Martina Arroyo nació en Nueva York, Estados Unidos, el 2 de
febrero de 1937. Soprano lírico-spinto.
Estudió en el Hunter College y debutó en la ópera Asesinato
en la catedral, de Hildebrando Pizzetti.
Cantó obras sacras y de concierto con
gran solvencia, como los Gurrelieder de Schönberg, el estreno mundial de
Andromache's Farewell de Samuel Barber, la Sinfonía Nº8 de Mahler, el oratorio
Juddas Macabeus de Händel, y el Réquiem de Verdi entre otras.
Su consagración llegó con los personajes de Verdi
necesitados de una soprano spinto, de gran poderío y flexibilidad vocal.
Martina Arroyo triunfó como la esclava etíope Aída, Leonora
en La forza del destino e Il Trovatore, Elena en Las vísperas sicilianas,
Amelia en Un ballo in maschera, Ernani, Elizabeth en Don Carlo y en Don
Giovanni de Mozart como Donna Anna dirigida por Colin Davis y Donna Elvira por
Karl Böhm.
En 1968 Los hugonotes de Giacomo Meyerbeer junto a Joan
Sutherland, en 1976 cantó La africana y otros papeles que interpretó fueron
Elsa de Lohengrin de Richard Wagner, la Tercera Norna en El ocaso de los
dioses, La Gioconda de Ponchielli, Maddalena en Andrea Chénier, Madame
Butterfly, Liu y Turandot en la ópera de Puccini y Santuzza en Cavalleria
Rusticana.
En el Metropolitan Opera House de Nueva York cantó 200
representaciones entre su debut como la voz celestial en Don Carlo en 1959 y su
despedida como Aída en 1986.
Con este personaje obtuvo fue su consagración en 1965 al
reemplazar a la enferma soprano titular Birgit Nilsson.
Arroyo formó parte de la generación de cantantes
afroamericanas que sucedieron a la pionera Marian Anderson; entre sus
contemporáneas se cuentan Leontyne Price, Grace Bumbry y Shirley Verrett.
Fue muy solicitada en teatros europeos, especialmente en La
Scala, Roma, París, Covent Garden, Berlín, Múnich y en el Teatro Colón de
Buenos Aires donde cantó en 1968, 1970, 1971 y 1972.
En 1976 el presidente Gerald Ford la hizo miembro del
National Council for the Arts.
Se retiró en 1989 para dedicarse a la enseñanza y participar
como jurado en concursos musicales, y en 2003 estableció la Fundación que lleva
su nombre para educar y promocionar jóvenes cantantes.