El barbero de Sevilla o La precaución inútil, es una obra de teatro en cuatro actos de Pierre-Augustin de Beaumarchais. Fue representada por primera vez el 23 de febrero de 1775 en la Comédie-Française del Palacio de las Tullerías en París. Es la primera parte de La trilogía de Fígaro. La completan Las bodas de Fígaro de 1778, llevada a escena en 1784, y La madre culpable de 1792. El argumento está inspirado en La escuela de las mujeres, de Molière, que a su vez se inspiró en una obra de Paul Scarron, y en la obra El celoso extremeño de Miguel de Cervantes.
El conde de Almaviva, enamorado de Rosina está dispuesto a
arrebatársela a Bartolo, su viejo tutor, que la pretende para casarse. Disfrazado
intenta llevar a cabo su plan y se encuentra con Fígaro, un antiguo criado suyo
que lo ayudará a cumplir sus deseos.
El barbero de Sevilla fue adaptada dos veces a la ópera. El
primera fue la de Giovanni Paisiello en 1782, y la segunda, la de Gioachino
Rossini en 1816. Las bodas de Fígaro, inspiró la ópera Le nozze di Figaro con
música de Wolfgang Amadeus Mozart, y estrenada en Viena en 1786.
El barbero de Sevilla, título original en italiano, Il
barbiere di Siviglia, es una ópera bufa en dos actos con música de Gioachino
Rossini y libreto en italiano de Cesare Sterbini, basado en la comedia del
mismo nombre de Pierre-Augustin de Beaumarchais. Su título original era
Almaviva, o sea la precaución inútil, para distinguirla de El barbero de
Sevilla de Paisiello. El estreno, tuvo lugar el 20 de febrero de 1816, en el
Teatro Argentina de Roma. Es una de las grandes obras maestras de la comedia
dentro de la música. Pasaron más de 200 años de su estreno, y su permanencia en
la escena atestigua su grandeza.
A continuación, recordamos el estreno de la ópera El barbero
de Sevilla, de Gioachino Rossini, en la versión de Vasselina Kasarova como Rosina,
Manuel Lanza en el rol de Fígaro, Reinaldo Macias como Almaviva, Nikolái
Ghiaúrov en el papel de Basilio, Carlos Chausson interpretó a Bartolo, Valeri
Murga es Fiorillo, y Peter Kalmán interpreta a un Oficial, junto al Coro y la
Orquesta de la ópera de Zürich, dirigida por Nello Santi.
Plaza enfrente de la casa del doctor Bartolo, en Sevilla
En una plaza pública en las afueras de la casa del viejo
doctor Bartolo, una banda de música y un pobre estudiante llamado Lindoro están
dando una serenata, sin resultado, ante la ventana de Rosina (Ecco ridente in
cielo - "Aquí, riendo en el cielo"). Rosina es una pupila del doctor
y este quiere casarse con ella. Lindoro, quien en realidad es el joven Conde
Almaviva disfrazado, espera conseguir que la bella Rosina le ame por sí mismo y
no por sus títulos o su dinero. Almaviva paga a los músicos cuando se marchan,
quedando él entristecido y solo.
Fígaro, que presume de ser el barbero más famoso de Sevilla
y de que eso le abre todas las puertas, se acerca cantando (Aria: Largo al
factotum della città - "Abrid paso al factótum de la ciudad").
Aprovechando que Fígaro fue en el pasado sirviente del Conde, le pide ayuda
para encontrarse con Rosina, ofreciéndole dinero en caso de que logre
arreglarlo. (Dúo: All'idea di quel metallo - "A la idea de aquel
metal"). Fígaro aconseja al Conde que se disfrace de soldado borracho,
para que le sirva de pretexto para que el doctor Bartolo le dé alojamiento en
su casa amparándose en la obligación legal que recaía sobre los ciudadanos de
acoger a las tropas cuando estas se desplazaban. Fígaro es generosamente
recompensado por esta sugerencia.
Casa del doctor Bartolo
La escena comienza con la cavatina de Rosina: Una voce poco
fa - "Una vocecita hace poco". Rosina escribe una carta a Lindoro.
Conforme está abandonando la habitación, entran el Dr. Bartolo y D. Basilio, un
profesor de música. Este le cuenta sobre la llegada a Sevilla del conde de
Almaviva enamorado en secreto de Rosina. Bartolo sospecha del Conde y pretende
firmar el acta de casamiento con Rosina ese mismo día, y Basilio le aconseja
que se quite de en medio al conde creando rumores falsos sobre él.
Cuando los dos se han ido, entra Fígaro a la casa y se
entrevista con Rosina. Fígaro le pide a Rosina que escriba una carta a Lindoro
y él se la hará llegar. (Dúo: Dunque io son…tu non m'inganni? - "Entonces
yo soy la que... ¿no me estás engañando?"). Aunque sorprendida por
Bartolo, Rosina consigue engañarlo, pero él sigue sospechando. (Aria: A un
dottor della mia sorte - "A un doctor como yo").
Conforme la sirvienta del Dr Bartolo, Berta, intenta
abandonar la casa, se encuentra con el Conde disfrazado de soldado ebrio.
Temiendo a este borracho, Berta se apresura a acudir donde Bartolo en busca de
protección e intenta alejar al supuesto borracho, pero no lo logra. El Conde
consigue unas palabras con Rosina, susurrándole que es Lindoro y le entrega una
carta. El vigilante Bartolo sospecha y exige saber qué es esa pieza de papel en
las manos de Rosina, pero ella le engaña entregándole la lista de la
lavandería. Bartolo y el Conde empiezan a discutir y, cuando Basilio, Fígaro y
Berta aparecen, el ruido atrae la atención del oficial de la guardia y sus
hombres. Bartolo cree que el Conde ha sido arrestado, pero Almaviva solo tiene
que mencionar su nombre al oficial para quedar en libertad. Bartolo y Basilio
están asombrados y Rosina se burla de ellos. (Final: Fredda ed immobile -
"Fría e inconmovible").
Acto II
Casa del Doctor Bartolo
Almaviva de nuevo aparece en casa del Doctor, esta vez
disfrazado como alumno de canto y pretendiendo actuar como un sustituto de su,
supuestamente, enfermo maestro Basilio, habitual maestro de música de Rosina.
Inicialmente, Bartolo sospecha, pero permite a Almaviva entrar cuando el Conde
le da la carta de Rosina. En ella describe el plan de Bartolo de desacreditar a
Lindoro quien él cree que es un sirviente del Conde y pretende conseguir mujeres
para su amo. Para no dejar a Lindoro solo con Rosina, el Doctor Bartolo hace
que Fígaro le afeite. (Quinteto: Don Basilio! — Cosa veggo! - "¡Don
Basilio! — ¿Qué veo?").
Cuando Basilio aparece de repente, le sobornan con una bolsa
de Almaviva para que se finja enfermo. Finalmente Bartolo detecta el truco,
echa a todo el mundo de la habitación y se apresura a ir a un notario para
redactar el contrato de matrimonio entre él y Rosina. También muestra a Rosina
la carta que ella escribió a "Lindoro", y la convence de que Lindoro
es meramente un servidor de Almaviva.
La escena queda vacía mientras la música crea una tormenta.
El Conde y Fígaro suben por una escalera hasta el balcón y entran en la
habitación por la ventana. Rosina muestra la carta a Almaviva y expresa sus
sentimientos. Almaviva revela su identidad y los dos se declaran su amor.
Mientras Almaviva y Rosina están absortos el uno en el otro, Fígaro les urge
que se marchen. Se oye a dos personas que se acercan a la puerta, e intentando
escapar por la escalera, se dan cuenta de que la han quitado. Los que se
acercan son Basilio y el notario. Basilio tiene que elegir entre aceptar un
soborno y ser testigo o recibir dos balas en la cabeza (una elección fácil,
dice él). Él y Fígaro firman como testigos el contrato de matrimonio entre el
Conde y Rosina. Bartolo entra pero es demasiado tarde. El aturdido Bartolo (que
era quien había quitado la escalera) queda tranquilo cuando le permiten
quedarse con la dote de Rosina.