sábado, 28 de marzo de 2015

Samuel Ramey


Samuel Edward Ramey nació en Colby, Kansas, Estados Unidos, el 28 de marzo de 1942. Bajo.

Estudió música en el instituto y luego en la Universidad estatal de Kansas, en la de Wichita, y después de un tiempo de aprendizaje en la opera de Santa Fe, se trasladó a Nueva York.

Su debut operístico en la City Opera de Nueva York tuvo lugar en marzo de 1973 como Zúñiga en Carmen, y conforme amplió su repertorio, realizó más interpretaciones en teatros europeos, especialmente en la Ópera estatal de Berlín, la de Hamburgo, la Royal Opera de Londres, de Paris, Viena, y los festivales de verano de Festival de Aix-en-Provence; Festival de Glyndebourne, Festival Rossini de Pesaro, y Festival de Salzburgo.


En enero de 1984, debutó en el Metropolitan Opera House de New York con el Rinaldo de Händel, y desde entonces trabajó en La Scala de Milán, Royal Opera House del Covent Garden de Londres, la Ópera estatal de Viena, la Ópera nacional de París, la Ópera lírica de Chicago, la Ópera de Nueva York, y la Ópera de San Francisco.

Samuel Ramey goza de una voz espléndida que es capaz de abarcar tanto roles de barítono como de bajo en obras belcantistas y verdianas, así como de Offenbach o Puccini. Su voz tiene la amplitud y la flexibilidad para abarcar todas las demandas que le plantean los roles rossinianos y verdianos, y aun así puede reducirse a las necesidades más ligeras del Fígaro de Mozart.

En el repertorio belcantista, ha destacado como Don Giovanni de Mozart, así como en Las bodas de Fígaro y en las obras de Rossini, compositor en el que se ha especializado: Azur en Semiramide, El barbero de Sevilla, El turco en Italia, Mustafa en La italiana en Argel; en las de Gaetano Donizetti Anna Bolena y Lucia di Lammermoor así como en I Puritani de Bellini.


Otros roles dramáticos incluyen las obras verdianas Nabucco, Don Carlo, I Lombardi y Jerusalem; sobresale interpretando los cuatro villanos diabólicos de Los cuentos de Hoffmann, de Offenbach, y fue Escamillo en la ópera Carmen y cantó Borís Godunov.

Probablemente su logro más destacado es haber recuperardo muchos de los espectaculares papeles de coloratura del repertorio belcantista, en óperas bastante desconocidas, y que se han recuperado gracias a él: Attila de Verdi, Maometto II de Rossini, y Don Quichotte de Massenet.

Samuel Ramey está considerado como uno de los mejores bajos de su generación.


A continuación, el aria del toreador, de la ópera Carmen, de Georges Bizet, con la orquesta dirigida por James Levine.