domingo, 2 de febrero de 2014

Martina Arroyo




Martina Arroyo nació en Nueva York, Estados Unidos, el 2 de febrero de 1937. Soprano lírico-spinto.


Estudió en el Hunter College y debutó en la ópera Asesinato en la catedral, de Hildebrando Pizzetti. 

Cantó obras sacras y de concierto con gran solvencia, como los Gurrelieder de Schönberg, el estreno mundial de Andromache's Farewell de Samuel Barber, la Sinfonía Nº8 de Mahler, el oratorio Juddas Macabeus de Händel, y el Réquiem de Verdi entre otras.



Su consagración llegó con los personajes de Verdi necesitados de una soprano spinto, de gran poderío y flexibilidad vocal.


Martina Arroyo triunfó como la esclava etíope Aída, Leonora en La forza del destino e Il Trovatore, Elena en Las vísperas sicilianas, Amelia en Un ballo in maschera, Ernani, Elizabeth en Don Carlo y en Don Giovanni de Mozart como Donna Anna dirigida por Colin Davis y Donna Elvira por Karl Böhm.



En 1968 Los hugonotes de Giacomo Meyerbeer junto a Joan Sutherland, en 1976 cantó La africana y otros papeles que interpretó fueron Elsa de Lohengrin de Richard Wagner, la Tercera Norna en El ocaso de los dioses, La Gioconda de Ponchielli, Maddalena en Andrea Chénier, Madame Butterfly, Liu y Turandot en la ópera de Puccini y Santuzza en Cavalleria Rusticana.


En el Metropolitan Opera House de Nueva York cantó 200 representaciones entre su debut como la voz celestial en Don Carlo en 1959 y su despedida como Aída en 1986. 


Con este personaje obtuvo fue su consagración en 1965 al reemplazar a la enferma soprano titular Birgit Nilsson. 


Arroyo formó parte de la generación de cantantes afroamericanas que sucedieron a la pionera Marian Anderson; entre sus contemporáneas se cuentan Leontyne Price, Grace Bumbry y Shirley Verrett.


Fue muy solicitada en teatros europeos, especialmente en La Scala, Roma, París, Covent Garden, Berlín, Múnich y en el Teatro Colón de Buenos Aires donde cantó en 1968, 1970, 1971 y 1972.


En 1976 el presidente Gerald Ford la hizo miembro del National Council for the Arts.


Se retiró en 1989 para dedicarse a la enseñanza y participar como jurado en concursos musicales, y en 2003 estableció la Fundación que lleva su nombre para educar y promocionar jóvenes cantantes.


A continuación, Martina Arroyo y el aria Pace, pace, mio Dio, de la ópera La Forza del Destino de Giuseppe Verdi. 1981.