La fábula de Orfeo, título original en italiano La favola d'Orfeo, es una ópera compuesta por un prólogo y cinco actos con música de Claudio Monteverdi y libreto en italiano de Alessandro Striggio el Joven. Fue compuesta para los carnavales en Mantua, y estrenada el 24 de febrero de 1607 en el Teatro de la corte de Mantua.
El Orfeo, destaca por su poder dramático y su animada
orquestación. Monteverdi utilizó una variedad de instrumentos, poco usual para
la época, y es uno de los primeros ejemplos de la asignación específica de
ciertos instrumentos a ciertas partes; a pesar de que los compositores de la
Escuela de Venecia venían ejecutando esta práctica por casi dos décadas, con
diferentes niveles de precisión, la instrumentación de esta obra es
particularmente explícita.
Monteverdi junta la monodia acompañada con coros, conjuntos vocales renacentistas y con una orquesta de cuarenta instrumentos. Por tanto, esta obra, comparada con las de Peri y Caccini, que habían sido los pioneros de la Camerata fiorentina, se destaca tanto por su variedad como por su continuidad y por su interés musical.
Las óperas de Monteverdi se han catalogado como barrocas tempranas, o pre-barrocas. Para el momento, la música del norte de Italia transitaba entre el estilo renacentista tardío y el barroco temprano, y los compositores vanguardistas como Monteverdi, combinaban las tendencias estilísticas que se utilizaban en los círculos musicales más importantes como Florencia, Venecia o Ferrara.
A continuación, de Claudio Monteverdi, la favola in música Orfeo, en la interpretación de los solistas Philippe Huttenlocher, Dietlinde Turban, Trudeliese Schmidt, Roland Hermann, Glenys Linos, Werner Gröschel, Hans Franzen, Suzanne Calabro, Peter Keller, Francesco Araiza, Rudolf A. Hartmann, Christian Boesch, József Dene, el Coro y la Orquesta del Ensamble Monteverdi, dirigidos por Nikolaus Harnoncourt.
Prólogo
Tras una tocata instrumental de metales con carácter estruendoso,
aparece la Música, haciendo alabanzas de los presentes e instándolos a guardar
silencio, mientras se narra la historia de Orfeo, hijo del dios Apolo y la musa
Caliope.
Acto primero
En un prado en medio del campo, ninfas y pastores celebran
con alegría el día esplendoroso en que se casarán el mítico cantor de la
Tracia, Orfeo, y su amada, la ninfa Eurídice; cantan uno de los pasajes corales
más representativos de la época, «Lasciate i monti». Orfeo relata cómo se enamoró de ella y ésta responde con el
mismo ardor. Luego va con sus compañeras a recoger guirnaldas de flores.
Pastores y ninfas continúan con sus danzas y alegres cantos, mientras reinan el
regocijo y la felicidad.
Acto segundo
Rodeado por los pastores, Orfeo entona un canto a la
naturaleza y cuenta cómo corría por los sombríos bosques antes de haberse
enamorado. La alegría se interrumpe cuando llega la Mensajera, quién le
anuncia a Orfeo que una serpiente mordió a su amada Euridice causándole la
muerte. La propia Mensajera lamenta tener que dar semejante noticia.
Orfeo decide descender a los infiernos a rescatar a Eurídice (al descenso
voluntario al infierno se lo denomina catábasis), entonando un desesperado
lamento.
Acto tercero
Orfeo llega a la laguna Estigia acompañado por la Esperanza,
pero ésta le anuncia que no puede llevarlo más allá porque vio grabado en la
piedra el texto que cita a la Divina Comedia de Dante: "Abandonad toda
esperanza los que entráis". Caronte se niega a darle paso en su barca, pero Orfeo logra
dormir al vigilante con su arpa, y robándole la barca cruza la laguna entrando
directamente en el infierno. Mientras, un coro de espíritus infernales celebra
al Hombre, esa criatura que no intenta ninguna empresa en vano, y contra el
cual la Naturaleza no sabe armarse.
Acto cuarto
Orfeo ha llegado a los infiernos, y con su canto logra
emocionar a Proserpina. Ésta le ruega a Plutón que le permita a Orfeo recuperar a su
amada Eurídice, haciendo referencia a su antiguo amor, por el cuál él la
raptara y la llevó a los infiernos. El dios reconoce también haberse conmovido con el canto de
Orfeo, y finalmente acepta y permite que Eurídice le siga, con la condición de
que Orfeo no vuelva la mirada a su amada hasta que hayan salido del infierno. Orfeo parte de los infiernos seguido por Eurídice. Cuando
llegan a la superficie Orfeo mira atrás para ver si Eurídice realmente le
sigue, pero al hacerlo a Eurídice todavía le queda un pie dentro del inframundo
y se empieza a desvanecer y un espíritu, ministro de Plutón, le amonesta:”Roto
has la ley, e indigno eres de gracia”. Orfeo intenta seguirla, pero es
expulsado del infierno. El coro cierra el acto con esta observación: “Venció al
infierno Orfeo y fue vencido por sus propias pasiones”.
Acto quinto
Orfeo regresa al campo de Tracia lamentando su soledad,
vagando sin rumbo y llorando su amor perdido. El eco repite su lamento trágico y Apolo, dolido por el
sufrimiento que aqueja a su hijo, desciende del Olimpo y le dice que lo
acompañe al cielo, donde encontrará la bella semblanza de Euridice en el sol y
en las estrellas. Padre e hijo cantan un alegre dúo, mientras ascienden al
cielo donde alcanzaran la alegría eterna.