Friedrich Gottlieb Klopstock nació en Quedlinburg, Alemania, el 2 de julio de 1724 y murió en Hamburgo, Alemania, el 14 de marzo de 1803. Poeta.
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Friedrich Gottlieb Klopstock (Quedlinburg, actual Alemania,
1724 - Hamburgo, 1803) Poeta y dramaturgo alemán. Considerado por J. J. Bodmer
como un «poeta de la religión y de la patria», marcó un etapa decisiva en la
historia de la literatura de su país, al iniciar el retorno a los orígenes
germánicos y contribuir a la afirmación de la originalidad nacional alemana.
Ello no le impidió mantener intacto su espíritu cosmopolita y celebró, como
tantos escritores y filósofos alemanes de su época, el advenimiento de la
Revolución Francesa, lo que le valió ser nombrado ciudadano de honor de la
República (1792). Más adelante condenaría los excesos de la época del Terror.
Su obra La Mesíada (1748-1777), poema épico religioso cuya exaltación mística
responde a los cánones del pietismo predominante en su época, consagró su fama
literaria. También escribió Odas y tragedias bíblicas (Salomón, 1764; David,
1772).
En Schulpfort, donde inició los estudios, Klopstock leyó El
Paraíso perdido, de Milton, que le sugirió ya a los quince años de edad la
primera idea de una Mesíada, o sea de un poema donde apareciera exaltada la
vida del Redentor. Establecido en Jena y luego en Leipzig, entró en contacto
con el grupo de los "Bremer Beiträger" (Gellert, Rabeler, J. E. y W.
A. Schlegel, F. W. Zachariae, Ebert y otros, colaboradores de la revista Neue
Beiträge zum Vergnügen des Verstandes und des Witzes, 1744-1748), quienes, alejándose
del estrecho clasicismo de Gottsched, defendían, contra la monotonía
racionalista, la saludable necesidad de lo maravilloso (o sea de la fantasía y
el patetismo, y, por ende, del sentimiento) en la poesía.
En el periódico del grupo publicó en 1748 los tres cantos
iniciales de La Mesíada, compuestos primeramente en prosa y luego en
hexámetros. Influido por el pietismo, que oponía a la desvinculada ortodoxia
protestante un sentimiento religioso inmediato, y también por los intentos
poéticos de Lange y Pyra, tendentes a la creación de una poesía de fondo
religioso-moral y formalmente ennoblecida por una métrica clásica en
sustitución de los viejos alejandrinos de Opitz, Friedrich Klopstock se reveló
súbitamente adversario natural del racionalismo de la Ilustración y uno de los
predecesores del "Sturm und Drang".
Klopstock fue el primero que entendió el carácter
esencialmente sentimental del arte y revistió la poesía, hasta entonces
destinada sólo a deleitar o instruir, de una dignidad casi religiosa, como
único elemento susceptible de educar y elevar el espíritu humano mediante los
sentimientos más dignos y nobles. En ello residen la importancia histórica y la
significación de Klopstock, quien, de este modo, superaba definitivamente el
barroco y el rococó en cuanto concepciones generales de vida.
El gran éxito de los tres cantos de La Mesíada atrajo la
atención en primer lugar de Bodmer, quien invitó al joven poeta a Zurich en
1750 (sin que, por lo demás, ambos llegaran a una plena compenetración), y, luego,
del rey Federico V de Dinamarca, el cual le llamó a Copenhague el año siguiente
a fin de que, con un estipendio honorífico, pudiera dedicarse allí
tranquilamente a la redacción del poema; ello supuso un reconocimiento sin
precedentes del valor del poeta y de su poesía.
En Hamburgo, donde se detuvo en el curso de su viaje a
Dinamarca, Klopstock (quien ya anteriormente había experimentado un amor
infeliz por su prima María Sofía Schmidt, cantada con el nombre de Fanny), se
enamoró de Meta Moller, la Cidli de sus Odas, que, unida a él en matrimonio en
1754, falleció cuatro años después. Klopstock permaneció en Copenhague hasta la
muerte del rey; luego, vuelto en 1770 a la patria, se estableció en Hamburgo,
donde compiló y publicó en 1771 la antología completa de las Odas, que a partir
de 1747 habían ido apareciendo sueltas en diversas revistas. Llamado en 1774 a
Karlsruhe por el margrave Carlos Federico, Klopstock se dirigió a Gotinga para
visitar a los entusiastas adeptos de la "Hainbund", y a Francfort del
Main al encuentro de Goethe.
Al teatro, siquiera dentro de un tono épico y carente de
acción dramática, dio el autor algunos dramas bíblicos: La muerte de Adán (1757)
Salomón (1764) y David (1772). También para la escena escribió una trilogía
procedente de la historia germánica: La batalla de Hermann (1769), Hermann y
los príncipes (1784) y La muerte de Hermann (1787). Compuestos en versos
aliterados, y no divididos en actos, estos últimos dramas, denominados
"bárdicos" por su autor, pretenden ofrecer un oponente germánico a la
tragedia griega y despertar los mismos sentimientos patrióticos que habían
inducido ya al poeta a escribir, según la tradición del movimiento ossiánico de
Macpherson y el ejemplo directo de Gerstenberg, las odas bárbaras en las cuales
introdujo la mitología nórdica. Casado por segunda vez en 1791 con Juana Isabel
von Winthem, sobrina de Meta, Klopstock pasó los últimos años de su vida en
Hamburgo, envuelto en polémicas con Goethe, Kant y Federico el Grande, pero
ajeno ya a un ambiente poético del que, sin embargo, había sido uno de los más
influyentes predecesores.
La Mesíada
La edición completa de La Mesíada no llenó las esperanzas
iniciales; sin embargo, aun cuando en conjunto le perjudique la absoluta
carencia de ímpetu, de relieve plástico en los personajes y de unidad en la
estructura de la vasta composición, la obra resulta eficaz por su amplia
escenografía y, sobre todo, por su musicalidad, y sugestiva por el sentimiento
de lo divino que en ella abunda y que la eleva en ciertos momentos a niveles
realmente admirables. Compuesto por veinte cantos en hexámetros, el poema se
puede decir terminado en 1777, pero la edición definitiva lleva la fecha de
1781.
La obra empieza la noche después de la entrada triunfal de
Jesús en Jerusalén; en el Huerto de Getsemaní, Cristo se prepara, orando, a
cumplir el sacrificio para la redención de la humanidad. Ángeles y demonios en
el cielo y en la tierra preparan el drama de la pasión y muerte del Mesías.
Mientras Satanás pronuncia su condena, el ángel rebelde Abbadón no consiente en
ella y será un testigo contrito de toda la Pasión. Los hombres, actores del
drama del Calvario, se mueven sostenidos por el propio ángel o por el propio
demonio, mientras el Mesías sufre el tormento del alma. Tiene lugar la última
cena y los sacerdotes deciden dar muerte a Jesús.
El canto V, que describe a Jehová como juez la humanidad y
al Redentor que se dobla bajo la inmensa carga de los pecados del mundo, es uno
de los más bellos. Callan los demonios y cantan himnos de gloria los ángeles.
Siguen los cantos de la Pasión hasta el X de la Crucifixión, muy conmovedor,
donde Klopstock hace mover alrededor de la cruz todas las almas, desde las
todavía no juzgadas que aguardan con horror su próximo juicio a las que
continúan esperando la propia encarnación. Los últimos diez cantos tratan del
Redentor triunfante, hasta su aparición en el Monte Tabor, juez de cada uno de
los hombres. Sigue la bajada de Jesús al infierno, donde cumple la eterna
condena, para elevarse más tarde al cielo, llevando a los elegidos hacia las
beatitudes paradisíacas. Cristo muestra a Adán algunas escenas del Juicio
Universal, aparece ante los discípulos y en el último canto sube al cielo y se
sienta a la diestra del Padre. Son bellísimas en el poema las figuras de Eva y
María, símbolos del sentimiento maternal, aunque no tengan, en la estructura
exquisitamente lírica del poema, un relieve ni una precisa fisonomía que quizá
las humanizaría demasiado.
La aparición del poema fue un verdadero acontecimiento en el
mundo literario y religioso de su tiempo, tanto porque representó la expresión
de una fe intensa, lejos de dudas y nieblas filosóficas, como porque estilísticamente
el autor hizo del hexámetro un metro puramente alemán dando nuevo vigor a la
lengua poética. Hacia el fin de su vida sintió Klopstock que le empezaba a
fallar la unión espiritual con la nueva generación; ya los románticos, los
Schlegel, Tieck y todos los renovadores y partidarios de Schleiermacher y de
Novalis perdieron el contacto con este poema; sin embargo, sigue representando
una curva decisiva en la literatura alemana y bastaron pocos decenios para que
fuese revalorizado tanto en su importancia histórica como en su valor político.
Odas
Compuestas de 1747 en adelante y reunidas por Klopstock en
primera edición en 1771, sólo fueron publicadas en colección completa después
de la muerte del poeta. La Odas constituyen la más alta expresión de su poesía,
y, al mismo tiempo, la obra poética más profunda y renovadora de la Alemania
anterior a Goethe. Al nuevo carácter grave y noble del contenido (el amor puro,
la amistad, la religión, la patria, la naturaleza, y, asimismo, el deporte,
como el patinaje sobre hielo) unen una dignidad formal que, dejando los
complicados, vanos y afectados juegos de la tendencia anacreóntica, se expresa
en metros clásicos procedentes de Horacio y de los poetas griegos, o bien,
cuando tales formas podían parecer demasiado rígidas para un canto más elevado,
en versos libres según el ejemplo de Píndaro (cuya métrica, en realidad, no
comprendió Klopstock, ni tampoco ninguno de sus contemporáneos).
Por su contenido y por su fuerza creadora de la lengua,
Klopstock abrió a la lírica nuevos caminos, reconociendo que "poetizar es
confesarse" y vertiendo en sus odas su propia esencia espiritual. Sus odas
expresan sus sentimientos religiosos, patrióticos, su culto a la naturaleza, su
entusiasmo por la amistad, su desgraciado amor por Sofía Schmidt en la oda
"A Fanny", su feliz amor por Meta Moller, la esposa tempranamente
muerta, en "Cidli". Dos de sus poesías menores, exquisitas, fueron
traducidas por Carducci: "Tumbas precoces" ("Die frühen
Gräber") y "Noche de estío" ("Sommernacht"), en la que
las noches de luna, cantadas con una gracia que supera a la de la literatura
contemporánea inglesa, despiertan en el poeta la melancólica nostalgia de las
personas queridas precozmente desaparecidas, la mujer y el amigo. Aun donde
Klopstock se mueve entre las imágenes tradicionales del rococó, como en
"Guirnalda de rosas" ("Rosenband"), famosa por la música de
Schubert, en la que la amada durmiente está ligada con guirnaldas de flores,
llega a superar la tradición muerta introduciendo el sentimiento inefable.
Klopstock alcanzó las cimas más altas en sus odas
religiosas, que se aproximan a los pasajes en forma de himno de la Mesíada. En
dos de ellas se une el culto de Dios con el de la naturaleza en una
grandiosidad de pathos que después únicamente fue superada por Schiller:
"Al Omnipresente" ("Dem Allgegenwärtigen"), en la que el
poeta, "con sagrado estremecimiento", ve un símbolo del Eterno en
cada fenómeno de la naturaleza; y "Celebración de la Primavera"
("Frühlingsfeier"), una sinfonía de imágenes a veces atrevidas en las
que revive la creación desde las más pequeñas y humildes criaturas a las más
grandes manifestaciones de la naturaleza. Es famosa la descripción del
temporal, en el que se revelan la presencia, la omnipotencia y la bondad de
Jehová con tal viveza de representación que Goethe, para expresar la emoción de
Werther y Lotte frente a un espectáculo parecido, les hace pronunciar una sola
palabra: "¡Klopstock!".
Bastante popular es la oda "El patinaje"
("Der Eislauf"), a propósito de la cual el mismo Goethe, en Poesía y
Verdad, expresó su gratitud a Klopstock, "el hombre que con su impulso
espiritual ennoblece y dignifica todas las acciones terrenas". En esta
bella oda el poeta, que ejercitó tal deporte hasta muy tarde, exalta "el
arte de Thialf", recientemente descubierto, como fuente de puras y sanas
alegrías. La oda "El lago de Zurich" ("Der Züricher See")
canta una excursión en barca en compañía de amigos y amigas durante la estancia
del joven Klopstock junto a Bodmer en 1750. En el encanto del paisaje se
exaltan los mejores sentimientos de lo bello, del amor, de la patria, de la
gloria, pero el más dulce de todos es el de "sentirse amigo entre los
brazos de un amigo".
Entre las odas patrióticas, "El canto de batalla"
("Schlachtgesang") funde el entusiasmo patriótico con el sentido de
la omnipotencia divina. Las odas de la última época ya no tienen el impulso de
las odas juveniles y son a veces frías, artificiosas y oscuras. No se puede
negar que, en algunas de ellas, la uniformidad del tono elegíaco o patético y
la sucesión de elevados sentimientos, elevados pensamientos y elevadas palabras
admirativas convierte la poesía en una nueva retórica. Sorprende un poco la
creciente tendencia del poeta a sustituir los conocidos símbolos de la
mitología clásica por los nombres de la mitología germánica, como en
"Wingolf", originariamente titulada "A mis amigos". De
todos modos, la influencia ejercida por Klopstock con sus odas y con sus ritmos
libres sobre las sucesivas generaciones germánicas fue inmensa, hasta el punto
de que Goethe y especialmente Schiller se inspiraron en él para su lírica
intelectual.
A continuación, recordamos a Friedrich Gottlieb Klopstock,
con el poema Das Rosenband, con música de Richard Strauss, en la versión de Elisabeth Schwarzkopf, junto a la Orquesta
Sinfónica de Londres, dirigida por George Szell.