una poco frecuente interpretación del Lied "Gretchen am Spinnrade" D.118, Margarita en la Rueca, escrito originalmente para canto y piano.
Esta versión, orquestada por Max Reger, se presentó en la Gala de Concierto del Festival de Lucerna con la interpretación de la Soprano Renee Fleming y la batuta de Claudio Abbado.
Pese a sus talentos, su padre pretendía que heredara su profesión, lo que motivó el enfrentamiento entre ambos y el abandono de la casa paterna.
Fuera del hogar y habiendo decidido ganarse la vida con la música, Schubert se refugió en la casa de Franz von Schober.
Nunca logró mantenerse sólo con sus composiciones y necesitó de la generosidad de sus amigos, que lo acogían en sus respectivas casas.
Schubert tampoco mantuvo una relación duradera ni tuvo hijos, pero se adscribió a un círculo íntimo de amigos que le brindó muchas satisfacciones personales, además de constituir un público fiel y sensible a su arte.
En Viena llevó una vida bohemia rodeado de intelectuales, amante de las tabernas y de los ambientes populares, alejado de los salones y de la etiqueta nobiliaria.
De este entorno procede el famoso término de schubertiadas o reuniones de artistas de todos los ámbitos que formaban un círculo brillante y animado dedicado a la música y a la lectura.
En estos años Schubert contrajo sífilis y se volvió inseparable de sus gafas, que conformaron parte indisoluble de su apariencia y acentuaron su fisonomía tímida.
Durante sus últimos años escribió piezas magistrales, fruto y reflejo de sus experiencias personales y siempre con el sello inconfundible de una inagotable inspiración melódica.
Por ejemplo, una tensa profundidad marca la Wanderer-Fantasie, D. 760, para piano solo de 1822 o el ciclo de lieder La bella molinera, Die schöne Müllerin de 1823, estos últimos inspirados en poemas de Wilhelm Müller.
A los 31 años acababa de matricularse para estudiar fuga, pero las complicaciones en su salud lo condujeron a la muerte el 19 de noviembre de 1828.
El treinta de octubre de 1822 comenzó su Sinfonía en si menor pero, tras dos movimientos en una partitura de orquesta cuidadosamente pasada en limpio, y de comenzar el tercero, la abandonó.
El manuscrito con ambos movimientos completos pasó a manos de su amigo, Hüttenbrenner, quien los conservó en un cajón durante más de cuarenta años.
En 1865 se los entregó al director de orquesta Johann von Herbeck, quien en diciembre de ese mismo año dirigió en Viena el estreno de la obra incompleta.
Se ha sugerido que el poderoso Entreacto en si menor de la música de escena para Rosamunda, de 1823, fuera en realidad el último movimiento sinfónico.
La obra completa de Schubert se publicó entre 1884 y 1897 en la editorial Breitkopf & Härtel.
Fue especialmente relevante, dentro de esta, la edición de las canciones, encomendada al musicólogo y compositor Eusebius Mandyczewski, quien realizó un trabajo tan meticuloso que todavía hoy es de referencia.
La numeración tradicional de las obras de Schubert fue sustituida poco a poco por la catalogación que hizo el erudito Otto Erich Deutsch y publicado por vez primera en el año 1951.
Otto Deutch |
Arpeggione |
El luthier vienés Johann Georg Staufer fabricó un instrumento que llamó Arpeggione. Es un híbrido de viola de gamba y guitarra que inventó en 1823 y seguramente por su propio encargo escribió Schubert la única obra importante que tiene el instrumento.
La obra posee una belleza particular y es poco frecuentada aunque hay importantes registros discográficos.