La fille du régiment, La hija del regimiento, es una ópera cómica en dos actos con música de Gaetano Donizetti y libreto en francés de Jean François Bayard y J. H. Vernoy de Saint-Georges, basado en una pieza de Gollmick y fue estrenada el 11 de febrero de 1840 en la Opéra-Comique de París.
La ópera fue escrita mientras el compositor vivía en París y el 30 de octubre de 1840 se estrenó en el Teatro Alla Scala de Milán. Fue representada en inglés en el Teatro Surrey en Londres el 21 de diciembre de 1847, y fue repetida en la misma temporada en italiano con Jenny Lind.
En los Estados Unidos se estrenó el 7 de marzo de 1843, en Nueva Orleans, y luego en las principales ciudades.
Esta ópera es famosa por el aria "Ah! mes amis, quel jour de fête!" que está considerada como un verdadero desafío para los tenores.
Presenta nueve dos agudos y aparece en un momento relativamente temprano de la ópera, dando poco tiempo al cantante para calentar su voz.
Argumento del primer acto. La acción transcurre durante las guerras napoleónicas, hacia 1805, en las montañas tirolesas.
Paso montañoso del Tirol. Se desarrolla una batalla fuera de escena. El pueblo fronterizo, atemorizado, dirige una plegaria a la Virgen para que llegue pronto la paz. Está terminando la guerra en la que Napoleón ha ocupado la región, y los franceses acaban de lograr la victoria. En su camino hacia Austria, la aterrorizada marquesa de Berkenfeld y su mayordomo, Hortensius, se han detenido en su viaje debido a una escaramuza que ha estallado. Cuando la marquesa oye a los campesinos que las tropas francesas se han retirado, ella habla de los groseros modales de los franceses.
Llega el 21º regimiento que dirige Sulpice, y confirma a todo el mundo que sus hombres restaurarán la paz y el orden. Con Sulpice llega también Marie, una muchacha huérfana recogida por el regimiento durante la guerra y adoptada como cantinera y mascota e "hija" del regimiento. Marie tiene una educación muy precaria y cuartelera. Su comportamiento es rudo, sin modales de buena urbanidad. Pero Marie es muy buena cantante y lidera la canción del regimiento, que todos corean con mucho entusiasmo.
Cuando Sulpice la pregunta por un joven con el que se la ha visto, ella explica que es Tonio, un tirolés que en un barranco le salvó la vida, y que está enamorada de él. Sin embargo, todo el regimiento se cree con derecho a impedir el matrimonio de Marie si el candidato no es de su gusto. Los soldados traen a un sospechoso que merodea el lugar y Marie lo reconoce: es Tonio, el tirolés que le salvó la vida, que dice que había estado buscando a Marie. Ella se adelanta a salvarlo, y mientras él brinda con sus nuevos amigos, Marie canta la canción del regimiento. Ordenan a Tonio seguir a los soldados, pero él se escapa y vuelve para declarar su amor a Marie. Sulpice los sorprende, y Marie debe reconocer ante Tonio que ella sólo se puede casar con un soldado del 21º
Aparece la Marquesa de Berkenfield y le pide a Sulpice escolta para su castillo. Cuando él oye el nombre de Berkenfeld, Sulpice recuerda una carta que encontró cerca de la joven Marie en el campo de batalla. La marquesa pronto admite que ella conoció al padre de la chica y dice que Marie es la hija, largamente perdida, de su hermana que tuvo su desliz con el Capitán Robert, un militar del regimiento. La niña había quedado al cuidado de la marquesa, pero se perdió. Asombrada por las groseras maneras de la chica, la marquesa decide llevársela a su castillo y darle una educación apropiada. Cuando Tonio trata de obtener permiso para cortejar a Marie los soldados se lo niegan, porque no pertenece al regimiento. Tonio entonces decide ingresar en el regimiento y celebra jubiloso el hecho de poder ser militar y marido.
Muy pronto Sulpice advierte a Tonio que debe entregar a Marie a su tía, la Marquesa que ha venido a buscarla. Marie se ve obligada, entonces, contra su voluntad, a irse a vivir al castillo de la marquesa de Berkenfield. Marie se despide emotivamente de todos diciendo que es necesario partir, dejando en claro que el ingreso de Tonio en el regimiento no le ha servido de nada.
Argumento del segundo acto. El castillo de Berkenfeld
En el palacio de la Marquesa de Berkenfield, ésta se esfuerza en educar a Marie para que pueda casarse con un rancio aristócrata: el hijo de la duquesa de Crakenthorp. Sulpice también está en el castillo, recuperándose de una herida, y se supone que ayuda a la marquesa en sus planes. La marquesa enseña a Marie una refinada romanza clásica, acompañándola en el piano. Animada por Sulpice, se pone a cantar al ritmo de un contagioso rataplán, rataplán, y la marquesa pierde los nervios.
Luego, a solas, Marie reflexiona acerca de su desdichada condición y la falta de sentido del dinero y la posición. Llegan Tonio y los demás soldados del regimiento, se supone que a la boda de Marie. Todo se transforma en alegría cuando Marie canta junto a ellos una encendida y patriótica canción: "Salut à la France" seguida por una graciosa intervención de Marie, Tonio y Sulpice en que expresan su felicidad de volver a juntarse.
Tonio le confiesa a la Marquesa su amor por Marie y que por la muchacha él se ha hecho soldado. Tonio le pide la mano de Marie, pero la marquesa muy fríamente le pide que se vaya a pesar de que él dice que Marie es toda su vida. Declara que su sobrina está comprometida con otro hombre y despide a Tonio. Luego la marquesa confiesa secretamente a Sulpice que Marie es su propia hija ilegítima a quien ella abandonó, temiendo su desgracia social.
Hortenisus anuncia la llegada del séquito de la boda, encabezado por la madre del novio, la insoportable Duquesa de Crakenthorp con su hijo. Marie rechaza abandonar su habitación, pero cuando Sulpice le dice que la marquesa es su madre, la sorprendida muchacha declara que no puede ir en contra de los deseos de su madre y se muestra conforme en casarse con un hombre al que no ama. Cuando ella va a firmar el contrato de matrimonio, llegan Tonio y los soldados del 21º, decididos a resctar a su "hija", impidiendo la ceremonia. Cuando dicen que ella fue vivandera e hija del regimiento, los invitados y la aparatosa duquesa de Crakenthorp se horrorizan. Marie confiesa ante todos su lealtad y cariño para con el regimiento y que a él le debe todo. Entonces la marquesa, conmovida por la bondad de corazón de su hija, detiene la boda y da su permiso para que Marie se case con Tonio. Para celebrar este feliz momento, Marie, Tonio los soldados y todos los presentes cantan una vez más ese patriótico Salut à la France.