Giudita Pasta, la soprano que estrenó Beatrice di Tenda |
Beatrice di Tenda, es una ópera trágica en dos actos con música de Vincenzo Bellini y libreto de Felice Romani, basada en el drama homónimo de Carlo Tedaldi-Fores. Fue estrenada el 16 de marzo de 1833 en el Teatro La Fenice de Venecia, con Giuditta Pasta en el rol principal.
El coro tiene una
parte más importante aquí que en las óperas anteriores de Bellini, no sólo
comentando la acción sino aconsejando y reconfortando a los protagonistas, en
la verdadera tradición del drama clásico griego.
Fue la mejor
interpretación de Pasta en el rol titular que superó la hostilidad del público
hacia la pieza, y fue la única de las óperas de Bellini que la partitura fue
publicada completa en su vida.
A continuación, la ópera Beatrice di Tenda, de Vincenzo Bellini, en la versión de Edita Bruberova como Beatrice di Tenda, Michael Volle es Filippo Maria Visconti, Stefania Kaluza canta el papel de Agnese del Maino, Raúl Hernándes interpreta a Orombello, Miroslav Christoff en el rol de Anichino, Boguslaw Bidzinsky es Rizzardo del Maino, junto al Coro y la Orquesta de la Opera de Zurich, dirigida por Marcello Viotti.
La ópera narra un
episodio de la vida de Beatrice Lascaris, viuda de Facino Cane, casada en
segundas nupcias con Filippo Maria Visconti, en el Milán del siglo XV. Filippo
se había cansado de su esposa Beatrice; ella lamenta su impetuoso matrimonio
con él después de la muerte de su primer esposo, un matrimonio que ha sometido
a ella y a su pueblo al poder tiránico del duque.
Acto I
Filippo acude a
un baile en el castillo Binasco en Italia, ensombrecido como es habitual por el
siniestro Rizzardo. Está cansado con todo el mundo que rinde ocediencia a su
esposa. Sus cortesanos le dicen cuánto simpaltizan con él, y sugiere que los
servidores de Beatrice están todos conspirando contra él.
Se oye bella
música de arpa. Agnese, el objeto actual del deseo de Filippo, canta desde
lejos que la vida está vacía sin amor. Filippo se hace eco de sus pensamientos
y afirma cuánto la ama; ella no tiene igual. Sus cortesanos de nuevo simpatizan
con él y lo animan a aprovechar el momento. Agnese desaparece y se marchan
odos. Luego reaparece Agnese, esta vez cantando por Orombello. Misteriosamente,
ella desea que su corazón lo guía hasta sus brazos y el objeto de su deseo
aparece. Orombello dice que él no sabe dónde está o por qué está allí.
Reconfortado por Agnese, empieza a relajarse y está conforme en que él está
profundamente enamorado y, cuando le preguntan por una carta, le muestra a ella
la que él porta. La carta a la que se refiere es una de las muchas que él ha
escrito a Beatrice y no la que Agnese ha enviado a él.
Beatrice entra en
uno de sus lugares secretos con sus damas. Es feliz, pero pronto pierde su
aplomo y lamenta cuán desencaminada ha sido por casarse con el maligno duque
Filippo. Cuando todos se van a ir, Filippo los ve a lo lejos y, creyendo que
ella le está eludiendo, exige que ella vuelva. Los dos se acusan y se enfurecen
entre si, con Filippo presentando algunos papeles robados del apartamento de
Beatrice.
En otra escena,
los soldados de Filippo discuten su silencio. Beatrice entra llevando un
retrato de su amado esposo difunto, Facino. Ella lamenta que todos la han
abandonado cuando entra Orombello protestando que él no lo ha hecho.
Excitadamente, le habla a ella de sus planes de reunir tropas y ayudar a
liberarla. Ella le dice que no es muy experto en asuntos de seguridad.
Asombrado, Orombello protesta su amor e, incluso cuando se lo ruegan, no
dejarán su presencia; en lugar de ello, se arrodilla en frente de ella, momento
en el que Agnese y Filippo entran y acusan a los dos traidores de tener un lío.
Todo el mundo se une ahora con acusación, contra acusación, ataque y defensa.
Filippo hace que arresten a la pareja — para ser enjuiciados por adulterio.
Acto II
Los cortesanos averiguan
la terrible tortura que ha sido aplicada a Orombello. Luego, la corte es
reunida y Filippo presenta el caso para la acusación. Traen a Beatrice a
rastras, y ella protesta de que el tribunal carece de jurisdicción. Después
llevan a Orombello y, después de buscar desesperadamente el perdón de Beatrice,
proclama su inocencia. Beatrice recupera su voluntad de vivir y algo en su
habla conmueve el corazón de Filippo. Anuncia que la sentencia debe demorarse.
El tribunal indica que la tortura debe continuar hasta que se diga la verdad.
De nuevo, Filippo cambia de idea y, apoyando la decisión del tribunal,
considera que es precisa más tortura. El tribunal se disuelve.
Filippo y Agnese,
lleno de remordimiento, se quedan a solas y Agnese, dándose cuenta de que las
cosas han ido más lejos de lo que ella esperaba, ruega a Filippo que retire los
cargos; pero Filippo, no deseando parecer débil, rechaza la idea.
Filippo ahora
pasa por diversos tormentos y está obviamente enamorado todavía de Beatrice.
Justo cuando había decidido retirar los cargos, llegan los hombres que aún son
leales al difunto condotiero Facino, para invadir el castillo. Como resultado,
Filippo firma la sentencia de muerte, e intenta justificarse ante el pueblo,
culpando a Beatrice.