Magda Olivero nació en Saluzzo, Italia, el 25 de marzo de
1910 y murió en Milán, Italia, el 8 de septiembre de 2014. Soprano.
Sus primeros profesores encontraron su voz deficiente, pero no
obstante perseveró, y continuó sus estudios con Luigi Gerussi.
En 1932 debutó,
en la Radio de Turín, con el Oratorio I misterio dolorosi de Nino Cattozzo. Actuó de manera creciente hasta 1941, en que se casó y se retiró de los
escenarios.
Volvió 10 años después, a petición de Francesco Cilea, para que cantara
el papel protagonista de su ópera Adriana Lecouvreur, lo que marcó el regreso a
los principales teatros de ópera del mundo.
Entre sus mejores roles protagónicos
se destacan, además de Adriana Lecouvreur, el de Iris, Fedora, La Bohème, La
fanciulla del West, La Traviata, La Wally, Madama Butterfly, Manon Lescaut,
Mefistófeles, Francesca da Rimini y Turandot.
En 1975, luego de 20 años de una carrera internacional
exitosa, debutó en el Metropolitan Opera House de New York, con una sensacional
interpretación de Tosca que fue coronada con una ovación de veinte minutos.
Entre sus grabaciones de estudio se destacan, su
interpretación de Liu, en la ópera Turandot de Giacomo Puccini de 1938, Fedora de
Umberto Giordano y fragmentos de Francesca da Rimini de Riccardo Zandonai en 1969. Continuó cantando música religiosa, y en la década de 1980 grabó
algunas arias.
Sus últimas actuaciones tuvieron lugar en marzo de 1981 en
la ópera La voz humana de Francis Poulenc, anteriormente cantó La visita de la
vieja dama de Gottfried von Einem. Así, coronó una carrera de medio siglo en
los escenarios líricos.
Como Maria Callas y Leyla Gencer, tuvo la capacidad innata
de dominar drama y música de manera uniforme y transformándola en una de las
más grandes artistas líricas de todos los tiempos.
A continuación, recordamos a Magda Olivero, con el aria E
strano...Sempre libera, de la ópera La Traviata de Giuseppe Verdi, en un
registro realizado en Nápoles, en 1964.