El gran dictador o en inglés The Great Dictator, es una película estadounidense de 1940 escrita, dirigida y protagonizada por el británico Charles Chaplin.
Chaplin era el único cineasta en Hollywood que seguía realizando películas mudas cuando el sonido ya estaba plenamente implantado en el cine, y esta fue su primera película sonora y la de mayor éxito.
En el momento de su estreno, Estados Unidos todavía estaba en paz con la Alemania nazi, pero la película ya era una feroz y controvertida condena contra el nazismo, el fascismo, el antisemitismo y las dictaduras en general.
En la película, Chaplin define a los nazis como "hombres-máquinas, con cerebros y corazones de máquinas".
Chaplin interpreta dos papeles, el del dictador Adenoid Hynkel, en clara parodia de Adolf Hitler y el del barbero judío.
Este último guarda muchas similitudes con el personaje más famoso de Chaplin, el vagabundo Charlot. Aunque no se especifica si se trata de él o no, generalmente se considera que en esta película se produce la última aparición de Charlot.
El largometraje recibió cinco nominaciones en la 13º edición de los Premios Óscar, sin embargo no ganó ninguno.
La Segunda Guerra Mundial comienzó el 1 de septiembre de 1939 con la invasión alemana de Polonia, y el rodaje de su primer largometraje sonoro tan sólo ocho días después, el 9 de septiembre, en un gran hermetismo por las presiones que Chaplin estaba recibiendo para no filmar la película, por parte de la embajada alemana y de su productora United Artists, que había recibido amenazas de boicot.
La política estadounidense era neutral en ese entonces y se "desalentaban" producciones antihitlerianas. Pese a esto y a que las críticas de la prensa fueron negativas en particular con su discurso final, fue la película de Chaplin que mayor recaudación consiguió.
Por esta película y por sus ideas, Chaplin sería perseguido por el Comité de Actividades Antiestadounidenses, teniendo que exiliarse de Estados Unidos.
La película se estrenó en Alemania en 1958. Al conocer años después el horror de los campos de exterminio, Chaplin afirmó que de saberlo no hubiera realizado la película, aunque muestra gran intuición sobre el tema al realizarla, con una fuerte carga de moralidad y llena de parodias y críticas hacia un sistema político tan fuerte como era el nacionalsocialismo.
Al final de la película, Chaplin sorprende con un manifiesto tremendamente emotivo donde expone el horror de la guerra y lo terrible que es para las personas estar sometidas bajo la figura de un dictador.
A continuación la película completa