Hola, soy Leonardo Liberman.
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Foto de portada: Magdalena Viggiani.
Klaus Ogermann, más conocido como Claus Ogerman, nació en
Ratibor, Alemania, el 29 de abril de 1930, y falleció en Múnich, Alemania, el 8
de marzo de 2016. Compositor, pianista, arreglador, productor, y director de
orquesta.
Comenzó su labor profesional como pianista, después trabajó como
arreglador con el director de la Big Band Kurt Edelhagen, con el saxofonista y
director de orquesta Max Greger, y con Delle Haensch, con el que grabó como
vocalista, con el seudónimo de Tom Collins. En 1959 se mudó a los Estados
Unidos, donde comenzó a trabajar en el sello Verve Records, posteriormente con la
RCA Victor. A partir de la década de 1960 abordó diversos géneros musicales
como Rock, Pop, Jazz, R&B, Soul, Bossa Nova, y música Clásica.
En la década de 1970 se hizo independiente, se dedicó casi
exclusivamente a componer, y recibió muchos encargos como una partitura para el
American Ballet Theatre; Some Times, una obra para piano y orquesta de jazz,
Symbiosis, para Bill Evans; una obra para saxofón y orquesta, Cityscape, para
Michael Brecker; el ciclo de los Tagore-Lieder, sobre poemas de Rabindranath
Tagore, grabados por Judith Blegen y Brigitte Fassbaender; un concierto para
violín y orquesta, una Sarabanda-Fantasía para violín y orquesta, grabada por
Aaron Rosand; 10 canciones para Coro a capella sobre poemas de Georg Heym,
grabadas por el Coro de Radio Colonia, de Alemania; la obra Preludio y Chant, para
violín y orquesta, grabada por Gidon Kremer. En 2007 sus obras para violín y
piano fueron grabadas por el violinista chino Yue Deng y el pianista francés
Jean-Yves Thibaudet.
En 2008 lanzó Across the Crystal Sea, un álbum con obras
propias, con el pianista de jazz Danilo Pérez. Las principales influencias de
Claus Ogerman como compositor fueron Max Reger y Alexander Scriabin, y se hizo
famoso por utilizar sonidos urbanos y naturales como elementos para sus obras
orquestales.
A lo largo de su carrera trabajó con artistas como Billie
Holiday, Antonio Carlos Jobim, Frank Sinatra, Lesley Gore, João Gilberto, Wes
Montgomery, Kai Winding, Cal Tjader, Jan Akkerman, George Benson, Solomon Burke,
Betty Carter, Sammy Davis Jr., Connie Francis, Stan Getz, Astrud Gilberto, João
Gilberto, Stephane Grappelli, Johnny Hodges, Freddie Hubbard, Oscar Peterson, Jimmy
Smith, Barbra Streisand, Mel Tormé, Stanley Turrentine, y con Diana Krall, que
en 2001 arregló y dirigió la orquesta del álbum The Look of Love, y realizó en
su DVD Live in Paris. En 2009 arregló y dirigió la orquesta del álbum Krall
Quiet Nights, con el que ganó al año siguiente, el Premio Grammy al Mejor
Arreglo Instrumental Acompañando a Vocalista.
Sin lugar a dudas, uno de los hitos en su carrera, fue el
arreglo para orquesta, de Garota de Ipanema, compuesta por Tom Jobim, y Vinicus
de Moraes, y otro, el álbum que grabaron Franck Sinatra y Tom Jobim. Ambos
internacionalizaron la Bossa Nova.
A continuación, recordamos a Claus Ogerman en el día de su
nacimiento, en su doble condición como arreglador y director de orquesta, en la
presentación de Diana Krall en París, con las canciones 'S Wonderful y Love
Letters.
Percy Heath nació en Wilmington, Carolina del Norte, Estados
Unidos, el 30 de abril de 1923, y murió en Southampton, Nueva York, Estados
Unidos, el 28 de abril del 2005. Contrabajista.
El sitio www.ecured.cu
publicó este recordatorio.
Percy Heath. Músico estadounidense, contrabajista, nacido en
Wilmington (Carolina del Norte) el 30 de abril de 1923 y fallecido el 28 de
abril de 2005 en Southampton (Nueva York). Hermano mayor de otros dos músicos
de jazz: Jimmy y Al Heath.
Trayectoria
musical
Estudió violín desde muy niño en Filadelfia, donde vivía su
familia. Al igual que otros jazzistas de la época, se vinculó con el jazz tras
cumplir el servicio militar. Entonces estudió en la Granoff School y, después,
se enroló en una banda de un club de su ciudad, en la cual pasó a formar parte
de la sección rítmica. Allí fue donde le conoció Howard McGhee, quien le llevó
a tocar con él durante los años 1947 y 1948. Luego comenzó una progresión
imparable de su carrera como músico, en el contexto de la cual fue acompañante
del trombonetista J. J. Johnson o del pianista Fats Waller. Perteneció también
a los “cuartetos”, “quintetos” y “sextetos” de Miles Davis entre enero de 1951
y agosto de 1955. Con Miles en cuya formación coincidió con John Lewis,
pianista de Modern Jazz Quartet grabó algunos de los famosos álbumes del
trompetista Blue Haze (1953), Bag’s Groove (1954) o Walkin’ (1954).
Precisamente en esta época (1953) perteneció a unas de las formaciones de lujo
del “sexteto” de Miles Sonny Rollins, Charlie Parker (saxos), Walter Bishop
(piano) y Philly Joe Jones (batería). De cualquier forma, lo más importante que
le sucedió a Heath en estos años fue su estancia en la orquesta de Dizzy
Gillespie, con quien trabajó durante los años 1950-52. La orquesta de Gillespie
se constituyó, sin duda, en referente inmediato de la creación de MJQ, puesto
que la casi totalidad de los músicos de este grupo pertenecían a la orquesta de
Dizzy (Lewis, Jackson y Clarke).
Modern Jazz Quartet
En 1952, nació el Modern Jazz Quartet, bajo la batuta de
John Lewis. En un principio estaba integrado por Milt Jackson (vibráfono), John
Lewis (piano), Kenny Clarke (batería) sustituido por Connie Kay en 1955 y el
propio Percy Heath (contrabajo). Sin embargo, si bien el grupo ya tocaba
habitualmente antes de 1952 (con Ray Brown al contrabajo), fue una grabación en
el sello Prestige además de la sustitución de Heath por Brown lo que produjo el
nacimiento de MJQ. Su larga estancia en esta formación no quitó para que el
contrabajista colaborara con importantes figuras del jazz, incluida la
famosísima Sarah Vaughan, con quien actuó en 1975 tras la disolución del
“cuarteto”. No obstante, en 1982 volvieron a reunirse los miembros originarios
de Modern Jazz Quartet. Desde entonces han realizado esporádicas giras por todo
el mundo y han grabado asimismo algunos álbumes más, hasta que se produjo la
muerte de uno de sus miembros honoríficos: Milt Jackson. También en 1975, y una
vez disuelto Modern Jazz Quartet, creó junto a sus hermanos Jimmy (saxo) y Al
(batería) The Heath Brothers, una brillante formación bajo la influencia
preponderante del “cuarteto” de donde procedía el propio Percy, pero sin llegar
a la exquisitez de aquel grupo. Esta dinastía leyenda viva de la historia del
jazz ha sobrevivido hasta el mismo siglo XXI, ofreciendo conciertos por todo el
mundo.
Estilo
El estilo de este contrabajista surge de la línea
desarrollada por Ray Brown, que catalizó el resurgir del contrabajo moderno
desde finales de los años cuarenta. No obstante, puede considerarse su estilo
más pulido y elegante que el de Brown. Su vinculación al Modern Jazz Quartet
desde los años cincuenta hasta los noventa, le dio una proyección innegable. El
señorío y elegancia de este grupo se adaptaba a la perfección a las dotes de
este contrabajista que aportó la elaboración junto al batería Connie Kay de un
sonido característico: mezcla de swing “negro” con técnica blanca (más cercano
al clásico y al sonido cool), creando un soporte rítmico fino y elegante,
llamativo en su concepción estilística.
Discografía
Con Miles Davis
Early Miles, Prestige, 1951.
Miles
Davis, Volume 1& 2, Blue Note, 1955.
Collector’s
Items, Prestige, 1956.
Blue Haze,
Prestige, 1956.
Miles Davis
and the Milt Jackson Quintet/Sextet, Prestige, 1956.
Walkin’,
Prestige, 1957.
Bags
Groove, Prestige, 1957.
Miles Davis
and the Modern Jazz Giants, Prestige, 1958.
Colaboraciones
Really Big
(con Jimmy Heath), Riverside, 1960.
First place
again (con Paul Desmond), Warner Bros, 1962.
Con The Heath Brothers
Marchin’
On, Starta-East, 1975.
Passin’
Thru, Columbia, 1978.
In Motion:
The Heath Brothers and Brass Choir, Columbia, 1979.
Brothers
and Others, Antilles, 1980
Live at the
Public Theatre, Columbia, 1980.
Expressions
of live, Columbia, 1981
Brotherly
Love, Antilles, 1982.
A continuación, recordamos a Percy Heath en el día de su fallecimiento,
con su interpretación de Django, como integrante del Modern Jazz Quartet.
El 24 de noviembre de 1956 un avión de la compañía italiana LAI se estrelló poco después de despegar del aeropuerto parisino de Orly. Entre las treinta y tres víctimas de aquel accidente estaba el director italiano Guido Cantelli. Fallecía así a los 36 años uno de los más pujantes talentos de la dirección orquestal. Nacido en Novara un 27 de abril de 1920, Cantelli había estudiado composición y dirección de orquesta en el Conservatorio de Milán con Arrigo Pedrollo, Giorgio Federico Ghedini y Antonino Votto. Su temprano debut en 1943 con Traviata en el Teatro Coccia de Novara sufrió un brusco parón cuando fue llamado a filas debido al recrudecer del conflicto bélico. Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, reanudó su actividad y empezó entonces una carrera meteórica en la que resultó decisivo el apoyo de Arturo Toscanini. Fue en 1948, durante un concierto en el Teatro alla Scala, cuando Toscanini se percató del enorme potencial del joven director y no tardó en invitarle a dirigir su orquesta, la Sinfónica de la NBC, con la que Cantelli debutó el año siguiente.
A principios de los cincuenta, el nombre de Cantelli era ya una presencia habitual en las temporadas sinfónicas del Reino Unido y de Estados Unidos. Muy importante fue la relación que a partir de 1951 estableció con la Philharmonia Orchestra, y de la que por suerte quedan diversos testimonios discográficos. Sus triunfos en el extranjero no redujeron su actividad en Italia y su compromiso con la ópera. En enero de 1956, dirigió una memorable versión deCosì fan tutteen la Scala de Milán con un reparto vocal de auténtico lujo: Sciutti, Merriman, Alva, Panerai y Schwarzkopf, quien definió a Cantelli como “Gotterknabe” (muchacho divino). El 16 de noviembre de 1956 de ese mismo año, se le nombró director titular del coliseo milanés, pero nunca pudo tomar posesión del cargo, pues falleció ocho días más tarde en el accidente aéreo de Orly.
Las propias circunstancias biográficas –alumno de Votto y pupilo de Toscanini– sitúan a Cantelli en las directrices bien definidas de la escuela italiana, que tenía en la intensidad y estabilidad rítmica su seña más característica. No obstante, el temprano contacto con la realidad europea (sobre todo británica) y estadounidense le permitió matizar y enriquecer su paleta de una forma muy personal, en el marco de una evolución que es difícil saber adónde le habría llevado. La mayor parte de su legado discográfico se centra sobre todo en el repertorio sinfónico clásico y romántico, aunque no faltan incursiones significativas en la música del siglo XX. En el apartado operístico, a falta de grabaciones oficiales, nos queda básicamente su memorable Così fan tutte.
Las funciones del Così nos transmiten la imagen de un Mozart en absoluto liviano o frívolo, pero aligerado de la severidad teutónica. Su Beethoven se sitúa en la estela “rítmica” de Toscanini aunque con un gusto más pronunciado por las texturas orquestales, encontrando su punto álgido en la Séptima sinfonía. Notable también su Chaikovsky, con una Sinfonía nº 5en donde saca el mejor partido posible a una orquesta –la del Teatro alla Scala– nada idiomática en este repertorio. Entre las mejores grabaciones de Cantelli cabe recordar sin duda la Italiana de Mendelssohn. Podríamos esperarnos aquí una interpretación volcada en la animación y la extraversión; en cambio, el director opta por velocidades controladas, por un sentido del color y un tono cantable con los que perfila una visión apolínea de la partitura. Rasgos similares definen también su lograda versión de la Cuarta de Schumann.
Estos y otros registros –que el sello Warner vuelve ahora a editar en una nueva remasterización con motivo del centenario de Cantelli– nos hacen lamentar la pérdida prematura de un director que estaba llamado a alcanzar posiblemente las alturas de las mejores batutas de su tiempo.
A continuación, recordamos a Guido Cantelli en el día de su nacimiento,
con su interpretación del Concierto para Piano y Orquesta Nº 5 de Ludwig van
Beethoven, con Rudolf Serkin, y la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Grabación
en vivo de 1954.
Adam Falckenhagen nació en Grossdalzig bei Delitzsch,
Alemania, el 26 de abril de 1697, y murió en Bayreuth, el 6 de octubre de 1754.
Compositor.
Su tío Johann Gottlob Erlmann, le impartió su primera
educación formal en clavecín y laúd. Más tarde se perfeccionó con Johann Jacob
Graf en Merseburg, y fue discípulo de Silvius Leopold Weiss.
Como muchos de sus contemporáneos, viajó frecuentemente
ofreciendo sus servicios en diversas cortes. Entre 1720 y 1727 en la de Weissenfels,
entre 1729 y 1732 en las de Jena y Weimar, y finalmente en 1734 se instaló en
Bayreuth, donde ganó el favor de Wilhelmine de Prusia, Margravine de Bayreuth,
que era laudista y hermana de Federico el Grande.
Como compositor, dejó 6 Sonatas para laúd, 6 Partitas para
laúd, 6 Conciertos para laúd, 1 para flauta, y el Preludio, en el que están contenidos todos los tonos musicales. Su obra es representativa del florecimiento
final de la música para laúd. Muestra la transición del barroco al estilo
galante, caracterizado por una mayor libertad de expresión, y fue uno de los
últimos compositores activos de música para laúd del siglo XVIII, en Alemania.
A continuación, recordamos a Adam Falckenhagen en el día de
su nacimiento, con la Sonata para Laúd en Fa Mayor, en la versión de Robert
Barto.
Confinados por el coronavirus, los italianos celebraron el
75 aniversario cantando desde sus
casas el himno de la resistencia partisana
26 de abril de 2020
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Emocionante Bella Ciao en los balcones italianos para celebrar un 25 de abril diferente
Italia celebró ayer sábado el 75 aniversario de la liberación de la ocupación nazi durante la II Guerra Mundial entonando el emblemático ‘Bella Ciao’, himno de la resistencia antifascista, esta vez desde los balcones y ventanas de todo el país debido al coronavirus. La canción se identifica con las milicias que combatieron a los invasores nazis que irrumpieron en el país tras la caída de la dictadura de Benito Mussolini.
Italia conmemora cada año esta fiesta nacional con conciertos, eventos y exposiciones para recordar cómo el país consiguió hacerse con el control de las ciudades del norte y expulsar a las tropas nazis en su retirada hacia Alemania. Pero este 2020, las celebraciones encuentran a los italianos con incertidumbre en medio de un brote que ya mató a 26.000 personas en el país.
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Los italianos salieron a sus balcones en todo el país para cantar el himno antifascista
De todas formas, la cuarentena obligatoria no ha evitado que muchos hayan celebrado la fiesta nacional desde sus balcones y ventanas, adonde han salido con banderas italianas en un gesto de unidad.
Además, aviones militares sobrevolaron una Roma desierta para pintar en los cielos de la capital italiana los tres colores de la bandera del país; verde, blanco y rojo.
Los "Frecce Tricolori" sobrevolaron una Vía del Corso desierta
Se trata de una fecha histórica, cada año el país recuerda cómo se levantó en 1945 contra las tropas nazis, se hizo con el control de las ciudades del norte y se liberó del yugo alemán.
Aunque los más de 60 millones de italianos han vivido este día encerrados en sus hogares, el presidente de la República, Sergio Mattarella, organizó un homenaje en solitario en el Altar de la Patria de la Plaza Venecia de Roma. A primera hora de la mañana, se acercó al monumento a Víctor Manuel II y subió la larga escalinata hasta la tumba al soldado desconocido, solo y llevando una mascarilla. Allí lo esperaban dos coraceros, también con mascarillas, que llevaron una corona de flores, mientras sonaba la música de un trompetista carabinero.
Un hombre celebra el Día de la Liberación en el balcón de un apartamento en Milán
En su mensaje oficial, pidió a todos los italianos que muestren unidad y solidaridad en un momento de especial dificultad, y agradeció su labor a los sanitarios y a los empleados que favorecen el funcionamiento de las cadenas de producción y los servicios esenciales, que están muy expuestos al virus. El presidente de Italia también recordó que aquel 25 de abril de 1945 nació una nueva Italia, “unida en torno a valores morales y civiles universales, que ha sabido construir su propio futuro”.
El imponente vuelo de los aviones militares sobre la ciudad de Roma
“El 25 de abril fue la unión de muchas almas, luchando codo a codo con diferentes personas, con diferentes ideas, de diferentes tierras y regiones, que decidieron ir más allá de esas diferencias y optaron por unirse contra el régimen nazi-fascista”, afirmó el viceprimer ministro italiano Luigi Di Maio. Y agregó: “Los recordamos con nuestra (bandera) tricolor, con la tricolor que hoy ondea en nuestros balcones. Recordamos a esos hombres y mujeres incluso en uno de los momentos más difíciles de nuestra historia reciente, en los que nos hemos visto obligados a suspender nuestras libertades constitucionales”.
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El alcalde metropolitano de Milán, Beppe Sala, también preparó su "Bella Ciao" desde el balcón de la casa de gobierno
Italia es el segundo país más afectado pro la pandemia de coronavirus que surgió en diciembre en China. Desde que comenzó el brote en el país, el 21 de febrero, murieron 26.384 personas. En los últimos días la curva de fallecimientos y contagios comenzó a bajar pro lo que los italianos podrán comenzar a salir del confinamientos de manera gradual, desde el próximo 4 de mayo.
A continuación,
de Wolfgang Amadeus Mozart, la misa de Réquiem en Re Menor K. 626, en la
versión de Charlotte Müller Perrier, soprano; Valérie Bonnard, contralto;
Valério Contaldo, tenor; Peter Harvey, barítono; junto al Ensemble vocal de
Lausanne, y la Sinfonia Varsovia, dirigida por Michel Corboz.
Albert Nelson, más conocido como Albert King, nació en Indianola,
Mississippi, Estados Unidos, el 25 de abril de 1924 y murió en Memphis,
Tennessee, Estados Unidos, el 21 de diciembre de 1992. Guitarrista y cantante.
Su padre, que tocaba la guitarra, fue una de sus más
tempranas influencias musicales, y durante su infancia cantó en un grupo
familiar de gospel en la iglesia local. Debutó profesionalmente fue con el grupo In the Groove Boys,
durante un tiempo también tocó la batería en la banda de Jimmy Reed, pero su
instrumento fundamental pasó a ser la guitarra eléctrica. Su preferida fue la
Gibson Flying V, a la que llamó Lucy. Un detalle particular de su manera de
tocar, es que como era zurdo, a diferencia de otros guitarristas como Jimi
Hendrix o Tony Iommi, nunca invirtió el orden del encordado.
En 1959 logró su primer éxito con I´m a Lonely Man, en 1961 alcanzó
su primer gran éxito, con Don't Throw Your Love on Me So Strong, que obtuvo el
puesto 14 en las listas de R & B. En 1966 firmó contrato con el sello Stax,
y al año siguiente apareció su álbum Born Under A Bad Sign. La canción que dio
el nombre al álbum, se convirtió en su tema más famoso, y tuvo muchas versiones
de numerosos artistas.
En febrero de 1968 se presentó en el Fillmore Auditorium
junto a varios artistas, entre ellos Jimi Hendrix. La presentación la iniciaron los Soft Machine, teloneros de
Jimi Hendrix, pero el público estaba impaciente, y la gente empezó a gritar el
nombre de Albert King, que se adueñó del recital, gracias a sus mágicos dedos
después de tocar un par de baladas. En junio de 1970 acompañó a The Doors en su
concierto en el Pacific Coliseum de Vancouver, y fue una de las mejores presentaciones
de la gira.
En 1983 Albert King grabó junto a Stevie Ray Vaughan, In sesión,
que fue un éxito para ambos. Tiempo después dio un concierto junto a B.B. King
y otros artistas como Robert Cray, Etta James, Junior Wells. En 1988 participó como invitado, junto a Stevie
Ray Vaughan, Eric Clapton, Phil Collins, Gladys Knight, Paul Butterfield, Chaka
Khan y Billy Ocean al especial B.B. King and Friends. En 1989 actuó
junto a B.B. King en el Japan Blues Carnival, y éste lo llamaba cariñosamente,
Big brother of blues.
En 1990 participó con el guitarrista Gary Moore en el álbum
Still Got the Blues, con una nueva versión de Oh, Pretty Woman. Como resultado
de esa grabación, participó como invitado en los conciertos de la gira europea
de Gary Moore, junto a Albert Collins. Albert King
influyó a muchos guitarristas de blues como Jimi Hendrix, Eric Clapton, Mike
Bloomfield, Gary Moore, y Stevie Ray Vaughan. El solo de guitarra de
Eric Clapton en Strange Brew, es una copia del solo de Albert King en su éxito
Oh, Pretty Woman.
Su nombre fue incluido en el Paseo de la Fama de St. Louis,
y está considerado uno de los Tres Reyes del Blues en la guitarra, junto a
B.B.King y Freddie King.
A continuación, recordamos a Albert King en el día de su
nacimiento, con uno de sus grandes éxitos: Oh, Pretty Woman.
Władysław Bartoszewski nació en Varsovia, Polonia, el 19 de
febrero de 1922, y murió en su ciudad, el 24 de abril de 2015. Historiador, profesor,
periodista y político.
Estudió en la Universidad de Varsovia. El 19 de septiembre
de 1940 fue arrestado y enviado a Auschwitz, y registrado como prisionero 4427,
de donde fue liberado el 8 de abril de 1941 gracias a la Cruz Roja polaca. En
agosto de 1942 comenzó su actividad en la resistencia polaca, en septiembre de
1942, fue miembro de la Comisión de Ayuda a los Judíos Żegota, y en abril de 1943 colaboró con
los insurgentes del gueto de Varsovia. Tras el Alzamiento de Varsovia se
estableció en Cracovia.
Después de la guerra fue miembro del PSL, Unión del pueblo
polaco, la única organización política de oposición al partido comunista. El 15
de noviembre de 1946 fue arrestado por los comunistas por espionaje y
encarcelado en una prisión del Ministerio de la seguridad interior polaco. Condenado
a ocho años, en 1954 fue liberado por su estado de salud. A partir de 1955, se
consagró al periodismo y en 1966 el instituto Yad Vashem lo nombró Justo entre
las naciones.
En 1969 fue elegido para el PEN Club Polaco, que presidió en
1972 y 1983. Entre 1973 y 1985 enseñó historia contemporánea en la Universidad
Católica de Lublin. Estuvo en la oposición democrática de Polonia y fue uno de
los fundadores de la Sociedad de Cursos Científicos, una universidad
alternativa clandestina de donde era también profesor. En agosto de 1980,
mostró su apoyo en público al sindicato Solidaridad y fue encarcelado en 1981
durante el gobierno del general Jaruzelski.
Tras el cambio de régimen fue
embajador en Austria entre 1990 y 1995, ministro de Asuntos exteriores entre 1995
y 2001, senador entre 1997 y 2001 y presidente del Consejo Internacional
del museo de Auschwitz desde 1991.
Tenía 77 años. Y desde febrero de 2019 enfrentaba un cáncer.
Aquí, el repaso de una carrera
como pocas: su infancia en Santa Fe, el vaso en
la frente que le rompió Nacha Guevara, el origen
de “Johann Sebastian
Mastropiero” y sus límites en el humor
Por Susana Ceballos
22 de abril de 2020
Hoy, se apagó la risa. Porque el humorista Marcos Mundstock, uno de los más brillantes de su generación, murió en la mañana de este miércoles, a los 77 años, en su casa de Buenos Aires. “Después de más de un año de lidiar con un problema de salud que se tornó irreversible, nuestro compañero y amigo finalmente partió”, dice el comunicado oficial difundido por Les Luthiers.
Si bien su voz de bajo fue marca registrada del grupo con el cual dejó una huella imborrable, Mundstock actuó en cine y en televisión, pero en ningún otro lugar fue más feliz que en el escenario con sus compinches de toda la vida.
La historia de los Mundstock es una de las tantas historias de esos inmigrantes que terminaron de configurar la Argentina durante el período de entreguerras. Su padre, de origen judío asquenazi y de oficio de relojero, llegó en 1930 al puerto de Rosario procedente de Rava Ruska, una ciudad ucraniana en aquel entonces bajo órbita polaca. Unos años antes había venido su mamá, quien se instaló en Santa Fe. Un conocido los puso en contacto y se casaron en Rosario, donde nació su hermana. Años después volvieron a Santa Fe, y allí nació Marcos, un 25 de mayo del año 1942.
Fue a orillas del Paraná donde el pequeño Marcos hizo su primer chiste. Por la calle pasaba un camión que trasladaba cueros, y le comentó a su hermana: “Ahí llevan a los cueros para fabricar vacas”. La frase encerraba la picardía que lo acompañaría toda su vida.
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Un monólogo de Marcos Mundstock
La búsqueda de un horizonte mejor llevó en 1949 a los Mundstock a Buenos Aires, donde un familiar les hizo lugar en su departamento en el barrio de Once. Como primera generación de argentinos nativos, en Marcos convivían el idish que se escuchaba en su casa con el castellano que aprendía en la escuela y el italiano que lo cautivaba con las canzonettas y arias de ópera que emitía la radio. En esa triple frontera cultural Mundstock empezó a acercarse a la música. Su primer registro de música en vivo fue en una sinagoga, donde escuchaba a los cantantes litúrgicos, a quienes les reconocía “una voz muy operística”.
Mientras estudiaba en el colegio se dio cuenta de que tenía un don especial para hacer reír a sus compañeros por fuera del libreto de los actos escolares. Y si bien eso no era bien visto por los docentes, en su interior algo se había despertado, esa chispa lo acompañaría para siempre.
Pero por ese entonces, los sueños del pequeño Marcos no eran muy diferentes a los de otros chicos. “Quise ser abogado, ingeniero, aviador, cowboy, benefactor de la humanidad, tenor de ópera, Tarzán, amante latino, futbolista y otras cosas más”, enumeraba. Cuando terminó el secundario entró en Ingeniería -más por mandato que por vocación-, mientras que, con mucho más placer, estudiaba locución en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER). Esos caminos en apariencia paralelos, pronto se cruzarían.
En ese universo de fórmulas matemáticas Mundstock encontró un resquicio artístico. La oportunidad se la brindó el coro. Allí se encontraron Gerardo Masana, estudiante de Arquitectura; Jorge Maronna, de Medicina; Daniel Rabinovich de Derecho y Carlos Núñez Cortés, de Química Biológica. De ese grupo que parecía tan distinto nacería un grupo que cambiaría la historia de la música y el humor en la Argentina: Les Luthiers.
El equipo de Les Luthiers del 71 al 73 que marcara época: Gerardo Masana, Maronna, Carlos Núñez Cortés, Mundstock, Ernesto Acher, Daniel Rabinovich y López Puccio (Foto: Archivo Atlántida)
Cuando el coro empezó a tener vida propia, Mundstock se aferró a él como un ancla. Abandonó la carrera de Ingeniería y el golpe militar encabezado por Juan Carlos Onganía lo dejó sin su trabajo de locutor en Radio Municipal. Pero Marcos no se bajoneó: había encontrado en la música coral una actividad que lo fascinaba, aunque lejos estaba de imaginar que fuera posible un futuro profesional ligado al ambiente artístico.
Luego de un festival de coros universitarios realizado en Tucumán se forma I Musicisti, antecedente directo de Les Luthiers. Bajo la dirección de Masana, el grupo realiza una serie de conciertos en el Instituto Di Tella. Fue allí cuando empieza a cobrar vida un personaje clave para la historia de Mundstock y de Les Luthiers: Johann Sebastian Mastropiero. La criatura surgió de la invención de Mundstock y de la mezcla entre los nombres del compositor Johann Sebastian Bach con un personaje inventado, llamado Fredy Mastropiero.
El 4 de septiembre de 1967, Masana, Mundstock, Rabinovich y Maronna forman Les Luthiers. Los esperaba una Buenos Aires que hervía culturalmente. Pronto se hicieron un lugar, y Marcos tendría la tarea de aportar la mayoría de los textos y realizar las presentaciones. Su voz de bajo se convirtió en marca registrada; a eso le sumó su particular histrionismo entre lo formal y lo absurdo, lo que hacía que la gente lo amara.
Su primer chiste lo hizo de niño. Vio un camión y le dijo a su hermana: ‘Ahí llevan a los cueros para fabricar vacas’. Esa picardía lo acompañaría toda su vida
Les Luthiers dejó de ser un secreto bien guardado en 1970, cuando programó una serie de presentaciones en un boliche ubicado en Congreso. Fue tal la repercusión del grupo que el local los contrató para hacer temporada en Mar del Plata. Allí también actuaba Nacha Guevara, quien según la leyenda no soportaba el éxito de los músicos. Cada función era un escándalo, hasta que un vaso de vidrio impactó en la frente de Mundstock. El saldo fueron seis puntos de sutura para el luthier, y dos meses de prisión en suspenso para la diva.
Los espectáculos se fueron sucediendo y el éxito pronto convirtió a Les Luthiers en un clásico del humor de habla hispana. En 1974 desembarcaron en España, primer paso de un amor recíproco que desembocó en el premio Princesa de Asturias en la categoría Comunicación y Humanidades, en 2017. Al recibir la noticia del premio Mundstock dijo con su “seriedad” característica: "El célebre compositor Johann Sebastian Mastropiero está indignado, desde el rincón desde el que se esconde, por el otorgamiento del premio Princesa de Asturias a esos músicos que solo se ocupan en denigrarlo”.
En la ceremonia de premiación, Marcos tomó la voz y, entre agradecimientos y reconocimientos, lanzó una frase que definió al grupo y a su rol como guionista: “El ejercicio del humorismo, profesional o doméstico, más refinado o más burdo, oral, escrito, mímico, dibujado... mejora la vida, permite contemplar las cosas de una manera distinta, lúdica, pero sobre todo lúcida, a la cual no llegan otros mecanismos de la razón”.
Marcos Mundstock, Martin O'Connor, Jorge Maronna, Carlos Nunez Cortes, Carlos Lopez Puccio y Horacio Turano celebrando los 50 años de Les Luthiers (Foto: AFP / PIERRE-PHILIPPE MARCOU)
El éxito del grupo fronteras afuera -con shows a lo largo de la América hispana y algunas aventuras en Brasil y Estados Unidos-, supuso un nuevo ejercicio para Mundstock a la hora de neutralizar algunos modismos propios del Río de la Plata. Le gustaba crear los textos en la soledad de su estudio casero, y con los años fue desarrollando una metodología laboral que le permitía ser prolífico sin perder la gracia ni caer en las repeticiones. “Hacer textos para ser escuchados tiene su clave: deben llevar el remate en la última palabra del párrafo”, explicaba. “Creo que el chiste suele ser una obra abierta, siempre modificable, y corrijo en forma permanente y sobre la marcha. Mis notas son un crucigrama”, agregaba a modo de receta. Claro que lo más importante estaba en su cabeza, y eso no se consigue en la farmacia.
Los 80 fueron los años del despegue masivo para Les Luthiers: su popularidad ya no tuvo frenos. Y en el siglo XXI se trasladó a las redes con millones de visualizaciones y likes. Sobre sus inicios, Marcos no evitaba una autocrítica. “Veo videos de los espectáculos viejos y los textos no me parecen muy diferentes a los que podemos escribir ahora, pero en lo que es el oficio teatral hemos cambiado mucho. Éramos lentísimos, nos deteníamos en momentos en los que no pasaba nada...", lamentaba, para rematar con humor: “La gente nos quería igual, yo no sé por qué".
En paralelo a su actividad en el grupo, Mundstock se metió en el cine. Fue la voz en off de Quebracho y Metegol, y puso el cuerpo tanto en dramas como Cama adentro y Roma, y comedias como No sos vos, soy yo y Mi primera boda, donde en la piel de un cura se lució en un diálogo lleno de guiños lutherianos con el rabino interpretado por su amigo Daniel Rabinovich. En televisión, trabajó en La Argentina de Tato y Sorpresa y Media, y lo último que hizo fue la presentación de Pasado de copas.
Paradójicamente, siendo la voz y una de las caras representativas de Les Luthiers, su asignatura pendiente fue la música. De chico, en su casa no había lujos y ni se le ocurría sugerir la posibilidad de aprender algún instrumento. Cuando ganó sus primeros sueldos y pudo comprarse un piano, no tuvo constancia ni paciencia. “Quería aprender todo muy rápidamente y en la música, los tiempos de aprendizaje son muy difíciles de modificar”, contaba con algo de frustración.
Marcos Mundstock en mayo de 2018, con la placa con la cual la Ciudad de Buenos Aires le rindió homenaje (EFE/ Pablo Ramón)
En su vida personal, compartió la vida con la cardióloga Laura Glezer. Solía contar que se enamoró de ella “porque conoce mi corazón”. Juntos tuvieron a Lucía, su única hija, licenciada en Administración de Empresas, actriz y productora con la que compartía la pasión por el fútbol, un deporte que jugó hasta que el cuerpo se lo permitió. De chico era de Boca, hasta que en un partido contra Chacarita se dio cuenta de que quería que ganaran los Funebreros “porque jugaban más lindo”.
El humor siempre lo acompañaba y con su voz seria podía hacer las reflexiones más graciosas sin perder la compostura. Como esa vez que interrumpió una ponencia en el Congreso Internacional de la Lengua con esta reflexión: “La expresión ‘me importa un bledo’ no tiene igual. ¿Alguien sabe lo que es un bledo? Algún día un ejército de bledos se lanzará sobre los hispanohablantes para vengarse de tantos siglos de ninguneo”.
En el mismo tono propuso “formas más directas” y cambiar expresiones como “donde manda capitán no manda marinero” por “el más explícito “donde manda capitán hay que ir”, o que en vez de “una golondrina no hace verano” usar “expresiones más vulgares” como “una golondrina no hace un carajo”. Eso sí, “con perdón de Gustavo Adolfo Bécquer”, decía.
En más de 50 años de profesión, forjó una relación de amistad y respeto mutuo con otros genios del humor como Quino, Roberto Fontanarrosa y Alejandro Dolina, todos exponentes de un humor gracioso e inteligente. “A mí me gusta el humor por el ingenio, no necesito que sea muy intelectual. Entonces, me gusta el humor del tipo que sale y dice: ‘Mirá lo que digo’. En cambio, no me gusta el tipo que dice: ‘Mirá lo que me atrevo a decir’, y se pone impertinente. Ese humor no me mueve un pelo, entre otras cosas porque soy calvo, todo el mundo lo sabe”, decía, logrando que la humorada no tapara la sabiduría. Además, fijaba su límite: jamás hacer humor “sobre el dolor ajeno”.
Se fue Mundstock. Solía decir que por su inconfundible voz siempre lo convocaban para hacer de Dios o de psicoanalista. Seguramente, si Dios existe hoy le guiñará un ojo y lo dejará pasar sin problemas. Es que con tanto humor y tanta risa, Marcos tiene el Cielo bien ganado.